1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. En el febril estado que tu ausencia
    dejó a mi corazón, ya malherido,
    culpable de tus besos, solo pido
    encontrar de los mismos penitencia.

    El desamor, si tiene, es impaciencia,
    irreflexión, regusto desabrido,
    el campo yermo y triste del olvido
    que sin piedad azota la inclemencia.

    Debiera apuntalar bien mis cimientos,
    aquéllos que sin ti se desmoronan
    a merced de tormentas y de vientos.

    Ahora que las fuerzas me abandonan
    buscaré sin cesar merecimientos
    por si acaso otros besos me perdonan.
  2. Henchido como vela que a Neptuno
    le ofrece de su vértice la driza,
    así mi corazón, que ya es ceniza,
    naufraga bajo un cielo gris y bruno.

    El mar y este silencio, todo es uno.
    Callando, mi velero se desliza
    con su dolor en proa, y la baliza
    señala que no viajo a puerto alguno.

    Sin rosa de los vientos que me oriente
    mi balandro ha perdido la batalla,
    y en su armazón vacío, ya no halla,

    otro mar que lo empuje en su corriente.
    Este viejo marino donde vaya
    enterrará su lastre en otra playa.

  3. En esta tarde alegre, juguetean,
    espumas de algodón por la ribera,
    y en las ondas del río parpadean
    embriones de semilla.
    ¡Hermosa primavera!
    Y el olmo en su frescura,
    cobija a aquel labriego
    de la meseta dura.
    Secarrales y sol, acero y fuego,
    con el viento del norte
    abrasan los trigales
    presagiando el verano.
    ¡Así canta Castilla!
    mientras el Duero baila
    tomado de tu mano,
    y del nido temprano
    volará la abubilla
    con un vuelo apagado
    que irá luciendo en sus mejores galas
    las plumas de sus alas
    sobre la sombra eterna de Machado.​
    A malco y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  4. En esta tarde alegre juguetean
    espumas de algodón por la ribera,
    y en las ondas del río parpadean
    embriones de semilla. Es primavera.
    Fresco el olmo, cobija a un caminante
    perdido entre las sendas de Castilla,
    -los trigos amarillean-
    y en su vuelo africano, la abubilla.
    La codorniz tempranera
    tras la sombra de un majano
    buscando a su compañera,
    pal-pa-lá, pal-pa-lá, reclama huera
    y anuncia un celo temprano.
    Carrizales y alamedas
    y el Tarayal que navega
    como un palito en el mar...
    Y el espeso matorral
    que va anegando la vega.
    Los augustos tomillares
    -palomas y palomares-
    tras la centenaria encina
    donde duerme la colina
    en sus secos espartales.
    Dormita ya la tarde en los bancales
    y la noche cerrada está de luto;
    luciérnagas de luz con su fanales
    alumbran como un faro diminuto
    ese charol de los grillos. Y en la era
    lamparas de primavera
    alumbran los cereales.
    Era una tarde alegre, y juguetean
    silencios de algodón por la ribera....
  5. Busco en la brevedad y el acomodo
    un lector que interprete mi lectura
    discernir que si es breve la escritura
    puede encerrar belleza pese a todo


    El esteta expondrá de cualquier modo
    que es mejor someterse a la tortura
    con un poema extenso, y si me apura,
    escrito en blanco y negro como el Nodo.

    Poesía en la gracia de un cuarteto
    con la humilde palabra siempre brilla
    definiendo el mensaje del poeta.

    Otras veces en cambio un mal soneto
    su martirio nos deja en la cuartilla
    con una arquitectura que se agrieta.
  6. Fue Violante quien puso en el aprieto
    (a Don Lope de Vega rememoro)
    que el hispánico vate lució el oro
    y al instante escribió un sutil soneto.


    ¡Qué les puedo decir! si no hay secreto,
    las ausencias brillantes de este foro
    nos dejaron sin alma y sin aforo.
    Solo queda la rima por decreto.


    Confundir predicado con sujeto
    no es materia venial si como un loro
    se repite y nos deja en mal aprieto.

    Ya me callo y al cabo del terceto
    evito la asonancia con decoro
    no me tilden la cosa de panfleto.
    A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
  7. Catorce versos dicen que es soneto
    escritos con su rima consonante
    así le dijo Lope a aquel Violante
    cuando quiso ponerlo en el aprieto.

    Llaman pies al inicio del cuarteto
    dos estrofas que brillan por delante
    y no fuerzo la rima en el instante
    que acabaré las vueltas del terceto.

    Definido el carácter del asunto
    esperando aclarar alguna duda
    yo seguiré escribiendo Dios mediante.

    La pregunta siguiente es cojonuda
    no se piensen que soy algo pedante:
    ¿habré escrito un soneto? me pregunto.
    A Anamer le gusta esto.
  8. El miedo que se esconde tras la puerta
    temiendo al infortunio del mañana,
    me tiene prisionero en la ventana
    en el trasluz de una ilusión incierta.


    Este Madrid ayer ciudad abierta,
    hoy se encierra en dolor y se desgrana
    en un río de penas donde mana
    el infierno y la Villa está desierta.


    Resistiré es un himno improvisado
    que besa tras los límpidos cristales
    todo un afán de amor y primaveras


    para dejar de gratitud sembrado
    el frente que por calles y hospitales
    sus héroes defienden en trincheras.
  9. De un olmo gris ceniciento,
    y con la corteza parda,
    gimen hojas, mece el viento
    que en su vejez se resguarda.


    Y en un barbecho arropado
    de verde, naciente el trigo,
    brota un verso de Machado
    como pan para el mendigo.


    Llora de luto el Calvario
    de Soria, que no te olvida,
    y del olmo centenario
    sangra profunda una herida.


    En el patio de una escuela
    los niños al pilla-pilla
    entonan su cantinela
    a esos campos de Castilla.
    A catia-love le gusta esto.
  10. Recuerdo los olores de la casa,
    cuanto pude aprender en sus rodillas
    y el tic-tac del reloj, y las cuartillas
    ser tan escasas como la olla escasa.

    Acontece la vida, el tiempo pasa:
    de su pluma me quedan las cosquillas.
    Sus caricias las guardo en las mejillas
    que en mi viejo armazón el beso abrasa.

    Y el aroma tranquilo del habano,
    y el aro de aquel humo blanquecino
    deshecho si mi mano lo alcanzaba.

    Y el café tembloroso de su mano
    sin azúcar, pues él me lo guardaba
    en su traje de paño mortecino.
    A Anamer y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  11. Recuerdo aquellas voces de los grillos
    -monótona misiva chicharrera-
    que anunciando la nueva primavera
    a mi pueblo inundaban de estribillos.

    También recuerdo el tiempo de chiquillos,
    y al tobogán girando por la era
    que a falta de tiovivos noria fuera
    regalo del trillique de los trillos.

    Recuerdo aquellos besos tras la hoguera
    la noche de San Juan. Y los pitillos
    fumados bajo el tronco de la higuera.

    Con la infancia feliz en los bolsillos
    el recuerdo me llevo en la cartera
    y en mi sueño la voz de aquéllos grillos.
  12. La rabia es un dolor que a fuego lento
    incendia mi costado, y su hendidura
    la llaga de una pena que supura
    el luto de esta pascua sin adviento.

    Y como el toro negro ceniciento
    que embiste solitario en la negrura
    me encierro en un chiquero de amargura
    y en ese foso vive mi lamento.

    Admiro tu coraje, como un miura
    cargado en fortaleza y en bravura;
    valiente y encastado al sufrimiento.

    Vencida y desarmada su andadura,
    tu corazón, repleto de ternura,
    al cielo volará... ya sin aliento.
    A Anamer y Bernardo de Valbuena les gusta esto.
  13. (El Sacromonte)

    Frente a la Alhambra en el viso
    arrabales granadinos
    van perfumando caminos
    al valle Valparaíso
    con aromas de un narciso
    más árabe que cristiano.
    Con un poema en la mano
    allí Lorca resucita
    y para el pueblo recita
    su romancero gitano.


    (La Alcaicería)


    Fanales de artesanía
    -auroras de madrugada-
    en la Alhambra y en Granada
    iluminan su poesía.
    Vuela por la Alcaicería
    -llegando a la Plaza Nueva-
    que de su mano lo lleva
    hacia la mezquita aljama,
    y en esa luz, una llama
    con cante jondo lo eleva.


    (El Albaicín)

    Y Federico doliente
    vio la Alcazaba Cadima
    y en la sombra de su cima
    deja su verso durmiente
    sobre el Darro transparente
    como si fuera un jazmín.
    Y mirando al Albaicín
    con su batalla ganada
    se encendió toda Granada
    con un rojo de carmín.
  14. Si de Ramón Sijé su voz decía:
    "volverás a mi huerto y a mi higuera,"
    fue Miguel, que de acíbar escribiera,
    la tempestad del luto en su elegía.

    Ese céfiro es llanto cada día
    peregrinando al cielo de tu era,
    donde el silbo del aire en primavera
    avienta de dolor la poesía.

    "Por los altos andamios de mis flores"
    volarás en los sueños encendidos
    cobijado en la paz; los ruiseñores

    entre tus ramas bordarán los nidos
    para guardar perfume de alfajores
    nuestros dos corazones malheridos.
    A Anamer le gusta esto.
  15. Voy a dormir, y sueño una poesía,
    el silencio del claustro me supera
    tan hermosa es la paz cuando se espera
    que despide en su ardor melancolía.
    Soledad y oración, filosofía,
    es receta profunda y verdadera
    soledad descarnada quien tuviera
    y lamerse en su herida cada día.
    Abandono de nuevo mi porfía
    sumergido en el sueño y la quimera
    y pretendo escribir la noche entera.
    No será ya mi voz tan lastimera
    ni en el verso la rima en blanco fuera
    ¡pues seguro mañana es otro día!
    A Niño grande y Mayca les gusta esto.