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    Tambores de tierra quiebran

    maullidos de primavera

    en las venas silenciosas

    de la pupila y amapola del lugar

    mientras un abejorro adicto

    vuelto y declarado de mis flores

    el viento mece simientes

    el suelo raja en albores

    mientras mariposas

    coquetean en círculos

    mi reina doncella

    ama de la belleza

    la amo y me declaro

    mientras la caricia

    cae desbandada por cerros y montes

    tiemblan los solares
    me detengo a rezar a la piedra

    mientras me cuenta la lluvia

    que así serán los besos de ella precipitada

    voy vengo de ella soy preso

    vuela libre extasiada

    y ataviada de un cielo que abre

    y se dispara azul horizonte

    mi llave le entregué
    porque abre mi corazón

    y baila la tierra de amor.



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    Siente el poder de mi oscuridad,
    abre su cielo de eternidad,
    que vuela y descansa su abeja
    círculos trazados en polen que deja,
    amamanta su esfera,
    cierra un canto a la estrella,
    y un lobo dorado llega.
    Protegiendo a su hada.


    El Castellano
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    Noche hulle de mí ,

    ves a dormir en tus pastos letales,

    coge tus monstruos mundanales

    hiereles tu caricia,

    gime y solloza otras sábanas,

    deshaz mi podredumbre que se acelera,

    como río sin agua,

    como nube sin color,

    es del tiempo mi aullido,

    así como espiga

    del verde trigo,

    y campanada sin campanario,

    yazco ebrio de estrellas

    y sus solares,

    el viento que no lleva mi nombre

    y yo que le quiero,

    entre colgadas persianas incapaces,

    entre árboles crepitantes

    unas ojeras que descienden

    entre los azules

    de la noche en este cielo de alambre,

    sede de mi suplicio

    al Dios que ya le canso,

    de rezar a un Sol que no es él.





    El Castellano
  4. Una flor vino del cielo
    a la puerta de este mundo.
    De sombras libró
    los sentimientos puros de corazón,
    la señora de las flores silvestres
    la adornó del color de la noche.
    Luz de luceros caía a ella
    sangre de oro, polvo de estrella
    quién era la más bella
    dormida su nota suspira
    única dama de la noche
    gustaba la flor llamarse
    a quien en sueños la visitase
    llave de este mundo
    con el mundo de lo inerte
    para quién guiándose
    por su nota dulce
    tocarla osase; la visión
    de espíritu suplicante,
    blanco vestía, en traje luminoso
    sus pétalos abiertos al valle,
    de la niebla y la hierba,
    valle de árboles cantores
    y nereidas como hogueras,
    de bellas súcubos en las cuevas,
    rezando los guerreros de ojos rojos,
    de druidas los lobos,
    y de las sílfides los pastos y rebaños,
    las margaritas y las hiedras
    que las ramas trepan.
    De las salamandras de fuego el hierro,
    y de ninfas el agua,
    dioses combatiendo por el cielo,
    mientras reyes celtas
    con el deber de serpientes
    poblar la tierra
    como aconsejaba la tradición.
    Para en prosperidad reinar.
    Si en sueños llega la 1:30
    bien vistosa te veo,
    bien dulce te siento,
    bien fiel te oígo dentro,
    si nací ciego para verte con el corazón,
    si no todo en la vida vida mía
    con los ojos se ve,
    dime sombra por qué has enamorado
    cada parte de mi ser,
    si existes por qué insistes
    en transmitirme como sientes
    si ya dentro vives,
    si ya de ti me tienes,
    si ya has asesinado mi soledad
    y feliz voy a vivir contigo la eternidad.


    El Castellano
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    Cruzaba mi albor dorado,

    la hoja de un Álamo

    blanca y roja como el vuelo

    de un pájaro otoño,

    cuán intangible era el color de su cabello,

    era hecho de todas mis flores

    como inexpugnable miel,

    que brilla todas las cosas ,

    yo que te hablé de amor

    en nuestros días solariegos

    como amaca de viento,

    me golpeaba la idea

    una fuerza inexpresable

    como frío y sólo cavaba

    mi jardín tras el verano,

    en un color de ocres

    mi mente que jugaba

    y se evaporaba,

    mis cuchillos dormían

    la siembra,

    en otras siembras,

    un vespertino grito

    del grillo acuchillaba el calor,

    mi rambla que yacía seca,

    era como un chirrido de iglesia,

    como fiesta sin vino

    ni cerveza,

    tangibles vientres de la historia

    en manos de la gente

    un eco subiendo las cumbres,

    un disparo sin blanco,

    un hondo sepulcro

    y un jardín excelso

    de espigas,

    los poetas son del tiempo

    y sus versos.





    El Castellano
  6. Ver el sonido

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    Mi destino que era como un tronco hueco,
    de cuchillas de hojas,
    por el violeta escarpado
    fruncía se avivaba de sí,
    yo en él colgaba esperanzas
    como lirios negros desecándose,
    en el compás de su horno
    que me cocinaba ilusiones,
    un día en su seco charco
    ahondé conociendo a su araña
    que tejía, que elaboraba el devenir
    del alma , caí en la cuenta
    de lucharme un manso porvenir,
    así mismo nadie me liberará
    del grillete,
    el bosque de mis sombras
    se iba abriendo como nocturnas agallas,
    y yo pensando que la oscuridad
    me puede, pero no a mí simiente,
    sembré versos como pilares
    y trepaban en escalera al Sol,
    oculté mi siembra
    en oscuros laberintos de tijeras,
    se ahogaba el cielo de plomo,
    para brillar mi Sol difunto,
    había llegado el día
    esta noche va a ser diferente
    en las retinas,
    el pobre agasajo estaba deprimido,
    sólo alcanzaba a rascarse
    su ombligo,
    el crisol se lucía en pleno seno ambiguo,
    brillaba el furor de mi destino,
    como una carpa en vinagre
    se iba hinchando,
    haciendo de la muerte un pasillo,
    mi pena bebida de mi copa de vino,
    que era como una cigarra oxidada,
    entonces mi sangre se regocijaba
    en mis ojos,
    que eran como dos peces de colores,
    nadando en la botella de mi cuerpo
    con el Demonio dentro,
    preguntándose si llegarían a ver
    el sonido de un extasiado te amo tuyo.



    El Castellano
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    Azada

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    Por la solariega vega del alma bullo,

    jamás yo de sus brillos acrisolados

    rehullo,

    yo que en fiel hueso calizo me siembro,

    y crepito con su Sol mayor,

    voy hecho de lluvia

    del páramo su desventura,

    las mentiras son erróneas

    de todas mis caricias al cielo abierto,

    la noche que empieza a sonar a mi Vera,

    mantengo la quietud en alabada

    sombra engalanada,

    cae mi vida y de nuevo te siento

    cerca muy cercana,

    en tus campos nazco como hombre nuevo,

    soy el crujido en tu ventana,

    fiel abeja que a tu flor regenta,

    enamorado suspiro de viento,

    tu fiel sustento,

    marco inamovible del desespero,

    verbo y adjetivo de solar afán

    en primavera que corre y lleva,

    que abre y desgasta,

    mi verdad que eres real,

    y no un aliento de humo

    dame una salvación,

    y del arista un primor,

    en este solar muestrame lo que pasó ,

    quiero ser aullido de viento,

    solar empeño en tu piel canela,

    dame vida que yo iré a tu vera,

    una tentación que espera,

    no hay miedo a esta hoguera,

    este mundo habitado por fantasmas

    de la gran ciudad,

    me cuelgo en sus faroles

    en alas de murciélago vivo,

    hago entender

    a este cielo de tijera descienda

    su violeta pintado de MalvaLuna

    clamando la vuelta de su fugitivo ocaso,

    sin soles lejanos,

    héroe del norte de tu boca,

    mi cálido corazón hirviendo

    con tu alzado amor,

    mi beso de azahar que te necesito,

    siente mi vuelta y su retroceso

    a nuestra estrella,

    no estoy perdiéndome ,

    me gusta tu hablar, me gusta tu respirar,

    estoy dispuesto contigo a soñar,

    estoy viendo al hombre mirar a otro hombre,

    estoy haciendo de la bruma parir una sombra,

    el hoy no entiende de vender a este anónimo,

    le necesita para conquistar el mañana,

    haciendo la línea que separe,

    ven amor toma mi mano

    deshacemos nuestros pasos al andar,

    acunando campos de lirios,

    dejame nacer bajo la luz del Sol,

    mi respiro que mandó al cielo,

    cruza conmigo la era,

    estallando esferas,

    hasta que nuestro cuerpo brote en flores,

    por los pétalos de nuestras caricias

    deshojadas.









    El Castellano
  8. Despertaba la sierra

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    Ímpetu gastado desgranándose su sien,
    en hojas que el alma gasta
    por sus oscuros lindes,
    al son de campanada los sentimientos
    duros, perpetuos como rocas que son Dios,
    contarían mis espumas trepando corceles,
    su filo de cuchilla dorada,
    y su pena al dulce tajo sediento
    horneando al líder suspiro,
    tibio y frío en su vespertino grito,
    sentido oblicuo mecido
    en la maraña de mi tela de araña,
    un Sol que hace nudo de su redondez,
    viaja de su empeño lámina,
    sostenida en gris de espadas,
    por vientos norteños
    se acuesta en sus alas,
    y el afán del trino cuelga sus guadañas ,
    yo áspero roble
    forjo de hierro mi inmortal entraña,
    en un mundo que se vuelve polvo,
    brindo mi daga a la sutil sierra
    que te canta letana ,
    mis brazos de tierra abiertos
    abrazando las almas que te acompañan,
    sus lejanías trenzadas en grises brumas
    pérdidas de un horizonte
    que extraño las vio nacer cabalgando,
    en mis cuencas de ojos vive el nervio
    que hinchado te abre su aljibe
    en alabastros y cristales de cuarzo
    con mi te amo dulcemente postrado.


    El Castellano
  9. La vida de la flor

    Albor sediento silvestre nacido,
    por entre tus labios me cuelgo la herida,
    caléndula mía por el Sol afligida,
    resopla caricia unos dedos
    como fieles senderos ahogados
    en la sien de tu palabra,
    ya no hay confianza que enhebrar,
    ni dulce bienvenida,
    sopla el viento aletargandose
    en suspiros siderales con el eco
    de mis ilusiones valientes,
    yo que fui como una lágrima de montaña,
    como el rocío primero que las flores
    acampa y besa haciendo girones
    con mi alma,
    sí esa mi calma que el terreno avanza,
    y se queda en añoranza
    de un siglo ya recorrido
    que encontraba guerra y desdén de niebla,
    por aciagas cumbres pasa mi guadaña,
    segando el miedo feroz
    para por altas esferas
    clavar un molino y su viento,
    brillando mi espada por entre la oscuridad
    y sus lares ciegos entonando
    un piano sin teclas,
    mi silencio que esclavo de Dioses
    se revela y muere,
    revelaciones del sueño
    sordo, en plenitud de forastera arpa
    y su vorágine enerbada,
    por el campo de tu alma
    me caminan los pensamientos,
    en abrazos a los ababoles,
    colgándose de chopos mis verdades,
    cuando descubrí una margarita
    sencilla, redonda y colorada
    mordiendo mi pierna
    porque quería venir conmigo
    y cambiar de floresta,
    enorgullecida mostraba su ballesta,
    y su amor inmutable a tiempos
    que la tierra comía,
    mientras yo me alzaba
    quedando el miedo
    mordiendo mi ventana.
    Se forjaba mi tibia templanza
    a letanías dibujadas.



    El Castellano

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  11. POR MI ALBORADA

    Esparzo a este viento que aulla tu nombre
    el latido compuesto en brebaje etéreo,
    colgando astros de mi almohada
    te encrucijas en vendajes de mi ancha alma,
    que vino a plañir a tu estela galanada,
    en mi estación colmada, condenada,
    abriendo mis ojos en cuña por la rambla,
    de un tajo aguardaba mi felicidad amada,
    por entre vías esquivas de tu cuerpo
    me alzaba, con el poder de habitar tu pecho,
    quedando en color el camino de la margarita,
    a tibio desliz cantaba,
    que no hay sendero si no se camina,
    y por mil altos abrojos me quedo
    para decir yo viví loco
    y la locura por ella
    es la única decencia en esquela
    por la que mi grillo la alcanza,
    de un confín a la orilla de mi río,
    vine a llorar con su sauce,
    creando con mi lágrima de amor el cauce,
    tu corazón que mi alma reverdece,
    por el chopo de mi vida se crece,
    en mi candil aullando a mi sombra inerte,
    en el Sol y en la luna
    vine a desenterrar mi locura,
    que se colgaba en profusa altura
    de cumbre ingenua,
    erró la golondrina
    creyó que la tierra era su cielo
    de colores envuelto,
    se confundió el caracol subiendo al árbol
    intentando alcanzar el origen de lluvia,
    Y mis barcos como lindes despiertos
    marcharon a navegar tu sangre
    mi amada por ti que yo dejaría montes
    y cerros, playas y sus naufragios,
    bosques y arbolados en cenizas
    de cielos grises trenzados,
    por tu vida dejaría yo mi vida
    en la hoguera.


    El Castellano

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  12. Por la armonía conquistada
    esa que dibujan tus ojos y su miel
    este es mi año florecido
    cuando mis sentimientos por ti
    desean regirse a tu lado.
    Clamando por las estrellas conquistadas
    mi lengua se hace ascuas
    hasta mi jardín te ama
    abriendo margaritas
    por todos los lugares,
    quiero acercarme en transparencia
    por todos los rincones de tu alma
    que de bella, pura alza su ballesta
    para quedarme yo en redención
    pidiéndote perdón Margarita.


    El Castellano

    Realeza de estrella

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  13. Latir

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    Inocencia que se hace belleza,

    al momento que abríó mi flor,

    ella corría limbos lejanos,

    mezclados de sabor,

    por un horizonte brillante la malva se colgaba,

    la noche en color me asaltaba,

    y sus flores abriendo al brillo

    y su opaco fulgor deslizado,

    vidas sin prisa al elevado son,

    límite profuso de su inteligencia,

    en afán por la tierra conquistar,

    recompensa sois a mi amor volcado

    de un confín a la parcela de mi creación,

    no me habéis abandonado

    no os dí de lado,

    al tibio, parco hálito

    mi espíritu habéis rejuvenecido,

    mi alma esposa del sol habéis tornado,

    hoy os debo tanto,

    desde mi sosiego a una calma sembrada,

    desde que os adoro y cuido

    yo soy un hombre tranquilo

    enhebrando vuestros estambres al cielo,

    volcando en vosotras una miel,

    por la que se abre mi ternura

    como un camino a encontrar

    como un lugar en el que perderme,

    vuestros pétalos son mis sábanas de tierra,

    por las que me acostaría

    y me agarrarían caléndulas en el pecho,

    quién aquel que os diese voz,

    yo os alzo para que bebáis de una nube

    que cuelga, que sostiene mis manos,

    como regueros de que es posible amaros,

    un templo os guardo en mi corazón

    asesinando al florero

    latis vuestro hálito,

    completando y colmando

    los regueros de mi sangre

    calmando mi sed,

    que la flor sólo sea la flor,

    pliegue y sonrisa

    de mi extasiado amor.







    El Castellano


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  14. [​IMG]


    Tumbado el horizonte

    se acuesta mi ilusión,

    este mundo arde en un verso,

    la decencia queda volcada,

    la gente se pierde en el alambre

    que sujeta el verso,

    mirada a la tijera

    y que suene la campana,

    todos mis sueños quedaron amados detrás,

    yermo el terreno mecía un alarido

    por la tierra que no estaba muerta,

    vuelo sin suplicio dormido,

    la acequia mi sangre lleva,

    pierdo el control por quemarme con su luz,

    resumen de lo vivido en la esfera de su retina

    más que un crujido de mi ventana,

    al viento le pido me acerque su latido,

    camino por fuera del límite,

    anudado el tiempo y sus cuchillas doradas,

    sol tras sol, día tras día,

    todo lo haría para que te quedaras en mi vida,

    graznando viene la noche

    por el círculo dibujado por la luna

    se cava la llegada del día,

    desde el lugar que yo amé antes,

    te escucho gritar,

    la oscuridad me sostiene

    con su manto templado,

    vuelo al alfeizar,

    tu habitación muerde mi pupila,

    el tiempo me vio nacer cuervo,

    jamás rendido desde una torre a otra

    exclamaba el perdón de los Dioses

    por alimentarme de sangre,

    llegada la hora

    que luciérnagas cuelgan noches en los robles,

    se abría el reguero de mi sed de abrojo,

    la araña tejía su cena,

    yo te esperaba como cada noche,

    los minutos derretidos en mi colmillo,

    granate albor se deslizaba por la tercera campanada,

    tibio, parco, sumiso, el sentido,

    se vencía mi sed de nuevo,

    concluida la estampa de la sombra,

    que araña cada grito en su cama,

    danzando mi calma.

    Hoy no será una noche cualquiera,

    se prende la hoguera,

    la sombra me abraza cayendo de nuevo el sentimiento

    yo no me acuesto,

    limo mis nervios con acero,

    la lluvia canta en mis oídos,

    será otro amanecer violeta postrado,

    mírame soy el alba de tu amanecer

    hoy no me verán perecer,

    mírame voy por ti.

    Soy förüq.





    El Castellano y Leannán-Sídhe
  15. Hipsipila, crisálida azogada,

    Reflejando su muda,

    Y a su dueño abandonarla

    para ver lámina de cielo emplomado,

    lejano y distante su reino de amor está

    Como su princesa por capturar,

    El pájaro único, igual a todos,

    Blandea en estiaje gris lánguido,

    Mientras llueve en el jardín inglés

    Bruñido su color añil.

    Vientre de hierro

    Donde crece su flor de difunto.

    Vaga libélula destinada

    Al estanque de la vida eterna.

    Camina, difumina, rige su cenit.

    Viejo lobo reclama

    A su enamorada luna

    Que le lleve,

    Tordo, de la oliva tu fuste

    Junto con el córvido tesoro

    De nueces,

    El duende su pipa humeando

    El esfumino del sonido del grillo.

    El reposo de castilla

    Sin preludio de su princesa

    Que no amará su tierra

    Si no a su hipsipila captor de su vida

    Alba más preciosa

    Que su anterior atavio triste

    Mira los ojos de zinc de su dragón

    Y la magia vuelve a su Amor.

    Fúlgido insecto primero en descubrir

    El estanque y al beber

    Dragón tornó su ser.

    Ahora le vendrá el reino

    De los valerosos hombres

    Él con ojos de fuego y sangre

    Mimetizarse puede y en voz

    Deslizarse, fúlgidas cabelleras

    Cual hombre del norte,

    Nada le oculta a su princesa

    Que ya Más no quiere

    seguir sus tareas de castillo

    Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará

    Al estanque de la vida eterna

    Un pensamiento divaga

    Del ser en que ella abrirá

    El albita de la cuerda

    Del grillo que marcará su son

    En violín y oro caracol

    Con siniestra forma de corazón.







    El Castellano
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