1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
Color
Color de fondo
Imagen de fondo
Color del borde
Fuente
Tamaño
  1. En las cosas que sigo recordando
    flota la intensidad de lo vivido,
    madrugadas de sueños naufragando
    en la frágil memoria del olvido.

    Mis sueños se olvidaron ¿Dónde, cuando?
    Tiempo atrás ya se fueron: desde el nido
    hasta el azul del cielo, y tan callando,
    que en la nube del sueño se han dormido.

    Son mis recuerdos leves mariposas,
    algodones que flotan en mi mente,
    rescoldos de una hoguera y su ceniza;

    por eso no recuerdo aquellas cosas
    que apagada su luz en mi inconsciente
    la olvidada memoria cicatriza.
    A Efectomariposa y malco les gusta esto.
  2. Las cosas que ahora sigues recordando
    flotan sobre las aguas del olvido;
    igual que en una nube lo vivido
    la vida en algodón se va llevando.

    Se apaga la memoria tan callando
    que deja algún recuerdo dolorido,
    apagado en su luz; y malherido
    es un fanal de sombras titilando.

    La vida es como un río, y zigzaguea
    buscando el mar lejano como quiera
    ansioso por sus aguas generosas.

    Y descansa después en la marea
    que muere en el recuerdo de las cosas
    que olvidadas ayer ya son quimera.
    A malco le gusta esto.
  3. Para decir verdad, verdad quisiera
    que anime a mi palabra de lo cierto,
    y al pensamiento, la Verdad primera,
    le descubra el sosiego de su puerto.

    Un cielo en tempestad furioso espera
    al embeleco huyendo en mar abierto
    y lo obliga a vararse en la escollera
    donde tarde o temprano es descubierto.

    Mi corazón navegue siempre en calma
    sobre las aguas diáfanas del alma,
    con decidida voluntad bizarra;

    si acaso la corriente de la duda
    me lo arrastrara, la verdad desnuda
    le sea en su final, segura amarra.
    A Manuel Bast y Desairado postrimero. les gusta esto.
  4. La musa tiene flor de temporada,
    su fruto es una lata, y con sardina,
    sardina que florece ya enlatada
    la musa da la lata sin sordina.

    Cacarea en su patio la gallina
    cocorocó y despierto en madrugada,
    de repente se asoma la vecina
    aplaudiendo feliz, por que le agrada.

    Lo malo es el asunto: cada día
    cantar en la alborada no es preciso
    ¿por qué no busca en otro vecindario?

    Supongo que el mensaje es bien conciso
    cacarear así es majadería
    convierte mi descanso en un calvario.
    A luna roja le gusta esto.
  5. Me extraña estar borracho, no he bebido,
    decía yo, parado en la cuneta,
    cuando en mi mano vi la papeleta
    que me entregó un señor desconocido.

    De verde pantalón, y bien vestido,
    a juego del color de su chaqueta,
    me indicó que soplara en la pipeta;
    cinco puntos me dio por el soplido.

    He quedado de nuevo sorprendido
    pues ayer recibí una nota escueta,
    diciendo que al llevar la papeleta

    un premio se me había concedido.
    Cuando fui a preguntar a la caseta
    el carnet me dejaron retenido.
    A luna roja y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  6. El castellano Tormes
    que llega a Salamanca
    queriéndola besar en su armadura,
    de sillería hermosamente blanca,
    lo encontró con España al hombro a solas,
    la España en la clausura,
    derribando de un golpe a las pistolas.
    "¡Viva la muerte!", dijo aquel canalla
    -huero de sangre el ojo ciego y bruno-,
    mas no pudo acallar al que no calla
    ni apuntado su índice a Unamuno:
    “¡Esta guerra sin duda venceréis,
    pero nunca jamás convenceréis!”
  7. Sobre el torso desnudo de un obrero
    toma fuerza la piedra dura y fría,
    y en la mano artesana del cantero
    se convierte en hermosa cantería.
    Del travertino mármol luz fulgía,
    y esa toba caliza en un crucero
    ilumina también la sillería
    cuando del sol recibe el rayo fiero,
    para vestir después, serena y blanca,
    esta plaza Mayor de Salamanca.
  8. *Decía Quevedo a Góngora:

    "Ya que coplas componéis,
    ved que dicen los poetas
    que, siendo para secretas,
    muy públicas las hacéis.
    Cólica dicen tenéis,
    pues por la boca purgáis;
    satírico diz que estáis;
    a todos nos dais matraca:
    descubierto habéis la caca
    con las cacas que cantáis."

    Francisco de Quevedo



    Me encuentro a cada rato y sin que quiera
    sonetos que al oído causan grima,
    olímpicos de pluma que en la esgrima
    ganarán sus medallas ¡Quién pudiera!


    Aunque les salga el sol por Antequera**
    algunos dicen "mi mamá me mima"
    Y añaden acidez y fácil rima
    mezclando un vino bueno con Casera***.
    .
    Un laurel conseguido marca el hito:
    sin verbo, predicado ni sujeto,
    igual que un Sancho Panza sin Quijote.


    Y si añaden al colmo del soneto
    unos ripios que llaman estrambote,
    le pregunto al jurado ¿Quién lo ha escrito?

  9. La sombra de mi musa es alargada
    al parecer, desnuda en su silueta,
    igual que un despojado anacoreta
    sin túnica los dos ¡Qué triste nada!

    No hablaré de su rima edulcorada ,
    pues respuestas ya habrá de algún poeta,
    la herradura que marca y poco aprieta
    al caballo le merma su jornada.

    Esta musa que tengo analfabeta
    chafardera, locuaz y descarada
    Talía reincidente e indiscreta,

    se responde ella misma ensimismada
    para ser la primera en la cubeta:
    papelera de ripios rebosada.
  10. Quiero pedir al cielo
    con la humidad alada de la rosa
    que acabando mi duelo
    la granítica losa
    guarde mi corazón que al fin reposa.
  11. Este sol de noviembre y de membrillo,
    es sol que ni calienta ni se siente,
    y lleva en su tristeza el ocre brillo
    de la hoja en este otoño adolescente.

    ¡Tibio sol de noviembre! Tu amarillo
    enjalbega la tierra refulgente
    con su pálida luz, y es ese anillo
    una ofrenda al difunto allí yacente.

    Este sol de noviembre al camposanto
    lo acaricia en la piedra que reposa
    para dejar recuerdos de su aliento,

    y el calor que desprende con su manto
    dará la vida al terciopelo rosa
    que llora el crisantemo en su lamento.
  12. ¿Podrá el Señor, llevarme de su mano
    cuando despierte, ciego en lo profundo,
    del sueño que parece tan lejano
    y tan cerca a la vez, del otro mundo?

    ¿Podrá el Señor, que es grande y soberano
    hacer de mí, que soy su vagabundo,
    un hombre generoso y más humano,
    y así mi corazón será fecundo?

    Escucha mi oración Señor. Esclavo
    como estoy, de las sombras y las dudas
    que acompañan mi torpe fortaleza.

    Atiende mi plegaria pues te alabo:
    si perdonaste la traición de Judas
    darás tu Gracia al hombre que te reza.
  13. Llegó la primavera
    abriendo ventanales,
    dejando que las aguas
    aneguen los bancales
    con su baile de enaguas
    y notas musicales.
    Bajo el sol, la mañana
    lleva un aire labriego,
    perfuma peñascales
    con aromas de espliego
    sobre la adusta estepa castellana.
    ¡Sueña siempre Castilla
    con la luz del verano!
    mientras el Duero duerme, la toma de su mano;
    ese viento serrano
    con su beso ha dejado
    olor de manzanilla
    al cielo iluminado
    con los versos de Campos de Castilla,
    que irán luciendo en sus mejores galas
    las plumas de sus alas
    sobre la sombra eterna de Machado.
  14. Calíope, señora, usted me abruma
    y nunca encuentro bueno verso alguno,
    afilaré el extremo de mi pluma
    para escribir sabiendo que importuno.

    Jamás iré a mirarlos uno a uno
    por más que sea la que más presuma,
    sepa bien que el laurel se queda bruno
    y acaba confundido entre la bruma.


    Escuche este sentir que viene al caso:
    dormido no estaré si estoy durmiendo...
    ¿Me cree usted jodido? vaya viendo

    el disfrutar la absenta en el Parnaso,
    que yo seré dichoso en mi armonía
    escuchando su voz en lejanía.
  15. Se oye a un romero cantar:

    ¡Ay quien fuera marinero

    Guadalquivir, de tu río!
    Para llevar al Rocío
    mi corazón de romero.

    Con albero color de la granada
    rojiza y carmelita,
    fue labrando el camino del Rocío
    Murillo con su mano,
    y a la Virgen, la Madre Inmaculada
    un cerco en su aureola resucita
    el blanco de su capa Soberano.
    Dejando atrás el río
    como el agua bendita,
    va el corazón ardiente del romero,
    quiere ser el primero
    en cantar a la Virgen marismeña;
    y por los humedales
    tras un rumor de bueyes y carretas,
    la dulzaina risueña
    deja su melodía.
    Se alumbra el nuevo día
    con nardos y violetas,
    los hombres a caballo
    llevan al Simpecado*.
    En este mes de mayo,
    cantan las panderetas
    al compás enredado
    de las flores bermejas;
    mientras, el sol dormita
    una siesta de espuelas
    y atardecer dorado
    junto a las castañuelas**
    Se saltarán las rejas
    al llegar a la ermita
    de la Blanca Paloma,
    abrirán sus cancelas
    y en un escalofrío
    que inunda los marjales
    llega desde la loma
    la voz y el griterío:
    ¡Y qué viva la Virgen del Rocío!