1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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Telares, guirrios, atropajos, garabatos y cosinas varias

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  1. Lucifer a la izquierda me murmura:
    “pruébalo, la maldad es divertida
    y el picante, la salsa de la vida,
    no te cortes, rechaza la censura”

    Un aburrido ángel me recuerda
    que soy bueno: "mesura cada acto,
    sé cortés, sé benévolo, ten tacto,
    mejor decir recórcholis que mierda”

    Y no sé a qué atenerme: ¿ser prudente,
    atento, compasivo, pero soso?
    ¿O ser maligno, pícaro y odioso,
    pero agudo, risueño y ocurrente?

    Cómo poner final a esta vil broma
    si cuando quiero el bien, Satán asoma
    A Dvaldés y Lorelizh Beye les gusta esto.
  2. Me olvidé de quien era y de los miedos,
    atrás dejé las dudas del cobarde
    y sé que es el momento. Aún no es tarde
    para luchar con tinta por mis credos.

    Terribles de la yemas de los dedos
    me brotan las palabras, hoy me arde
    el silencio y me calma cada alarde
    contra los ignorantes de los ruedos.

    Saboreo las lágrimas vertidas
    en la arena y mi sed es aliviada
    solo con la verdad más despiadada.

    Al valiente le manan sus heridas,
    es sangre lo que yo me he prometido
    y si soy mi rival, habré vencido.
  3. Sollozo en la autopista de la muerte.
    Hoy sé que solo lloran los cobardes
    y que matan valientes los alardes,
    sé que nunca es por buena o mala suerte.

    No me sobran las ganas de perderte
    y menos ambiciono que me guardes
    ausencias por dolor. Vuelve, no tardes,
    a tu viejo confort donde mecerte.

    Vuelve al lugar sereno de mi abrazo,
    a reposar tus días angustiosos,
    a deslizar tu cuerpo en mi regazo.

    ¿Y si no vuelves? Para al menos. Frena.
    No sigas adelante. Están vidriosos
    mis ojos y es por miedo y no por pena.
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  4. Yo no sé cuán sensible eres, mimosa,
    pues, retráctil, rehúyes mi caricia.
    Belleza malva, trémula pudicia,
    escondes tu armonía, vergonzosa.

    Te presentas selvática y filosa
    en cada amanecer, pero se inicia
    cada noche tu sueño y la justicia
    poética te olvida por medrosa.

    No me toques, me dices. Y no toco,
    solo observo tu esbelto y verde talle
    encogiendo las hojas poco a poco.

    Esta noche seré quien se desmaye
    por no saborear tu yema tierna
    al sentir que tu miedo es muerte eterna.
    A ti, Aldonza Lorenzo y roman roses les gusta esto.
  5. Despierto es cuando tengo pesadillas
    por no saber y ser un esqueleto
    dirigido por hilos con anillas.

    No me duermo si el puzzle está incompleto,
    mi insomnio no se cura con pastillas
    y al sueño por placer no me someto.

    Necesito envolverme en la certeza,
    conocer la verdad. Mas si porfío
    sé que agota mi tiempo el desafío
    de encajar en el mundo cada pieza.

    Nunca descanso y caigo en la torpeza
    de pensar y pensar en el vacío.
    ¿Por qué solo me escapo del hastío
    girando alrededor de la belleza?
    A Aldonza Lorenzo, Eratalia y Halcon 0 les gusta esto.
  6. Susana es la morena con el babi
    rosa, le gusta ir al kindergarten
    a jugar con su gran amigo Javi.
    Ambos en el recreo se reparten

    sus meriendas de tupper sin wasabi
    — para que los pequeños no lo aparten—.
    El padre va a grabar, formato AVI,
    la función porque así cuando se harten,

    al crecer, de tontadas del YouTube
    podrán ver comenzar su gran amor
    antes de navidad 2018.

    Él es un angelito en una nube,
    ella, la virgencita del dolor,
    el tramoyista, un fan del calimocho:

    con su estómago pocho
    una buena lïó. ¡Vaya desastre,
    quedaron Susi y Javi pal arrastre!
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  7. En una tienda low cost los vaqueros
    serán menos baratos si me atiende
    una cara bonita que pretende
    venderme pantalones con tequieros.

    Ni opinan con cabeza los austeros
    ni saben todavía qué me enciende.
    Su mirar desdeñoso no comprende
    que por no derrochar me quedo en cueros.

    Hasta las ocho — horario comercial —
    puedo probar camisas a lo loco
    de la oferta a diez euros. ¡Qué rebaja!

    Me dice “esta corbata es ideal”
    y dilapido el sueldo poco a poco.
    ¡Qué salero! ¡Qué espléndida! ¡Qué maja!
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  8. La poesía no merece esto:
    cuatro gallinas cluecas y algún gallo
    decrépito y capón. Ya no me callo,
    hastiado del olor a descompuesto.

    Esta vez mearé fuera del tiesto
    y porque puedo, haré de capa, sayo,
    y al más borrico llamaré caballo.
    ¡Qué bello rebuznar torciendo el gesto!

    Si predican los frailes o los curas,
    van y vienen, santones y profetas,
    van y vienen, sujetos y sujetas.

    Sordas van, pobrecillas las criaturas,
    van y vienen, croquetos y cocretas,
    van y vienen, poetos y poetas.
  9. Antes de ti me sobraban mil versos,
    un par de excusas baratas, un gato
    que en el espejo era tigre, perversos
    misterios, risas de pega, un buen trato

    sin tus razones, motivos diversos
    para llorar, cocodrilos, recato
    de más, sentidos que fluyen inmersos
    en tu canción, desamor, un mal rato.

    Después de ti me sobraban las ganas
    de sonreír a la mínima, dar
    todo por nada, tañer las campanas,

    vivir de noche, de día soñar
    con despertar las siguientes mañanas
    junto a la boca que quiero besar.
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  10. El sabio dijo: “Sigue tu camino.
    Cierra los ojos. Siente como el viento
    marca tu rostro, el último lamento
    por los años que pasan. Es tu sino.

    Disfruta del albor esta mañana,
    de la luz irradiada por la estrella
    que ilumina tu mundo, de la huella
    del crepúsculo junto a tu ventana.

    Encuéntrate buscando en tu interior
    y descubre la magia si la hubiere.
    Abre la puerta al ser que más te quiere
    y consiente que cure tu dolor."

    "Aquí estoy", contesté con voz rendida,
    "mándame un ángel a mi nueva vida."
    A ti, Aldonza Lorenzo y roman roses les gusta esto.
  11. Cada diciembre vuelves, nochebuena,
    cambiándome algún rostro, vivo o muerto,
    y retengo las lágrimas, lo advierto
    mientras mato silencios en la cena.

    Quién sabe si callar valdrá la pena,
    quién sabe del futuro si es incierto,
    quién sabe si es el último concierto
    que escucho en la mañana más serena.

    Mi navidad no es solo una postal,
    siempre empieza sabiendo lo que extraño
    y siempre acaba al comenzar el año.

    Porque es un buen refugio lo trivial
    — Cascanueces, Strauss, Tamborilero —,
    siempre acabo sabiendo lo que quiero.


  12. Galerna del Cantábrico, torrente
    de versos, vendaval de poesía,
    gotas de chirimiri, melodía
    en mis oídos, sueño intermitente.

    Sonrisa, fuerza, hálito atrayente,
    maestra, niña, ave de la ría,
    dama etérea, compás de brujería.
    Escribe, brilla, llora, cuenta y siente,

    deja que sobre el resto vida llueva,
    arromanza razón, razona amor
    y roza el corazón de tu lector.

    Y quién puede atraparte, dulce Eva-
    nescente, en un soneto, si tú eres
    diluvio en el desierto y no me quieres.
    A Eratalia y Aldonza Lorenzo les gusta esto.
  13. Ya no llevas el cántaro a la fuente,
    el pánico a ganar no te despierta,
    siempre dejas cerrada aquella puerta
    que cruzabas alegre, alta la frente.

    Replica la silueta nuevamente,
    camina erguida, fuerte, libre, alerta
    y, aunque muestres tu herida semiabierta,
    quiérete, los demás son solo gente.

    Busquemos un benévolo acomodo.
    Estudia de lo roto cada añico,
    lo peor ya no está, no existe el todo.

    El dolor cada vez será más chico
    y, al final, el afluente de la vida
    manará con la sangre de la herida.
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  14. Me dijiste “el amor todo lo puede”
    y aquí, con unas rosas a sus pies,
    postrado de rodillas tú me ves.
    No pienses que caí, que fue adrede.

    Yo quiero, ella no quiere, y esto excede
    la razón, aunque el suelo es puro gres
    su cuerpo es mármol fino y, a través
    de las telas, mi vista me concede

    el privilegio de atisbar sus senos
    y contemplar su pétrea figura
    cincelada en trajines a mí ajenos.

    A pesar de mis súplicas la dura
    Victoria no se inmuta. Aunque por menos
    quedase sin cabeza la escultura.

    Ante tal tesitura
    dirijo mis cortejos a otra dama,
    pero no se me aclara el panorama.

    ¡Qué pérfida ventura
    es el amor! ¡Qué fría la mirada
    de esa Venus de Milo descocada!
    A libelula, Eratalia y Aldonza Lorenzo les gusta esto.