1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. [​IMG]


    Sobre aquel huerto árido de sentimientos en secano, todavía se avistan los surcos de la siembra en los que cada día a golpe de espalda, sembraba semillas de pasión entre olores vivos, amaneceres cálidos bañados por la fragancia de las amapolas, atardeceres pintados en malva al beso de la suave brisa y anocheceres a la caricia del raso escuchando la voz del silencio, tan sólo queda como testigo el viejo árbol donde ella al abrigo de su sombra, aguardaba a que acudiera al descanso en su regazo para que aquellos dedos de seda hablasen del amor sobre mi frente.
    Hoy son todos olores muertos, la soledad suprema camina descalza sobre mi huerto, donde sembré ilusiones, ahora es cosecha de recuerdos, montones de maleza y desilusiones por la sequía de su larga ausencia por nadie jamás reemplazada. Hoy guardo en el laberinto de mis sentidos, la voz de sus dedos sobre mi arrugada frente y me doy cuenta de que en esta hartura de regadío de mi huerto, no volverá a brotar semilla que oculte la huella del desencanto que aún sigue marcando mis pasos desnudos. No, no quiero más tierra que este huerto ahora minado de cardos y adelfas, lo que haya de brotar, aquí lo espero cultivando esta tierra humilde que por humilde siempre seca, de esperanzas y tristezas en medio del sosiego por el gorrión siempre alterado.
    Y aquí, donde la gana de esperar sueña con su quizás, esparzo algunas semillas de ilusiones en rama para que vuelva a caminar por el dédalo de las flores alegrando mi fruncida frente.
    Y esta tierra dirá, lo que ahora calla.


    Luis

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  2. [​IMG]

    Esta gana de esperar
    lo que debiera venir,
    y no viene, y se me va
    yendo la vida a su fin
    soñando con su quizás...

    Luis


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  3. [​IMG]

    Imagínate como yo imagino
    en la quietud de la noche,
    donde la ilusión vuela libre
    y una suave caricia puede erizar
    los sentidos.
    Imagínate la brisa fresca de los árboles,
    la dulce melodía de las hojas
    susurrándote al oido.
    Imagínate que le dedicamos tiempo al tiempo
    y una locura
    invade nuestros pensamientos
    y tu corazón y el mío
    se enlazan eternamente
    anhelando el amor como destino,
    entregándonos al deseo de lo prohibido
    mientras nos hablamos con los ojos.
    Imagínate sentir el roce de mis labios
    sobre los tuyos
    hasta unirse suavemente
    en un dulce beso.
    Imagínate que perfilo
    cada centímetro de tu piel
    con mis dedos inquietos
    y se te escapa un suspiro
    cuando sientes estremecerse tu cuerpo
    mientras dibujo mariposas
    sobre tu vientre.
    Imagínate la cara de la luna,
    siempre testigo del momento
    cuando escucha como se llena
    el aire de exhalaciones
    y el silencio se rompe
    al fusionarse tu alma con la mía.

    Imagínate que no imaginas
    y que al abrir tus ojos, esto lo vivimos tú y yo.


    Luis


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  4. Un cielo azul,
    retales de nubes que viajan,
    una brisa que peina el campo,
    un silencio que habla,
    un sol que se esconde,
    pájaros dejando estelas en el aire
    y en medio de todo,
    quinientos metros separando
    la placidez del alboroto.


    Un cielo estrellado,
    una cara redonda que esparce besos,
    árboles como estatuas recortadas,
    un grillo que llama a no se quien,
    sombras que caminan despacio,
    unos ojos mirando al vacío
    y en medio de todo,
    quinientos metros separando.


    Luis

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  5. [​IMG]


    Anoche yo regresaba
    por el dormido boscaje,
    la fragancia era perpétua
    y el silencio era inefable.

    En la bóveda celeste
    veía estrellas fugaces
    mientras la pálida luna
    paseaba entre los árboles.

    Me paré por un segundo
    entre los viejos pinares,
    la soledad era eterna
    y el momento inacabable

    escuchando aquel silencio
    que hacía vibrar mi sangre
    a su tardo, paso tardo
    por el sombrío paisaje.

    Subía la noche al cielo
    mis pasos de triste errante,
    yo me sentía observado
    por el dormido ramaje

    cuando el eco de un murmullo
    traspasando oscuridades,
    llegaba tímidamente
    como si quisiera hablarme.

    Paseaba junto al río,
    corría un aura agradable
    y el murmullo me seguía
    como la brisa a mi carne.

    Me senté sobre una piedra
    por miedo a amedrentarle
    y en el sopor de la noche
    su canto volaba suave

    obviando por un momento
    el verbo de mis pesares
    con mí mirada perdiéndose
    entre las ramas constantes

    Sus cadencias daban paz
    a los rincones del aire...
    ¿Para qué seguir buscando
    en el corazón de nadie?

    Y cerré mis ojos, era
    hora de sentirme parte
    de aquella inmensa quietud
    que me ofrecía el boscaje,

    de sentir aquel murmullo
    cual fuere la voz de un ángel
    que partió desde su sueño
    para venir a besarme.

    Y ya, cuando la alborada
    mostraba sus destellantes
    labios, me marché escuchando
    como se hablaban los árboles.


    Luis


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  6. [​IMG]

    Hoy escribo al camino
    y nada más.
    Al camino que la vida
    me puso al frente,
    al que me volvió mas hombre
    después de tropezar
    con la misma piedra,
    al camino donde caminando
    hacía camino sin que mi pie
    dejara huella.

    Hoy escribo al camino
    que me llevó a su puerto
    haciéndome ver ilusiones,
    al que me robó los suspiros
    llevándome a besar su sonrisa,
    al camino que no es camino
    sino páramo muerto
    donde no siento el aliento de la vida
    si ella no está conmigo.

    Hoy escribo al camino
    que nunca se acaba,
    al camino donde dejé
    un manantial de tristezas
    que hicieron mis pies al andar.

    Hoy escribo al camino
    y nada más.

    Luís


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  7. [​IMG]

    Tarde gélida y callada
    y la añoranza sigue caminando
    bajo un cielo
    en ráfagas violetas.

    Por los árboles hay ecos
    que van de rama en rama.
    La sola soledad
    se pasea por mi cuarto
    y el silencio es más silencio
    mientras por los cristales
    mira mi alma.

    Y me llora el corazón
    y me llora el alma
    cuando al pensarte,
    de mi mente te vas
    como a las manos el agua.

    Y es por ti que siento
    que mi luz se apaga
    al ver que de lejos
    queda tu mirada.

    Tarde gélida y callada
    y la añoranza sigue caminando...


    Luis


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  8. [​IMG]


    Renace soledad en la hora de los misterios,
    deslumbrante, en silencio aireando su presencia
    silenciosa por todas partes y sin aromas.

    Desde lo alto desciende risueña por el monte
    una cara redonda a bañarse en el remanso,
    cercana soledad y a su vez lejana siempre
    donde nunca las manos podrán acariciarla.

    En mi balcón espero cada noche sus besos,
    libre ya de tristezas y quimeras absurdas
    vagando por jardines de lirios y de rosas...
    pero siempre la veo acicalándose sola
    entre los verdes sauces en la cama del río.

    ¿Cuántas veces la he visto hablar con el amarillo
    en tanto que la tarde se pigmenta de malva
    con su cara recién nacida de plata y gris,
    grande y cercana pero a su vez lejana siempre
    y al silencio nocturno acude a bañarse sola?

    Desnuda, grande y siempre sola y siempre en alerta
    sale de su morada a los desvelados ojos,
    instantes inefables ante la sombra oscura,
    nacientes con locura en aromas indelebles
    plateando con su inmortal luz almas ocultas.

    Y el aire dulce al alba, pone amor al sentido
    y donde duermen las estrellas, la soledad,
    grande y cercana pero a su vez lejana siempre,
    un día subirá mi alma como la brisa
    con el gorjeo jubiloso del ruiseñor
    donde nunca las manos podrán acariciarla.

    Luis



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  9. [​IMG]

    Como la ansiada lluvia apareciste
    en mi sueño y la brisa de tu aliento
    perfumaba la sombra del lamento
    donde la llama del amor no existe.

    Se que fue un sueño pero tú volviste
    y por ser sueño, por temor ya siento
    alma sin pulso y voz de sufrimiento
    para la carne en pena que persiste.

    Es el amor un dulce anhelo herido,
    dulce cantar que en mí corazón guardo,
    brisa dulce oreando tu hermosura...

    Y a lo que yo sintiera y tú sentido,
    huella de rosa y no de espino cardo
    blanca como la nieve fresca y pura.

    Luis


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  10. [​IMG]
    ¿Recuerdas aquel cruce de miradas,
    aquella flor que puse yo en tu mano
    y nos quedamos mirando
    cual si no hubiese un mañana?

    ¿Recuerdas que la tarde encogía hasta
    volverse en llanto dulce por mi canto
    y al embrujo del ocaso
    notábamos nuestras ansias?

    ¿Recuerdas de aquel monte su fragancia,
    la dulce melodía del remanso
    que el tiempo puso en las manos
    aquella noche callada...?

    ¿Cómo de lo profundo de las almas,
    íbamos acercando nuestros labios
    despacito y aguantando
    esa timidez extraña?

    ¿Recuerdas...?

    Luis

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  11. [​IMG]
    He estado con ellos,

    he charlado,

    caminado y reído juntos,

    hemos visto el mismo cielo,

    mismas palomas en los parques

    comiendo de nuestras manos

    y ninguna diferencia he hallado.

    Piensan como yo,

    ríen igual,

    sienten como yo,

    viven y aman igual que yo,

    disfrutan de la vida mejor que...

    De ellos debemos aprender,

    aprender a mirar con su mirada

    plena de ternura y sinceridad,

    aprender a amar sin prejuicios

    ni condiciones,

    ellos desconocen la maldad,

    si en realidad somos iguales

    ¿Por qué la gente los mira de distinta manera?

    ¿Por qué los cobardes les temen?

    ¿Sabrá la gente si sus rechazos les hieren?

    Entonces...¿Cuál es la diferencia?

    puede ser su forma de hablar,

    que a veces poco se le entiende,

    o le cuesta pronunciar,

    su lenta expresión,

    o torpeza al andar.

    Puede que así sea,

    pero es igual a mi,

    en la forma de mirar.

    Es un ser humano,

    que quiere crecer como todos,

    pero al que debemos proteger

    y cuidar

    como hacemos con nuestras pertenencias,

    esas, que nadie nos puede quitar.

    Necesita de nuestro cariño,

    de continuo afecto y comprensión,

    así como elevada paciencia

    y educación.

    De ellos debemos aprender,

    a sonreír, ignorar la necedad,

    tener siempre abierto el corazón,

    reír a la vida y desconocer la maldad.

    ¡¡Aceptémosles tal como son!!

    Luis






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  12. En aquella noche diáfana

    Era un ocaso de invierno,
    tarde de oro y aromada
    languideciendo en un parque
    que caía en la nostalgia.

    De aquel ocaso tan límpido
    y cristalino cual agua,
    tenues besos plateados
    se asomaban por las ramas.

    Sobre el parque adormecido,
    el sosiego caminaba
    y era un sosiego encantado
    en aquella noche diáfana

    donde los sueños vivían
    entre ráfagas de plata
    y los suspiros guardados
    escapaban de las almas

    como el río en su alegría
    escapa hacia la mar brava
    entre brillos y canciones
    dejando la tierra amarga.

    Del parque se desprendían
    embriagadoras fragancias,
    enmudecían las sendas
    y dormían las pisadas,

    no había murmullo alguno
    que al silencio perturbara,
    ni se percibía al viento
    caminar entre las ramas,

    todo mudo y tan extraño
    en aquella noche diáfana
    y sin embargo era dulce
    el mutismo que guardaba.

    Ella, vestida de blanco
    tan radiante y toda blanca,
    descendía suavemente
    esparciendo su elegancia

    llevándome desde entonces
    hasta el parque y sus fragancias
    a pasear a su lado
    susurrándonos palabras.

    ¿Qué fuerza vino a llevarme
    en aquella noche diáfana
    hasta el parque que dormía
    entre ósculos de plata?

    Todo una inmensa quietud,
    ni un pájaro murmuraba,
    todo eran misterios en
    el parque de las fragancias

    y ella misma era misterio
    en aquella noche mágica,
    tan cerca la tenía y
    sin embargo tan lejana.

    En medio del sortilegio
    sólo estaba su mirada
    deslizándose entre sombras
    tan brillante, pura y clara,

    era una lluvia de besos
    de los que abren esperanzas,
    de los que ocultan al día
    de los que guardan las almas,

    éramos ella y yo, solos,
    hablando con las miradas
    entre las dormidas hojas
    en aquella noche diáfana.

    Era una historia de amor
    en una noche encantada
    y era una noche divina
    de las que nunca se apagan

    porque daba sentido a
    mí vida, porque alumbraban
    a mí corazón dormido
    aquellas pupilas cándidas...

    y me embriagué desde entonces
    de su blanquecina gracia
    aquella noche satén,
    en aquella noche diáfana.

    Mas en todo amor hay pena
    y se refugia en las brasas
    cuando al horizonte asoma
    sigilosa la mañana

    y sientes que en todas partes
    de repente todo cambia
    sobre la longeva tierra
    y te hace llorar de lástima.

    Entre polvo y sol envuelto,
    por el parque caminaba
    con la triste soledad
    que manifiestan las almas

    marcando espacios y tiempos
    por quemar la mirra amarga
    y no perderse en las sombras
    que esparcía la alborada.

    Y ella misma era misterio
    en aquella noche diáfana,
    tan cerca la tenía y
    sin embargo... tan lejana.

    Luis

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  13. [​IMG]

    Y en la noche al cielo del invierno,
    bajo la antigua luz celeste,
    son tus miedos los que reposan
    en un corazón que parece muerto
    mientras yo te busco en la sombra de la llama.
    Ven, no te escudes en tus temores,
    coseré tus heridas con mis labios
    y auyentaré tus miedos con mis besos,
    mis manos recorrerán tus ríos
    liberándote del tedio,
    un manantial de suspiros harán
    temblar al silencio,
    en invierno será todo rosa y todos los días
    tu fragancia...
    y nosotros, hechos de aromas cada mañana.
    Ven, esta noche será larga

    Luis


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  14. [​IMG]

    Aquella noche oscura,
    a escondidas y sin que nadie nos viera,
    dejaba su aliento en mis labios...
    y desde entonces cada noche
    junto al árbol de la melancolía,
    espero a esa amante fiel llamada Soledad.

    Luis

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    La nostalgia viene a verme
    evocando aquellos besos
    que traviesos

    unieron bocas de amor
    a ojos de la Providencia
    a conciencia.

    La nostalgia viene a verme,
    y su crudeza golpea
    y rodea

    el sollozar de la pena
    que sobre mi pecho mora
    y devora

    poco a poco cuanto tuve,
    como el fuego al horizonte
    en el monte.

    La nostalgia viene a verme
    y el paisaje soñoliento
    deja un viento

    triste, aromado de amor
    detrás de los ventanales
    otoñales,

    con los jardines muriéndose
    de frío al oscuro cielo
    sin consuelo.

    Hoy la luna está menguante
    y el gorrión sueña en su nido
    guarecido.

    La nostalgia vino a verme...
    y no tengo a quien contarlo
    ni ocultarlo.

    Luis


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