Mariposas angelicales

Rutina, yo te quisiera con amor en mi vida.
Rutina de apuros, olvidos y besos,
rutina de sábados en el jardín hogareño.
Rutina en domingo de familia unida. ​

Rutina de amor en mi corazón desierto,
decirle ¡te quiero! cada nuevo día;
tener la rutina de verlo a mi lado
cada mañana disfrutar conmigo,
abrigar su piel, sentir el suspiro...
Aunque esté dormido hacerle el amor
regarlo de lirios, beberme sus sueños
cuando entre en los míos. ​

¿Rutina? ​

Nunca igual el beso, nunca igual el roce,
esperarlo siempre con aromas nuevos...
Por eso rutina, yo quiero obsequiarte
y cumplir un sueño. ​

Pintarte en colores; escribirte versos;
obsequiarte flores; colmarte de amigos;
tallarte con goce y convertirte en diosa.
Esculpir tu alma con la tolerancia.
Que al eterno amor, cada nueva aurora
le brindes calor, ¡jamás lo destroces! ​

Matilde Maisonnave​

Derechos reservados
Del libro "Mariposas en el volcán"​

En tu lumbre ardo y flaqueo
temblando el beso en tus labios.
Si me rozas erizas mi piel,
tu voz varonil me enloquece
me esclaviza a tus deseos...
Soy luz y sombras,
ángel y demonio,
águila y paloma...

Abrasas mis entrañas
haciéndome el amor...
Me llevas al misterio,
al gemido y la pasión,
a la libertad de ser yo,
delirando con locura
clamando como una gata
llorando y riendo de placer.

Caída de agua en tu piel,
océano, selva y faro
seré sobre tu cuerpo amado,
en tus ojos, luz del amanecer.




Matilde Maisonnave

2007​

Soñé tu presencia angustiada
dejándome estas palabras...
"Vengo en un envase cubierto de siglos..."​

Una frase que no podía olvidar
mezclada con ideas que afloraban,
a mi mente le hablabas...
El tiempo pasó sin poder descifrar.
Llegó el día en que mi corazón se abrió,
escribí...quizá lo que me dictabas.
Sentí que me necesitabas
siendo una persona cualquiera.​

Somos pizcas del mismo arenal.
Azotarán los vientos; calamidades habrá...
De a poco se irá sintiendo la furia natural,
pronto, verán las aguas arrasar...​

Sembré generoso delicias en el mar,
sembré las dulces nubes para purificar,
sembré en la tierra riquezas sin igual,
sembré en las mentes el bien y el mal...​

La perfección no existe, sí la humildad,
la generosidad, la bondad, la honestidad...
Soy el Hijo del Padre y los vine a salvar
regando mi sangre, enseñarles a amar.​

Sembrando secretos pasaron los siglos.
Encerraron mi palabra, ignoraron mi dolor...
usaron los cambios sembrando el horror,
bendiciendo guerras en contra de Dios.​

Castigo no es lo que sucederá...
Es la cosecha del hombre del mal
jugando inclemente con lo que sembré...
Borrando del cielo el color del mar;
arrasando impunes hectáreas de bosques,
impenetrables selvas... ¡necios prebostes!​

Quien absorberá dentro de su seno
la masa cuantiosa de los deshielos,
quien sin protección del gas, el veneno
podrá soportar del fuego de los infiernos.
Hombre, al destruir la naturaleza
has ignorado de Dios su grandeza...​

El mundo se estrechará, las lenguas secarán,
cuando arenas del desierto cubran,
en algunas, movedizas, sucumban...
Cuando el caos comience, las puertas cerrarán
al temblar el planeta, no escaparán...
La naturaleza, prodigio Divino de bondad,
convertida por el hombre se vengará
tragándose a la Humanidad.​

¡Sembrador de siglos derramaste Amor!
A todo el que asuela tú has de juzgar.


​

Matilde Maisonnave ​

12/ 2000​

Reverso de la lágrima​

Un tañido resuena,
el sol besa la aurora...
Si hay tormentas en mi alma
que no lleguen a mi mente.
En el reverso de la lágrima
se esconderán con calma,
como pétalo herido...
olvidando.​

Ese hombre vanidoso
hace sangrar mis oídos,
gozosos de escuchar un vals,
alegre música de Strauss...
Ver a mi niña bailar.
El arte es un don de amor
iluminando la oscuridad
con alegría y dolor.​

Detrás de las lágrimas
se esconden emociones,
pálidas o coloridas
luces de una esencia.
Soy semillas escondidas
esperando el atardecer,
para sonreír brotes
y aguardar la llovizna.​

Las tormentas de mi alma
en flores convertidas,
darán luz al infortunio
de mi mente.​

Matilde Maisonnave
2007​

Le pediré sólo al cielo


ilumine nuestras vidas.​

En esta noche tan cálida


mi nieta duerme tranquila


sin miedos ni sobresaltos


con ángeles que la miman.​

Son ellos su madre querida


sus abuelos que la adoran,


los juguetes que sonríen


viendo inocencia y candor.​

Sé que mi madre es el ángel


protegiendo bondadosa,


la siento siempre presente


en mi alma cuando duele.​

Sobrevuela nuestras vidas,


por ella elevamos un salmo


a su corazón de madraza,


esencia de aromática rosa.​

Al cielo le pido ansiosa,


nunca nube gris empañe


el bienestar que abraza


el amor y la concordia.​

Noche de ángeles.


¡Aliento!

​

Matilde Maisonnave


2003​

Como siempre quieren más
sembrando la destrucción.
No les basta con la muerte
de toda una generación...
Saben que el mundo se acaba
por qué seguir el horror.
Les pregunto si tanto cuesta,
en momentos tan aciagos
de una vez darse la mano,
si realmente son tan hombres.
¡Alzo mi voz en un ruego!
Tengan piedad de sus hijos,
de sus nietos y mujeres.
Acaben con tanto dolor
porque no existe en el mundo,
un Dios que perdone asesinos.
¿O sus creencias son falsas?
Se sienten valientes
empuñando un arma,
arrojando bombas, misiles,
metralletas matando a mansalva
disfrazando el odio con mendacidad.
Sicarios de la maldad,
varones, por casualidad,
de hombres no tienen nada.
Son cabezas embrujadas
de irracional locura,
ignorantes primitivos
de sus mayores heredaron
la simiente siniestra y oscura.
El desierto los verá
deambulando sin destino,
nada de nada tendrán
ni hogar, ni familia, ni hijos...
Sigan sembrando desgracia
recogerán sólo arena...
¡Porque no hay Dios que perdone!
Los buitres harán su faena.​

Matilde Maisonnave
2006​

Dos clavos en tus muñecas, uno enorme en tus pies juntos, un lanzazo en tu costado y una corona de espinas... Cuánto dolor, cuánto escarnio para tu alma bendita.
Cuánta envidia y egoísmo, vendido por una monedas, por tus propios condiscípulos...
La cobardía y la traición, aún hoy, te siguen crucificando.​

Matilde Maisonnave​

Madrugada en mi castillo
las puertas están cerradas
en espejos se reflejan
fantasmas y hadas.

Sólo con un ala escribo
no deseo se despierten
ánimas en la alborada...

¡Hasta mañana mis mariposas!
Ver adjunto 22238