1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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Telares, guirrios, atropajos, garabatos y cosinas varias

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  1. No juegues con el B, no menosprecies
    al torpe bravucón que como el burro
    tira para delante. El muy cazurro
    prueba la evolución de las especies.

    Por ser flojo rival no le desprecies,
    a base de tesón y mucho curro
    hasta el más tonto mete gol de churro
    aunque vos no le temas ni le aprecies.

    Hacen gol el anciano y el pipiolo
    con la puerta vacía. ¿Vas sobrado?
    Te gana Moussambani al waterpolo.

    Si el tema es el soneto; es complicado
    que suene bien la flauta de Bartolo,
    el mamón nunca queda niquelado.
  2. De par en par abramos la bocaza,
    mandemos a la mierda a los censores,
    que pierdan los miedicas sus temores
    y sea indiscutible la amenaza.

    Me gusta más la carne con carnaza
    y la palabra limpia de pudores,
    no confundan fingir con ser señores.
    Ni los masocas quieren su mordaza.

    Copemos los juzgados de blasfemias,
    las canciones de insultos al poder
    y las calles de rostros descubiertos.

    Que en la cárcel se funden academias
    que canten los desmanes del ayer
    y enseñen a gritar a nuestros muertos.
    A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
  3. No sonreía mucho ni a menudo
    hasta chocar contigo, amor, de frente.
    Un golpe del azar, un accidente,
    convirtió al perdedor en un suertudo.

    Volviste parlanchín al siempre mudo
    al tímido sosaina, un ocurrente
    al cobarde haragán, casi valiente.
    Adiós a la armadura y al escudo.

    Se grabaron a fuego los recuerdos
    del segundo inmortal y dolorido
    en el que tu silencio calló el ruido.

    Tras el fortuito choque, desacuerdos
    sobre la embarazosa conversión
    de quien descubre viejo la pasión.

    A Bernardo de Valbuena y Maramin les gusta esto.
  4. Reconozco tu boca entre millones.
    Sus frases que dislocan corazones
    y su encendida cólera animal.

    Sus besos que anestesian las torturas
    de las medias verdades que murmuras
    mezclando con ingenio el bien y el mal.

    Guardas bajo tu lengua la metralla
    que estremece la piel al más sereno,
    que despelleja el alma del más bueno
    y al bravucón somete y avasalla.

    Tu mirada ni otorga ni se calla,
    en tus pupilas se anticipa el trueno
    y es su destello, filo con veneno.

    Y lo sé, y me protejo por si estalla.
    A Maramin le gusta esto.
  5. Ayer nos redujimos al absurdo;
    aunque fuimos felices en las duras
    no sabemos estar en las maduras
    y cerriles caemos en lo burdo.

    Pareja de paleta con palurdo
    que pelean por costes y facturas.
    Me parecen de chiste estas torturas;
    cuando hablas de préstamos me aturdo.

    El único interés que nos ofrece
    un poco de pasión es el euríbor
    y ese tipo es un Don sin din ni rédito.

    En esta situación. ¿Qué te parece
    comprar para el amor un sexy cyborg?
    Pidamos a Botín un nuevo crédito.
    A Maramin y Luis Á. Ruiz Peradejordi les gusta esto.
  6. Quise comerme el mundo de un bocado,
    por desgracia ni estaba entre tus piernas,
    ni encontré tu sabor en las tabernas,
    ni fui nunca a la ganga aficionado.

    Así me vi con hambre y sin pecado
    a merced de caprichos y galernas
    bebiendo de los vientos que gobiernas,
    implorando que vuelvas a mi lado.

    De tanto suplicar vendí mi orgullo
    y acabé como saldo en las rebajas:
    2 x 1, el imbécil y el capullo.

    Derrotado hace días que lo intuyo:
    quien me compre se queda las migajas.
    Admito que mi mundo ya era tuyo.
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  7. Huelen a podredumbre y falsos fieles,
    a sotana de cura pederasta,
    al coño sucio de la puta casta,
    a vino vomitado con las hieles.

    En vez de sacristías son burdeles,
    paredes donde aún resuena: ¡Basta!
    frágil grito de impúber que malgasta
    el ímpetu final bajo sus pieles.

    Saben las hostias rancias a pecado,
    a moho polvoriento, a las afrentas
    de besos de beatas sobre anillos.

    Lugar de confesión o altar sagrado
    donde atacan las ratas virulentas
    y pierden la inocencia monaguillos.
    A Maramin le gusta esto.
  8. Otra vez a la piltra sin pijama
    ni cubrirnos la cara hasta las cejas.
    «Un beso cuando quieras». Me reclama
    el sueño sin presión, reloj ni rejas.

    Sonrío al observar el panorama:
    saltando cercas balan las ovejas,
    no caben todas juntas en la cama,
    quieren soñar contigo y no las dejas.

    — Buenas noches —me dices—. No me duermo.
    —Buenas noches —y añado—: No me ayuda
    contar los corderitos, es un muermo.

    «¿Por qué se balancea un paquidermo
    en una telaraña?» Ante tal duda
    toca meditación y estás desnuda.
  9. Un descabello en términos taurinos.
    De qué sirve saberse juez y parte
    si en el piso se escupe el estandarte
    y ganan importancia los cominos.

    Punto final. Se acaban los caminos
    que transitamos juntos. Un aparte
    al juego de diretes y a su arte.
    Un adiós, nos volvimos anodinos.

    Dicen que un "hastaluego" duele poco,
    con "hastasiempres" nadie espera al muerto
    si no se es Jesucristo Superstar.

    En torres de marfil mejor me enroco;
    viviré solo, oculto y a cubierto
    de quién malquiérame resucitar.

    Te gusta esto.
  10. Soneto 1 Argentina - Croacia

    Blancas hienas se suman al festín.
    En agua diluyéndose la plata.
    Niños de guerra ceden polvorín
    (bombardean gallina junto a rata).

    Más bien dorados, casi de arlequín,
    peones de ajedreces. Escarlata
    con alba para trajes de postín
    contra reina celeste que no mata.

    Con razones se curan los delirios
    con calidad el juego se construye,
    con chambergo someten los ilirios,

    enemigos de Roma, no presente.
    Un sucesor de Pedro que no influye
    en África, destino convergente.

    Soneto 2. Suecia - Alemania

    Sin líder hoy azules los canarios
    falsos. Temperamento y mente fría.
    Contra el otro norteño concurría
    el que el inglés admira, rutinarios

    en el triunfo. En el Negro están los arios
    casi muertos, la última y tardía
    espera ante la vieja monarquía,
    En este mar: varegos y corsarios,

    bávaros y teutones. En el filo
    los germanos, la gloria para Odín
    parece, mas el medio está tranquilo.

    Campeón exiliado en tierra extraña;
    cartabón y compás, héroe del Rhin,
    capaz de imaginar la gran hazaña.

    Soneto 3. Irán - Portugal. Marruecos - España.

    Persas contra cristianos y de nuevo
    los muros contra Iberia, no es la Guerra
    Santa, nunca lo fue, mas sí destierra
    vencedor a vencido, ¿muslim, suevo?

    Serán las reconquistas del medievo
    un moderno espectáculo. Le aterra
    volver sin los galones. Él se aferra
    al oro, (aunque sin título, placebo).

    Una doble batalla contra el moro
    sin setecientos años de combate.
    Los bereberes colman el aforo.

    Tanto sudor y lágrimas en manos
    de la pantalla fría. Es un empate,
    viven sin convencer los dos hispanos.


    Soneto 4. (1.2) Nigeria - Argentina.

    Esmeraldas las águilas sin alas
    en la ciudad de Pedro, en un intento
    de vuelo sobre verde del argento
    (mejor oro que plata). No hay hoy galas

    para los caballeros, ni a las malas
    ni a las buenas. En este necio evento
    unos bien visten, otros tienen cuento.
    No van a disparar ficticias balas.

    Ángel que se perdió desde París,
    un jefe con su empresa en el Oriente,
    dos dieces que dividen un país;

    El final Carmesí; la sangre roja
    (cobre, fuego, cereza) en el torrente
    que inunda Buenos Aires, paradoja.



    Soneto 5 (2.2) Alemania - Corea del Sur.

    Nunca llega a Moscú, ni en el verano.
    Otro ejército muerto en la crudeza
    de la estepa, milagros sin grandeza
    y los soldados vuelven más temprano

    al calor de su hogar. Se ve en el plano
    un sureño en el norte, sutileza
    división que les une con torpeza
    a los rivales por tener hermano.

    Las siamesas repúblicas, la rota
    hoy supera a la unida sin misiles,
    las armas nucleares no son suyas.

    La tierra del invierno en la derrota
    recuerda del pasado a nazis viles.
    Agotaron ayer los aleluyas.

    6. Uruguay-Portugal.

    Cara a cara: vecinos, los pequeños,
    herederos de Ghiggia que es un tano
    campeón y de Eusebio, un africano.
    En Europa y América, sureños.

    Unos fueron colonia y otros dueños.
    De dorados y blancos va un cristiano.
    Cantando llora un fado el lusitano
    y riendo bailan tangos los salteños.

    Esperará la selección del gallo
    con su kikirikí de favorito
    al mermado rival sin matador.

    Y contestan al grito de uruguayo
    pues le sobra al platense más de un mito:
    diez guerreros y un Lucho luchador.


    7. España-Rusia

    Es día de domingo, no de ramos
    ni de resurrección para el iberio,
    no quedan ni migajas del imperio
    del sol cuando del mundo fueron amos.

    Los CSKAS, Spartaks y Dinamos
    juntos. Felipe arriba, gesto serio,
    súbditos en el campo sin criterio
    batallan sin aliento y sin un "¡Vamos!"

    Vuelven a casa (el oro de Moscú
    nunca aparece) Piden en la cena
    la ensaladilla rusa del menú.

    Un estadio soviético y marcial.
    Un: "Ay, pena, penita, pena... pena"
    máxima. Sin la gloria de un penal.

    Soneto 8 (Brasil - Bélgica.)

    Solo viejos se quedan en Europa,
    tampoco la conquista la amarela
    pues no fue de sus cinco la secuela
    y retornan a casa con su tropa,

    se marchan de vacío y sin la copa.
    Valones y flamencos ¡vaya tela!
    los belgas ganan juntos aunque duela.
    Les toca disparar a quemarropa

    al país colindante, pueblos galos
    en campos de batalla al fin ajenos;
    un cuero, once por once, seis los palos.

    Y después nuevamente varapalos,
    victoriosos los unos; son los buenos,
    derrotados los otros; son los malos.


    Soneto 9 - (Francia- Bélgica)

    Ataque de defensas con cabeza.
    No hubo revolución de la vecina
    y se quedó a las puertas, con nobleza,
    son años sin usar la guillotina.

    Los francos que no abusan de franqueza.
    Qué feliz es la horda jacobina.
    Hoy perdieron sin signos de flaqueza
    esos otros; su estirpe, Josefina.

    Pavard, Umtiti, Lucas y Varane,
    los párvulos soldados de la Francia
    a noventa minutos de distancia.

    Sabor a macarons, crepes y croissant
    sería un buen final para el no pan,
    el circo nos devuelve nuestra infancia.


    Soneto 10 - Inglaterra - Croacia.

    “Its coming home, its coming”. Tres leones
    en un campo de gules son bordados
    al pecho en las casacas de soldados
    mercenarios que viven en mansiones.

    Esta vez mil y una bendiciones,
    tiempos de Brexit, hooligans volcados,
    optimistas en todos los condados.
    Eterna enemistad, anglosajones:

    Si no sois más que un pueblo de piratas
    quién no se pone al lado de croatas,
    Pérfida Albión que sumas enemigos.

    Cincuenta y dos los años de castigos.
    Si busco una razón que me calmare
    os digo en español: Shakespeare.


    Soneto 11 - (Final. Francia - Croacia)

    De malaquita y oro su deseo;
    un mundo por figuras que es alzado
    emulando al Atlante condenado
    por su miedo a perder ante Perseo.

    Nunca fue del temor Croacia reo,
    mas más fuertes los galos han ganado
    y por segunda vez será grabado
    el nombre de la France en el trofeo.

    Tropas napoleónicas por piernas
    se retiraron lejos de Moscú,
    hoy tras dos siglos zanjan la conquista,

    dirige el principito futbolista.
    Dos también, pero décadas modernas,
    separan las victorias de "les bleus".
  11. En la televisión un nuevo cuento,
    un baile de vampiros juvenil,
    jotas, comadrejas y un mandril,
    Penélope Glamour con un jumento.

    Predica el Ministro de Fomento.
    Cruella pierde “de Vil” por el pil pil,
    un guisado adereza el perejil,
    mamarrachos con voz, pasan del ciento,

    Chicas monas, de frente y de perfil,
    las feas se quedaron sin talento,
    los hombres sin aspecto varonil.

    Se transmite en la playa un salvamento,
    naufragan las pateras en Motril
    y cambio de canal en un momento.
    A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
  12. Él no es de los que fácil se conforma
    ni se sienta esperando una prebenda,
    No le asusta salirse de la senda
    ni calzar diferente de la horma.

    No le cuesta ir en contra de la norma
    ni que la sensatez no le comprenda,
    culpable sin propósito de enmienda
    se crece con tacón de plataforma.

    No les cuenta mentiras a los jueces
    ni tampoco les dice la verdad.
    Hace tiempo que escucha las sandeces

    de quién quiere torcer su voluntad.
    Sabe mojarse el culo y quiere peces,
    no precisa perdones por piedad.
    A Aldonza Lorenzo le gusta esto.
  13. Es fácil apostar a todo o nada
    cuando no queda un duro en el bolsillo,
    enfrentando su rostro en el tresillo
    porque sé que la dama está marcada.


    Volverás, soledad, de madrugada
    sin plata, sin honor, sin mi librillo
    de jugador caído y sin el brillo
    risueño que irradiaba su mirada.


    Porque no son posibles las victorias
    para quien se perdió retando al mundo
    con la sangre caliente en cada apuesta.


    En el viaje de vuelta las memorias
    murieron por completo en el segundo
    en el que vi mi carta deshonesta.
  14. Ya no extiendo las alas, hoy refreno
    mis ganas de surcar olas de brisa,
    mis ganas de mecerme en la sonrisa
    vertical del satélite seleno.


    Ahora me dirán que estoy sereno
    por caminar el firme donde pisa
    la razón sin la fe como premisa.
    Mas hoy temo atorarme sobre el cieno.


    Suspiro por hipótesis extrañas
    clavado a las verdades en el lodo,
    preguntas de la nada en un recodo.


    Suspiro por volver a las montañas
    trepando sin arneses y, a mi modo,
    encontrar las respuestas para el todo.
    Te gusta esto.
  15. No hablaré del olor en la pradera
    durante las tormentas de verano,
    ni del polvo mojado sobre el grano
    y la luz del relámpago en la era.

    No hablaré del amor a la carrera,
    ni del fuego entre el vientre y tu tejano,
    humedad con calor; agua que en vano
    ha dejado el diluvio, dentro y fuera.

    No hablaré de miradas encendidas,
    ni de la decepción si el cielo escampa,
    ni del placer sumido en el exceso.

    No hablaré de pasiones prohïbidas,
    pero maldeciré la cruda estampa
    del asfalto llovido en el regreso.
    Te gusta esto.