1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Llora en silencio mi alma solitaria,
    excepto cuando está mi corazón
    unido al tuyo en celestial alianza
    de mutuo suspirar y mutuo amor.

    Es la llama de mi alma cual lumbrera,
    que brilla en el recinto sepulcral:
    casi extinta, invisible, pero eterna...
    ni la muerte la puede aniquilar.

    ¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
    no pases, no, sin darme una oración;
    para mi alma no habrá mayor tortura
    que el saber que olvidaste mi dolor.

    Oye mi última voz. No es un delito
    rogar por los que fueron. Yo jamás
    te pedí nada: al expirar te exijo
    que vengas a mi tumba a sollozar.



    Lord Byron

  2. En su fondo mi alma lleva un tierno secreto
    solitario y perdido, que yace reposado;
    mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,
    como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.

    Ardiendo en lenta llama, eterna pero oculta,
    hay en su centro a modo de fúnebre velón,
    pero su luz parece no haber brillado nunca:
    ni alumbra ni combate mi negra situación.

    ¡No me olvides!... Si un día pasaras por mi tumba,
    tu pensamiento un punto reclina en mí, perdido...
    La pena que mi pecho no arrostrara, la única,
    es pensar que en el tuyo pudiera hallar olvido.

    escucha, locas, tímidas, mis últimas palabras
    -la virtud a los muertos no niega ese favor-;
    dame... cuanto pedí. Dedícame una lágrima,
    ¡la sola recompensa en pago de tu amor!...



    Lord Byron

  3. Para hallarte esta noche las pupilas distantes,
    he dominado cielos, altamares, y prados.
    He deshecho el sollozo de los ecos perdidos...
    tengo el hondo infinito jugando entre mis manos.

    Siénteme la sonrisa. Es el último sueño
    de una espiga del alba que se unió a mi reclamo...
    Yo quiero que adelantes en espíritu y alas
    mi canción enredada de trinos y de pájaros.

    Te esperaré la vida. Levántame el ensueño.
    Mírame toda en ascuas. Recuéstate en mis labios.
    ¡Tan simple, que en mitades iguales de armonía,
    se rompieran a un tiempo tus lazos y mis lazos!

    Vuélvete la caricia. No quiero que limites
    tus ojos en mi cuerpo. Mi senda es el espacio.
    Recorrerme es huirse de todos los senderos...
    Soy el desequilibrio danzante de los astros.



    Julia de Burgos
  4. Si el hombre pudiera decir lo que ama,
    si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
    como una nube en la luz;
    si como muros que se derrumban,
    para saludar la verdad erguida en medio,
    pudiera derrumbar su cuerpo,
    dejando sólo la verdad de su amor,
    la verdad de sí mismo,
    que no se llama gloria, fortuna o ambición,
    sino amor o deseo,
    yo sería aquel que imaginaba;
    aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
    proclama ante los hombres la verdad ignorada,
    la verdad de su amor verdadero.

    Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
    cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
    alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
    por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
    y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
    como leños perdidos que el mar anega o levanta
    libremente, con la libertad del amor,
    la única libertad que me exalta,
    la única libertad por que muero.

    Tú justificas mi existencia:
    si no te conozco, no he vivido;
    si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.


    Luis Cernuda

  5. Volveré una tarde de septiembre
    con los primeros soles
    y las últimas ballenas,
    caminaré tus playas
    y tus doradas dunas,
    me perderé en la bruma
    de una tarde cualquiera.
    Mi corazón
    no habrá partido entonces,
    será como no haberme ido nunca,
    seré parte de ti otra vez,
    te cantaré mis deseos
    y me dormiré en la humedad
    de tu oleaje blanco,
    en el olor a mar sereno,
    sobre un colchón de caracolas.
    Volveré a caminarte una tarde...
    una tarde como esas tantas
    en que te he dado mi infancia,
    volveré a darte mis sueños,
    mi sonrisa, como tantas mañanas
    y de mis noches,
    las últimas lágrimas.
    Volveré a ti,
    aunque nunca me he ido,
    y seremos otra vez
    cielo y mar...
    arena y espuma...
    profundidad e infinito...



    Teresa Aburto Uribe




  6. Me gusta tu silencio
    cuando miras al cielo,
    ausente del mundo
    soñador y viajero.
    Pareces un jinete
    montado en cada estrella
    recorriendo junto a ellas
    mares azules
    que no has descubierto.
    Me gusta tu mirada
    perdida en el intento
    de crear un mundo tuyo
    azul como el cielo,
    remontando el barrilete
    cargado con tus sueños
    viajas entre nubes
    hacia tus mares secretos.
    Me gusta tu silencio
    y tu mirada... y tus sueños,
    me gusta estar contigo
    para compartir tus secretos,
    porque aunque no los conozca
    siento el mismo deseo,
    de jinetear una estrella
    hacia mares inciertos.


    Teresa Aburto Uribe

  7. Si escuchas una tarde
    la música de las aguas
    de ese mar que te acompaña
    cuando vas a navegar,
    te dirá que alguien te espera
    en la orilla de la playa
    acurrucada en la arena
    que suavemente agita el mar.
    Si escuchas una tarde
    cuando las olas le cantan
    a este puerto generoso
    de los secretos del mar,
    te dirá que alguien te espera
    te dirá que alguien te llama
    te dirá que alguien te observa
    y no te puede alcanzar.



    Teresa Aburto Uribe
    A Amarilys le gusta esto.

  8. Como una vela sobre el mar
    resume ese azulado afán que se levanta
    hasta las estrellas futuras,
    hecho escala de olas
    por donde pies divinos descienden al abismo,
    también tu forma misma,
    ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
    resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
    hasta las nubes sus olas melancólicas.

    Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
    yo, el más enamorado,
    en las orillas del amor,
    sin que una luz me vea
    definitivamente muerto o vivo,
    contemplo sus olas y quisiera anegarme,
    deseando perdidamente
    descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
    hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.



    Luis Cernuda

  9. Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
    hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
    hay ojos que ríen -risa placentera,
    hay ojos que lloran -con llanto de pena,
    unos hacia adentro -otros hacia fuera.

    Son como las flores -que cría la tierra.
    Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
    los que están haciendo -tu mano de hierba,
    me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
    me ríen rientes -risa placentera,
    me lloran llorosos -con llanto de pena,
    desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

    En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
    vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
    en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
    tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.


    Miguel de Unamuno


  10. Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
    por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
    o sobre las estrellas sonreídas de ritmos
    donde mecen su historia tus más hondas miradas.

    Mis pasos desatados de rumbos y fronteras
    no encuentran las orillas que a tu vida se enlazan.
    Busca lo ilimitado mi amor, y mis canciones
    de espalda a los estático, irrumpen en tu alma.

    Apacible de anhelos, cuando el mundo te lleve,
    me doblaré el instinto y amaré tus pisadas;
    y serán hojas simples las que iré deshilando
    entre quietos recuerdos, con tu forma lejana.

    Atenta a lo infinito que en mi vida ya asoma,
    con la emoción en alto y la ambición sellada,
    te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
    por entre oscuras calles, o sobre estrellas blancas.



    Julia de Burgos
    A Ausencio Alvarez le gusta esto.

  11. Parece que fue ayer porque lo miras
    al mirarte en tu sin tiempo presente
    y se cruza en tus miradas de poesía
    donde tus latidos naufragan y vuelve.

    Parece que fue ayer porque lo escuchas
    como si siempre fuera primavera,
    como si viajaras con los ojos de la luna
    y cada noche lo vistieras de estrellas.

    Parece que fue ayer porque lo besas
    en la boca de cada suspiro del corazón,
    donde la ilusión respira y sueña
    la huella de otra ilusión.


    Parece que fue ayer porque te recorre
    la pasión despierta de sus manos
    como la acaricia que te besa y se esconde
    confesando sin tiempo entre tus brazos.


    Autor; Kei= Jose luis

    A Amarilys le gusta esto.


  12. Llénate de mí.
    Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
    Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
    Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,
    Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
    el fugante, el doliente.

    Pero siento tu hora,
    la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
    la hora de las ternuras que no derramé nunca,
    la hora de los silencios que no tienen palabras,
    tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
    tu hora, medianoche que me fue solitaria.

    Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
    Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
    Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
    No, no quiero ser esto.
    Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
    Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
    Así crucificaron mi dolor una tarde.

    Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
    Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
    Debe participar de lo que toca,
    debe ser de metales, de raíces, de alas.
    No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
    no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

    No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
    Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

    No puede ser, no puede ser.
    Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
    Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?
    No puede ser, no puede ser, no puede ser.
    Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

    Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
    De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
    Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada.
    Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
    Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
    Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
    Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.
    Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

    Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
    inundando las tierras como un río terrible,
    desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,
    destrozando,
    quemando,
    arrasando
    como una lava loca lo que existe,
    correr fuera de mi mismo, perdidamente,
    libre de mí, Curiosamente libre.
    ¡Irme, Dios mío, irme!



    Pablo Neruda


  13. No dejes de escuchar el canto oscuro
    que es cadencioso eco
    de la palabra, dilatada sombra
    que cobija el silencio.

    Porque el "decir de amor" de la poesía,
    antes de "trasmutar el pensamiento
    en sueño", es una música que lleva
    otra música dentro.

    Toda forma es la forma de otra forma
    que escapa de si misma para serlo
    y acompasa su paso con el paso
    huidero del tiempo.

    Por eso el corazón, con el latido
    de la sangre, a tu verso
    el da el ritmo sonoro y luminoso
    de su estremecimiento.



    Jose bergamin

  14. Yo no te pido que me bajes
    una estrella azul
    sólo te pido que mi espacio
    llenes con tu luz.

    Yo no te pido que me firmes
    diez papeles grises para amar
    sólo te pido que tú quieras
    las palomas que suelo mirar.

    De lo pasado no lo voy a negar
    el futuro algún día llegará
    y del presente
    qué le importa a la gente
    si es que siempre van a hablar.

    Sigue llenando este minuto
    de razones para respirar
    no me complazcas no te niegues
    no hables por hablar.

    Yo no te pido que me bajes
    una estrella azul
    sólo te pido que mi espacio
    llenes con tu luz.



    Mario Benedetti


  15. Agua solo es el mar, agua es el rió,
    agua el torrente, y agua el arroyuelo,
    pero la voz que en ellos habla y canta
    no es del agua, es del viento.

    Agua es la blanda nieve silenciosa
    y el mudo bloque de cristal de hielo,
    Pero no es agua, es luz la voz que calla
    maravillosamente en su silencio.

    Agua es la nube oscura y luminosa,
    errante prisionera de los cielos,
    Pero su sombra, andando por la tierra
    y el mar, no es agua, es sueño.



    Jose Bergamin