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"Así como la casa tiene una fachada exterior, el individuo, a su modo, tiene sus paredes, sus umbrales, sus puertas y sus ventanas que cierran el paso o lo abren y están hechos, como todo, de lo mismo: de palabras, imágenes y cosas".

-Pablo Fernández Ch.

Todas la puertas abren hacia adentro
Todas las ventanas hacia afuera.

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    Ilustrador:
    Chiara Bautista 2015
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  2. Efecto Doopler

    Los seres pasan con efecto doopler por nuestras vidas
    Su posición con respecto a nosotros hace que percibamos distinto

    El acercarse

    El estar

    El alejarse
    No es más que su distancia de nosotros distorsionando
    lo que fueron

    lo que son

    lo que serán.
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  3. Clair De Lune



    C
    lair De Lune feat. Christine Hoberg
    Flight Facilities
    Director: Dave Ma
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  4. Un fragmento de la existencia de otro

    Hubo un tiempo en el que me preguntaba cuál era la causa de tanta perfección en las camisas planchadas del profesor. Simplemente no encajaba. No tenía nada que ver con la literatura y su viejo cliché de bohemia.
    "Esa camisa oculta algo" - me dije.
    Semanas después, entre palabra y palabra durante uno de sus monólogos, destellaron sus ojos. Lo vi.
    En el gris de su iris de hombre maduro se asomó, por tan sólo unos segundos, un joven cadete de la escuela naval, detenido, contemplando el mar entre suspiros desde las ventanas del club de literatura. Totalmente desencajado.
    Nos vimos.
    Y desde entonces compartimos un secreto.
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  5. Pertenencias

    Tienes un obús humeante
    tienes unas calles
    tienes tres ciudades a oscuras
    tienes un muerto, un cadáver persa.
    Tienes una gota de agua en la cara
    tienes varios peldaños de una escalera.
    Tienes todos los ojos cerrados.
    Tienes la madrugada con todas sus horas cortas
    tienes una infinidad de días.
    Tienes un iluso soplador de Murano.
    Tienes la lluvia, todas las lluvias.
    Tienes un clarín que no suena
    tienes prisioneros de plomo
    la desesperación estática del ajedrez
    la manía de mirar al cielo.
    Tienes la verticalidad de un susto
    tienes todos los jardines.
    Tienes una perla debajo de la lengua.
    Tienes la lejanía.
    Pero, a pesar de todo eso
    eres bastante parecida a las batallas perdidas.

    Luis Ángel Barreto (2007) - Venezuela.
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  6. Misterios II

    Por más pequeñas que sean, las preguntas sin respuestas resultan fascinantes. Dan la sensación de que son el medio para atrapar a Dios por la naríz.
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  7. Hombre al agua

    He puesto un rompeolas
    a mi corazón
    para ver si el dolor
    puede llegar más manso a mis costas.

    Efectivamente
    después de un ligero rumor de barcos
    los dolores llegan lentos
    silenciosos
    y se duermen en mis orillas.

    Sólo que ahora no estoy seguro.

    Es como si a mi playa vinieran a morir
    todas las ballenas del mundo.

    Gonzalo Fragui 2002
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  8. Misterios I

    Cada ser humano es un misterio en sí mismo.
    Sobre él todo está dicho a medias.
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  9. Ohayō​



    Director: Satoshi Kon
    Ohayō (オハヨウ) - 2008​
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  10. El templo

    Soy el templo,
    los tres triángulos de concreto ocultos en medio del bosque
    Soy el bosque
    transformándose en islote al rodearse de neblina
    Soy neblina precipitándose en gotitas sobre las flores

    Soy todas las flores sin nombre que crecen al rededor del pino muerto
    Soy el pino muerto,
    el titán caído que demanda la continuidad del silencio
    Soy el silencio,
    la esfera invisible quebrantada por las aves

    Soy todas las aves que custodian los secretos de la tierra
    Soy la tierra,
    la madre que nutre la longevidad de los árboles
    Soy todos los árboles mecidos por la helada brisa

    Soy la brisa
    que con caricias y escalofríos roza la piel de la mujer
    Soy la mujer
    que se cura las heridas en profunda soledad
    Soy la soledad
    que dentro de la mujer se transforma en templo

    Soy el templo,
    los tres triángulos de concreto
    ocultos en medio del bosque
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  11. La gata muerta

    La gata muere

    y con ella
    también nosotros.
    Muere el yo que existe en ese instante cuando llego a la casa y no está.
    Entonces no vale de nada un lamento, no vale una justificación, no valen los supuestos negados ni los suspiros que miran por las ventanas.

    No vale de nada una gata muerta.

    Nos transformamos bajo esa ceguera intrínseca de la muerte, de la vida, que no nos deja ver el qué del final y apenas deja vislumbrar el por qué del principio.
    Y en el medio viene el cómo: la ausencia exigiendo, aunque sea un poco, reordenar la casa, modificar los hábitos, desconsiderar las consideraciones, olvidar lo que la memoria muscular recuerda, y así, hasta que desaparezcamos a la gata y a sus restos de todos lados, incluyendo el espacio de nosotros mismos. Lo cierto es que somos tontos al pensar que superar significa olvidar, cuando realmente es más parecido a asimilar.
    Y no se trata de recordarla. No. No se trata de conservarla en un rosario de memorias porque, inevitablemente, a todos se nos extravía por dentro tarde o temprano.

    La gata muerta juega al escondite
    en los recodos de la significancia de nuestras vidas.

    La gata muerta
    da un saltito
    y se funde para siempre
    en el misterio que somos.
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  12. [​IMG]

    S
    ueños diurnos

    Mi niña era una niña solitaria.

    No le molestaba jugar sola, comer sola, dormir sola ni vestirse sola. Le agradaba mucho caminar a solas, imaginar a solas, hacer cosas a solas sin esos adultos que suelen decir que no.
    A mi niña le gustaba mucho escuchar a solas en la distancia esos sonidos inexplicables que le hacía entornar los ojitos y preguntarse un por qué que los adultos casi nunca se tomaban el tiempo en contestar.

    Mi niña aprendió a observar a los adultos, tan seguros de si mismos y a la vez tan inconsistentes. Siempre diciendo una cosa y haciendo otra. Siempre olvidando lo importante. Le parecían tan desmemorizados que no podía creer que alguna vez habían sido niños como ella.
    Mi niña los escuchaba de vez en cuando de todos modos, así logró aprender cosas útiles del mundo de los adultos que servían para evitar molestarlos demasiado.
    Mi niña entendió que el mundo de los adultos era igual de absurdo que los adultos mismos. Un buen día notó lo fácil que era viajar lejos de todos con la imaginación y desde entonces lo hizo con frecuencia.

    Mi niña también aprendió a observar a otros niños y notó que casi todos tenían grandes deudas de amor colgadas de los ojitos, niños que ya no sabían como ser niños, niños que querían crecer y ser grandes. A mi niña no le agradaba disfrazarse de adulto, no le gustaba jugar a ser adulto.
    Mi niña se quedaba jugando con bloquecitos de madera mientras los demás niños jugaban a la casita, se quedaba terminando su castillo mientras todos salían al recreo.
    Mi niña tenía amiguitos con los que jugar, pero casi siempre de a uno por vez. Aprendió que en los grupos grandes siempre hay un niño que termina llorando, triste o lastimado, por culpa de los niños que juegan a ser adultos. A mi niña le disgustaban esos niños.

    También le disgustaban los protocolos, las cosas fingidas y las mentiras. Le disgustaban en suma los adultos desconocidos que esperaban de ella abrazos y sonrisas porque sí. Le disgustaban los vestidos de domingo con los que no podía ir a jugar con tierra, la iglesia y sus cuentos del Dios invisible que antes hacía cosas todo el tiempo pero que ahora no aparecía en ninguna parte, las caligrafías repetitivas e infinitas con las que no se aprendía nada nuevo, la fila para le himno nacional lleno de palabras raras que nadie sabía que significaban, pero lo que más le disgustaba por sobre todas las cosas era la obligatoriedad de las siestas de las 3 de la tarde, el mayor de los sin sentidos, el momento en que los adultos ya no quieren hacer cosas y obligan a que los niños dejen de hacer cosas y se duerman para ellos poder dormir.

    Mi niña sufría de pesadillas. Se esforzaba mucho cada noche para no quedarse dormida. En cama, ocupaba su mente imaginando que el sonido de las manecillas del reloj de la sala eran pasos de un gigante que se aproximaba, causando terremotos pequeños y cortos que hacían temblar toda la casa. Imaginaba hasta el cansancio, sin poder evitar quedarse dormida y despertar después llorando por culpa de los demonios, las brujas o los laberintos en sus pesadillas.

    Por eso sólo le gustaba soñar despierta.
    Mi niña soñaba que todas las personas del mundo desaparecían y sólo quedaba ella, y podía caminar por las grandes ciudades, entrar a todos los edificios, usar todos los juguetes, todos los colores y todas las tijeras, ir a todos los parques, subirse a todos los árboles - incluso los más altos de todos -. Todo eso por un día, porque no quería ser cruel con los demás niños, que querrían aparecer de nuevo para salir a jugar, ni con los adultos que parecían preocuparse demasiado por el mundo y sus cosas.

    Pero mi niña sólo era una niña, una niña sin poderes para desaparecer gente.
    Así que se hacía la dormida a las 3 de la tarde y luego se escabullía fuera de la cama mientras todos en el mundo estaban dormidos gracias al protocolo de la siesta.
    Entonces buscaba todos sus juguetes, todos sus cuentos, todos sus colores que eran todo su mundo y jugaba a solas como lo hacía en sus sueños diurnos.
    A Alonso Vicent, Lurien y Emp les gusta esto.
  13. Sin perder el tiempo
    Háblame del hermoso zig zag de las enredaderas en las rejas de ciclón
    del asombroso camuflaje de los escarabajos
    del buen trabajo de escultura que hace el mar con los vidrios

    Háblame de las nubes cuando son coquetas
    y de como la timidez las transforma en neblina,
    de cómo disfrutar del estruendo de un trueno
    de la agradable sensación de tus pies descalzos sobre el asfalto en la madrugada

    Háblame de cómo se siente el bolígrafo perfecto
    de la chica desconocida que te acompañó a caminar bajo la lluvia
    de la inquietud que te causa la oscuridad de un bosque pintado

    de las palabras que te dan cosquillas
    de los amigos que te visitan en sueños
    de lo cómodo de un silencio compartido

    Háblame de cosas importantes.
    de quien sos vos.
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  14. Reciclaje

    H
    ay veces que lo que me dices se me antoja basura. Basura tus verbos, tus adjetivos, tus preguntas retóricas, tus ademanes de irritación, tu tono exasperado, tu reclamo implícito.
    Se me va la mirada a ninguna parte mientras aguanto las nauseas que me causa tu corazón descompuesto, de vomitarte todo de vuelta, de ejercer mi libertad de no tolerarte y marchame lejos de tu campo estéril.
    Pero me quedo a reciclar, a escarbar dentro de ti hasta encontrarte la fertilidad, tu tierra mojada de lluvia, tu potabilidad, ese oasis reconfortante en el que nos reconciliamos.

    Pero como cansa.
    A Lurien y Emp les gusta esto.
  15. Ccs después de las 7

    N
    octurna,
    sucia,
    sola.
    Cúmulo de tragedias perversas.
    Una niña mal querida,
    demasiadas veces violada
    por todos;
    Una cenicienta diurna
    transformada en despojos
    al ocultarse el sol.
    A Emp y Konerg les gusta esto.