1. Guest, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

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  1. `
    Ayer
    sabíamos -y solíamos-
    entrar
    y navegar
    dentro de las botellas.

    Entornábamos las alas
    si el cielo desteñía.

    No fue extraño desmembrar
    el nombre de las cosas
    ni filosofar con el humo
    dócil y franjiazul
    de las almohadas.

    Sabíamos también
    cómo vengarnos de las banderas,
    extraviar el corazón
    sobre el himno de las moscas.
    Embestir las rocas
    con la elegancia de las sirenas,
    y llenarnos los ojos
    en reconvertibles
    nostalgias de futuro.

    No fue tan extraño inventar
    arrecifes a nuestra medida
    y vomitar sobre ellos
    las playas y las medusas
    de noches vueltas del revés.
    Y no lo fue
    sobornar Mary Poppins
    con dos rayas y un sol
    bajo el niki empapado
    en aquellos baños
    de otras y empapadas vidas.

    Y algún día lloramos chimeneas
    y reivindicamos aquel gazapo
    arrebatado y abandonado
    por nuestros mayores
    en el valle de las águilas.

    En definitiva, éramos casi felices
    como golondrinas borrachas de primavera,
    como un coro de arco iris
    ronroneando
    entre dos tormentas...

    (La poesía vino con la resaca)

    ¿Sabes, cariño,
    que una buena felación
    es capaz de cambiar el rumbo
    de la historia?

    ¡Y ya no digamos
    un beso en los labios
    de despedida,

    en silencio...

    bajo la lluvia!


    ______
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  2. `
    Ella dibuja Andrómeda
    con el pincel de su dedo índice
    sobre la aterciopelada llanura de su vientre
    con la tinta tibia (y sin colorantes
    artificiales) de mi semen.

    La cerveza moribunda estrena su danza ácrata
    y se expande como un aguacero amargo
    y feliz sobre la sábana, desde la altitud
    relativa y por la atemporal curvatura
    de nuestros cuerpos hoy perfectos.

    El filtro del cigarrillo funde nuestras salivas
    en un acto conspirativo, kamikaze
    -y de efímero amor- con el beneplácito
    de todas las leyes universales vigentes.

    De nuevo
    mis dedos hundiéndose belicosamente en sus nalgas.
    Sus uñas surcan felinas mi espalda.

    (La luz del alba rompe los cristales)

    En la tele muda
    los simios inteligentes diseñan
    su venganza justa.

    -Me llamo Neus (y soy barcelonesa e independentista)

    -¡Y yo te regalo Madrid entero y un café
    antes de que los U2 digan
    a través de este viejo y expectante radio CD
    su última palabra!


    ______
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  3. ´
    Ahora que sé que los dueños del mundo conocen
    los entresijos y aristas de mis personalidades secretas
    y gustos sexuales
    (y me la suda, con perdón)
    Que esta sociedad navega sobre el escalofrío
    y la baba de sus frágiles cachorros.
    Que no hay cosa que más duela a los poderosos
    que no ser inmortales.
    Yo, amante del grito codificado de los violines
    y de la autenticidad de los heavy-metal,
    enemigo visceral de los graníticos ganaderos
    y admirador de los lobos.
    Yo, que fui casi tan básico como los hooligans,
    (pero no tan patético como los padres de familia
    que solo hacen el amor a sus mujeres
    los domingos cuando gana su equipo)
    Yo, que cazaría a los cazadores,
    que gocé con las litronas en aquella alameda
    de posadolescencias mágicas,
    como en las fastuosas fiestas de ricos y mis amigos maricas
    homenajeando al vergel de los ochenta
    y compartiendo geometrías con el servicio.
    Yo, que ya no me engañan los disfraces sociales,
    que perdono la ignorancia
    pero quiebro ante la estupidez y la crueldad.
    Que me estimo y me detesto sin exaltaciones,
    que odio sin fervor y quiero
    con el más gigante de los excesos.
    Que ya no tengo nada que vender ni nada que comprar.
    Yo, que sé que no tengo ni puta idea de casi nada
    pero aprendí a reconocer la yugular en el arte,
    la belleza adornada con cicatrices y legañas
    y el amor sin la burocracia del después.
    Yo, cansado de tanto yo,
    envuelto entre la puerilidad humana
    y ese otro algo sin nombre
    que me vaporiza una y otra vez
    como una jodida explosión nuclear hecha a medida,
    que me pudre
    como el cadáver de un gato
    en mitad de una autopista hermosamente iluminada
    en una vaga e irreal noche de abril.
    Yo que aleteo en reserva de fe, semihundido,
    donde hoy mis ángeles de la guarda debaten
    sobre el cáncer, bytes o política, viajan en bus
    y ya ni siquiera recuerdan cuando los ángeles
    volaban a ciento ochenta kilómetros por hora
    con la música a tope, el alma esponjosa,
    boca arriba y hasta del revés...

    ________
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  4. `
    No sé quién dijo:
    "Lo malo no es hablar solo por la calle,
    lo realmente jodido es hacerlo en voz baja"

    Y hoy, que los leopardos leen a Murakami
    y sus canosos y obstinados puntos
    han pasado de moda (solo son ligeramente
    transigidos vistiendo Porsches,
    invitando a coca mala y/o escondiendo
    liposucciones irresolutas
    entre los insomnes rascacielos de Benidorm)

    Aún recuerdo tender mi hombro compasivo
    a algún perdedor con buen fondo,
    -casi lo único bueno que tenía,
    como casi todos los perdedores-
    mientras J. Iglesias se explayaba en en el Pionner
    inteligente rumbo al viejo casino de la A-6.

    Un seat 127 levita sobre la Castellana.
    The Jam, el carbón de los lunes floreciendo
    en el patio interior de la casa de la abuela,
    la diosa Cibeles encendida al himno triste
    de Los Secretos, y las estrellas fumadas
    desde aquella ventana amiga del Cuartel General.

    Después noches en bucle y al filo, horizonte
    móvil tras la 5ª avenida, calibre 38
    de almohada, versos e implosiones a contraluz,
    los resentidos sabios del cachemir de Milano,
    mis insaciables tigres del Portobello.
    Tú (siempre Tú) y el Don Juán...

    Y la pasión, alentando con discretos soplidos
    y paciencia de santo esa tímida llama azul
    que aún resiste en el lado oscuro
    envejecer y afearse tantas
    y tantas veces en el antro equivocado.

    Quizás por eso que ya solo rezo al sabor de las pitayas rojas
    en algún instante tropical de mis existencias
    y dimensiones múltiples;
    ladro como perro sin colmillos a las matemáticas
    y maúllo cual gato en luna crónica a las tormentas.
    A veces me dejo bailar y piso el suelo
    que tú me cuentas, ya casi solo el tuyo,

    porque de no hacerlo, fiebres ocultas
    tras el ocaso y el voto útil
    de la vida me podrían morder, me morderían
    hasta no reconocer y reconocerme.
    Y se reblandecería la bandera
    de mi soldado sin bandera,
    y se potabilizaría el ácido de mi sangre
    hasta convertirme en la estatua extranjera e invisible

    que sufre de agujeros negros y grita tan bajito
    que incluso el coito de las palomas
    sobre ella asesinaría todo el rock acumulado
    en aquellos días,
    cuando amé ese sol que arde,

    ... cuando intentaba despeinar,
    como un tren hermoso, idiota y desbocado,
    a cualquier flor especial que parpadeara
    en aquel eléctrico jardín
    del exoplaneta Metro Nuevos Ministerios.

    _______
  5. ç
    Mi abuela, gran tipa.

    Hoy me he acordado de ella.

    Bella de verdad.
    De joven,
    nada que envidiar a una actriz de Hollywood.

    Hoy mi nevera estaba vacía, no sabía que comer,
    y he decidido ir a un chino.

    La primera vez que comí en un chino
    -allá por los 80- fue con ella.
    Yo pensaba: tengo la abuela más moderna
    del mundo.

    Pero, no, ella no era moderna,
    solo era una mujer con muchos huevos.

    Viuda a los cuarenta y tantos, y por siempre.
    Sacó el carnet de conducir.
    Pisaba el acelerador con alegría
    (como se deben pisar los aceleradores)

    Contaba, orgullosa, aquella tarde
    que mandó a la mierda al famoso franquista Blas Piñar
    en el ascensor del edificio de su oficina.

    No le gustaba la poesía
    si no la cantaba Serrat,
    pero los libros (devoradora de ellos)
    eran su vida.

    Sus batallitas destilaban el mismo dolor
    que épica.
    El relato de sus viajes a Cuba y Rusia
    iluminaban sus ojos.

    Socialista pero muy guay ella,
    solo compraba en el Corte Inglés,
    y yo le compraba novelas sobre la guerra, sus favoritas,
    ¡con letra grande!, me decía los últimos años.

    Luego le temblaban las manos
    como el volante de un coche viejo,
    y el primer cajón de la cocina
    lloraba furioso
    el destierro de su amado chocolate.

    Su piso fue siempre mi segunda casa,
    el barrio de Nuevos Ministerios mi segundo reino.

    Cuando murió, solo solté
    alguna lágrima en el discurso del cura,
    hermano de su yerno. Qué curioso,
    ni ella ni yo fuimos nunca de curas.

    Hace siglos que no comía en un chino,
    y hoy al ir a uno
    la he recordado como aquel día;

    se me escapó
    otra lágrima traidora,
    y una sonrisa al cielo de las campeonas.

    _______
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  6. `
    De jóvenes consumíamos pirotecnias
    en todo tipo de formatos,
    a modo de insurgentes rompehielos,
    como cachorros su golosina.

    Despegábamos con nuestras pequeñas naves
    sin ABS ni airbag. Amábamos a pelo y contraluz
    /tan insultantemente bellos/ sobre sus asientos reclinables
    o en los baños de nuestros antros favoritos,
    y en la intimidad nos deshacíamos en versos
    propios de extraviados mosqueteros melómanos.

    Los lunes volvíamos a ser jóvenes responsables
    con hiperpotenciales proyecciones de futuro.
    Verde mies del progreso y el bienestar primermundista,
    supervivientes de guerras atiborradas de palomitas
    y cocacola al intermedio; gladiadores de acera
    y madrugadas deslumbrantes, lobeznos
    enganchados a planetas eléctricos y en fila.

    Claro que entonces no sabíamos aún llorar de verdad.
    No comprendíamos la diabólica matemática
    de los intereses/riesgos medio/ largoplacistas
    (la cabrona mecánica del boomerang),
    ni el asco que nos envolvería mañana por haber caído
    en la cruel moraleja de nuestra particular fábula de Esopo.

    Éramos tan tiernos como audaces. Hijos de la Movida
    y la fotogénesis del escombro, caraduras diplomados,
    estirpe de suicidas con miedo a la oscuridad.
    Instauramos la felación ad líbitum
    y los telepizza como señas patrióticas, asumimos
    los marcianitos inteligentes y los túneles de colores.

    Nosotros, los jóvenes de antes,
    los adultos sin terminar de ahora.
    Los que escupimos al cielo
    y reivindicamos el arco iris,
    los que grafiteamos la luna
    y al volver nos creímos poetas.

    _______
  7. `
    Estaba loco,
    completamente loco.

    De currículum ex monaguillo
    y ex barman de puticlub.
    Un divorcio, una vieja amiga,
    aquel mareado Supertramp en París;
    el amor de un chucho-rotweiller cojo,
    media cirrosis
    y veinte arrugas de más.

    Decía que todos hemos vendido
    y matado a Jesús por lo menos una vez
    en nuestra vida,
    que él habría quitado la custodia
    de su hijo a Dios
    porque los padres no putean así a sus hijos,

    que tácticamente fue un error
    bajarle en ese momento a la Tierra,
    pues las consecuencias posteriores
    fueron más jodidas que si hubiera regalado
    cien cabezas nucleares al puto César.

    ¡Vaya un loco!

    ¡Hasta llegó a decir que a veces Dios se comunicaba
    con los hombres a ladridos!
    y que los ángeles de hoy son antisistema, ciber-ninis
    y drogadictos en potencia; que graffitean
    las puertas de los baños del cielo con penes,
    vaginas y versos infames
    (y les sangran las alas al reunirse
    en la entrada de los mataderos municipales)

    Contaba que el infierno está lleno
    de ministerios, banderas y excusas,
    y aun con sus humos contaminantes y abandonados jardines,
    es la mejor universidad pública del universo
    (y el demonio, un triste funcionario
    con úlcera de estómago y eyaculación precoz)

    Lógicamente recibió su castigo:

    pues a falta de infernal hoguera,
    una noche, cuando volvía a su casa
    desde esa obra a la entrada del pueblo,
    andando y por su arcén correspondiente,
    le atropelló un conductor borracho,
    a bordo de aquel viejo BMW
    con los faros sucios y una luz rota.

    ________
  8. `
    Treinta

    y ocho meses solo más de hipoteca
    y el euribor bajo mínimos.
    Quiera dios que no suba. Marta:
    siete coma cinco en selectividad. Juan:
    en plena contraofensiva
    y sin hacer prisioneros
    contra el vil acné.

    ¿Híbrido o eléctrico?, ¿plata o azul?.
    Y el jardín aún sin desbrozar.
    Y el perro descubrió la artrosis.
    El nuevo jefe parece buen tipo
    (ojalá el tuyo le llegara a la suela)
    ¡Este año por fin! ... de cuatro estrellas,
    desayuno incluido. Playas blancas
    y se habla español.

    -Que sí, Amor: te juro que me gusta el nuevo gres del baño-

    En dos años la higuera dará higos
    (y parece que el Ártico se va a tomar por culo...)
    Han abierto un nuevo McDonalds en el polígono.
    La revisión a últimos de noviembre:
    Recuerda que el abuelo murió de cáncer
    de colon a los cincuenta
    (y tu madre dice que últimamente habla
    con él todas las noches)

    -Tienes razón, Cielo:
    Todavía no se sabe qué es la materia oscura del universo
    (... vaya, ni idea que te interesara la astronomía)

    ¡De dónde coño sale ese! (o quizás no lo vi)
    El seguro lo cubre todo.
    ¿Y ahora qué será de vosotros?
    La vida continúa. Y yo no...
    pero siempre... Si hubiera sabido
    entonces que...
    Os quiero
    tanto, tanto...

    -Anda, cariño,
    deja anidar a las golondrinas en el garaje
    la próxima primavera, ¡pobrecillas!
    (además, dicen que traen suerte)

    Y jóder, ¡qué día más bello hace hoy!


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  9. `
    Mi perro,
    (no me gusta utilizar ese pronombre)
    ayer aprendió a preguntar
    con los ojos por qué siempre enlazo su cuello
    al salir a la calle.
    Y yo le contesté:
    eres un perro en un mundo de hombres,
    es por tu bien.
    A veces yo me pongo un collar de nubes:
    un collar de nubes y una tormenta en los zapatos.
    Y parezco joven, parezco ayer.
    Hoy el mundo espera ansioso
    el apocalipsis en pantalla plana.
    Misiles de cabeza nuclear interceptados
    por escudos antimisiles con cabezas nucleares
    (la venganza de los dioses justos
    aplastará a la hora de máxima audiencia
    al comeperros norcoreano)
    Llaman a la puerta:
    Dos extraterrestres disfrazados de testigos de Jehová
    me invitan a convertirme en el próximo Superman.
    Al principio me hago el estrecho,
    pero un brillo en los ojos -y en el blanco dentífrico
    de mis colmillos- me delatan.

    Hoy los grifos escupen trozos de mar,
    mi ventana es una oxidada frontera de lunas
    (demasiado tiempo sin congeniar con su luz).
    Fabrico versos como poseso,
    versos de navaja y cerveza,
    versos de polvo radioactivo
    y cielos rojo oscuro.
    Sé que tú me esperas donde siempre
    pero yo ya no pongo cara al siempre,
    (tampoco a ti)
    Voy a ser el mejor Superman de todos.
    Ganaré de un superbostezo la madre de todas las guerras,
    tocaré el rock&roll de los rock&roles;
    mi perro nunca más llevará collar
    y tú saldrás como por arte de magia
    de debajo de la piel seca y arrugada
    de alguno de mis versos terminales.
    La cafetera llora de felicidad,
    y mis alas (y mi sexo) comienzan a florecer
    sobre el desierto que se alza como un rascacielos
    de humo y desidia
    entre el casco viejo de la ciudad.

    _______
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  10. `
    Un día aprendes cosas tan sencillas
    y complejas a la vez como que

    tras ese sabroso cochinillo que te comes
    de segundo hubo mucho miedo y dolor,
    que los mejores artistas de la historia
    eran inadaptados y drogadictos
    en un alto porcentaje,
    jamás has de acudir para morir a un hospital
    financiado por órdenes religiosas
    o que para tocar el cielo hay que aparcar el vértigo.

    Cosas como que
    las estaciones son la pobre excusa de los trenes,
    poniendo la otra mejilla solo te vas a llevar
    el doble de hostias,
    que hasta las sílfides sufren ocasionalmente diarrea
    o que la belleza y el amor no se estudian.

    Y probablemente aprenderás también
    que el silencio pocas veces calla,
    que los golpes recibidos
    en el momento justo duelen menos,
    y que el momento justo nunca es el mejor momento
    para todos (ni siquiera para ti)

    Un día sabrás que en las lavadoras de carga superior
    no se cuelan gatos,
    y que los gatos saben inglés
    (pues el inglés siempre será más fácil
    y práctico que el latín)

    Y al fin quizás entiendas por qué
    Dios nunca fue apolítico,
    a los viejos córvidos les gusta el rock&roll,
    no hay protocolo para llorar
    y por qué esos escalofriantes aullidos
    (cien por cien humanos) en tu ciudad
    ciertas noches de luna llena
    tras las ventanas de algunos edificios y por las esquinas.

    _______
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  11. `
    Debía ser así,

    ya no quedaba otra.

    Y es que llegar hasta el fondo de algo
    siempre exige contemplar
    la posibilidad de morir en el proceso.

    Hoy la playa se viste de tonalidad oro.

    El tiempo también se viste de tonalidad oro.

    Mis abuelos, mis padres, mis hermanos, ella,
    mis animales, mis antiguas novias,
    mis colegas de trabajo y del bar,
    (hasta aquel buen y entrañable médico de urgencias
    y el viejo conserje del edificio)
    Todos estaban conmigo en esa playa.

    Me miro
    en el espejo de un baño del chiringuito (con aspecto de nube
    en descomposición),
    y no soy el yo de últimamente.

    Pienso que a lo mejor unas cervezas me ayudarán
    a reconocer mi cara última.

    Pero no.
    Ahora sé que ese últimamente en realidad no era todo mi yo.

    Vuelvo a la arena. Mi padre me dice:
    __ ¿Jugamos otra partida?

    El cielo cambia de color (a un violeta muy acorde con mi gusto)
    El agua y las olas se contagian del mismo color.

    Naves imposibles llenan el cielo,
    vuelan y brillan entre las gaviotas;
    (la psicotrópica brisa trae una extraña aunque bonita versión
    del "Knockin' on Heaven's Door" en modo Surround)

    __ Vale, papá, juguemos...

    __ Ok, pero ahora yo elijo sueño.
    Vamos chaval, tú eliges mundo.


    __ Después elijo yo __ dice Marisa __
    mientras su cara comienza a adquirir
    una textura animal y escamosa, pero aún así amable
    (como de digna mascota reptiliana)

    _______
  12. `
    Un día al fin
    conseguí que una gatita blanca
    y un viejo perro marrón-gruñón oscuro
    comieran juntos del mismo plato,
    que un anarquista de Veracruz
    y un yanki del alt-right
    brindaran con la misma botella
    de Ribera del Duero del 85
    o que un flamenco cirrótico
    y una punk adolescente
    se rindieran ante el Hey Jude de The Beatles.

    Algún otro día logré
    que una travesti suicida y un hooligan católico
    compartieran la mitad de sus miserias,
    unas risas sinceras, un pico en los labios
    y medio gramo de coca,
    que mis padres una mañana
    -por una puta mañana- cesaran sus gritos,
    incluso que un boxeador loco
    perdonara la vida a un pobre diablo
    sobre la sucia acera
    de una histórica calle de Madrid.

    También que alguna diosa de la noche
    abriera sus piernas
    ante mi brillante mirada de lobo herido,
    y hasta escribir un poema
    medianamente digerible
    para "Sus Altezas Poéticas"

    Y es que, sí, amigos,
    he conseguido tantos y tantos imposibles
    a lo largo y ancho de mi vida...

    Pero, no, nunca
    nunca conseguí comprender
    por qué las personas tantas veces
    confunden la verdad con su verdad;

    tampoco que mis varios yoes
    compartieran un cigarrillo,
    (y no se mataran entre ellos
    dilucidando dónde empieza el horizonte
    o cual es el verdadero
    y jodido color de la luna)

    _______
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  13. `
    En la peli de la noche los soldados de Alejandro Magno mueren por trigésima vez.
    Abres otra cerveza y enciendes un cigarrillo
    -es la penúltima y cándida forma de rebelarte contra la correcta
    y adecuada imposición de tu mundo-

    Adecuado, correcto..., son palabras que ya chirrían en tu mente,
    terminología sagrada que te ha acompañado durante toda la vida.
    Lo bueno es levantarte a esa hora en que hasta los gallos roncan.
    Lo bueno es no tocar demasiado los huevos al prójimo.
    Lo bueno es asegurar el futuro
    -para que cuando te mueras dejes un montón de futuro a tus herederos
    y todos digan lo gran tipo que eras-

    Y no solo eso. Porque la virtud,
    desde niños, sabemos que también tiene sus clases:
    Notable es peor que sobresaliente
    (porque si no sobresales solo serás un triste voyeur en el harén de los mejores)
    Notable es más que un bien
    (porque bien solo significa asomar la nariz del redil de los mediocres)
    Bien es más que suficiente
    (porque lo suficiente solo sirve para salir del paso)
    Insuficiente es ser definitivamente inadecuado e inútil para el juego.

    Y toda la vida queriendo hacer las cosas bien,
    incluso mejor todavía, y sin saber cómo ni por qué.
    ¡Y que el amor es lo más importante del mundo!
    Y tú siempre quisiste amar,
    y además te ponen como un tigre las chicas de piernas largas,
    pero a las chicas de piernas largas les ponían como tigresas los chicos que solo amaban sus piernas largas.

    Lo segundo más importante del mundo es una casa en una parcela de 1000 m2.
    ¿Alguien sabe cuántas toneladas de felicidad caben en una parcela de 1000 m2?
    Pero la felicidad necesita vallas altas con concertinas y espléndidos eucaliptus que te separen
    y te protejan de la vista y los ruidos
    no previstos de toda la molesta infelicidad del universo.

    Porque la infelicidad es una enfermedad contagiosa
    y el mundo corre el riesgo de convertirse en una gigantesca ciudad de putos zombies infelices.
    Y quizás los gruesos y frondosos eucaliptus de una parcela de 1000 m2 los repelan.
    Y también la visión de una piernas largas (a ser posible con medias de Prada)
    les produzca a los jodidos zombies un inesperado y letal cañonazo de felicidad negada
    que les arranque para siempre sus feas e infelices cabezas.

    Y has de vigilar tu espalda y tu nuca,
    y poner alarmas, y perros de raza peligrosa a pares en el jardín, y línea directa con la policía,
    con tu dios y con el ejército,
    por si una noche de luna llena se cuela en la casa y te muerde
    la inhumana infelicidad (esa que ya no tiene cura ni antídoto)

    Y súbitamente empieces a lagrimear
    la trigésima primera vez que rebanen el pescuezo a un soldado macedonio
    -que seguro tenía una pobre madre macedonia esperándole en alguna pequeña aldea de la antigua Grecia-
    Y te quieras morir sin haberte terminado la cerveza,
    y te quieras evaporar entre las dalias
    añorando aquellas piernas largas y juguetonas
    sobre tu sofá y tras haber consumido el cigarro...

    O, cuando de repente, salte una luz roja e intermitente entre los callejones de tu feliz cerebro

    mientras, afuera de la casa, los eucaliptus comienzan a aullar
    un terrible olor a gasolina y a leña.

    _________
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  14. `
    Aquel lunes de finales de mayo
    el sustituto de Dios, Bukowsky,
    me enviaba su musa, entre burbujas mareantes,
    con ese look entre Campanilla
    y la azafata de la Ruleta de la Fortuna.
    Los gatos del barrio confluían en su histérico maullar
    a la hora en que la luna se quita
    su lencería de nubes y nos diluye
    los restos de calenturas de su primo el sol.
    Extraterrestres, fantasmas y voces
    sin identificar me disparaban relámpagos,
    fórmulas indemostrables y otras
    teorías sobre la existencia
    en forma de versos a medio hervir.
    ¡Yo no soy tan poeta!, les decía.
    Mejor enviadme un millón de euros.
    Pero no. ... Sucedía que los sueños se escapaban
    del sitio de los sueños;
    aviones llenos de incoherencias, gurús
    cuánticos, interrogantes, modelos de Victoria's Secret,
    duendes y tipos raros aterrizaban en el jardín.
    Y yo, juro, no sabía cómo dotar de lirismo
    o belleza a tal tsunami
    de extraños y caóticos elementos.
    Me quejaba, me indignaba e insistía
    (y es que ni el mismísimo Baudelaire
    en pleno viaje psicotrópico
    haría algo decente con ello)
    ¡Qué van a pensar de mí mis lectores!
    ¿... y mis colegas del bar, y mi madre?
    Entonces, de repente, Bart, mi querido can
    -poeta realista donde los haya-
    dio su opinión con un tajante ladrido
    traducido como:

    Abre la nevera, coge una cerveza y escribe
    unos versos de los tuyos a esa triste rosa
    que por alguna misteriosa razón
    ha salido en el jardín.
    Será otra mierda de poema más, pero...
    ¿qué cosa es la vida sino un jardín
    donde alguna vez surge una rosa especial
    gracias a los cadáveres y a las cagadas
    de otras rosas y tanto diosecillo suelto?


    _______
  15. `
    Por fin,
    en uno de esos paréntesis que brinda el lado oscuro:
    ¡tú y yo!

    Descorché una botella del mejor lambrusco del Carrefour
    y nos tiramos soles, playas increíbles y burbujas a la cabeza.

    Intercambiamos risas, quizases,
    demonios light y algunos verbos intransitivos.
    Chorreamos flores boomerang
    y radiaciones gran reserva.

    Insultamos ritualmente y arrojamos
    al fuego de la chimenea Marys Poppins frígidas,
    inconveniencias y Robins Hood de mentira.

    Surfeamos sobre el sofá mientras jugaban
    en el bendito parket del salón los perros
    y en el aire unos cuantos yo también, te lo juro.

    Adivinamos la ecuación del presente
    y de todos los presentes. Con premeditación
    y alevosía pusimos silenciador a los móviles
    y a los huracanes de afuera.

    Pero luego yo quería más, tú querías más.

    De repente entraron por la puerta tu divorcio,
    mi ex, un par de críos berreando por un sándwich
    de nocilla, tu padre, mi madre, tu mejor amiga,
    un repartidor de pasado, la casilla para ONGs
    en la declaración de Hacienda, alguna vieja noche
    del fin del mundo, tu talla de sujetador, la poli, Freud
    Eolo y hasta el atractivo cura de aquel insti pijo
    tuyo a dos manzanas del Santiago Bernabéu...

    Barrí (me ayudaste) las estrellas desparramadas por el suelo.

    Arreglamos la mirada y el pulso.
    Suspiramos brevemente
    y nos dimos un tierno beso de despedida.

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