1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. (Soneto burlesco o como reirse de uno mismo)

    Siempre me dieron dicha las mujeres,
    tanta, que ellas estaban al acecho,
    y un gatillazo en palpilante lecho
    dejé sin culminar y adiós placeres.

    Perdí el contacto, y en otros menesteres
    buscaba amores bajo cualquier techo,
    y perdido el control, me fui derecho
    detrás de un bisexual que vive en Mieres.

    Después, cansancio agotador, y lío
    que me formó de aquel asunto el tío
    deseando morir, cual si quisiera.

    Rompí aquel lazo que me unió al sujeto
    cuando ya ví a mi escuálido esqueleto
    haciendo por las calles la carrera*.


    PepeSori
    SafeCreative
    Junio2021
    *1. loc. verb. prostitución, Estar en la calle a la búsqueda de clientes.
  2. (Soneto burlesco o como reirse de uno mismo)

    Siempre me dieron dicha las mujeres,
    tanta, que ellas estaban al acecho,
    y un gatillazo en palpilante lecho
    dejé sin culminar y adiós placeres.

    Perdí el contacto, y en otros menesteres
    buscaba amores bajo cualquier techo,
    y perdido el control, me fui derecho
    detrás de un bisexual que vive en Mieres.

    Después, cansancio agotador, y lío
    que me formó de aquel asunto el tío
    deseando morir, cual si quisiera.

    Rompí aquel lazo que me unió al sujeto
    cuando ya ví a mi escuálido esqueleto
    haciendo por las calles la carrera*.


    PepeSori
    SafeCreative
    Junio2021
    *1. loc. verb. prostitución, Estar en la calle a la búsqueda de clientes.
    A malco le gusta esto.
  3. Somos el aire y somos blanco velo,
    somos azul en un divino encaje,
    somos aves de paso que en el cielo
    ponen punto y final a un largo viaje.


    Somos la tierra parda de un paraje
    y el humus que alimenta un fértil suelo,
    somos lo azul que resta en el paisaje
    cuando baja el telón su falso vuelo.


    Se esparcen con el viento las semillas
    para sembrar de nuevo en las orillas
    de un árido barbecho su mudanza.


    Seremos de materia polvo y huella,
    seremos en la luz fugaz estrella
    y en una nueva vida la esperanza.



    PepeSori
    SafeCreative

    Junio2021
  4. Llueven chuzos de punta a trompicones,
    bajo las nubes grises pasa el día,
    y en mi ventana la melancolía
    me deja en los recuerdos costurones.

    Miro al cielo sin luz en sus balcones
    y contemplo la tarde tan sombría,
    luego mi alma será una gota fría
    helando al corazón sus emociones.

    Pido al sol que al invierno vuelva loco
    y que extienda las alas del siroco
    llevando esa estación al mes de mayo.

    Necesito el calor que con su abrazo
    se lleve esta nostalgia de un plumazo
    y hacer de nuevo de mi capa un sayo*.

    PepeSori
    SafeCreative
  5. Llueven chuzos de punta a trompicones,
    bajo las nubes grises pasa el día,
    y en mi ventana la melancolía
    me deja en los recuerdos costurones.

    Miro al cielo sin luz en sus balcones
    y contemplo la tarde tan sombría,
    luego mi alma será una gota fría
    helando al corazón sus emociones.

    Pido al sol que al invierno vuelva loco
    y que extienda las alas del siroco
    llevando esa estación al mes de mayo.

    Necesito el calor que con su abrazo
    se lleve esta nostalgia de un plumazo
    y hacer de nuevo de mi capa un sayo*.

    PepeSori
    SafeCreative
  6. Poco a poco en mis manos te resbalas,
    y ¡cómo se desliza tu alegría!
    Cadenciosa en los pasos de armonía
    y luego puesta en pie ya todo igualas.

    Sigo el camino firme que regalas
    y en redondeles te hago compañía
    con este vals de Strauss. Su sinfonía
    engarza corazones con las alas.

    Esclavo, sigo yo los celestiales
    compases de tus notas musicales
    bajo el ritmo de un vals que está vibrando,

    y al momento mis pies serán corceles
    enjaezados de música y claveles
    que delante de ti se irán trotando.


    PepeSori
    SafeCreative
    Junio2021
  7. Será la muerte que en su abrazo quiera
    arar la tierra que me cubra el techo,
    más del surco desnudo de mi pecho
    brotará una semilla cuando muera.

    Se inundará de lágrimas la era
    para abrevar la sed en el barbecho,
    y en el último viaje, en ese trecho,
    se hará la espiga pan y sementera.

    No es el final la muerte pasajera
    -si el camino trazado es bien derecho-
    solo será la inútil compañera.

    Dormida en la virtud el alma espera
    la vida como Lázaro en su lecho
    para encontrar la Paz adónde fuera.

    PepeSori
    SafeCreative
  8. Será la muerte que en su abrazo quiera
    arar la tierra que me cubra el techo,
    más del surco desnudo de mi pecho
    brotará una semilla cuando muera.

    Se inundará de lágrimas la era
    para abrevar la sed en el barbecho,
    y en el último viaje, en ese trecho,
    se hará la espiga pan y sementera.

    No es el final la muerte pasajera
    -si el camino trazado es bien derecho-
    solo será la inútil compañera.

    Dormida en la virtud el alma espera
    la vida como Lázaro en su lecho
    para encontrar la Paz adónde fuera.

    PepeSori
    SafeCreative
  9. Alzado sobre el pico del Veleta
    Se vislumbra Granada, y a lo lejos,
    la Alhambra con sus tonos más bermejos
    encenderán de rojo tu silueta,

    y al mirarte, mis ojos de poeta
    verán en su retina los reflejos
    de las nieves que brillan como espejos
    en la gigante cima del planeta.

    Todo tu culmen de esplendor bañado
    se bruñirá en el sol purificado
    con ese azul de un cielo que adivino.

    Y se verá tras de una cruz alzada
    la esfinge de una sierra que nevada
    acompaña al poeta en su camino.
  10. Alzado sobre el pico del Veleta
    Se vislumbra Granada, y a lo lejos,
    la Alhambra con sus tonos más bermejos
    encenderán de rojo tu silueta,

    y al mirarte, mis ojos de poeta
    verán en su retina los reflejos
    de las nieves que brillan como espejos
    en la gigante cima del planeta.

    Todo tu culmen de esplendor bañado
    se bruñirá en el sol purificado
    con ese azul de un cielo que adivino.

    Y se verá tras de una cruz alzada
    la esfinge de una sierra que nevada
    acompaña al poeta en su camino.
  11. Alzado sobre el pico del Veleta
    Se vislumbra Granada, y a lo lejos,
    la Alhambra con sus tonos más bermejos
    encenderán de rojo tu silueta,

    y al mirarte, mis ojos de poeta
    verán en su retina los reflejos
    de las nieves que brillan como espejos
    en la gigante cima del planeta.

    Todo tu culmen de esplendor bañado
    se bruñirá en el sol purificado
    con ese azul de un cielo que adivino.

    Y se verá tras de una cruz alzada
    la esfinge de una sierra que nevada
    acompaña al poeta en su camino.
  12. He llegado Granada a recrearme
    en tu andaluz paisaje que suspira,
    para que así Granada puedas darme
    la péndola de un Dios que en ti se inspira.

    Y si la muerte piensa visitarme
    con el ardor de su inflamada pira,
    en brazos de Granada quiero hallarme
    como un loco poeta que delira.

    Después, llevando a Lorca de la mano,
    bailar la zambra mora del gitano
    con ese son de negros en La Habana,

    y en un quejido que a la noche labra
    se quedará dormida la palabra
    y un verso en Nueva York será su nana.


    PepeSori
    SafeCreative
    Julio2021
  13. He llegado Granada a recrearme
    en tu andaluz paisaje que suspira,
    para que así Granada puedas darme
    la péndola de un Dios que en ti se inspira.

    Y si la muerte piensa visitarme
    con el ardor de su inflamada pira,
    en brazos de Granada quiero hallarme
    como un loco poeta que delira.

    Después, llevando a Lorca de la mano,
    bailar la zambra mora del gitano
    con ese son de negros en La Habana,

    y en un quejido que a la noche labra
    se quedará dormida la palabra
    y un verso en Nueva York será su nana.


    PepeSori
    SafeCreative
    Julio2021
  14. No quiero que me mires con tus manos
    como quien toca al plácido que mira
    en ese alrededor que siempre gira
    la danza de mis ojos tan livianos.

    Alguna vez los dioses soberanos
    agitan el dolor del que delira
    para encender el fuego de una pira
    la noche de San Juan en sus veranos.

    De nuevo tus manos aplaudiendo
    son como el son que va siempre latiendo,
    -música breve que en la noche vuela-

    y es mi pecado aquél cordón cautivo
    que silencioso me encadena vivo
    a la verja que guarda tu cancela.


    PepeSori
    SafeCreative
    Julio2021
  15. o

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