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MALCO
MANUEL LÓPEZ COSTA
©Todos los Derechos Reservados

Queda prohibida la reproducción total o parcial
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Copyright © Todos los Derechos Reservados.

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    Remanso azul

    Remanso azul del ocaso,mar sereno y tranquilo
    quietud de claro rutilo,que a mis versos das paso,
    ondinas aguas de sal,hondura de sima marina
    tus crestas de espumas albinas,semejan un canto verdial.
    En la tibies de tus arenas,cuando el sol su cara esconde,
    sensible el sentido se aclara, rompiendo aceradas cadenas
    dejandole marcas de herrumbre, musas aladas liberas
    esparciendo simientes marcenas, sueños teñidos de bronce.


    La media sombra, la media lumbre,a medias ilumina tu nombre
    y la llama encendida en las cumbres,refulge alumbrando tus bordes.
    Tendida en la arena dormida,semejas un hada de ensueños
    de reinos con prados y espigas,de reinos lejanos y ciertos.
    Despiertas y se ocultan las sombras,asoma su rostro la luna
    tenue su luz acaricia,los dones de tu hermosura
    y vierto en ti los deseos,que trae la brisa marina
    vientos de cálidas noches,vientos de pasión divina.
    El canto enlunecido,en el suave rumor del oleaje
    enciende el deseo salvaje,en un cuerpo a cuerpo fundido
    y en las hogueras perpetuas, de tu corazón y el mio
    se incendian los fervores, por el fuego consumido.
    Y en la tersa desnudez,de los prados de tu cuerpo
    siembro flores llenas versos y en tu piel dejo mis besos
    como polen florecido,y de amor en tus poros nacen
    un prado de blancos lirios.





















  3. [​IMG]

    Pasión

    Satura tu aroma mis breves espacios, penetran profundo en densas corrientes
    dejando un misterio detrás de tus pasos, sigo tu rastro aéreo y silente
    confusas siluetas confunden mi rumbo, señales dispersas dejan tu estela
    desando caminos perdiendo el aliento, entre sombras oculta no te revelas.

    Presiento cercana tu mineral presencia, siento rotundo tu cuerpo arcano
    siento inundarme de tus raras esencias, siento radiar el calor de tus manos
    tus labios se acercan rozando mi rostro, sus pliegues febriles los siento cercanos.

    Un soplo vital envuelve mi cuerpo, como lava candente mi piel se enfoguese
    siento latir el deseo en tu vientre, siento tus labios como hierro fundente
    y cuerpo a cuerpo trenzados, de intensa pasión se estremecen.

    Recorro despacio tu norte y tu sur, ansioso y vehemente en tu centro me adentro
    vadeando tus aguas me aquieto y sereno, y en suave remanso se vuelve lo intenso
    y habito tu carne,habito tus huesos, me vuelvo tu sangre y palpito en tu centro.










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    Pasión




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    Pasión

    Satura tu aroma mis breves espacios, penetran profundo en densas corrientes
    dejando un misterio detrás de tus pasos, sigo tu rastro aéreo y silente
    confusas siluetas confunden mi rumbo, señales dispersas dejan tu estela
    desando caminos perdiendo el aliento, entre sombras oculta no te revelas.

    Presiento cercana tu mineral presencia, siento rotundo tu cuerpo arcano
    siento inundarme de tus raras esencias, siento radiar el calor de tus manos
    tus labios se acercan rozando mi rostro, sus pliegues febriles los siento cercanos.

    Un soplo vital envuelve mi cuerpo, como lava candente mi piel se enfoguese
    siento latir el deseo en tu vientre, siento tus labios como hierro fundente
    y cuerpo a cuerpo trenzados, de intensa pasión se estremecen.

    Recorro despacio tu norte y tu sur, ansioso y vehemente en tu centro me adentro
    vadeando tus aguas me aquieto y sereno, y en suave remanso se vuelve lo intenso
    y habito tu carne,habito tus huesos, me vuelvo tu sangre y palpito en tu centro.










  6. [​IMG]

    Tal vez

    Tal vez sería la espina,
    tal vez sería la rosa
    tal vez sería una ondina,
    tal vez sería una diosa.

    Y ahora me pregunto:
    Sin tener clara respuesta, y mi mente se empecina,
    que hacía esa gris espina acechando a la rosa
    o tal vez no la acosa y de la rosa es centinela
    y por ella se desvela y ante ella se inclina,
    mas si una mano turbia y de bajas intenciones
    pretende arrebatarle, a la rosa sus fragancias
    salta altiva la espina, causando honda herida
    a la mano que con ansia ignorando a la espina
    intenta dejar cautiva a la rosa y sus fragancias.

    Tal vez sería una ondina,
    que a mi alma peregrina, en nocturna visión
    entre fuentes y entre endrinas, en lejana aparición
    parecióme sea una ondina clamando por mi amor,
    fue tan breve aquel instante, brevedad de un fulgor
    que con intensa duda,
    no se si sería una ondina
    o sería falsa visión.

    Tal vez sería una Diosa,
    que en mi enorme confusión, erguida e iluminada
    tenía en la mirada la ternura y la ilusión
    y en su sonrisa me dejaba un palpitar y un corazón,
    y entre nubes y gorriones lentamente se esfumó.

    Y en la grana que despunta del alba su color
    se aclara toda duda, se aclara la razón
    y con evidente seña, evidente como un Sol
    penetraste en mi sueño con dual revelación
    como ondina, como diosa,
    como suave ensoñación,

    lo supe,
    pues dejaste en mi pecho, una roja rosa
    prendida con la espina, en mi corazón.















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    Tal vez

    Tal vez sería la espina,
    tal vez sería la rosa
    tal vez sería una ondina,
    tal vez sería una diosa.

    Y ahora me pregunto:
    Sin tener clara respuesta, y mi mente se empecina,
    que hacía esa gris espina acechando a la rosa
    o tal vez no la acosa y de la rosa es centinela
    y por ella se desvela y ante ella se inclina,
    mas si una mano turbia y de bajas intenciones
    pretende arrebatarle, a la rosa sus fragancias
    salta altiva la espina, causando honda herida
    a la mano que con ansia ignorando a la espina
    intenta dejar cautiva a la rosa y sus fragancias.

    Tal vez sería una ondina,
    que a mi alma peregrina, en nocturna visión
    entre fuentes y entre endrinas, en lejana aparición
    parecióme sea una ondina clamando por mi amor,
    fue tan breve aquel instante, brevedad de un fulgor
    que con intensa duda,
    no se si sería una ondina
    o sería falsa visión.

    Tal vez sería una Diosa,
    que en mi enorme confusión, erguida e iluminada
    tenía en la mirada la ternura y la ilusión
    y en su sonrisa me dejaba un palpitar y un corazón,
    y entre nubes y gorriones lentamente se esfumó.

    Y en la grana que despunta del alba su color
    se aclara toda duda, se aclara la razón
    y con evidente seña, evidente como un Sol
    penetraste en mi sueño con dual revelación
    como ondina, como diosa,
    como suave ensoñación,

    lo supe,
    pues dejaste en mi pecho, una roja rosa
    prendida con la espina, en mi corazón.















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    Perderte en la calma

    Te he amado,
    desde el mismo centro del amor
    un amor atado con lazos
    un amor de los ocasos
    bordado con hilos de sol.
    Un amor de regazo
    de amaneceres de lluvia
    un amor que se refugia
    en el calor de mis brazos.

    Te he amado
    con un amor antiguo
    madurado por el tiempo
    de perfumados momentos
    de tatuados vestigios.
    Un amor de solera
    con aromas de vino
    un amor campesino
    un amor de quimera.

    Te he amado
    desde la punta de mis principios
    desde los bordes de mis finales
    desde el reflejo de los cristales
    desde el fondo de los inicios.
    Desde tu crepuscular cintura
    desde tu solar sonrisa
    desde tu original soltura
    desde la huella, por donde pisas.

    Ha sido un amor enlunecido
    de permanencia en tu boca
    un amor que no se agota
    un amor que te provoca
    mil deseos encendidos.
    Un amor que no descansa
    un amor que no se cansa
    un amor comprometido
    un amor que no conoce
    el olvido.

    Un amor de gotas de agua
    robadas al rocío
    un amor de ilusiones
    llevadas al río.
    Un amor que te espera
    en la primavera
    entregándolo todo
    del mejor modo.
    Pero todo es mentira
    son cosas del alma
    hace tiempo te fuiste
    perdida en la calma.
  9. [​IMG]

    Presentirte en Abril


    No se de que callada manera
    acercarme a tus redores
    y diluirme en los rubores
    de tu rostro de gerbera.


    Donde fueron las inquietas mariposas
    que en tus redores colmaban tus encantos
    donde fueron jilgueros, ruiseñores
    que te arrullaban con sus arpados cantos,
    donde están las camelias,los claveles
    y el resto de las flores
    que prendidas a tu cabellera, te ornaban
    cual diademas de acanto,
    se han ido tras de ti, tras de ti se marcharon
    tras la estela de tus pasos, siguiéndote donde fueras,
    siguiéndote en el viento,de aquella primavera
    en las cimas, en los riscos,por prados y riberas,
    y mientras, esperando en el tiempo tu regreso
    me consuelo en la quimera del cercano recuerdo,
    y en la vana ilusión
    de que al fin has vuelto
    y en el hondo amor que te profeso.

    No se si será cierto, no se si espejismo
    no se si es ausencia, no se si es lo mismo
    mas lo que seguro siento,es que a no tenerte me resisto,
    van pasando las horas, van pasando los días
    creciendo va el abandono, muriendo las alegrías,
    y en cada amanecer de noches de desvelo
    entregado al desespero, al cauro sereno
    mis súplicas le entrego y haciéndolo mensajero
    de mis claras pretensiones con cifradas ilusiones
    en imaginario encuentro le señale el camino
    del regreso perdido y con rumbo a mi destino
    en un alado vuelo con amor y sin recelo, desde el cenit y el nadir
    acude a mi el presagio de presentirte en Abril.













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    Malco
    ©Todos los Derechos reservados.
  10. [​IMG]

    Presentirte en Abril


    No se de que callada manera
    acercarme a tus redores
    y diluirme en los rubores
    de tu rostro de gerbera.


    Donde fueron las inquietas mariposas
    que en tus redores colmaban tus encantos
    donde fueron jilgueros, ruiseñores
    que te arrullaban con sus arpados cantos,
    donde están las camelias,los claveles
    y el resto de las flores
    que prendidas a tu cabellera, te ornaban
    cual diademas de acanto,
    se han ido tras de ti, tras de ti se marcharon
    tras la estela de tus pasos, siguiéndote donde fueras,
    siguiéndote en el viento,de aquella primavera
    en las cimas, en los riscos,por prados y riberas,
    y mientras, esperando en el tiempo tu regreso
    me consuelo en la quimera del cercano recuerdo,
    y en la vana ilusión
    de que al fin has vuelto
    y en el hondo amor que te profeso.

    No se si será cierto, no se si espejismo
    no se si es ausencia, no se si es lo mismo
    mas lo que seguro siento,es que a no tenerte me resisto,
    van pasando las horas, van pasando los días
    creciendo va el abandono, muriendo las alegrías,
    y en cada amanecer de noches de desvelo
    entregado al desespero, al cauro sereno
    mis súplicas le entrego y haciéndolo mensajero
    de mis claras pretensiones con cifradas ilusiones
    en imaginario encuentro le señale el camino
    del regreso perdido y con rumbo a mi destino
    en un alado vuelo con amor y sin recelo, desde el cenit y el nadir
    acude a mi el presagio de presentirte en Abril.













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    Malco
    ©Todos los Derechos reservados.
  11. Hans Christian Andersen
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    Hans Christian Andersen

    El más famoso de los escritores románticos daneses fue un hombre de origen humilde y formación esencialmente autodidacta, en quien influyeron poderosamente las lecturas de Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann. Tuvo una primera niñez bastante serena entre un padre zapatero, soñador inquieto y librepensador, y una madre más vieja que su marido, supersticiosa y activa, siempre dispuesta a mimar a su hijo; tal equilibrio quedó alterado con la muerte del padre (1816), a quien el espejismo de la guerra napoleónica había alejado de la familia, y el segundo matrimonio de la madre.

    En 1819, a los catorce años, Hans Christian Andersen viajó a Copenhague en busca de fortuna. En vano esperó llegar a ser cantante, actor o por lo menos bailarín, ni tampoco fueron más afortunadas sus primeras tentativas poéticas. La crisis que vivía el reino de Dinamarca a raíz de las duras condiciones del tratado de paz de Kiel y su escasa formación intelectual obstaculizaron seriamente su propósito.

    Sin embargo, con la ayuda de personas adineradas (especialmente del director teatral Jonas Collin, que medió para que se le concediese una beca), logró cursar estudios regulares, y en 1828 obtuvo el título de bachiller. Un año antes se había dado a conocer con su poema El niño moribundo, que reflejaba el tono romántico de los grandes poetas de la época, en especial los alemanes. En esta misma línea se desarrollaron su producción poética y sus epigramas, en los que prevalecía la exaltación sentimental y patriótica.

    En 1830, durante un viaje, pasó la experiencia de su primer amor, desdichado como los dos que siguieron (por Luisa Collin, la hija de su protector, y por la soprano Jenny Lind, el famoso "ruiseñor del Norte"). Entre las numerosas composiciones de este período cabe destacar Caminata desde el canal de Holmen hasta la punta oriental de Amager, el vodevil Amor en la torre de San Nicolás y las recopilaciones de versos Poemas (1830), Fantasías y esbozos(1831), Cuadros de viaje por el Harz, Suiza, Sajonia, etc., en el verano de 1831 y el ciclo poético Los doce meses del año.

    El escaso éxito de sus obras teatrales y su insaciable curiosidad lo impulsaron a viajar por Europa. En los años 1833 y 1834 estuvo en Francia y en Italia, principalmente en París (donde escribió Inés y el tritón) y en Roma; posteriormente, ya famoso gracias a sus cuentos, visitaría Alemania, Grecia, Turquía, Suecia, España y el Reino Unido, entre otros países, y anotaría sus impresiones en interesantes cuadernos y libros de viaje: Bazar de un poeta (1842), En Suecia(1851), España (1863) y Visita a Portugal (1866).

    En 1835, de regreso tras su primer viaje, alcanzó cierta fama con la publicación de su novela El improvisador. Además de los cuentos, son dignas de recuerdo las novelas O.T. (1837), Tan sólo un violinista (1837), Las dos baronesas (1848), Ser o no ser (1857) y Pedro el afortunado(1870), todas de inspiración más o menos autobiográfica, y piezas teatrales como El mulato(1840). Interpretó su propia vida como un bello cuento en sus repetidas autobiografías: El libro de la vida (1832-33), El cuento de mi vida (1846) y Mit Livs Eventyr (1855), reelaboración danesa de la anterior, a la que siguió un apéndice en los años 1868-69.

    Los cuentos de Andersen

    Durante una estancia en el Reino Unido, Andersen había entablado amistad con Charles Dickens, cuyo poderoso realismo, al parecer, fue uno de los factores que le ayudaron a encontrar el equilibrio entre realidad y fantasía, en un estilo que hallaría su más lograda expresión en una larga serie de cuentos. Al regreso de su primer viaje a Italia, que tuvo la virtud de estimular su fértil imaginación, Andersen preparó y publicó Cuentos para contar a los niños (Eventyr, fortalte for børn, 1835), primero de sus famosísimos libros de cuentos infantiles; nuevas colecciones suyas verían la luz en años sucesivos (1843, 1847, 1852); la última de ellas fue Nuevos cuentos e historias (Nye eventyr og historier, 1858-1872).

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    Pulgarcita en la primera edición ilustrada de los cuentos de Andersen (1849)

    Inspirándose en tradiciones populares y narraciones mitológicas extraídas de fuentes alemanas y griegas, así como en experiencias particulares, Hans Christian Andersen llegaría a escribir, entre 1835 y 1872, un total de 168 cuentos protagonizados por personajes de la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados. Parte de ellos son cuentos populares que el autor había oído contar en su infancia en Odense y que reproduce con tonos sencillos de gusto popular y, al mismo tiempo, estilísticamente refinados (por ejemplo, El eslabón, El pequeño y el gran Claus, Los cisnes silvestres o El porquero). Otros, como Ole Luköje y La colina de los elfos, están tomados de leyendas; y algunos, como El vestido nuevo del emperador, proceden de fuentes literarias.

    Con todo, la mayor parte de las historias son pura invención de Andersen, hecho en que el danés se aparta de la línea de autores que reelaboraron cuentos tradicionales (como el francés Charles Perrault en el siglo XVII) o se limitaron a transcribirlos y compilarlos buscando preservar su pureza y espontaneidad originales (como los hermanos Grimm). Andersen reveló una poderosa fantasía al convertir incluso a seres inanimados en protagonistas de sus narraciones, como ocurre en El soldadito de plomo, El molino de viento, El farol viejo o El collar. Animales y también plantas son personajes habituales (El ruiseñor, El sapo, El patito feo, La mariposa, La margarita, El abeto o El último sueño de la vieja encina), sin que falten por ello los protagonistas humanos, como en Pulgarcita o El sastrecillo valiente.

    La maestría y la sencillez expositiva logradas por Andersen en sus cuentos no sólo contribuyeron a su rápida popularización, sino que consagraron a su autor como uno de los grandes genios de la literatura universal. Dirigidas en principio al público infantil, aunque admiten sin duda la lectura a otros niveles, las narraciones de Andersen se desarrollan en un escenario donde la fantasía forma parte natural de la realidad y las peripecias del mundo se reflejan en historias que, no exentas de un peculiar sentido del humor, tratan de los sentimientos y el espíritu humanos.

    Valiéndose de elementos fabulosos o reales y autobiográficos, como en el cuento El patito feo, el escritor danés identificó sus personajes con valores, vicios y virtudes para describir la eterna lucha entre el bien y el mal y dar fe del imperio de la justicia, de la supremacía del amor sobre el odio y de la persuasión sobre la fuerza; en sus relatos, los personajes más desvalidos se someten pacientemente a su destino hasta que el cielo, en forma de héroe, hada madrina u otro ser fabuloso, acude en su ayuda y premia su virtud.
  12. Hans Christian Andersen
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    Hans Christian Andersen

    El más famoso de los escritores románticos daneses fue un hombre de origen humilde y formación esencialmente autodidacta, en quien influyeron poderosamente las lecturas de Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann. Tuvo una primera niñez bastante serena entre un padre zapatero, soñador inquieto y librepensador, y una madre más vieja que su marido, supersticiosa y activa, siempre dispuesta a mimar a su hijo; tal equilibrio quedó alterado con la muerte del padre (1816), a quien el espejismo de la guerra napoleónica había alejado de la familia, y el segundo matrimonio de la madre.

    En 1819, a los catorce años, Hans Christian Andersen viajó a Copenhague en busca de fortuna. En vano esperó llegar a ser cantante, actor o por lo menos bailarín, ni tampoco fueron más afortunadas sus primeras tentativas poéticas. La crisis que vivía el reino de Dinamarca a raíz de las duras condiciones del tratado de paz de Kiel y su escasa formación intelectual obstaculizaron seriamente su propósito.

    Sin embargo, con la ayuda de personas adineradas (especialmente del director teatral Jonas Collin, que medió para que se le concediese una beca), logró cursar estudios regulares, y en 1828 obtuvo el título de bachiller. Un año antes se había dado a conocer con su poema El niño moribundo, que reflejaba el tono romántico de los grandes poetas de la época, en especial los alemanes. En esta misma línea se desarrollaron su producción poética y sus epigramas, en los que prevalecía la exaltación sentimental y patriótica.

    En 1830, durante un viaje, pasó la experiencia de su primer amor, desdichado como los dos que siguieron (por Luisa Collin, la hija de su protector, y por la soprano Jenny Lind, el famoso "ruiseñor del Norte"). Entre las numerosas composiciones de este período cabe destacar Caminata desde el canal de Holmen hasta la punta oriental de Amager, el vodevil Amor en la torre de San Nicolás y las recopilaciones de versos Poemas (1830), Fantasías y esbozos(1831), Cuadros de viaje por el Harz, Suiza, Sajonia, etc., en el verano de 1831 y el ciclo poético Los doce meses del año.

    El escaso éxito de sus obras teatrales y su insaciable curiosidad lo impulsaron a viajar por Europa. En los años 1833 y 1834 estuvo en Francia y en Italia, principalmente en París (donde escribió Inés y el tritón) y en Roma; posteriormente, ya famoso gracias a sus cuentos, visitaría Alemania, Grecia, Turquía, Suecia, España y el Reino Unido, entre otros países, y anotaría sus impresiones en interesantes cuadernos y libros de viaje: Bazar de un poeta (1842), En Suecia(1851), España (1863) y Visita a Portugal (1866).

    En 1835, de regreso tras su primer viaje, alcanzó cierta fama con la publicación de su novela El improvisador. Además de los cuentos, son dignas de recuerdo las novelas O.T. (1837), Tan sólo un violinista (1837), Las dos baronesas (1848), Ser o no ser (1857) y Pedro el afortunado(1870), todas de inspiración más o menos autobiográfica, y piezas teatrales como El mulato(1840). Interpretó su propia vida como un bello cuento en sus repetidas autobiografías: El libro de la vida (1832-33), El cuento de mi vida (1846) y Mit Livs Eventyr (1855), reelaboración danesa de la anterior, a la que siguió un apéndice en los años 1868-69.

    Los cuentos de Andersen

    Durante una estancia en el Reino Unido, Andersen había entablado amistad con Charles Dickens, cuyo poderoso realismo, al parecer, fue uno de los factores que le ayudaron a encontrar el equilibrio entre realidad y fantasía, en un estilo que hallaría su más lograda expresión en una larga serie de cuentos. Al regreso de su primer viaje a Italia, que tuvo la virtud de estimular su fértil imaginación, Andersen preparó y publicó Cuentos para contar a los niños (Eventyr, fortalte for børn, 1835), primero de sus famosísimos libros de cuentos infantiles; nuevas colecciones suyas verían la luz en años sucesivos (1843, 1847, 1852); la última de ellas fue Nuevos cuentos e historias (Nye eventyr og historier, 1858-1872).

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    Pulgarcita en la primera edición ilustrada de los cuentos de Andersen (1849)

    Inspirándose en tradiciones populares y narraciones mitológicas extraídas de fuentes alemanas y griegas, así como en experiencias particulares, Hans Christian Andersen llegaría a escribir, entre 1835 y 1872, un total de 168 cuentos protagonizados por personajes de la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados. Parte de ellos son cuentos populares que el autor había oído contar en su infancia en Odense y que reproduce con tonos sencillos de gusto popular y, al mismo tiempo, estilísticamente refinados (por ejemplo, El eslabón, El pequeño y el gran Claus, Los cisnes silvestres o El porquero). Otros, como Ole Luköje y La colina de los elfos, están tomados de leyendas; y algunos, como El vestido nuevo del emperador, proceden de fuentes literarias.

    Con todo, la mayor parte de las historias son pura invención de Andersen, hecho en que el danés se aparta de la línea de autores que reelaboraron cuentos tradicionales (como el francés Charles Perrault en el siglo XVII) o se limitaron a transcribirlos y compilarlos buscando preservar su pureza y espontaneidad originales (como los hermanos Grimm). Andersen reveló una poderosa fantasía al convertir incluso a seres inanimados en protagonistas de sus narraciones, como ocurre en El soldadito de plomo, El molino de viento, El farol viejo o El collar. Animales y también plantas son personajes habituales (El ruiseñor, El sapo, El patito feo, La mariposa, La margarita, El abeto o El último sueño de la vieja encina), sin que falten por ello los protagonistas humanos, como en Pulgarcita o El sastrecillo valiente.

    La maestría y la sencillez expositiva logradas por Andersen en sus cuentos no sólo contribuyeron a su rápida popularización, sino que consagraron a su autor como uno de los grandes genios de la literatura universal. Dirigidas en principio al público infantil, aunque admiten sin duda la lectura a otros niveles, las narraciones de Andersen se desarrollan en un escenario donde la fantasía forma parte natural de la realidad y las peripecias del mundo se reflejan en historias que, no exentas de un peculiar sentido del humor, tratan de los sentimientos y el espíritu humanos.

    Valiéndose de elementos fabulosos o reales y autobiográficos, como en el cuento El patito feo, el escritor danés identificó sus personajes con valores, vicios y virtudes para describir la eterna lucha entre el bien y el mal y dar fe del imperio de la justicia, de la supremacía del amor sobre el odio y de la persuasión sobre la fuerza; en sus relatos, los personajes más desvalidos se someten pacientemente a su destino hasta que el cielo, en forma de héroe, hada madrina u otro ser fabuloso, acude en su ayuda y premia su virtud.
  13. Hans Christian Andersen
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    Hans Christian Andersen

    El más famoso de los escritores románticos daneses fue un hombre de origen humilde y formación esencialmente autodidacta, en quien influyeron poderosamente las lecturas de Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann. Tuvo una primera niñez bastante serena entre un padre zapatero, soñador inquieto y librepensador, y una madre más vieja que su marido, supersticiosa y activa, siempre dispuesta a mimar a su hijo; tal equilibrio quedó alterado con la muerte del padre (1816), a quien el espejismo de la guerra napoleónica había alejado de la familia, y el segundo matrimonio de la madre.

    En 1819, a los catorce años, Hans Christian Andersen viajó a Copenhague en busca de fortuna. En vano esperó llegar a ser cantante, actor o por lo menos bailarín, ni tampoco fueron más afortunadas sus primeras tentativas poéticas. La crisis que vivía el reino de Dinamarca a raíz de las duras condiciones del tratado de paz de Kiel y su escasa formación intelectual obstaculizaron seriamente su propósito.

    Sin embargo, con la ayuda de personas adineradas (especialmente del director teatral Jonas Collin, que medió para que se le concediese una beca), logró cursar estudios regulares, y en 1828 obtuvo el título de bachiller. Un año antes se había dado a conocer con su poema El niño moribundo, que reflejaba el tono romántico de los grandes poetas de la época, en especial los alemanes. En esta misma línea se desarrollaron su producción poética y sus epigramas, en los que prevalecía la exaltación sentimental y patriótica.

    En 1830, durante un viaje, pasó la experiencia de su primer amor, desdichado como los dos que siguieron (por Luisa Collin, la hija de su protector, y por la soprano Jenny Lind, el famoso "ruiseñor del Norte"). Entre las numerosas composiciones de este período cabe destacar Caminata desde el canal de Holmen hasta la punta oriental de Amager, el vodevil Amor en la torre de San Nicolás y las recopilaciones de versos Poemas (1830), Fantasías y esbozos(1831), Cuadros de viaje por el Harz, Suiza, Sajonia, etc., en el verano de 1831 y el ciclo poético Los doce meses del año.

    El escaso éxito de sus obras teatrales y su insaciable curiosidad lo impulsaron a viajar por Europa. En los años 1833 y 1834 estuvo en Francia y en Italia, principalmente en París (donde escribió Inés y el tritón) y en Roma; posteriormente, ya famoso gracias a sus cuentos, visitaría Alemania, Grecia, Turquía, Suecia, España y el Reino Unido, entre otros países, y anotaría sus impresiones en interesantes cuadernos y libros de viaje: Bazar de un poeta (1842), En Suecia(1851), España (1863) y Visita a Portugal (1866).

    En 1835, de regreso tras su primer viaje, alcanzó cierta fama con la publicación de su novela El improvisador. Además de los cuentos, son dignas de recuerdo las novelas O.T. (1837), Tan sólo un violinista (1837), Las dos baronesas (1848), Ser o no ser (1857) y Pedro el afortunado(1870), todas de inspiración más o menos autobiográfica, y piezas teatrales como El mulato(1840). Interpretó su propia vida como un bello cuento en sus repetidas autobiografías: El libro de la vida (1832-33), El cuento de mi vida (1846) y Mit Livs Eventyr (1855), reelaboración danesa de la anterior, a la que siguió un apéndice en los años 1868-69.

    Los cuentos de Andersen

    Durante una estancia en el Reino Unido, Andersen había entablado amistad con Charles Dickens, cuyo poderoso realismo, al parecer, fue uno de los factores que le ayudaron a encontrar el equilibrio entre realidad y fantasía, en un estilo que hallaría su más lograda expresión en una larga serie de cuentos. Al regreso de su primer viaje a Italia, que tuvo la virtud de estimular su fértil imaginación, Andersen preparó y publicó Cuentos para contar a los niños (Eventyr, fortalte for børn, 1835), primero de sus famosísimos libros de cuentos infantiles; nuevas colecciones suyas verían la luz en años sucesivos (1843, 1847, 1852); la última de ellas fue Nuevos cuentos e historias (Nye eventyr og historier, 1858-1872).

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    Pulgarcita en la primera edición ilustrada de los cuentos de Andersen (1849)

    Inspirándose en tradiciones populares y narraciones mitológicas extraídas de fuentes alemanas y griegas, así como en experiencias particulares, Hans Christian Andersen llegaría a escribir, entre 1835 y 1872, un total de 168 cuentos protagonizados por personajes de la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados. Parte de ellos son cuentos populares que el autor había oído contar en su infancia en Odense y que reproduce con tonos sencillos de gusto popular y, al mismo tiempo, estilísticamente refinados (por ejemplo, El eslabón, El pequeño y el gran Claus, Los cisnes silvestres o El porquero). Otros, como Ole Luköje y La colina de los elfos, están tomados de leyendas; y algunos, como El vestido nuevo del emperador, proceden de fuentes literarias.

    Con todo, la mayor parte de las historias son pura invención de Andersen, hecho en que el danés se aparta de la línea de autores que reelaboraron cuentos tradicionales (como el francés Charles Perrault en el siglo XVII) o se limitaron a transcribirlos y compilarlos buscando preservar su pureza y espontaneidad originales (como los hermanos Grimm). Andersen reveló una poderosa fantasía al convertir incluso a seres inanimados en protagonistas de sus narraciones, como ocurre en El soldadito de plomo, El molino de viento, El farol viejo o El collar. Animales y también plantas son personajes habituales (El ruiseñor, El sapo, El patito feo, La mariposa, La margarita, El abeto o El último sueño de la vieja encina), sin que falten por ello los protagonistas humanos, como en Pulgarcita o El sastrecillo valiente.

    La maestría y la sencillez expositiva logradas por Andersen en sus cuentos no sólo contribuyeron a su rápida popularización, sino que consagraron a su autor como uno de los grandes genios de la literatura universal. Dirigidas en principio al público infantil, aunque admiten sin duda la lectura a otros niveles, las narraciones de Andersen se desarrollan en un escenario donde la fantasía forma parte natural de la realidad y las peripecias del mundo se reflejan en historias que, no exentas de un peculiar sentido del humor, tratan de los sentimientos y el espíritu humanos.

    Valiéndose de elementos fabulosos o reales y autobiográficos, como en el cuento El patito feo, el escritor danés identificó sus personajes con valores, vicios y virtudes para describir la eterna lucha entre el bien y el mal y dar fe del imperio de la justicia, de la supremacía del amor sobre el odio y de la persuasión sobre la fuerza; en sus relatos, los personajes más desvalidos se someten pacientemente a su destino hasta que el cielo, en forma de héroe, hada madrina u otro ser fabuloso, acude en su ayuda y premia su virtud.
  14. Hermanos Grimm
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    Los hermanos Grimm (die Brüder Grimm o die Gebrüder Grimm), Jacob Grimm (Hanau, Hesse; 5 de enero de 1785-Berlín, 20 de septiembre de 1863) y Wilhelm Grimm (Hanau, Hesse; 24 de febrero de 1786-Berlín, 16 de diciembre de 1859) fueron dos hermanos escritores alemanes célebres por sus cuentos para niños y también por su Diccionario alemán, las Leyendas alemanas, la Gramática alemana, la Mitología alemana y los Cuentos de la infancia y del hogar (1812-1815), lo que les ha valido ser reconocidos como fundadores de la filología alemana.1 La ley de Grimm (1822) recibe su nombre de Jacob Grimm.

    Jacob (1785-1863) y su hermano Wilhelm (1786-1859) nacieron y se criaron en el seno de una familia de la burguesía intelectual alemana. Los tres hermanos Grimm (ya que fueron tres, en realidad; el tercero, Ludwig, fue pintor y grabador) no tardaron en hacerse notar por sus talentos: tenacidad, rigor y curiosidad en Jacob, dotes artísticas y urbanidad en Wilhelm.2 A los 20 años de edad, Jacob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Antes de llegar a los 30 años, habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones.

    Fueron profesores universitarios en Kassel (1829 y 1839 respectivamente). Siendo profesores de la Universidad de Gotinga, los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. Al año siguiente fueron invitados por Federico Guillermo IV de Prusia a Berlín, donde ejercieron como profesores en la Universidad Humboldt.1

    Tras las Revoluciones de 1848, Jacob fue miembro del Parlamento de Fráncfort. Luego en la segunda guerra mundial vino Hitler y no se sabe que paso con los cuerpos de ellos.

    Obra:
    Entre sus primeras publicaciones figuran Edda, epopeya finlandesa del siglo XIII y diversos textos poéticos traducidos del alto alemán.
    La labor de los hermanos Grimm no se limitó a recopilar historias, sino que se extendió también a la docencia y la investigación lingüística, especialmente de la gramática comparada y la lingüística histórica. Sus estudios de la lengua alemana son piezas importantes del posterior desarrollo del estudio lingüístico (como la Ley de Grimm), aunque sus teorías sobre el origen divino del lenguaje fueron rápidamente desechadas.3
    Además de sus cuentos de hadas, los Grimm también son conocidos por su obra Deutsches Wörterbuch, un diccionario en 33 tomos con etimologías y ejemplos de uso del léxico alemán, que no fue concluido hasta 1960.
    También publicaron una selección comentada de romances españoles titulada Silva de romances viejos.