1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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Telares, guirrios, atropajos, garabatos y cosinas varias

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  1. Si dejas de soñar con viejas cuerdas
    que tejan de esperanza la morriña
    nunca jamás serás de nuevo niña,
    no hallarás la victoria cuando pierdas,

    ni el sabor de la infancia cuando muerdas
    a las doce los frutos de la viña.
    Adiós a un año más sin tu campiña,
    adiós al pueblo amable que recuerdas.

    Si a lomos de unicornios no te subes
    ni barajas el as de corazones,
    Si los nimbos parecen solo nubes

    y no sabes volar entre algodones,
    Si los lejanos besos son agravios
    quizás ya te olvidaste de mis labios.
  2. Una vez escribí de amor con rabia
    engendrando un soneto vengativo,
    afilado puñal de verso altivo,
    arma sin dignidad, perversa labia.


    Con la bajeza infame del que agravia
    por rencor y el recelo de un cautivo
    en las redes del odio más nocivo
    que intoxicó mi lengua con su savia.


    Deslucí su sonrisa con desprecio
    a su mirada tierna y su franqueza.
    Resentido e hipócrita fui necio
    a su adiós, a sus besos y belleza.


    ¿Y la quería…? ¿Dije no? Era sí,
    si contesté quizás, también mentí.
  3. Buscaba entre los muertos un suspiro
    que alentase esperanzas, la leyenda
    confirmada en su tumba. ¡Que se encienda
    la luz en las tinieblas del retiro!

    Quizás, Pálida Dama, si deliro,
    su boca sonrosada te sorprenda
    y quiera acompañarme por la senda
    de mi vida hasta el último respiro.

    Su figura incorpórea se acomoda
    en mi regazo, y con su olor a lilas
    envuelve mis ensueños de convite.

    ¡Que baile con los sones de la boda
    y lloren de alegría sus pupilas!
    ¡Que vista blanco roto y resucite!
    A ti y a Aldonza Lorenzo les gusta esto.
  4. Alcanzar la cumbre

    Nunca quise sufrir subiendo al cielo
    y entre nubes dejar de ser prudente.
    Igual que tras un paso va el siguiente
    germina con quimeras el anhelo.


    Hundí las uñas en el ocre suelo,
    por mil veces alcé la vista al frente
    suplicando el final de la vertiente;
    exhausto sucumbí sobre el deshielo.


    Es nimia lucha conquistar la cima
    cuando en realidad lo que me apoca
    es el miedo sereno de saber


    que alcanzando la cumbre se aproxima
    el terrible momento: el mar que evoca,
    tan lejano, un amor al que volver.

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    Soy nenúfar que emerge bajo el puente
    y de la brisa espera directrices.
    Flor y verde; camuflo mis raíces
    y ondeo sobre el agua sin corriente.

    Quisiera deslizarme por la mente
    del artista que pule mis matices
    entre nubes, jardines y tapices,
    la calma sobre el lienzo su aliciente.

    Son ninfas quienes velan mi descanso
    las noches más oscuras sin la luna,
    de día, el sol naciente me ilumina.

    Paz, belleza y color en la laguna,
    irradia el arcoíris del remanso
    un pintor de mirada cristalina.
    A ti y a Jazmin blanco les gusta esto.
  6. Te creí tan lejana como el cielo
    y quise ser las ráfagas de brisa
    que aprovecha el gorrión para sin prisa
    flotar sobre tu azul en grácil vuelo.


    Tan distante veía tu señuelo

    que juzgué compromiso en la precisa
    inflexión de tus ojos, fue sonrisa
    esgrimida en tu azul de duro hielo.


    No pude imaginar la intimidad

    que regalaba tu mirada clara
    al derramar tu azul sobre mi cara.


    Tan secreta la puerta a tu verdad,

    quisiera que de nuevo me colmara
    la esencia de tu azul, serenidad.
  7. Es tan bobalicón el patas finas
    que consigue sacar pronto de quicio
    al tipo más paciente. Es un suplicio
    ver al pazguato Bob entre lubinas.

    Ridículas especies submarinas
    a sueldo de un cangrejo. Con Patricio,
    otro tonto infantil a su servicio,
    inundan nuestras vidas con doctrinas:

    Acudirás feliz a tu trabajo.
    Currar y madrugar cada mañana.
    Si, alguna vez, protestan los de abajo
    como libras los fines de semana
    dejarás de luchar sus justas guerras.
    ¡Que te explote tu jefe por dos perras!
    A ti y a El regreso de Alfonsina les gusta esto.
  8. Milagro

    Última voluntad, primer milagro,
    es posible el retorno del estrecho
    abrazo de la piel sobre tu lecho;
    el mullido colchón al que consagro.

    Cuando morir es ser un cuerpo magro
    y no queda esperanza ante tal hecho,
    te rezo a ti; por mí, por el derecho
    a tus llamas, tu adiós si no deflagro.

    Poco más que un cadáver a la puerta
    del túnel, en el fin estás conmigo
    y tu mirar sostiene mi agonía.

    Sabré cual es la pena al dar por cierta
    la fundada doctrina que predigo:
    soy la nada y es tuya el alma mía.

  9. Se pudre mi razón como madejas
    deshechas al calor de la costumbre
    que tiene el sol de dar su luz y lumbre
    sobre mí sin tu sombra si te alejas.

    Me trastorna reír cuando me dejas,
    no puedo dominar la incertidumbre
    y suena solitaria mi quejumbre
    sin verdades ni amparos en tus rejas.

    Discierno entre mentiras si me arde
    la pasión sin control cuando me amas
    y crepitan maderos con tus llamas.

    Quizás la conclusión me llega tarde.
    ¿Pero quién lo pensó, quién lo diría?
    No quemarte es la meta, poesía.
    A Ligia Calderón Romero le gusta esto.
  10. Una bofetada

    Un golpe transversal en plena cara,
    con un leve rubor en la mejilla
    que a la luz de la luna, roja brilla,
    me pica, el hormigueo no se para.

    Me pareció creer que estaba en Tara,
    si no salgo por patas me acribilla,
    sentí el directo sobre la barbilla.
    Yo, Butler, ella, de apellido O’Hara.

    Fue mi delito no tener vergüenza,
    es peligroso ser un insolente
    y que el atrevimiento siempre venza

    sin conseguir que la razón convenza.
    Después del bofetón improcedente
    carcajea a mandíbula batiente,

    me ha dejado caliente...
    porque quema la piel donde la mano
    estampó su caricia en el rellano.
    A El regreso de Alfonsina le gusta esto.
  11. Tormentas

    Bailan bajo la lluvia como idiotas,
    celebran un encuentro aleatorio
    y a falta de buscar un dormitorio
    sobre charcos salpican con sus botas.

    Aprenden a querer sin cuentagotas,
    a olvidar y escapar de un mal casorio
    a ser hoy: Doña Inés, Don Juan Tenorio,
    a curar con sus besos las derrotas.

    Se mojan corazones. Sin vergüenza
    y sin miedo a perder lo que no tienen
    disfrutan de lo bueno que comienza.

    ¡Que iluminen relámpagos y rayos!
    ¡Que sean sus latidos quienes truenen!
    ¡Que sobren los gabanes y los sayos!
    A ti y a El regreso de Alfonsina les gusta esto.
  12. Permíteme señor, serás la uva
    y, “tu dulce cariño”, la raposa.

    La incitas: —¡Guapa, no me seas sosa!—.
    Esperanzado ansías que ella suba.

    Un racimo gallardo y verde incuba,
    entre muchas, tu esfera de fructosa.

    Te responde locuaz quien llamas diosa:
    —Maduraste de más y pa’ la cuba—.

    —¿Eres Rioja o Ribera? —. —Un tetrabrick
    de vino peleón o mosto rancio—.

    Lo narras y en tu vaso, whisky DYC.
    De tu versión, amigo, me distancio.

    —Dios le salve, María, que no corra
    si no le quieres a llamarte zorra—.

    Porque a veces se borra,
    adrede, la verdad de la novela,
    con aviesa intención, si cuela, cuela.
  13. [​IMG]

    Admiran a lo lejos la figura
    que refleja quietud en la montaña,
    si, por detrás, de Aracne telaraña,
    le creyeron Olimpo por altura.

    La silueta bravía se ve oscura,
    sin ser triste Quijote, ni una hazaña
    en Las Ventas el símbolo de España
    remontaba los cerros con soltura.

    Interesante dibujarle pintas,
    cortarle los testículos y el rabo,
    como vaca de Mylka con sus ubres.

    Con cuernos perfomances bien distintas.
    Toro guapo. Sonríes si descubres
    las franjas arcoíris en el bravo.

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  14. «El ceño de estas montañas, cuyos vientos rabiosos son súbita locura, traen noche e invierno; y en un mismo día de verano, que aquí es sólo vocablo, hacen vivir repartidos por las horas todos los meses del invierno.
    Francisco de Quevedo


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    Noche y frío, en un día de verano,
    que aquí solo es vocablo. Sopla el viento
    rabioso en la montaña y más violento
    sobre el arábigo pedrusco insano.


    Indeleble prisión, hospital vano.
    Mueres al pasear desde el convento
    hasta Pinilla, crudo el escarmiento
    sin perdón ni piedad, republicano.


    Irónica se burla la fachada,
    nos muestra la Batalla de Clavijo
    con la cruz de Santiago cincelada.


    Siglo veintiuno, un novio quien se arriesga,
    parador nacional, grato cobijo,
    bodas finas, turismo en el Bernesga.
    A Luis Á. Ruiz Peradejordi le gusta esto.
  15. [​IMG]

    Ruina montium, el agua que desploma
    con fuerza las montañas, son los poros
    de tierra removidos deterioros
    de un paisaje que árido se asoma.

    Nos legaron calzadas, el idioma,
    arados, Asturica, Legio, toros,
    se cobraron a cambio los tesoros,
    camino de Las Médulas a Roma.

    Tutatis, Dios romano, es el Talenu
    y reina en su macizo cual Obina,
    dos mil metros que escala cualquier nenu.

    Su nieve es el embalse ilimitado
    que irrigó los canales de la mina
    y un rojizo paraje descarnado.




    He usado toponimia local:
    - Talenu es el Teleno, 2188 metros, el más alto de los picos del macizo galaico-leonés, de muy fácil acceso.
    - Obina (o Ubina) Peña Ubiña, 2.417 metros, una de las montañas más altas de la provincia.

    Otros datos:
    - Legio: Nombre en latín para León.
    - Asturica: Nombre de Astorga en latín, luego dio lugar a la denominación Asturias para nombrar loo que estaba al norte.
    - Ruina Montium: Modo romano de explotación de las minas a través de canales de agua.
    - nenu: neno, niño. Si se usa neno se rima con Teleno.
    - Tutatis, Teutates, Talenu, Teleno, nombre del dios romano elegido para la montaña.
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