El blog de ojicafes

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Espesa jungla.


El silencio es una forma de hablar...

si se regala con una sonrisa

se despeja el horizonte

y el azul fulgura en lunático florido.


Se rompe la cresta marina

y lo que se creía ser salino

resulta ser blanca espuma,

lo que resta se suma en la premura

de ahogar el éxtasis por convertir desiertos

en nenúfares acuáticos,

para sostener en agua el basilisco

que corre para alcanzar la playa

de la misma esfera,

llenarse de arenas como algas

para absorber el néctar de manzana

que paciente espera.


El sigilo del jaguar despierta

y el azar de mantenerse al tanto

vacila en elegir el flanco

para escalar montañas

gravitando el parpado

dándole al tacto el grado superlativo

resuena el llamado y la oquedad palpita

el felino reclama suya…

la espesa jungla.


Geber Humberto Pérez Ulín.

Quien pudiera humedecer tus labios

desearía anegarse de tu boca

de ese mar intenso provocando sensaciones

hasta llegar a los abismos laureados de tus ojos.


Eres al mismo tiempo el sol y el cielo

nevada piel texturizada

portales a lo eterno son tus ojos

llovizna dorada…tus cabellos.


Cuando ríes con esa forma

se acaba la quietud

y esto me lleva a la locura

a no pensar en migo mismo

dejaré que afloren los sentidos

para caer de cansancio entre tus brazos

de tanto amarte.


Bésame con una mirada

desármame con tu sonrisa

para que cada partícula de mi ser

se impregne de todo lo que hay en ti.


Entrégame sin recato

un gesto o una mirada

una caricia por la espalda

para vivir con mil lunas

y amarte solo a ti…

como a ninguna.


Cómo puedo existir sin tus manos

que me doblegan ante ti

cuando se entrecruzan nuestros dedos

para llenar esos espacios creados para eso.


Dime esa palabra tan corta

expresada en distintas formas

para volar sin tener alas

para soñar sin estar dormido

para amarte como nunca

como nunca… lo había sentido.


Geber Humberto Pérez Ulín.

Contigo despierta en silencio

de su ensueño la aurora,

que canta, que ríe, que sueña

que a veces se va como el río

o cae como lluvia… sin freno.


A veces irrumpe de lleno

y se mete a contarme tus sueños

¿Sera esa ola que siempre se aleja...

y viene de pronto a inundarme de rosas?


A decirme silencios en ojos de cielo

todas esas cosas que son las palabras

escritas con versos en piel con aromas

que saben a amores…que saben a besos.


Deseando encontrar el ocaso

pidiendo a la noche

desvelos de luz a tu encuentro


Pedirle a la luna

refrescar tu memoria

plagiarle su enigma

vivir en tus sueños

para ver en tus labios

invisibles te quiero


¿En donde se quedan los sueños?

¿prendidos en nubes?

¿silbando en el viento?

en caminos perdidos…

retumbando en silencios.


Geber Humberto Pérez Ulín.

Caminan las horas buscando los días

yo busco entre los pliegues los ácaros vivientes

la apolillada tarde encendida con reseca de hiedra

la ceniza de ojos ciegos respirando retoños verdes.


Allende los cielos el humo guiñe sus ojos

la nube tarda en distinguir el vaho

engaña el tono y no da para mojarse las pestañas

la araña no se inmuta y puede dormir tranquila.


En su mundo perturba el silencio la cigarra

despista el número sin saber el origen de su canto

las alas mientras tanto no le dan para volar

si no para de su alarde es un canto fúnebre.


El velo es el último y su punto de partida

la ironía de vuelo y alas sin llegar a ningún lado

muerte y sepulcro determina a su llegada

su destino es a pico de pájaro sujeto.


El otrora gigantesco en sombras de gajos se desmorona

sin remedio el pesado tiempo recostado sobre sus hombros

esperando revivir el fuego con su pedaceria

de su boca lenguas vivas danzan sedientas

hasta que de noche se diluyan en polvo de ceniza.


Geber Humberto Pérez Ulín.

No es el crepúsculo la solemnidad.

No es la diadema de acacias con que se coronan los príncipes

No es el legado en manuscritos de papiros

No es el renacer de la flor purpura

No es la secuela del camino

No es el exceso en la bandera del vencedor

Son solo unos días circunscritos en el calendario

Es el despertar de la noche…

sin el recuento de los días…

Geber Pérez.

Somos apenas una partícula cósmica, de lo que están hechas las estrellas, distantes entre ellas. Coincidir en tiempo, en espacio, en el lugar donde la calidez del ser es un hálito de vida para quien su corazón lo llena de momentos compartidos...

Se acerca el mañana...y amanece un día cada vez mas lejano para tener entre manos ...la melancolía...se acerca también la esperanza y el despertar de un nuevo día... que llene de alegría...una hermosa vida... tarde y oportuna ala vez, tiempo para amar a quien comprendió que el amar...es de dos.

Denso fulgor de aromas incrustado de epidermis...

de enardecida llama incendiaria del deseo

con el sepulcro del amor a cuestas

Cúspide nevado, espiral dorado, alborada en alas de cisne, remanso de puertos, indómito lucero, danza lunar,aurora de fuego, diluvio de estrellas, río náutico de espumas, intacto sueño, vereda nocturna, enigma de espejo, ruiseñor y palpitar de trinos, oquedad de arena, lucero cristalino ilumina el sendero.

Génesis... brote y espiga, otoño de luz, nenúfar de lirios, zarzamora escarlata, altitud de pino, latitudes de rosa, eléctrico destello azul, zafiro y faro de sol, parpadeo de luciérnaga, enjambre de nube, musgo de un beso, estío de cumbres, ángel de sueño.

Geber Humberto Pérez Ulín.

Solo me basta una mirada...mírame
ojos desiertos que al contemplar serenos
renacen callados mis suspiros...
Luz al alba y noches de luna
yo solo me pierdo...cuando en ellos me miro.

No sabía llorar, ni contar las lagrimas

con el ábaco de las pestañas

y me enseñaste a repasar con creces

el testimonio de los ojos a la hora del diluvio.


No sabía cuidar de la sangre

con el fuego de tu boca comprendí…

el camino era de mano en mano

que el huracán mece las hojas

y el árbol no se cae afianzado de raíz.


No sabía jugar las cartas del miedo

esa serpiente implacable que segrega su veneno

en el eco que retumba en la antesala del infierno.


Solo sabía del terror contemplado en cajas vacías

y me hiciste ser maestro del delirio,

en la arritmia arrinconado entre ecos de salivas

y las heridas que calan hoy en día.


Sabía del vástago del águila el destierro

de lo fácil que es herir en la inconsciencia

sin desapego… ni ninguna escala de remordimiento.


No sabía cuando dejar el nido,

y comprendí que el vuelo hacia lo desconocido

no era solo de las aves,

que las alas se ganan ignorando el dolor

agitándolas con fuerza y superar la cuesta.


Geber Pérez.

Fue mas mortal su arma
me llegó hasta el alma...
y me mató de amor.

GHPU

Mis palabras no podrán penetrar la roca... pero hallarán eco en ella.

Las mariposas vuelan sin saber a dónde van

o es el instinto el que las mueve

o la capacidad de volar

retomar el vuelo

volar donde el viento las lleve

o cambiar el rumbo en pleno vuelo…

no sé.


¿Se darán cuenta las libélulas que en pleno acto de amor

se forma un corazón que los mantiene unidos?...


Es el camino marcado con tinta escarlata

o es el sendero que deja la luna de plata.

No dejaré de soñar... de soñarte

de saber que existes

de decir palabras en silencio

que retumben en lo ancho de tu pecho.


¿En dónde repicarán las campanas

para decirle al viento

que las cosas que yo digo

salen de lo profundo del sentimiento?…


Sin encontrar las respuestas

las busco

y espero

sin esperar

que suceda

...


y sucede que la vida es una

y el soñar... no cuesta

es una cruz que no se ve...

pero se lleva sin querer...

a cuestas.


Geber Humberto Pérez Ulín.

Adiós sin luz.


Me lavo las manos con la esencia de mis obstinaciones

y el veneno de tu ausencia de la silvestre hierba

donde hermosa flor de no saber de espinas

tiende su canto mielero a quien no sabe que de su huerto

solo recoge pedazos de sombras el día de los muertos.


Del fango una hermosa flor divina sangra heridas

con cal y fuego se agota lo marchito, arde hasta cenizas

polvo que ahoga la garganta seca henchida con gritos sordos,

helada frágil estatua de sal yace en el abismo de un adiós sin luz.


Geber Humberto Pérez Ulín.