1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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Telares, guirrios, atropajos, garabatos y cosinas varias

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  1. Me uní al club de amigos del hiato;
    al desliz de la pausa interminable,
    a la boca cerrada impenetrable,
    a buscar cada flor en el ciato.

    Seguiré del silencio su mandato
    por ser más natural y confiable
    que el cruel atropello del culpable
    alboroto estridente del silbato.

    Plasmaré en la hoja cada voz
    pleno de calma chicha y sin censura
    torturando con versos al veloz.

    Aun me acusen de fácil o precoz
    para mí es lo limpio la ruptura,
    del burro a la patada llamen coz.
  2. Hoy volví a preguntarme si prefiero
    una noche de paz frente a la tele
    o una noche de gatos que revele
    un indómito espíritu guerrero.

    Terrible controversia en lo que quiero:
    si tengo libertad, quien me consuele
    y en la tranquilidad, quien me desvele.
    En la ira, calmo, y en la calma, fiero.

    En el comienzo sufro por la meta
    y si la alcanzo busco una salida.
    Improviso si leo la receta

    y sin pautas le temo a la caída.
    Caótico confieso que me inquieta
    mecerme sobre el orden de la vida.
    A Eratalia y Pessoa les gusta esto.
  3. I

    Me cansé de llorar por las verdades
    que gritamos a voces sin sonido,
    las trazamos sin lápiz ni sentido
    al sumar a ninguno dos mitades.

    En la fe nos reunimos con deidades
    permisivas y guías que han sabido
    distinguir lo mejor de lo prohibido
    y cribar del pecado las bondades.

    Compartimos la pulpa de manzana,
    la piel de la serpiente, el paraíso,
    hojas de parra el fin de la semana.

    Desterrada la culpa en el averno
    me declaro de penas insumiso,
    me importa su dïablo medio cuerno.


    II

    Y si hablan de lujuria y de maldades,
    del culpable placer de lo vivido,
    no te extrañes, aíslate del ruido
    porque son envidiosas las crueldades.

    Por rumores del viento no te enfades
    y tampoco si escuchas el quejido
    que airea el miserable que ha perdido;
    resopla por despecho necedades.

    No protesta el imbécil cuando gana
    ni llegan los reproches con aviso
    ni atinan esos dardos la dïana.

    Bien podrías mandarles al infierno,
    tienes mi absolución y mi permiso.
    No está mal disfrutar del fuego eterno.
    A ti y a Pessoa les gusta esto.
  4. Para ovejas, verdades absolutas.
    Al rebaño, redil que le sustrae
    la poca libertad en la que cae
    si gana por las lanas las disputas.

    Prefiero mis razones disolutas
    a las rígidas normas de la RAE
    que entre tanto esquilado se distrae
    vistiendo con calcetas a las putas.

    Mejor el punto fácil de ganchillos
    que penar con encajes de bolillos.
    Mejor un trasquilado en pleno invierno

    que en navidad servir lechazo tierno.
    Mejor pastar sin cercos en praderas
    que cebarse de pienso con barreras.
    Te gusta esto.
  5. Un enamoramiento un poco tonto
    en la pista de pádel un domingo;
    pecas, melena corta (estilo Ringo,
    de los Beatles), sutil a bote pronto.

    Doble 6-0 en contra. ¿Cómo afronto
    sin llorar la derrota? Canto bingo
    si regresamos juntos en su Twingo.
    El próximo partido lo remonto.

    Se concentran mis ojos en su espalda.
    Es cuestión de pelotas, se aturulla,
    las guarda en el bolsillo sin recato

    dejando imaginar bajo la falda.
    Me distraen sus piernas. No remato
    la bola, digo “mía” y era suya.

    No se enfada. ¡Aleluya!
    Me pregunto: ¿el deporte será sano?
    —Es amplio su revés con una mano.
  6. Consejos doy que para mí no tengo,
    maestro de librillos desfasados,
    meto la gamba en todos los tinglados
    pues no me llama nadie e intervengo.

    Un rancio condeduque de abolengo
    fingido con incultura de postgrados
    de postín y diplomas regalados.
    Otro altercado, si lo sé no vengo.

    Por esos polvos vienen estos lodos,
    si te metes en charcos y te embarras
    más vale restregar con buenos modos

    la mierda que se incrusta entre las garras.
    Peor es enfrentarse con macarras,
    sobre todo si son sabelotodos.
  7. Por mucha cantidad de vicodina
    y por mucho que luzcas tan risueña,
    la verdad es: ni grande ni pequeña,
    no te gusta enlatada la sardina.

    Peleas enjaulada en la oficina,
    dejaste de creerte libre y dueña
    por inventar tu propia contraseña
    y asistir cada tarde a la endocrina.

    Hace tiempo que esquivas las locuras
    si hay ventanas con vistas al vacío
    y marcos sin aislantes para el frío.

    Cuando toca enfrentarte a los mïuras
    amansas con ovarios sus bravuras.

    Toreo sin capote y con tronío.
    A Pessoa le gusta esto.
  8. Tiranos eslabones:
    Las estelas quemadas hace tiempo.
    Los grilletes que frenan los avances.
    Estiletes que afilan la nostalgia.

    Las rayuelas de la infancia feliz.
    Los duermevelas con las musas amadas.
    Los juguetes perdidos del trastero.
    Los mofletes del niño que renace cuando vuelas.

    Cadenas a un pasado con los muertos del presente.
    Las tumbas de los vivos que quieren ser mentiras y poetas.

    Las lunas de las noches, entre huertos y caricias los juegos más furtivos.
    Esperanzas frustradas.
    Hondas grietas donde crecen violetas sin aire ni raíces.
    El olvido imposible.
    Girar contrasentido.



    Tiranos eslabones: Las estelas
    quemadas hace tiempo. Los grilletes
    que frenan los avances. Estiletes
    que afilan la nostalgia. Las rayuelas

    de la infancia feliz. Los duermevelas
    con las musas amadas. Los juguetes
    perdidos del trastero. Los mofletes
    del niño que renace cuando vuelas.

    Cadenas a un pasado con los muertos
    del presente. Las tumbas de los vivos
    que quieren ser mentiras y poetas.

    Las lunas de las noches, entre huertos
    y caricias los juegos más furtivos.
    Esperanzas frustradas. Hondas grietas

    donde crecen violetas
    sin aire ni raíces. El olvido
    imposible. Girar contrasentido.
    A Pessoa le gusta esto.
  9. Decenas de negrillos a la orilla,
    sombras y claros, troncos firmes, ramas
    y nudos. Las raíces en la arcilla,
    arbustos, breña tosca de retamas.

    Áspera la corteza, piel de astilla
    mellada por el viento. Extensas gamas
    ocres y verdes. Barro, a la semilla
    desde la muerte, tránsitos sin dramas.

    Un susurro en el aire, en el vacío,
    el cierzo como látigo severo,
    temblores de hojas secas, crudo frío.

    La criba natural en el sendero,
    putrefactos los lodos junto al río,
    prodigio de la vida en un pedrero.
    Te gusta esto.
  10. Corruptos, helicópteros caídos,
    bisagras mantecosas, rayos UVA,
    su discurso al dictado es soplo en tuba,
    orquesta de los éteres peídos.

    De pieles bronceadas los bandidos,
    sin razonar, sin que el color les suba
    si me leen dirán que marche a Cuba
    ¿lo pagan finiquitos diferidos?

    Trajes de casimir. Sus guantes, blancos.
    Navidades en Suiza, salvadores
    de la patria, la ética y los bancos.

    Mordidas para cuadros de WC.
    Manolas y cofrades, damas, lores,
    gaviotas carroñeras. Caja B.
  11. Quizás un día tonto sinalefe
    átonas a lo loco mientras tomo
    tónica con ginebra y cardamomo.
    No creo que me suba el IRPF

    por ser mejor poeta que mi jefe.
    Se trata de doblar a gusto el lomo:
    —sí, bwana, sí, señor —, un mayordomo
    con falaz candidez de mequetrefe.

    Quizás un día tonto cuando pida
    un cóctel San Francisco (sin alcohol)
    hastiado de servir toda la vida

    me tire con agallas un farol,
    le sirva bien cargada la bebida
    y supla su ripiar por rock and roll.
  12. Adoro tus mentiras, niña mala,
    porque sé que eres buena, no hay engaño.
    Cuidado, puedes duplicar el daño
    si extiendes tu sonrisa a gran escala.

    Porque cuando te ríes me resbala
    el dolor y fulminas al huraño
    mustio que fui, sin tu malicia, antaño.
    Hoy, por suerte, la vida me regala

    barrabasadas, picardías, curas
    para la enfermedad de la rutina,
    trillones de graciosas travesuras.

    Espero cada día tus diabluras,
    asombrarte con cuentos, malandrina,
    poblar tus dulces sueños de aventuras.
    A ti y a Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  13. Lunes, las ocho en punto, un viejo bus,
    ningún asiento libre , diez minutos
    en el trayecto. Apáticos, enjutos,
    compañeros de viajes y menús.

    En los auriculares pongo Obús
    y esquivo de los chicos sus macutos,
    sabes que los detalles dan sus frutos,
    me llevo en la fiambrera tu cuscús.

    Vamos muy bien. Ayer de madrugada:
    tu calor en mi espalda, el frigo pie
    en mi pie, tu mejilla en la almohada.

    Vamos muy bien, tomamos un café,
    con un beso me dices “hasta luego”.
    En el bus entre fábulas navego.



    Obús: grupo de rock español cuyo tema más conocido tiene como estribillo "Vamos muy bien... borrachos como cubas y qué.
    Frigo pie: Helado de la marca comercial Frigo.
    A catia-love le gusta esto.
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    Me mudé por vivir en el abismo
    alejado de ti, pequeña bruja,
    mas la luna un reflejo me dibuja,
    pues es tu hogar soñado, un espejismo

    confirmando que somos uno mismo,
    amantes de la noche y su burbuja
    aislante que se rompe si no empuja
    con su instinto a sentir el erotismo

    de sabernos un único viajero
    a la luna entre sábanas de lino,
    del deseo a gozar, el peregrino.

    Niña malvada, sin dolor espero
    que juntos acatemos nuestro sino:
    es amarnos el último destino.
    Te gusta esto.
  15. La vi mientras comía en Burguer King:
    un menú con patatas, coca cola
    y de postre un helado, estaba sola
    y a sus pies una funda de violín.

    Su blusa con dibujos de Piolín,
    mi polo, de Silvestre. ¡Cómo mola
    ir conjuntados sin saber! Un "hola"
    con los dientes manchados de carmín.

    Pienso: ¿estará ocupada la banqueta
    a su vera? ¿podré, sin meteduras
    (de pata), conseguir otra sonrisa?

    Ahora, de hamburguesas hago dieta,
    con los Looney imagino mil diabluras
    y en mi radio se escucha "Para Elisa".