1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. En la penumbra
    pienso y pienso,
    sosiego la luz
    para mi amor dormido.

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  2. (De parte de mi tío, el sacerdote poeta)

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    Te vi febricitante aquella noche:
    estabas fatigada, tenías miedo...
    ¡tal vez de nuestra sombra, que la luna
    proyectaba en el suelo!

    Ibamos, como siempre, los dos juntos:
    tu cansancio alargaba la vereda...
    ¡Tú llevabas caricias en los labios!
    ¡Yo, en el alma, mi pena!

    Fue después de aquel baile: tu fatiga
    descargaste en mi pecho con aplomo:
    "¡Toda la vida me estaría, dijiste,
    mirándome en tus ojos!

    Me engañabas, lo sé; pero mentías
    con tal sinceridad, con tal dulzura,
    que habría de ser feliz si creer pudiera,
    otra mentira tuya.

    Alipio Ruiz
    A ti y a Maramin les gusta esto.
  3. (De parte de mi tío, el sacerdote poeta)

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    Te vi febricitante aquella noche:
    estabas fatigada, tenías miedo...
    ¡tal vez de nuestra sombra, que la luna
    proyectaba en el suelo!

    Ibamos, como siempre, los dos juntos:
    tu cansancio alargaba la vereda...
    ¡Tú llevabas caricias en los labios!
    ¡Yo, en el alma, mi pena!

    Fue después de aquel baile: tu fatiga
    descargaste en mi pecho con aplomo:
    "¡Toda la vida me estaría, dijiste,
    mirándome en tus ojos!

    Me engañabas, lo sé; pero mentías
    con tal sinceridad, con tal dulzura,
    que habría de ser feliz si creer pudiera,
    otra mentira tuya.

    Alipio Ruiz
    A Ligia Calderón Romero le gusta esto.
  4. Cuando no satisfagas tus pueriles antojos,
    y en las pajas del nido te sofoque el calor...
    ¡Es que ronda la Muerte!... Cerraremos los ojos
    por no ver las heridas que nos abra el Dolor.

    Cuando ya mis lisonjas se te antojen agravios,
    y te aburra con terco yaraví, mi laúd...
    ¡Es que ronda la Muerte!... Cerraremos los labios
    tras la queja angustiosa de un: ¡Adiós, Juventud!

    No podré ya contarte mi honda sed de ternura,
    ni con magia de besos consolarme podrás;
    no habrá entonces vestigio de tu actual hermosura,
    ni serás tan perfecta, ni atractivos tendrás.

    La ceniza del tiempo blanqueará tus cabellos;
    en tu faz las arrugas correrán por doquier,
    y tus ojos, hoy dulces, soñadores y bellos,
    serán toda una historia de fracasos de Ayer.

    Cuando ya del Castillo sólo yazgan escombros,
    y la dicha de ahora recrudezca el dolor...
    ¡Fue via crucis la vida! ¡Nuestros débiles hombros
    ya presienten el peso de una cruz: el Amor!

    Alipio Ruiz
    (mi tío, el sacerdote poeta)

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  5. Este poema me deja una angustiante sensación de soledad. Te lo comparto con cariño.

    ¡No hay trovas en los nidos! Se alejaron
    las aves, que en alegre primavera
    con sus tiernos cantares mitigaron
    la renuente quietud de la pradera.

    Yo te adoro, mi Bien: amor eterno
    nos juramos los dos, tú bien lo sabes...
    ¿Por qué te vas, Amor, si aún no es invierno?
    ¿Por qué te vas, Amor, como las aves?

    Ven, mitiga la angustia que he sufrido;
    que otra vez me adormezcan tus canciones...
    ¡Si el nido está sin aves, más que el nido,
    se han quedado vacíos los corazones!

    Alipio Ruiz
    (mi tío, el sacerdote poeta)

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  6. De viejas citas que se olvidaron
    tarde se acuerda mi corazón...
    ¡Todas las novias que se quedaron
    abandonadas en su balcón!

    Alipio Ruiz
    (mi tío, el sacerdote poeta)

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  7. Concluyo con el bello poema de mi tío el sacerdote poeta:

    Y el ave, libre, con vuelo ufano
    se hunde en el oro de la mañana,
    mientras espera, quizás en vano,
    la fiel cautiva de la ventana.

    A la caricia sensual del beso
    de despedida, gime: -"¡Te vas!"
    -Pero no llores... ¡Pronto regreso!
    -"...¿Quién me asegura que volverás?"

    Ya cuando Febo sus rayos lanza,
    pintando el valle de añil intenso,
    queda llorando pesar inmenso
    la eterna mártir de la esperanza.

    Alipio Ruiz

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  8. Mi tío era sacerdote y era poeta. Me gustaría compartirles en mi blog poco a poco algo de la obra de mi tío Alipio Ruiz de quien supongo me viene el gusto por las dulces palabras...

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    RECUERDOS INTIMOS (Primera parte)

    A la penumbra de hora temprana,
    al novio ausente la novia espera:
    -"¡Ya habría venido si me quisiera!",
    murmura quedo tras la persiana.

    Canta el cenzontle: -"¿Padeces mucho?",
    y ella, sonriendo, le dice al ave:
    -"¡No sufro tanto cuando lo escucho!...
    ¡Más que la tuya, su voz es suave!"

    Alipio Ruiz
  9. Para estrenar mi blog, me pareció encantador el poema de William Ernest Henley:

    Invictus
    BY WILLIAM ERNEST HENLEY

    Out of the night that covers me,
    Black as the pit from pole to pole,
    I thank whatever gods may be
    For my unconquerable soul.

    In the fell clutch of circumstance
    I have not winced nor cried aloud.
    Under the bludgeonings of chance
    My head is bloody, but unbowed.

    Beyond this place of wrath and tears
    Looms but the Horror of the shade,
    And yet the menace of the years
    Finds and shall find me unafraid.

    It matters not how strait the gate,
    How charged with punishments the scroll,
    I am the master of my fate,
    I am the captain of my soul.

    Traducción:

    Más allá de la noche que me cubre,
    negra como el abismo insondable,
    doy gracias al Dios que fuere
    por mi alma inconquistable.

    En las garras de las circunstancias
    no he gemido ni llorado.
    Sometido a los golpes del destino
    mi cabeza sangra, pero está erguida.

    Más allá de este lugar de ira y llantos
    donde yace el horror de la sombra,
    la amenaza de los años
    me halla, y me hallará sin temor.

    No importa cuán estrecho sea el camino,
    ni cuán cargada de castigos la sentencia,
    soy el amo de mi destino,
    soy el capitán de mi alma.
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