Un canto a Venezuela Así te conozco: como una dulce amante del sol, aferrada a las grandes cordilleras por donde pasa valioso color entre tus venas como aluvión de sangre negra Cálidas tus rojizas mejillas entre amazonas y bellos mares, amiga inquebrantable del exiliado, del que pisa tus afables orillas buscando tu presto amparo Como el turpial abre sus alas así abriste tus fieles brazos y guardaste de caer en pedazos a heroicos hombres por las balas Cuántos valientes de patrias lejanas, extendieron sus manos cuando sus pasos se hundían en la arena, oprimidos por los caudillos y tiranos, sin gloria alguna entre las venas Allí, en tan fértiles tierras dónde la solidaridad es su mejor fruto, allí libraste a Dominicana del luto al recibir en tus lares a nuestro Duarte y otros miles más que tus puertas tocaron Y no los dejaste en el vacío... hallaron perenne socorro y cobijo contra las fauses del zorro caribeño, ese que de nuestra patria se hizo dueño por puro antojo Tu gente de alma buena, de costumbres caribeñas y de ley, de innegable esplendor en sus ojos así como el Araguaney, tan delicada y colorida cual orquídea. De grandes hombres de tu historia, aquella que aún sigues escribiendo con empeño, a pesar de los enemigos levantados, de los detractores locales de la patria y del flagelo llamado tiranía Ostenta tu faz en alto Venezuela querida tan alto cuan las águilas hacen morada y retumbe a viva voz tu gloria erigida al ser del yugo finalmente liberada Tambores redoblantes resuenen con irrefrenable emoción y canta con la voz y el corazón de la gloria de tu libertad la canción.
Todo este escarpado trajín se hace clavos en los ojos, como dulce de lejía para el postre, después de cenar escorpiones Este Valle de espinas, donde la vida se quiebra en tres Y la noche se tupe de lamentos mientras nos esforzamos a lo sumo por complacer al sistema, por no ir contra la corriente de un río atestado de cocodrilos y pirañas Quedarse en la cama es peor, nos duelen los huesos, como si el colchón nos pateara las espaldas, justo despues de darnos un descanso. Pasar la noche bajo las piedras, escondido como hermitaño intolerante a la actualidad, donde se mira solo adelante, como caballos con visera.
Azafranes y romeros, Azahares en tus dedos Muérdeme las venas que pinten añil el sendero y no bermejo Pues añil tengo el alma como la luna pinta el cielo ¡Muérdeme mariposa y déjame flotar en el suelo! Rastríllame los labios con tus alas de esperanzas, como las golondrinas acarician las nubes con el vuelo, con el algodón de tu cabeza ese que llevas por pelo Muérdeme el tambor; toca tus melodías con denuedo y aúnque creas que no puedo Aguantaré tu mordida en el cuello en los labios, en la carne escondida de la que ya no soy su dueño muérdeme fúlgida hoguera con un beso de carbones, en el centro, muérdeme en los rincones Muérdeme en la cuna, en la vida y en el duelo muérdeme mariposa Que sin mordidas ya no quiero
Robarle la inocencia a la tierra con el fiero arado que se unde en su intimidad desnuda, con esperanza de vida y de cupular el futuro, asegurando la expansión de los genes Un acto propio de convivencia entre las antiguas creaturas, para procrear el pan para muchas culturas Y entonces, qué ha pasado con el sexo dispuesto a ser mansillado, con la semilla selecta, con el viril arado? La madre se resigna y se niega a esperar la caricia dispuesta y sincera el detalle apropiado, un pequeño regalo a su fiel traginar
Los dragones ya se escondieron en los algodones plomo Dejaron de rugir hace unas horas y apesar de ello, aún vibran los tambores asustados Heridas dejaron al salir y la sangre cae por la hemorragia de la tarde, Las luces apagadas en la boca y en los dientes todo es diferente en la bruma sin pan, ni aguardiente La sangre corre río abajo y cubre los callejones de las manos por donde se escapa el tiempo si se escapan los dragones otra vez... no habrá esperanza para los algodones, se desangraran toda la noche Como tantas otras noches sobre los callejones y las manos sin tiempo y sin boca ni dientes, ni pan, ni aguardiente
Nuestros anhelos de entonces naufragan en la arena, como pirámide que se hunde en el olvido Ignorar aquello, lo vivido entre sábanas y versos, palabras hoy sin sentido; aleteos que yacieron presos Los espejos se quiebran en mil pesados en la playa, enterrados por la espuma de un delfín dormido Hoy bien puedes reír Sí... Puedes. Mas, si hubo algo más que Caricias finjidas y gestos al viento una sombra bajo el maquillaje surgirá tras tu sonrisa.
Se escuchan los truenos en los oídos sordos, voces del silencio claman bajo las luces boreales eléctricas Se acrecentan entre las horas picos de cigüeñas, sin esperanzas envueltas en pañuelos; Como canto de ranas bajo las lágrimas del cielo, Croan, gimen y braman y, a caso, no hay oído que escuche y ojos que vean las tetas sin leche, los labios secos y cenizos La luz de alto cambia y el claxon se agita dejando el smog de cortina de escape Las voces del silencio gritan auxilio! ayuda! siguen sordos los oídos? o enmudecieron las voces?
Hermoso vestido de sal con ondulaciones cuales unicornios galopando, llevados por el travieso viento Inquieta la mirada, el manto de azares brota sonoro e irrumpe la inersia de tus venas Vestirse de sal, cubrirse de esencia ser, mirando tus impetuosos latidos de mariposa Sal en tus besos, en tu aroma y en las blancas palomas volando alegres sobre las mareas.
Por tanto reflejarme en el reflejo de tus ojos, hoy me sé de ti enamorado Espero Sentir no sea pecado y si este Sentir merece penitencia, que me perdone Dios La imprudencia de saberme de ti enamorado, como me siento Hoy y, mañana y creo que después Si este anillo lo pones en tu dedo y el sí más bello me entregas hoy
Letras unidas como dedos de una mano hermanas que cantan una nueva canción La sal de mi alma el salero de mi corazón la noche estrellada la amante fiel Las palomas dormidas En su ingravidad perpetua Los ríos sangrantes Las flores y la arena los rizos del mar envueltos en espumas La viuda entre negro la virgen callada la amante dormida El niño con hambre la tierra herida en los pies descalzos del campesino en sollozo. La sal de la poesía.