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  1. Podrá nublarse el sol eternamente;
    Podrá secarse en un instante el mar;
    Podrá romperse el eje de la tierra
    Como un débil cristal.
    ¡todo sucederá! Podrá la muerte
    Cubrirme con su fúnebre crespón;
    Pero jamás en mí podrá apagarse
    La llama de tu amor.



    Gustavo Adolfo Bécquer
    A Amarilys le gusta esto.



  2. LA mariposa volotea
    y arde —con el sol— a veces.

    Mancha volante y llamarada,
    ahora se queda parada
    sobre una hoja que la mece.

    Me decían: —No tienes nada.
    No estás enfermo. Te parece.

    Yo tampoco decía nada.
    Y pasó el tiempo de las mieses.

    Hoy una mano de congoja
    llena de otoño el horizonte.
    Y hasta de mi alma caen hojas.

    Me decían: —No tienes nada.
    No estás enfermo. Te parece.

    Era la hora de las espigas.
    El sol, ahora,
    convalece.

    Todo se va en la vida, amigos.
    Se va o perece.

    Se va la mano que te induce.
    Se va o perece.

    Se va la rosa que desates.
    También la boca que te bese.

    El agua, la sombra y el vaso.
    Se va o perece.

    Pasó la hora de las espigas.
    El sol, ahora, convalece.

    Su lengua tibia me rodea.
    También me dice: —Te parece.

    La mariposa volotea,
    revolotea,
    y desaparece.



    Pablo Neruda


  3. Yo no quiero morirme sin saber de tu boca.
    Yo no quiero morirme con el alma perpleja
    sabiéndote distinto, perdido en otras playas.

    Yo no quiero morirme con este desconsuelo
    por el arco infinito de esa cúpula triste
    donde habitan tus sueños al sol de mediodía.

    Yo no quiero morirme sin haberte entregado
    las doradas esferas de mi cuerpo,
    la piel que me recubre, el temblor que me invade.

    Yo no quiero morirme sin que me hayas amado.



    Elsa López
    Te gusta esto.


  4. Te quiero.

    Te lo he dicho con el viento,
    jugueteando como animalillo en la arena
    o iracundo como órgano impetuoso;

    Te lo he dicho con el sol,
    que dora desnudos cuerpos juveniles
    y sonríe en todas las cosas inocentes;

    Te lo he dicho con las nubes,
    frentes melancólicas que sostienen el cielo,
    tristezas fugitivas;

    Te lo he dicho con las plantas,
    leves criaturas transparentes
    que se cubren de rubor repentino;

    Te lo he dicho con el agua,
    vida luminosa que vela un fondo de sombra;
    te lo he dicho con el miedo,
    te lo he dicho con la alegría,
    con el hastío, con las terribles palabras.

    Pero así no me basta:
    más allá de la vida,
    quiero decírtelo con la muerte;
    más allá del amor,
    quiero decírtelo con el olvido.



    Luis Cernuda
    Te gusta esto.
  5. Camino lentamente por la senda de acacias,
    me perfuman las manos sus pétalos de nieve,
    mis cabellos se inquietan bajo céfiro leve
    y el alma es como espuma de las aristocracias.

    Genio bueno: este día conmigo te congracias,
    apenas un suspiro me torna eterna y breve...
    ¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?
    En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.

    Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego,
    dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,
    llenóseme la boca de mieles perfumadas.

    Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío
    mucho temo volverme corriendo al caserío
    prendidas en mis labios mariposas doradas.


    Alfonsina Storni
    Te gusta esto.
  6. Te habrás preguntado por qué no desisto
    por qué al destino rapaz opongo mi empeño
    por qué aun en la distancia persisto
    por qué al vacío desdeño

    Y es tan simple la respuesta
    que flota en el aire como bruma
    que te toca como suave pluma
    o quizás hiere o quizás infesta

    Insisto porque te quiero
    en la oscuridad que la noche acoge
    en los destellos que anuncian al alba
    Insisto porque sincero
    el corazón guarda tu roce
    y a mis vacíos llenas de calma.

    Persisto porque me gusta
    cuando caminas y el paso detienes
    cuando ríes y cuando te afanas
    Persisto porque eres mi hostia
    porque ciclas mis vaivenes
    porque eres fresca brisa temprana

    Insisto porque te adoro
    como al mar calmo y tempestuoso
    como al viento libre y vehemente
    porque con el alma entera añoro
    el ritmo de tu beso cadencioso
    y como Venus define tu vientre

    Persisto porque es tu presencia
    el polen que fecunda mi verso
    la chispa que enciende mi mente
    lo hago porque no hay diferencia
    entre el centro de mi universo
    y cuando me miras fijamente

    Insisto porque bendigo
    cada segundo que al tiempo he robado
    y cada línea que aquí te evoca
    insisto porque es precisamente contigo
    que me siento liberado
    toda vez que mis labios encuentran tu boca
    más si venciera la adversidad
    si marchitara esta bella flor
    o si menguara en su apogeo
    por el néctar de tu feminidad
    si algún día muere el amor
    quedará latente el deseo

    Porque me gustas en todo sentido
    como la tarde y el amanecer
    dan color al firmamento
    porque vivo inmensamente seducido
    por tus líneas en las que me he de perder
    mujer, me gustas en todo momento.

    Y con estos versos he de querer
    regalarte apasionado en mis saetas
    con dulzura y humildad
    lo único que podemos a las musas ofrecer
    y lo único a que aspiramos los poetas
    la eternidad


    César Aching Samatelo
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  7. ese poeta que nació en mi tierra,
    que escribió al mar
    y a las estrellas,
    que navegó los mares
    para inspirar su pluma,
    para buscar la musa
    que guiara sus letras.
    A ese poeta que le gritó al viento
    todo el amor en cien sonetos,
    que se inspiró en la vida
    de su humilde pueblo,
    que murió de pena al verlo muerto.
    A ese poeta de la Isla Negra
    que recorrió el mundo
    sin olvidar su tierra,
    a ese capitán de aquellos versos
    que lo casó la luna
    rodeada de estrellas.
    A ese poeta le debo estos versos,
    a ese gran hombre
    dedico estas letras.

    Teresa Aburto Uribe
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  8. Mía: así te llamas.
    ¿Qué más armonía?
    Mía: la luz del día;
    Mía: rosas, llamas.
    ¡Qué aromas derramas
    en el alma mía
    si sé que me amas,
    oh Mía!, ¡oh Mía!
    Tu sexo fundiste
    con mi sexo fuerte,
    fundiendo dos bronces.
    Yo, triste; tú triste...
    ¿No has de ser, entonces,
    Mía hasta la muerte?

    Rubén Darío
    A ti y a Gustavo Cervantes les gusta esto.

  9. Estoy pensando en ti cuando no pienso
    que estoy pensando en ti, cuando quisiera
    no tener que pensar para sentirme
    de tu lejano corazón más cerca.

    Más cerca de esa pura lejanía
    íntimamente clara de tu ausencia:
    de ese rastro de luz que tu recuerdo
    enciente en mí cuando de mí se aleja.

    ----

    Me acercaré de nuevo a tu tristeza
    como a una misteriosa melodía
    que le da al corazón su resonancia
    de música infinita.

    Y volveré a sentir cuando me mires,
    callada y pensativa,
    que apagas con tus ojos al mirarme
    el sueño de mi vida.


    José Bergamín
    A ti, Amarilys y columpio rosa les gusta esto.