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  1. Tienes razón, ¡qué vamos a hacer! Pero hay cosas que yo ni loca te diría en la cara un lunes en plena oficina, aunque cuando pases a mi lado sienta que el mundo es mío, me arrepiento de los momentos que tuvimos a solas y no fui capaz ni siquiera de tomarte la mano, mirarte a los ojos e intentar darte un beso para saber si tú lo aceptabas.

    Y mira que ya van varios amigos que me han jurado que tú no quitarías tus labios, al contrario, que me tomarías el rostro con tus manos varoniles para hacer mejor aquel tímido beso que yo inicié con el rostro rojo por la vergüenza, entonces, en ese momento posiblemente yo colapsaría porque todos mis demonios dejarían de lastimarme y encontraría al fin un momento de paz interior y física que tanta falta me hace.

    No te preocupes, no pretendo que al leer esto hagas algo al respecto, yo también me sincero conmigo misma y aunque quisiera recibir un mensaje tuyo (cosa que nunca pasará) entiendo que nuestras situaciones son completamente distintas. Yo soy la idiota que no se anima a confesar que desde que te conozco, el horario de trabajo es más placentero, no importa que otros lobos anden rondando cerca de mí, mi corazón no se ilusiona con ninguno de ellos, porque entiendo que me miran con deseo de un rato, en cambio, tú eres hombre para soñar algo bonito. Como dije antes, nuestras situaciones son distintas, tienes pareja y se te oye tan feliz cuando hablas de ella que te aseguro que la envidia me lastima el alma.

    De sobra sé que no tengo nada que reclamar, la culpable de mis delirios soy yo. ¿Quieres reír un segundo? En estos años de conocernos he hablado con chicos, con hombres que se creen la gran cosa, algunos mayores, otros menores que yo y sí… he de admitirlo, he tenido algunos desvíos emocionales, tú entiendes… me refiero… he besado a algunos y seguramente intimé con alguien, pero solo fueron eso, desvíos emocionales mientras buscaba huir de la sombra que provoca tu figura en mi corazón.

    También lo sé, lo descubrí en este tiempo, hay personas que llegaron a ti con las palabras erróneas, con malas lenguas, como las vecinas que tenía mi abuela y que se sabían la vida de todo el vecindario, por eso trataste de averiguar las cosas por tu cuenta o al menos, eso me contó un pajarito, sí, ¡ese mismo!, el pajarito que cuando empieza a hablar se acomoda el cabello al tiempo que comienza a sonrojarse y cuyo rostro aun conserva alguna espinilla de su adolescencia recién concluida.

    Me alegra dejar en claro que hay cosas que por estúpida nunca te diré, porque antes de hacer eso, tengo la esperanza de que tú me busques para continuar aquella conversación que quedó pendiente en el ascensor ese día que nos declaramos incompetentes para abrir nuestra boca.

    Me despido, sin saber si estas letras te llegarán algún día y aclaro que este misil lo escribo para sanar heridas que yo misma me hice, ilusionada con que me beses, como si yo nunca hubiese tenido la oportunidad de hacerlo, ¡qué cobarde!, perdón.
  2. - Cierto, tienes razón, hay nombres que definen a las personas.

    - Pues si es así, Larry, este chico debe haber sido un personaje digno de conocer.

    - Lo era, ciertamente que sí. Era una persona de esas que la vida te pone solo una vez, porque los astros no son para todos – Larry miró a su alrededor, puso voz melodramática y continuó – por eso el mismísimo William Shakespeare usó su nombre para una de sus mejores obras.

    - Romeo – suspiró el otro.

    - ¡Oh, Romeo!, ¡Romeo! ¿dónde estás que no te veo? – y los dos hicieron un minuto de silencio mientras degustaban la cerveza.



    Diario de Bianca, página 23

    De hace mucho tiempo lo conocía, ya van varios años, aunque nunca fuimos de sentarnos a hablar de corrido, un saludo, alguna conversación en el almuerzo, pero fuera de eso, muy poco de lo que yo recordara que hablara con él. Pero en esas pocas veces que conversamos me quedó claro algo, Romeo es un diamante de persona, una exquisitez de educación, un ejemplar que engalana por todo lo alto lo que debe ser un humano. Es alguien simple, tan transparente que no aparenta lo que no es.



    Titular de Noticiero

    Aumenta ola de crímenes en el país.



    Recorte de periódico

    Hombre joven es hallado muerto en Parque Central de Alajuela a altas horas de la noche, no se detalla la presencia de testigos en la escena del crimen.



    Anotaciones de Larry

    Era un tipo de buen ver, un buen partido, la clase de hombre que a una chica le gustaría presentarle a mamá. Me pregunto cuántas Julietas habrán estado rondando cerca en busca de este Romeo.



    Diario de Bianca, página sin numerar

    Creo que cuando por fin nos sentamos a hablar, a pocas personas he conocido con el ímpetu de este muchacho, su disposición, su sonrisa, su elegancia que es lo que más le admiro, porque viste tan bien y sin embargo sigue teniendo pinta de ser un amor de persona. Nada más equivocado que la opinión que tiene de sí mismo, y si como él piensa es cierto, eso de que a muchos no les cae bien, yo no entro en ese grupo, a mí me gusta la gente con energía, con amor por la vida. Es un hombre amable, que se olvidó de llevar su tristeza al frente como carta de presentación, marcado por la vida de sacrificios que llevó en su etapa más joven.

    Pocas veces le veo el color amarillo, ese que simboliza armonía y que tan bien le iría en su armario.



    Encuentro en el bar

    - No entiendo – Larry lo miró con cara de estúpido – si opinaba tan bien sobre Romeo, ¿por qué lo mató?

    - Sabes, pedazo de imbécil – el otro miró atónito – a veces, solo a veces, el ser humano es tan salvajemente animal que vemos en los demás, cosas que nos gustarían reflejar a nosotros.

    - ¿Envidia?

    - No, no tiene que ver con envidia.

    - ¿Qué es entonces?

    - Anhelo… – el otro se quedó sin entender – hay gente que irradia felicidad y cuando nosotros queremos eso para nosotros mismos, no es envidia, es anhelo de ser mejores, hay gente que nos inspira a ser como ellos. Eso se llama: ganas de aprender a vivir.



    Diario de Bianca, página 8

    Imagino que los padres de este muchacho habrán sido ávidos espíritus de la literatura, de ahí debe haber venido su nombre, que significa “peregrino”. Ese significado explica las diferentes etapas que él ha debido superar para llegar hasta dónde está en la actualidad y ser la persona perseverante que es.

    A Romeo lo encontré en un gimnasio y no es que yo vaya a esa clase de lugares, pero cierta amistad me pidió retirar unas cosas y la casualidad es algo tan certero que rara vez no hallamos a quien ocupamos. Ahí estaba ese chico, tratando de entender cosas que habían pasado, fantasmas que se niegan a irse de su vida, amores que naufragan entre las dudas. Tantas veces ha buscado una Julieta y no se da cuenta que Julieta únicamente es una manera de morir, porque así es el amor, una cadena perpetua que llevamos en el alma.

    Salimos charlando del lugar, el reloj casi daba las siete de la noche, a esa hora los sonidos son más leves, las nubes se detienen casi por completo para mirar a las personas. Entonces lo entendí, Romeo ya tenía una Julieta, su amor por la vida.

    De repente parecíamos dos amigos de siempre, hablando por aquella acera, contando cosas que nunca diríamos frente a nadie, Romeo me contó de amores que guardaba en secreto y yo le narré algunos pecados que habían llegado por cosas de la vida, por situaciones que nadie espera, pero que llegan.

    Entonces tropezó, resbaló y golpeó una de las rodillas contra el filo de la acera, nos sentamos, me permití mirar para chequear que no fuera grave y le ofrecí una pastilla que llevaba conmigo para el dolor. Todos merecemos que un ángel se aproxime y nos saque de nosotros mismos, se la tomó con total confianza y fue cuestión de unos minutos para que el opio hiciera efecto, quedó aturdido, sin poder levantarse, me pidió entre risas que lo ayudara a llegar a su carro y así lo hice, pero no podía permitirle manejar así que yo tomé el volante, continuó riendo a más no poder y sin querer me empujó de manera que casi me salgo de la vía. Entonces lo empujé contra su asiento.

    - ¡No nos llevemos así! – me gritó.

    Empezamos a discutir y desgraciadamente la paciencia no es uno de mis fuertes. Así que frené el carro, busqué entre las cosas que llevaba en mi bolso, volví a sentarme y giré mi brazo derecho. la bala había atravesado el pecho de Romeo y ya no reía, ahora se quejaba del dolor, metí el dedo en el hueco que había quedado en él y lo abrí con mi mano derecha tanto como pude, con la mano izquierda acomodé la pistola en el lugar que estaba ya abierto, la dirigí hacia el lado derecho de su cuerpo y entonces realicé el segundo disparo. Estuve con él hasta que sus manos dejaron de apretarme y supe que había descansado de sus dolores. Limpié mi sudor, conduje cerca de una hora hasta llegar a la ciudad de Alajuela, di varias vueltas alrededor del parque hasta que no vi a nadie cerca, era casi medianoche. Bajamos, bueno, en realidad bajé yo y luego bajé a Romeo que parecía un borracho sujeto a mi hombro, nos sentamos en una de las bancas que está frente al museo y lo acomodé.

    Quedó acostado en posición tranquila, puse una rosa sobre su pecho sujeta por sus manos y me devolví a la capital. Al día siguiente hablaban los noticieros sobre el cuerpo de un muchacho con una rosa, como si aquello fuera un acto ceremonial o estuviera sacado de alguna novela romántica.
    A malco le gusta esto.
  3. - Ella era una chica atlética, practicaba deportes, tenía buena salud…

    - Parece que todas las víctimas eran completamente diferentes.

    - No te lo creas – le aclaró Larry tratando de limpiar su tos – no te lo creas. Las personas por más distintas que parezcan tienen muchas similitudes entre ellas.

    - Dime, ¿nadie sospechó que todos se relacionaban?

    - Por más estúpido que te parezca ¡no! – entonces se detuvo para mirar entre el escote de la mesera que servía los tragos - ¡Amén por eso!



    Recorte de periódico

    Se continúa en la búsqueda de Evangeline J. desaparecida desde la mañana del pasado jueves, cualquier información que tenga sobre su paradero, favor comunicarse con las autoridades locales.



    Diario de Bianca, página 3

    Sí, esta chica es bastante noble, en ciertas cosas aún parece inocente, no quiero decir que lo sea, es solamente que lo parece. Las apariencias suelen engañarnos, demasiado, diría yo. Es una mujer deportista, practica varios deportes, entre ellos la arquería que es un deporte de habilidad, fuerza mental y piscología.

    Los sábados acude a una academia y además lleva prácticas en su casa. También es una chica gamer, amante de consolas de videojuegos y sus secretos ha de tener, como todos.

    Me confesó que al principio no le interesaban las charlas, no les encontraba sentido, sus pasatiempos incluían el heavy metal, pero entonces le dije que hasta el heavy metal servía como un rito de motivación si se sabía prestar oído de forma eficiente.



    Apuntes de Larry

    Heavy metal, gamer, deportista. Un emporio multicolor es esta muchacha. Mi consulta es, si eres feliz en tu relación sentimental, si eliminas el estrés con el sexo y el deporte, si socializas de buena manera, ¿qué te lleva a charlas motivacionales? ¿qué secretos esconde alguien que aparenta tener la vida que tantos otros quieren?



    Diario de Bianca, página 17

    Vuelvo con Evangeline, la dejé atrás porque prioricé a otros, pero tengo curiosidad de las cosas que esta mujer parece conversar con ella misma cuando está en silencio. Es el tipo de persona que saluda sin prejuicios a quien quiera, que hace conversación y a quien todos le hacen conversación, siempre tiene disposición para socorrer a un alma. A mí me encantan las personas que son tan dadas a ayudar, yo tengo la misma disposición, Dios nos pide a todos ser apóstoles y eso significa ir por el mundo ayudando al más necesitado, algunos dan comida, techo, abrigo, yo quiero dar libertad, la libertad de no temer a nada y estar cerca de Dios todopoderoso.



    Apuntes de Larry

    Esta chica definitivamente es rara, entendí que vivió esperando un apocalipsis zombie o una mierda de ese tipo, hay gente demasiado chiflada “cu cu cu cu”.



    Diario de Bianca, página 19

    A mí me encanta el deporte, me incentiva a mí misma el mejorar como persona, tanto física como mentalmente.

    Monté mi propio terreno de arquería, en una montaña, a algunos kilómetros de distancia de mi casa, pero para saber qué tanto he afinado mi puntería voy a necesitar a alguien que me ayude con algunas dificultades que tengo, más que todo en la precisión. Evangeline es una mujer bastante corpulenta con respecto a mí, es más alta y eso dificulta emplear métodos simples, por eso he tenido que darle un buen uso a mi cerebro para hallar la manera de contactar con ella.

    Sé que los lunes acude a entrenamientos en el centro de la capital, por lo que de casualidad me ha tocado asistir a la zona justo esa noche. Veamos, según mis cálculos llegué algunos minutos de que ella saliera, y en efecto, la miré salir del estadio y despedirse del resto de sus compañeras. Lo admito, no es la forma más bonita, me puse unos audífonos y salí a correr, al acercarme a donde ella estaba la saludé, me devolvió el saludo y entonces comenzamos a conversar, ninguna de las dos esperaba ver a la otra a esa hora, antes de subir a su carro le ofrecí uno de los dulces que llevaba conmigo, con tan mala suerte que mi memoria olvidó en aquel momento que el caramelo estaba inyectado con somníferos, cuestión de segundos para que hiciera efecto en el organismo, la sujeté con ambos brazos para que no cayera al suelo, la llevé a como pude a mi carro que estaba en la acera del frente y la subí al asiento delantero. Iba profundamente dormida, anduvimos cerca de media hora hasta llegar al campo de entrenamiento, la bajé, aún iba dormida, la senté sobre una silla que estaba acomodada a unos diez metros de una línea que dibujé a base de pintura en el suelo, coloqué un paño alrededor de su boca y esperé a que despertara mientras yo tomaba un vaso de café.

    Cuestión de una hora más o menos y la bella durmiente despertó de su sueño, eran cerca de las diez de la noche.

    - Me di cuenta de que no tengo la agilidad para manejar estas cosas, así que preferí la supervisión de una experta.

    Algo intentó decir, pero el paño estaba tan ajustado que no se escuchaba con claridad. Entonces cargué la primera flecha, pero el lanzamiento salió a varios metros de donde mi profesora estaba sentada tratando de zafarse. El segundo intento, también fallido, pero un poco más cerca, lo que me motivó bastante. Tercer intento, logré atinar en la pierna izquierda, mi esfuerzo estaba dando al fin frutos, volví a cargar el arco, ya más emocionada, atiné sobre el brazo derecho, en ese momento, la chica logró zafarse de ambas manos, pero cuando entre lloriqueos hizo el esfuerzo para levantarse, atiné el quinto intento justo en la sien izquierda, pocos deportes he podido practicar con gente que de verdad sepa lo que está haciendo.

    He de decir que la verdad me dio cierta pereza volver a cargar con el cuerpo y dado que aquella montaña no es tan transitable, me dispuse a cavar una fosa o algo parecido para darle una cristiana sepultura, la tierra estaba suave y cerca del amanecer ofrecí una oración por el descanso eterno de aquella alma, pocos rastros quedaron de la deportista y el Cielo tiene un ángel para que compita en sus campeonatos internos.
  4. - ¿Regina?

    - Sí, ella es la siguiente que apunté en mi lista.

    - Regina era una mujer muy callada, demasiado diría yo – volteó a mirar a una pareja que se deshacía en un beso, miró a su compañero, le lanzó un beso como broma y entonces volvió sobre el asunto – la cosa como te dije antes es que esta chica era en extremo callada y buscaba conectar con su yo interior.

    - A este punto debiste estar harto del maldito.

    - En realidad – dijo Larry afinando la voz – yo no entré en el caso hasta varios asesinatos después, muchos después. El inepto que pusieron sobre el asunto es un bueno para nada, sabes, para estas cosas se ocupa un tipo sin estómago, ¡con nervios de acero!

    - Tal vez algún día yo pueda entrar a trabajar en homicidios.

    - Te falta espuela, pero conmigo podrías aprender.


    Anotaciones de Larry

    El silencio es un tesoro, las personas calladas tienen la cualidad de escoger mejor a quienes harán confidentes. Claro, algunos equivocan el camino, la felicidad en ocasiones se parece a una caricatura, aclaro, solo en ocasiones. Si Regina no hubiera escuchado a su “amigo” cuando este le instó a ser parte de las charlas, aún estaría con vida, desgraciadamente el otro tampoco sobrevivió.


    Diario de Bianca, página 26

    Regina no participaba de aquellas reuniones los fines de semana en el templo, nunca había asistido a mis charlas sobre superación personal, había llegado mediante otro de los asistentes quien me comentó al respecto y no vi ningún problema en que ella se incluyera en el proyecto, nunca está de más alguien dispuesto a ser mejor persona de lo que es y Regina, ella se notaba con serios problemas de autoestima, de tiempo, era una chica perfecta para estar ahí.



    Anotaciones de Larry

    En mis años en el departamento de homicidios uno termina por ver tantas cosas, que llega el momento en que sientes que, si el día es tranquilo, es porque Dios se olvidó de ti. La pereza, la tranquilidad, esas cosas reprimen al ser humano, todos necesitamos adrenalina, aunque nos la administramos de formas distintas.



    Diario de Bianca, página 27

    Durante una de las charlas le hice la consulta de si tenía a alguien que la escuchara.

    - Por lo general no, aprendí a escucharme a mí misma.

    - La felicito, la voz interior es la guía que ocupamos muchas veces. Me da curiosidad que siento que usted cree mucho en las auras, en las relaciones que tenemos con la naturaleza en general, no solo con las personas.

    - La energía nos conecta a todos, las cosas, las personas, los animales, y las almas.

    Y, sin embargo, aquella mujer parecía disfrutar el viaje terrenal que llevaba a cabo, como si supiera que sus acciones simplemente eran algo que el destino tenía escrito que debía suceder ¡qué coraje! ¡qué envidia!, yo no podría vivir la vida a como ella la llevaba. Siempre que nos veíamos usaba vestimenta de personajes de manga, de caricaturas, de seres fantásticos. Ella en sí misma era un ser fantástico y yo necesitaba ver la vida desde su perspectiva.



    Anotaciones de Larry

    Creo y es solamente mi opinión, que de las personas a las que este sujeto ejecutó, probablemente ninguno tenía una conexión tan fuerte con la naturaleza, con la vida, con los animales, como la que ostentaba Regina, aún a pesar suyo de ser una chica que se aislaba con frecuencia.


    Expediente 20240701-RG

    Regina Q. Mujer soltera, vida estable, sin vínculos con el uso de narcóticos o psicotrópicos. De vida tranquila. Familia conocida.


    Recorte de periódico

    La brutalidad de los actos no pareciera un accidente. Sin embargo, la policía sospecha que se trate de un ajuste de cuentas o algún tipo de venganza, no obstante, por las averiguaciones que se pudieron hacer sobre la víctima mediante entrevistas a vecinos y otros conocidos, el hecho no parece concordar con este tipo de crimen. Se continúa en la búsqueda de posibles lazos que lleven a conclusiones más certeras al respecto.


    Diario de Bianca, página 29

    Con un amigo de la infancia conseguí pasaje a peleas de perros clandestinas. Es increíble lo que esas máquinas pueden ocasionar en sus contrincantes, me queda la duda si será posible emular ese mismo acto de salvajismo contra una persona acostumbrada a tratar de buena manera con los animales.

    - Estos perros no son precisamente amigables – me dijo el chico que estaba a cargo de las peleas.

    - Lo único que preciso es realizar un experimento científico.

    - ¿Con quién? – entonces me lanzó una sonrisa que no ocultaba su satisfacción por aquella idea.

    Quedamos de vernos en las afueras del condominio donde sabía que vivía Regina, llevaba un par de días observándola, siempre sacaba a pasear a sus perros por las tardes, la ronda se extendía alrededor de una hora, y siempre era a la misma hora, aproximadamente. Llegamos en una Vanette de color blanco, vidrios oscuros y con buen tiempo. Cerca de veinte minutos después allí estaba ella, con sus dos mascotas, le dimos doscientos metros de ventaja, el carro comenzó a moverse lentamente, luego aceleramos un poco hasta alcanzarla.

    - Disculpa, ¿cómo hago para regresar al centro? – le preguntó el encargado de las peleas, que oficiaba como chofer.

    En el momento en que amablemente se disponía a contestarnos, un tercero apareció detrás de ella y la golpeó por la espalda, yo bajé de prisa, ayudé a subirla al carro y emprendimos viaje. El sitio donde nos dirigíamos se encontraba a poco más de once kilómetros, trayecto durante el cual nos tocó hacernos cargo de ella, yo terminé golpeándola con una valija que estaba ahí.

    El sitio era el mismo que yo había visitado anteriormente, un lugar casi en estado de abandono, abrimos los portones, el dueño ingresó en el vehículo, bajamos a Regina a como pudimos, se defendió, me dio un par de buenos golpes, pero luego cuando fuimos tres, sus fuerzas no pudieron ayudarla, entonces quedó arrodillada, mientras lloraba preguntó el motivo por el que estaba ahí. Le aclaré que simplemente se debía a un experimento científico que queríamos corroborar.

    Arrastrada la condujimos dentro de las instalaciones, ahí estaba el chico que la golpeó para subirla al vehículo con tres Staffordshire Bull Terrier, hambrientos, con ganas de saciarse.

    En la noche, cuando la dejamos a la entrada del condominio (o al menos, dejamos lo que los perros despreciaron) nos dimos cuenta de algo, no todos los animales reaccionan a la voz humana de la misma manera, algunos no entienden razones, ahí acababa el experimento.
  5. - ¿Hiciste la tarea?

    - Creo que sí – dijo el otro mientras sacaba una hoja de su billetera, la tenía doblada en cuatro partes – aquí está.

    - Vamos a ver – Larry tomó el papel, bebió un trago de cerveza y le echó una mirada – quién lo diría, pareces un chico muy listo – devolvió el papel a su compañero y siguió - ¿quién es el siguiente en tu lista?

    - Augusto.

    - Sí, Augusto, mmm… de los pobres cuerpos que pasaron por esa lista, Augusto es el que menos tiempo tuvo relación, de hecho, apenas escribió una vez al diario, pero esa vez, fue más que suficiente.



    Diario de Bianca, página 18


    “Yo le dije a mi madre, que ni se le ocurriera vender la casa donde vivimos, porque me amarro a la casa y luego le prendo fuego”, “yo recuerdo a aquella modelo famosa en Costa Rica a la que le di un buen beso en una fiesta, pero no sé si ella se acordará de mí”.

    Con frases como esa venía la carta que escribía un muchacho joven, de no más de veintidós años y que respondía al nombre de Augusto. Se describía a sí mismo como una persona solitaria, con mirada de misterio e incomprendido por la sociedad, no había logrado encajar en el ambiente laboral más reciente, sentía que otros lo menospreciaban, que no se sentían bien con la compañía de él, los escuchaba murmurar a sus espaldas, escuchaba sus risas a pesar de que no estuviera con ellos.



    Anotaciones de Larry


    La “Dra. Bianca” se refiere a Augusto como el caso más satánico que tuvo a cargo, el tipo más desenfrenado, más oscuro y con tendencia a la ira, con respecto a las personas que conoció. Tal vez por ello sea por lo que, de todos, fue con él con quien actuó con más prontitud, la agonía de algunas personas es el paraíso para otros.


    Diario de Bianca, página 20


    La vida de Augusto es una montaña rusa de desvaríos entre el alcohol y el tabaco, aunque para sus adentros cree que vapear es algo que no es nocivo para su salud, ¡pobres almas en desgracia!, cantaba Úrsula en una de las escenas de La Sirenita.

    Con Augusto es con quien menos tiempo he tenido de intercambio de ideas, pero de quien escuché las peores aberraciones que alguien con mi salud puede escuchar. Contactarlo, sin embargo, no incluyó métodos de investigación ni nada que se le parezca. Las personas como Augusto buscan una cosa, ser escuchados, que alguien preste atención a sus desgracias, a las atrocidades que la vida insiste en ponerles en medio del camino.


    Recorte de periódico



    Su cuerpo fue encontrado sin vida bajo circunstancias que se detallan más adelante y de las que las autoridades han pedido toda la ayuda posible para localizar a quien sea culpable de semejantes actos que atentan contra la vida humana.


    Diario de Bianca, página 22


    He de confesar que siento algo de empatía con esta persona, en mi juventud también experimenté cambios de humor y desesperación, existimos quienes no somos parte de los parámetros de belleza de la sociedad, nos miran como bichos raros, como excentricidades de circo.

    Por eso mi premura por sacarlo a él de este laberinto donde se encuentra sumergido, por eso la celeridad con la que debo actuar, hay cosas para las que por desgracia no tenemos tiempo de usar un lubricante, hay que ir como sea, por las buenas o las malas, porque Dios nos juzgará por lo que hicimos y por lo que dejamos de hacer, esto último es todavía más importante que lo primero.



    Diario de Bianca, página 24


    Las personas confían tanto en quienes no conocen que escriben las direcciones correctas donde viven, con detalles, color de muro, lado de la vía, si poseen ornamentos o cualquier otro detalle. Así llegan los carteros, los cobradores, los encargados del servicio exprés de comidas rápidas, en fin, todos tienen acceso a nosotros, nosotros mismos se lo damos.

    Ese día estuve rondando la dirección todo el día, tenía claro cuál era la casa, no se me dificultó el llegar ahí, durante todo el día no hubo ningún movimiento. Cerca de las tres de la tarde, quien supuse correctamente era Augusto llegó, parqueó el carro frente a la casa, abrió la puerta, encendió un cigarrillo y dejó la puerta a medio abrir. Unos segundo más tarde, lo miré salir por la puerta trasera, sacó una bolsa con basura y nuevamente, dejó la puerta a medio abrir.

    Saludé a un par de transeúntes que pasaron a mi lado y de a poco me fui acercando al lugar. No se escuchaba ni un suspiro, quien estuviera allí estaba en silencio, asomé la cabeza por entre la puerta, rodeé la casa y me asomé por la parte posterior, no se observaba a nadie y, sin embargo, este hombre, Augusto, se encontraba allí, yo lo había visto entrar. Caminé de manera pausada, yo ya estaba en la cocina, había platos sucios sumergidos en agua, un par de trapos en el piso y una bolsa de cereal regada en el desayunador. Escuché una ducha sonando a pocos pasos de mí, me acerqué al sitio, miré por entre la sala y en algún dormitorio, no había nadie más, me senté en uno de los sillones hasta que escuché la ducha cerrarse. Me pregunto en qué parte de la casa planearía este sujeto amarrarse para atormentar a su madre.

    Entonces vi el lugar adecuado, la pared que se encontraba entre la sala principal y el pasillo de dormitorios, estaba completamente lisa, era el lugar perfecto. Me coloqué detrás de donde debía abrir la puerta y al observar que esta abría pude ver a aquel tipo a medio vestir todavía secándose el cabello con una toalla, en un acto rápido le cubrí la cabeza, lo amordacé con la toalla y a como pude lo reduje en el piso, luego de unos cambios de golpes por fin pude dominarlo. A pesar de sus patadas y sus rabietas, conseguí amarrar sus manos a una columna y la otra la enlacé a uno de los muebles voladizos, hice lo mismo con sus piernas atándolas a las patas de la mesa, luego, puse unas revistas que encontré a su lado, sábanas, cajas de cartón, cualquier cosa que sirviera como combustible y que hubiera en el lugar. Vacié un poco de gasolina que llevaba en una botella y antes de prenderle fuego, lo miré a sus ojos llorosos y le dije:

    - Esto es para que aprendas a no amenazar a tu madre.

    Salí por la puerta principal, la cerré y a un par de calles de distancia miré la casa prender en fuego con su habitante dentro de ella, las ambulancias pasaron a los pocos minutos, pero poco pudieron hacer, quien amenaza a su madre… necesita una lección.
  6. - Te dije que este bar era bastante bueno, solo mira las nenitas que llegan por acá – comentó el viejo Larry – pero creo que no estamos aquí para ver traseros ni sonrisas. La verdad es que hay tanto que hablar de ese maldito que ocupo algo más fuerte que echarle a la garganta.

    Le hizo un ademán a la mesera y pidieron una botella de ginebra. El guarda más joven estaba atento a lo que Larry pudiera contarle sobre el personaje que estaba en aquella celda.

    - Aquí tengo la información de cada uno de esos desdichados que murieron en las manos de ese hombre con esquizofrenia paranoide – dijo señalando su cerebro.

    - Creí que no se sabía lo que había pasado con todos.

    - No seas idiota, han pasado quince años. Todos tenían familia y hay cosas que los periódicos nunca llegan a saber, porque el mundo no necesita enterarse de todo lo que pasa, el amarillismo también tiene sus límites.

    - Entonces sabes todas las historias.

    - Todas. Pero no puedo contarlas en una noche. Hagamos algo, veámonos cada fin de semana y entonces te iré contando lo que pude averiguar sobre cada uno, hice algunas investigaciones, yo estuve en homicidios y fui uno de los que tuvo a cargo este caso, pero renuncié y acepté el puesto de guarda en la cárcel para poder estar más cerca de tipos como él, la gente solo los ve como asesinos, yo los miro como maestros del sigilo, si los observas durante un tiempo aprendes a descubrir sus pensamientos.

    La mesera llegó con la botella, la colocó a la derecha de Larry y este, luego de agradecer, llenó los vasos de ambos y continuó con su relato.

    - La primera en desaparecer fue una mujer llamada Rebeca. Parece ser que la susodicha era una muchacha cuya disposición a ganar se volvió un tanto obsesiva.

    - ¿No soportaba perder?

    - Exacto, bien dicho. Mira esto es lo que sé sobre ella – Larry sacó un libro mal formado con recortes de periódicos y anotaciones que él mismo había añadido, algunas correspondían a datos dados por algunos familiares de las víctimas, algunos borradores escritos por el propio acusado y otras eran simplemente ideas sacadas de su mente a partir de los hechos que le daban como ciertos, simples conjeturas.


    Diario de Bianca, página 10

    La mañana de aquel jueves recibí la carta de una mujer, tenía la apariencia de ser persona simpática, de buen ver y vestir elegante, apostaría a que nadie en su lugar de trabajo vestía tan bien como ella. Da la impresión por lo que cuenta en sus cartas que es una persona a la que no le gusta expresar sus miedos en público, es bastante cerrada a mostrar sus debilidades, motivo por el cual ve en el deporte un escape a sus preocupaciones, a sus tristezas.

    La vida le ha sabido pagar con creces sus buenas acciones. Es la clase de persona que jamás admitiría que necesita ayuda terapéutica, sin embargo, en el fondo de sus pensamientos conoce la necesidad que tiene de expresarse y ser escuchada, es lógico, todas las personas tenemos esa necesidad. Es cierto que cuando Rebeca me escribió vi en ella una figura sin mayores trastornos, se miraba tan altiva, tan sincera consigo misma. Simplemente quería felicitarme porque mi sección en el periódico ayudaba a mucha gente, eso pensaba ella, en medio del amarillismo, mis humildes líneas eran un respiro para las masas.

    Comenzamos por intercambiar comentarios, muy rara vez hablaba sobre sus problemas, la chica era un encanto de persona, esa gente es la peor, porque esconde sus agonías en medio de su felicidad y eso los lleva a confrontaciones internas que algunas veces terminan por afectar a seres inocentes. Hablaba mucho sobre deportes, viajes al extranjero, pero entonces, comenzó por describir su dificultad para conciliar el sueño, comentó que había asistido con algunos psicólogos pero que ninguno había dado en el clavo para acabar con sus dolencias, con sus aflicciones.

    La piedad humana es una bola de hipocresía, hay quienes se interesan en ayudar a los demás a cambio de una mísera paga, como si Dios mismo nos cobrara por cargar con la culpa de nuestros pecados. Si uno puede ayudar a alguien a escapar de lo que lo fatiga, entonces nuestras acciones están bien respaldadas, eso creo yo y eso debe ser así.



    Anotaciones de Larry

    Esquizofrenia paranoide: trastorno mental grave que se caracteriza por delirios y alucinaciones, y que afecta la forma en que una persona percibe la realidad. Es la esquizofrenia más común. Quienes padecen esta enfermedad tienden a tener sentimientos de persecución, sospecha o grandiosidad, pueden creer que tienen una misión especial que cumplir, y pueden tener alucinaciones sexuales, entre otras. Son personas aisladas, con pensamientos de suicidio, depresivas y pueden tender hacia el consumo de tóxicos y abuso del alcohol.



    Diario de Bianca, página 15

    Cuando por fin nos reunimos, al cabo de un par de semanas de la primera carta, confirmé lo que sospechaba, Rebeca era una persona de la que uno se sentiría orgulloso de conocer, sus ademanes, sus maneras educadas. Sin embargo, estaba enferma, aunque ella no lo supiera, el estrés le dañaba sin que ella se enterase. Los ángeles son seres de luz, seres de divinidad, pero ¿y si uno puede ser un ángel para alguien? ¿está mal que uno quiera ayudar a alguien a sanar?



    Recorte de periódico

    La víctima que respondía al nombre de Rebeca P. fue encontrada en las afueras de la ciudad, a la orilla de la calle, se desconocen las causas que pudieron llevar a su asesinato. Su vehículo fue encontrado a un par de kilómetros del sitio.



    Diario de Bianca, página 7

    He de confesar que he dejado mis medicamentos y me siento bien, no se lo he dicho al médico, ¿para qué? Sigue recetándome cada mes sin sospechar nada, aunque es cierto que he vuelto a descontrolarme un poco, nada serio creo yo, si Dios tiene el poder de curar leprosos, imagino que también podrá sanarme a mí.



    Diario de Bianca, página 16

    Aquella noche la esperé a la salida de su trabajo, mi labor era liberarla de los demonios que atormentan en silencio, esos demonios que no vemos pero que se manifiestan en las noches, cuando lloramos sin que nadie nos vea.

    Estaba oculta tras una columna del edificio de parqueos, la miré acercarse a su auto, colocó un bolso con su computadora en el piso y luego sacó las llaves de su cartera, abrió una de las puertas traseras, puso el bolso en el asiento, cerró la puerta con cuidado y luego se sentó dentro. Todavía estaba colocándose el cinturón cuando llegué a su lado.

    - Buenas tardes.

    - Buenas tardes – me dijo extrañada.

    - ¿de casualidad no tendrá algo que pueda ayudarme?, dejé mis llaves dentro del carro.

    - Creo que tengo una varilla en la parte trasera que puede servir.

    Se bajó, abrió atrás, yo me coloqué al lado suyo, no había nadie más en el parqueo y le coloqué un pañuelo con narcóticos que tras unos segundos la puso a dormir plácidamente. Entonces me di prisa, la metí en el asiento trasero y yo tomé el volante. En el camino fui recitando Apocalipsis 3:5 una y otra vez, hasta que sentí que estábamos en un lugar seguro, el efecto de los narcóticos comenzó a disminuir y Rebeca dio muestras de despertar sin tener completa noción de la realidad.

    - Dime una ciudad que inicie con la letra E – pero no respondió, el efecto aún no pasaba por completo – está bien, dime el nombre de una fruta que inicie con A.

    - ¿Qué pasa? – se frotaba la cabeza con ambas manos.

    - ¡El nombre de una fruta que inicie con A!

    - ¿Dónde estoy? ¿quién es usted?

    - ¡Te dije que me dieras el nombre de una maldita fruta que empiece con A! – entonces despertó por completo.

    Frené el carro de pronto, su cabeza golpeó el asiento del conductor, me bajé algo enojada, abrí la puerta, la tomé por el cabello y la tiré al suelo.

    - Dime un apellido que empiece con F.

    Sospecho que el que yo tuviera mis manos apretando su cuello disminuyó sus facultades para hablar, después de un par de minutos en que no respondió, la solté. Estaba libre, su cuerpo se había liberado de aquellos males que lo aprisionaban y yo había ayudado a un alma a estar más cerca de Dios. La dejé recostada a la orilla de la calle, estaba tan calmada, tomé el carro y al volver a la ciudad, lo dejé bien parqueado, luego hice el camino a casa sin prisa, con la emoción de haber ayudado a alguien que no sabía que necesitaba que lo socorriesen.
  7. “Contrario a lo que piensan algunas personas, el sexo no es lo que más corrompe a la sociedad, lo que más corrompe es el dinero, eso cambia a las personas, hay quienes se creen la gran cosa porque tienen dinero en sus bolsillos, a esas gentes las escupo… son tan miserables que se creen mejor que el resto, por ellos llegará el Juicio Final, por lo que le quitaste a tu hermano y por las veces que viste a los demás por debajo del hombro”.

    Salí con la frente en alto, con la convicción de un trabajo bien hecho, con la tranquilidad de que durante todo este tiempo siempre había dado lo mejor de mí. Y eso es mucho, es mucho porque hay personas que siempre dan menos, siempre se creen superiores, viven su vida con arrogancia, con ínfulas mal puestas, a ellos no les debe la vida nada, son ellos quienes le deben a la vida, al prójimo, a la historia. Pero yo puedo mirar con la frente en alto a quien sea, he hecho todo lo que me ha sido posible, nunca renuncié a ser yo, si hoy me voy, es porque todas las historias terminan, ¿cómo no habría de terminar la mía?

    Compré un boleto sin retorno a Estados Unidos, iba por el sueño americano, para comprobar por mí misma si realmente es mejor la vida en ese país. Justo ahorita estoy bajando del taxi y camino hacia el aeropuerto, por costumbre solamente llevo una maleta, no es mucho lo que alguien como yo ocupa para cambiar de vida, voy con una sonrisa, incluso saludando a la gente.

    Entonces, comienza el espectáculo, comienzan a sonar las sirenas de las patrullas, se oye un disturbio en las afueras, la gente voltea a ver, como lo hacen las personas que se interesan en los asuntos de los demás más que en los suyos propios, me detengo, tengo seis policías que me impiden el paso. Me siento como Cristo cuando llegaron los soldados a atraparlo como un ladrón en aquel monte en medio de la noche.

    - ¡Suelte la maleta! – me grita uno de ellos por tercera vez, la suelto, más que eso, la dejo caer pausadamente - ¡con las manos arriba! – me colocan las esposas.

    - Todo lo que diga puede ser usado en su contra – me dice otro más joven.

    ¡Qué voy a decir!, las personas no conocen a sus pastores cuando los tienen en frente, existen personas que queremos arreglar este mundo, pero las masas políticas nos lo prohíben. Nos argumentan que somos iguales, pero cuando alguno quiere ser luz, aparecen los intereses de los poderosos para llevarnos a la oscuridad.


    Quince años después, en la cárcel de máxima seguridad, San Rafael de Alajuela.



    - Santa María madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Aleluya! ¡Aleluya! – así terminé mis oraciones aquella tarde.

    Habían cambiado de turno, los guardas aun hablaban de los pormenores que sucedieron durante el día, las duchas de agua fría que habían dado a los que habían resistido, los presos malcriados que lanzaban excremento a la comida y a las paredes, en fin, tantas cosas que un chico como ese guarda nuevo no estaba acostumbrado a ver.

    - Este es singular, verdaderamente singular – le dijo el viejo Larry, soltando una risa apenas perceptible.

    - Dice aquí que su nombre es …– estaba contestando el otro hasta que fue interrumpido.

    - No – le dijo Larry – no lo llames por el nombre que viene en esas libretas estúpidas, eh mira, pon atención – luego abriendo la rejilla de la puerta y dirigiéndose a mí con un tono bastante burlón, dijo mientras el otro se alejaba dos pasos – ¡Eh, Doc!

    - ¿Es doctor? – le preguntó el más joven.

    - No te acerques tanto – luego le señaló las paredes y cerrando los ojos movió sus manos como si estuviera dirigiendo una orquesta filarmónica.

    - ¿De quién son esos nombres?

    Entonces, Larry sacó un viejo recorte de periódico que llevaba en su billetera, lo desdobló y roncando para afinar su voz leyó:

    - Asesino múltiple condenado a cadena perpetua en cárcel de máxima seguridad – el otro chico estaba atónito, Larry siguió leyendo – mmmm… veamos… ah sí, conocido por su alias de la Dra. Bianca, el hombre fue acusado por la muerte de más de quince víctimas, a quienes aseguró liberó de sus trastornos, dado que en su opinión eran personas con problemas psicológicos cuyo tratamiento no podía ser coordinado por los profesionales en la materia. Sus víctimas fueron personas que contactaron al homicida en busca de consejo o pidieron a algún conocido que los contactara por ellos. Algunos fueron sepultados en los jardines traseros de su propiedad y terrenos aledaños, algunas de las víctimas llevaban meses perdidos y sus casos habían sido perseguidos minuciosamente por las autoridades. Este hombre con problemas de personalidad múltiple escribía para un conocido diario local bajo su pseudónimo de la Dra. Bianca dando mensajes sobre temas personales, se dedicaba a terapia espiritual durante los fines de semana en la iglesia de su pueblo y procedió con los asesinatos a lo largo del último año.

    - Pero – le interrumpió el otro guarda, asustado – esos nombres que están en las paredes, Nicolás, Paolo, Rebeca.

    - Son los nombres de sus víctimas, este bastardo los escribió él mismo – le contestó Larry guardando de nuevo el papel en su billetera – el último al que asesinó fue un tal Vinicio, lo estranguló a medianoche, después de salir de un bar de mala muerte ¿quieres saber lo que pasó con el resto?

    - ¿Sabes lo que pasó con todos?

    - Con algunos, vamos ¡pregunta! – a Larry le temblaba la voz de la emoción.

    - ¿Enrique? – la voz de este era más temblorosa todavía.

    - Lo sepultó vivo, a dos terrenos de su casa.

    - ¿Donato?

    - Cinco puñaladas en la espalda – Larry lo tomó por los hombros – ¡vamos hombre, pregunta con emoción!

    - ¡Tadeo! – dijo el otro alzando los brazos.

    Larry le bajó los ánimos y luego le contestó:

    - Créeme, no quieres saber lo que le pasó a ese tipo, tampoco quieres saber lo que le pasó a esa chica que está escrita arriba, Amalia. Mira, vayamos por unas cervezas cuando salgamos y tal vez con alcohol te cuente lo que les pasó a los otros desdichados. Algunos quedaron tan maltrechos que las autoridades no saben a ciencia cierta lo que les hizo y el pedazo de infeliz nunca quiso hablar.

    - Es un hijo de la gran …

    - Sí, tranquilo, tranquilo, en el bar te lo cuento.

    Luego cerraron la rejilla y los escuché alejarse a pasos lentos, tan lentos que casi podía contarlos, contrario a lo que creían, no estaba sola en aquella habitación, algunas veces, puedo ver a Isabel, Romeo y el resto de mis chicos que vienen a visitarme, no lograron sanar en su totalidad y me visitan usualmente para que yo continue contando sus memorias, no son simples cadáveres como la gente quiere hacerlos ver, hay gente que no muere nunca, son eternos. Tal vez sean ángeles, tal vez tengan razón, quizás estoy en una celda, pudiera ser, aunque para mí, simplemente me alejé de la gente, descubrí que las personas tenían tantos conflictos que yo no podía curar, y si no podemos cumplir con nuestro propósito en la vida, no tenemos razón para seguirla llevando a cabo.
  8. Ese día mientras toda la oficina se encontraba en su diario vivir, yo estaba camino a una cafetería del centro de la capital, no apunté el nombre o al menos no lo recuerdo en este momento, fui para encontrarme con el abogado, me escribió el día anterior y me pidió que nos viéramos porque tenía una noticia agradable que contarme, una noticia que sería un impacto en mi vida, así la describió. Mi querido abogado iba a sorprenderme con algo, espero merecer esa noticia.

    Quedamos en estar a las nueve y cuarenta de la mañana, yo llegué al sitio diez minutos antes, había una pareja desayunando y un señor leyendo uno de esos periódicos donde disfrutan alarmar a la población con noticas sobre crímenes, gente desaparecida y demás atrocidades. Aproveché para pedir una taza con café sin leche y un pan dulce, mientras esperaba que él llegara. Puse mi bolso en la silla que se ubicaba frente a mí, revisé que el maquillaje no fuera tan estrambótico y esperé por la noticia. Un minuto antes de cumplirse la hora acordada ingresó en el local un joven, un niño que debía andar entre los once y los doce años, venía bien vestido, imaginé que los padres entrarían tras de él pero llegó solo, empezó a mirar por todo el sitio buscando a alguien, yo estaba con el celular en la mano esperando algún mensaje que no iba a llegar.

    Entonces el muchacho caminó hacia mí, me saludó y me pidió permiso para sentarse, le indiqué de manera cortés que estaba esperando a alguien y que era cuestión de segundos para que mi acompañante llegara.

    - No va a llegar – se sentó y se quedó observando mi cara de asombro.

    - ¿Disculpa?

    - Me llamo Eliseo y soy el hijo de Mauricio.

    El sorbo de café que estaba en mi boca casi se devuelve a la taza, pero por su cara pude notar que mi reacción era la más natural.

    - Así que usted es Bianca, es bastante bonita.

    - Gracias, así que tu papá no va a venir.

    - Ni siquiera sabe que usted está aquí esperándolo, fui yo quien le escribió.

    Si algo le reconozco al chico es que no perdió la tranquilidad, al contrario, se mantuvo tan relajado que parecería que era mi hijo, le pedí un café, pero dijo que no esperaba tardar demasiado.

    - ¿Qué pasaría si llamo a tu papá? – yo simplemente estaba desafiándolo para saber hasta dónde podía llegar.

    - Pasaría que usted perdería el tiempo y mi papá le haría una escena por lo que voy a decirle y por lo que él no ha tenido el valor de contarle – parecía tan tranquilo, tan normal que empecé a sentir algo extraño dentro de mí misma.

    Acto seguido abrió un sobre que llevaba en sus manos, sacó unos papeles y los puso en la mesa junto a mi taza de café.

    - ¿Qué es eso?

    - Los boletos de avión.

    - ¿De cuál avión?

    - Nos vamos en quince días para Argentina, a mi padre le salió una oportunidad de trabajo y ya tiene todo listo para irse.

    Los dedos de las manos me comenzaron a hormiguear, la pierna izquierda me dio un jalón y no tuve muchas cosas que decir.

    - Es mentira, tu padre me lo habría dicho.

    - Compruébelo por usted misma, busque las reservaciones para el vuelo y verá que no es mentira. Mi papá piensa irse sin decirle nada a usted, de lo contrario, ya usted lo sabría. Puede estar tranquila, mi mamá no sabe que usted existe, pero yo no soy tonto, y una noche me levanté casi a las once y sin que él me viera me quedé recostado a la pared mientras tenía una videollamada con usted, hay maneras de recuperar los números que se borran de un teléfono.

    No dijimos mucho más, me sentí sucia, inmunda, quería que la tierra me tragara en ese momento, salimos juntos del local, yo no pude terminar el café y el pan de seguro se me habría atragantado de comer siquiera un pedazo más. Yo tenía tantas cosas dentro, tenía rabia, tristeza, dolor, culpa.

    Le prometí que no hablaría más con su padre y tomé un taxi para irme a casa. Esa tarde fui al banco e hice los trámites para renovar mi pasaporte, yo tenía visa estadounidense, pero mi pasaporte estaba vencido, así que hice el trámite respectivo y quince días después tuve el documento en mis manos, entonces comencé a buscar algún destino para comenzar el sueño americano, para irme lejos, no volví a contactar al abogado y tampoco le respondí ninguna de sus llamadas ni de sus mensajes, yo había sido una estúpida durante todo este tiempo, lo peor es que creí que yo era la lista de la relación, pero aquella charla en la cafetería me hizo entrar en razón y abrí los ojos.

    Sé que hay cosas inconclusas, la casa la dejo patas arriba, con tantos despojos, tantas tonterías, una mujer como yo no ocupa recuerdos que la atormenten, no somos hombres, somos flores delicadas que nacen en jardines. Tengo un tumulto de cartas que dejé a medio escribir, ya no tiene sentido que las termine, sus destinatarios no van a recibirlas, ya no.

    Cuando tuve las fechas de vuelo hablé con mi jefe y puse la renuncia, fue viernes, ese día todos mis chicos están trabajando desde sus casas así que no le vi la cara a ninguno de ellos, no me despedí, no quería dejar rastros, me oculté entre las sombras para que nadie me viera partir, para que nadie estuviera presente cuando yo diera por terminadas mis labores, me fui en silencio, con un poco de nostalgia sí, pero con la sabiduría de que había hecho las cosas de la mejor manera, porque uno no debe marcharse ni antes ni después, uno debe irse cuando debe irse.
  9. El año nuevo marca el fin de un ciclo y el inicio de otro con la esperanza de que el nuevo ciclo sea mejor que el anterior. En el caso nuestro, marca el fin del calendario gregoriano que es el que se utiliza actualmente, promovido por el Papa Gregorio XIII en el año 1582 d.C, sustituyó al calendario juliano que estaba en vigencia hasta entonces y que había sido instaurado por el grandioso Julio César en el año 46 a.C.

    El año nuevo es un altar a tradiciones y creencias de la gente, tales como brindis, fuegos artificiales, hacer una cuenta regresiva, comer doce uvas, una por cada mes, en Dinamarca se acostumbra a romper platos, en América Latina se usa ropa interior de diferente color según el país, como si para los mejores momentos se ocupara ropa interior.

    En Asia Central y otras regiones se celebra el Nouruz, en Rusia se escriben deseos, se quema el papel y se echan sus restos en champagne. En todas partes eso sí, la gente llora, se abraza, recuerda cosas, personas que partieron, otras que nos hirieron, están los que llegaron para sumar a nuestras vidas, aunque nosotros restemos en las suyas, gente a quien amamos y otros a quienes ojalá, Dios los aleje de nuestros pasos a distancias inconcebibles.

    Este es mi primer borrador del dos mil veinticinco y el lápiz ya pesa demasiado, siento que hay cosas que van concluyendo, aunque espero con ansias las estupideces que puedan hacer mis chicos, digo, las experiencias que puedan tener en sus vidas, los consejos que brinda Isabel, las frases épicas de Amalia, los amores de colchón de Sandra, ver si Vinicio recordó su odio al alcohol durante las fiestas, si Nicolás siguió con sus amores incógnitos futbolísticos (me lo contó una pajarita antes de fin de año), si Paolo aguantará el ajetreo de actividades… en fin.

    El año nuevo vio mi isla de escritorios con sus habitantes habituales, Isabel y Evangeline. Las tres reímos recordando la separación que sufrió el grupo de Vinicio en los últimos días de diciembre, cuando lo enviaron a otro sector de la oficina, dice Vinicio que descubrió que él era la mente trabajadora, por eso lo separaron aquel día, para que él pudiera trabajar en paz sin Sandra ni Nicolás. Ninguno de ellos dos llegó ese dos de enero a trabajar, estaban en sus casas, trabajando cómodamente, lo mismo hicieron Mateo, Paolo, Enrique, Amalia y otros, aunque debo confesar que hubo más aforo que la semana anterior que éramos apenas cuatro gatos.

    Isabel le ofreció un teclado a Vinicio, lo había guardado por si alguien se lo pedía, pero eso no había pasado aún. Entonces Vinicio lo miró y le dijo que no iba a tomarlo porque aquello debía estar muy manoseado ya.

    - ¿Usted ocupa ser el primero en manosear? – le consulté desde mi escritorio.

    - No tanto así, pero tampoco coger las cosas tan manoseadas.

    - Dice Vinicio que con ser el tercero en manosear está bien – aclaró Isabel.

    - Nunca hay quinto malo – añadió Evangeline y Vinicio nos miró como si dijéramos cosas solamente por decirlas.

    A mí ya no me quedaba duda, quise ocultarlo o no creerlo por mucho tiempo, pero ese día me di cuenta de que a pesar de mis maneras de ser con él, del cariño con que lo trataba, a pesar de que le demostraba que era de mis personas favoritas en la oficina, yo no era del agrado de Vinicio, eso me desmotivó, pasé el resto del día sintiéndome una basura, apenas algo más que un trozo de polvo en medio del espacio, si yo no había logrado ser del agrado de Vinicio, no tenía mayores aspiraciones en mi vida laboral, testigos fueron de ello Isabel, Catalina, Donato y Evangeline. Terminó acusándonos a Isabel, Evangeline y a mí de disfrutar hacerlo sentir mal, cuando nuestra única intención ha sido hacerlo sentir especial y eso no lo hacemos con muchas personas, hablo por las tres, porque nosotras podríamos ser las tres Marías de la Biblia, eso sí, no he pensado a cuál darle el papel de la Magdalena, yo sería la virgen, de eso no hay duda.

    - Está ligando – pero no, Donato se equivocaba, yo simplemente trataba de acomodar ideas en mi cabeza con el teléfono a la mano, aunque sí vi las señas que Vinicio me hacía, pero solo reaccioné cuando vi a Donato de pie a mi derecha.

    Hay que ver lo que hace la soledad, Vinicio se sentó a almorzar con nosotras, a falta de amigos del pecado buscó a la gente cercana a Dios. Entonces comenzamos una charla sobre personas que ya no están en la oficina, a algunas las recuerdo, a otras no tanto. Alfonso me dejó anonadada cuando me dijo que iba a hacer una historia sobre mí, sobre personajes perdidos y el resto que estaban a la mesa secundaron tal atrocidad. Todo se dio porque Evangeline y Vinicio contaron que yo había tenido la oportunidad de ligar en la oficina y arroparme a los brazos de uno de los muchachos, pero que yo no quise hacerlo, ¡Dios, un acostón de gratis!, lo que es no tener ojos para mirar el pecado.

    Tadeo llegó con cara de funeral a la sala de juegos.

    - Ni me hablen, hoy no estoy para eso – y se sentó mirando hacia la ventana con cara de pocos amigos.

    Si así lo recibió el año nuevo, no imagino como estará para cuando llegue junio. No quiso jugar, dijo que no estaba para esas cosas y aclaró que no era por amor, que eso no le interesaba, sabrá Dios cuántas mujeres andan despechadas sufriendo por él.

    La verdad, a estas alturas de la noche mientras trato de escribir lo que recuerdo, empieza a ganarme le pesadumbre por el día. No soy persona aficionada a mirar los noticieros ni a comprar periódicos, nunca he visto la necesidad de esas cosas, pero a la salida me detuve a comprar chicles y de reojo vi la primera plana de uno de los diarios nacionales y lo compré “Aumenta número de personas desaparecidas”, aquí estoy, en el corredor de mi casa mirando las noticias amarillistas que invaden este país, como si la gente necesitara de eso. Alcanzo a escuchar dos patrullas que pasan frente a mí, van a toda velocidad, me acerco a los portones y las veo doblar hacia el Oeste. Imagino que irán por algún ladrón de poca monta, porque esas cosas de los diarios no suceden por estos lares, y si suceden ruego a Dios no llegar a enterarme.

    Mi tiempo empieza a esfumarse, pocas páginas quedan ya por llenar, seamos realistas, las cosas en este mundo no son eternas.
  10. “Si quieres ser Matusalén
    vigila tu colesterol
    si tu película es vivir cien años,
    no lo hagas nunca sin condón…”


    Pastillas para no soñar

    Joaquín Sabina




    - Su nombre es…

    - ¿Qué haces? – me gritó mi conciencia, que estaba conmigo frente al espejo.

    - Soy una idiota.

    - Sí, lo eres, dijiste que solo escribirías su nombre si llegabas a enamorarte.

    - Lo siento.

    Primero lo primero, hago un resumen del último día antes de Navidad en que asistí a la oficina. Evangeline y yo vimos como los Bee Gees eran separados (la esquinita de atrás), a Vinicio lo castigaron y lo mandaron a las duchas frías, es decir, tuvo que tomar sus cosas y sentarse en otro lado para que Sandra y Nicolás pudieran botar algo de estrés que les generan ciertas compañías, algún santo le avisó a Enrique que aquello iba a pasar y ese día no llegó, trabajó desde la casa. Dios en su eterna misericordia había enviado un rayo de luz y sabiduría, Vinicio era la fruta que podría aquel Jardín del Edén.

    Isabel y Romeo volvieron luego de dos semanas fuera del país. Se celebraron los cumpleaños de noviembre y diciembre, jugamos bingo, el compañero que tan divinamente se había transformado en aquél ancianito que bailó bolero en Halloween sirvió como cantante de los números y varios nos fuimos con algún premio, Paolo tuvo que atender varias cosas por lo que me dejó su cartón para que se lo jugara y al final ganó, ¡claro! Su cartón estaba siendo jugado por unas manos puras y sin pecado original como las mías. La foto de cumpleañeros me vio quedar en medio de cinco hombres, ni en mis mejores sueños me habría pasado eso, qué envidia tuvo que sentir Sandra.

    Ese día al marcharme, mientras llegaba al primer piso me alcanzó Romeo, ese muchacho regresó de Uruguay con una sonrisa fortalecida.

    - Qué dicha que la alcancé.

    - ¿Por qué?

    - Iba a darle esto y me pensé “yo puedo alcanzarla”

    Eran dos chocolates, aún quedan caballeros en este mundo, no como Tadeo que cuando pedí el premio de Paolo me recriminó que él se lo entregaba porque dudaba de mi honestidad… así tal cual me lo expresó, ahora veo que la maldad viene en frascos pequeños.

    Esa noche se me ocurrió poner en los estados de Whatsapp aquella fotografía rodeada de hombres y cerca de las nueve me ingresó un mensaje “me voy a poner celoso, usted con tantos hombres”, ¡qué tonto!, seguramente lo llamé con el pensamiento, yo lo hacía en alguna cena con su esposa e hijos, pero no, ahí estaba mi querido abogado haciéndose presente, había un día que quedaba a pedir de bocas para vernos, el jueves de la semana siguiente, porque ese día la oficina cerraba temprano, yo había pedido libre lunes y martes, así que ese jueves debía presentarme a laborar y a la salida me quedaba de perlas verme con él, corrección, nos quedaba de perlas a ambos. No sé por qué, pero en mis sueños volví a tener un avistamiento de sirenas, patrullas, ambulancias, ecos que no descubro de dónde provienen, cuerpos que flotan en medio de la nada, es como si algo quisiera arrastrarme, como si me anunciaran algo que yo simplemente desconozco.



    26 de diciembre.

    - Le tengo malas noticias – así me recibió Tadeo aquella mañana del día después de Navidad.

    - ¿Qué pasa?

    - Adivine a quién cambiaron de torre.

    - Aliviáneme el apuro, ¿a quién?

    - Al recepcionista de la planta baja.

    - ¿Por qué? – ese moreno era lo más lindo que tenía el edificio.

    - Nos lo dijo cuando nos despedimos la semana anterior, lo cambiaron a la Torre Médica – edificio que está frente al nuestro.

    Así comenzábamos aquel día, con tan nefastas noticias. La oficina parecía un cementerio, Catalina estaba sola en su isla, lo mismo que yo, Regina en su oficina, no llegábamos a diez las almas que nos encontrábamos en ese sitio. Este día llegué con mi nuevo look, ahora soy una chica con lentes, lo que sirve para redefinir mi rostro, porque las personas nos acostumbramos tanto a la imagen de quienes conocemos, que cuando lucen algo distinto, nuestra mente tarda en relacionarlo, por eso aunque parezca estúpido Clark Kent no es descubierto por quienes lo conocen, nadie imagina que aquel tipo con lentes y esa manera de ser pueda transformarse en Superman, así de increíble es la mente humana.

    - ¿Qué hace aquí? – me dijo Catalina.

    - Pues, aquí estoy, vine a trabajar – y acomodé mis cosas en el escritorio.

    A Regina solamente la vi cuando llegó a saludarme y cuando se despidió.

    - Ocupo ver su ID badge.

    - ¿Para qué?

    - Porque ocupo personalizarlo – y yo de idiota creí que iba a decorarlo con colores, rosado, lila, que le pondría algún diseño lindo, pero no, Tadeo hablaba de ponerle mi nombre y número telefónico. Pude por un momento imaginar que se me perdía y un grupo de hombres que fantaseaban conmigo al verme caminar por aquellos edificios, comenzaban a llamar para invitarme a salir… quizás exagero.

    Esta semana de Navidad y la próxima que será Año Nuevo, la oficina cuenta con un horario especial de seis de la mañana a dos de la tarde, por lo que la cita que tenía con el abogado quedaba perfecta, la verdad es que era demasiado temprano para ir a casa y encerrarme en aquellas cuatro paredes.

    2:40 p.m.

    Sitio: Hotel Latino, trescientos metros Norte y cincuenta metros Este del Parque Central de San José. Hora: cerca de las dos y cuarenta de la tarde. Precio: veinte dólares la habitación.

    Aquella abertura a medio lado que tenía mi falda le permitía al abogado meter su mano y andar mi pierna con total libertad (o las dos, si eso deseaba) mientras que nos besábamos recostados a la puerta de esa habitación (después me percaté de que no estaba bien cerrada), un sitio bien iluminado, con dos mesitas de noche, lámpara de pared, una cama con dos almohadas, sábana celeste, un sillón rojo algo maltrecho ya por el paso de los tiempos, televisor, ducha con agua fría (si tenía agua caliente, nunca funcionó) y una alfombra verde que estoy segura de que tuvo mejores épocas.

    Yo le sostenía la cara con mis manos mientras que nuestros labios se enredaban en una telaraña de besos y mordiscos, a mí me tenía sujeta por la cintura. A él le encanta besarme los pechos y yo no tuve mayor problema en levantar mis brazos para que me despojara de mi blusa blanca como mi alma y abrir el brasier para que aquel hombre se satisficiera conmigo como si fuera el pequeño Apolo amamantándose en los brazos de la Diosa Leto dando un paseo por los jardines del Olimpo; y pensar que hay mujeres a las que no les excita en lo más mínimo que las besen allí, a mí me encanta que lo hagan.

    Entonces volví a tomar su rostro entre mis manos mientras nos acariciábamos, me dio un beso y yo por impulso femenino lo abracé, al sentir su lengua en mi cuello le arañé un poco la espalda y lo hice dar unos cuantos pasos hacia atrás hasta que pudo sentir el colchón y caímos acostados sin soltarnos, yo encima de él. Empecé a desabotonar su camisa, él jugaba con mis pechos y comenzaba a zafar mi falda, yo bajé besándolo desde su barbilla, pasé por sus orejas, su cuello envuelto en una ligera barba de cuatro o cinco días, bajé hasta su ombligo, entonces me levanté un poco, extendí sus brazos hasta dejarlo en posición de crucifixión y lo fui recorriendo con mis manos. Abrí su pantalón, el hombre estaba con los ojos cerrados y yo hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar, comerlo. Poquito a poco fui dándome vuelta hasta que mis piernas quedaron sobre su cara, corrió mi tanga e hizo lo mismo que yo hacía con él (habemus adulterium).

    Así estuvimos un par de minutos, hasta que quiso cambiar de posición y entonces me acosté boca abajo, levantó mi trasero, me sujetó por las piernas y me hizo suya o yo lo hice mío, como se quiera ver, el orden de los factores no altera el producto, yo solo recuerdo de esto la sesión de nalgadas cual si fuera un rodeo. Se detenía para besarme y rodearme con sus brazos, luego volvía a la faena y volvía a besarme, la excusa perfecta que usan los hombres cuando quieren rendir un poco más, pero cambiamos de postura, nos acostamos de medio lado para que la fricción le ayudara a él con su problema de tiempo y qué más daba, yo sentía más placer así, recostada sobre mi costado con él a mis espaldas besándome.

    La otra técnica que utilizan los hombres para tardar un poco más, aparte de detenerse para besar, es detenerse y tocar a la mujer, eso les ayuda (no en todos los casos) a que su general vuelva a ser un simple soldado raso por un pequeño espacio de tiempo, pero yo ya estaba por terminar y que él hiciera eso solamente aceleraba el proceso, así que en un lenguaje de señas lo insté a que continuara con aquello que habíamos iniciado, volvió a entrar y esta vez estuvo así hasta que ambos terminamos. Estábamos abrazados, besándonos, nos reíamos, yo apretaba mis labios y luego lo besaba, ese era el regalo de Navidad que ambos ocupábamos, sería la última vez que nos viéramos por este año, hasta que nuestras agendas vuelvan a coincidir. El sexo es el único sitio donde todos blasfeman y nadie lo ve como indebido.
  11. Regina estaba fresca como una lechuga, el día anterior había ido de paseo a San Carlos como chofer, viajó hasta la Zona Norte para preparar un rompope, así son las amistades, Evangeline en cambio, llegó ese martes molestando a aquellos que como yo habían salido favorecidos en las rifas de la fiesta navideña.

    - Les he dicho, sigan mi ejemplo y pongan a Cristo como el Salvador de sus vidas, pero las cosas les entran por un oído y les salen por el otro.

    - ¡Sobre todo! – me respondió recostada a la pared de la entrada.

    Hoy es la segunda charla sobre primeros auxilios, pero mi corazón está cabizbajo porque Romeo e Isabel vuelven hasta mañana a la oficina. ¿Quién se maravillará como la pequeña Dorothy ante la grandeza de Oz? ¿quién verá la charla con ojos de extrema emoción?

    Tampoco se llegaron a la oficina Vinicio ni Sandra, con lo participativos que fueron la charla pasada, pensar que se peleaban por ser asistentes. Al menos vino Nicolás, que me imagino estuvo ensayando por si le vuelve a tocar el papel de moribundo. Tampoco vino Amalia, por lo que Evangeline se quedó sin compañera para el voluntariado de práctica.

    Qué feo son los chismes… apunto este solo por limpieza espiritual. Una de las chicas me preguntó por privado si sabía si alguien la había visto besándose durante la fiesta, porque creyó hacerlo con discreción. Bueno, al parecer fueron varios los favorecidos, porque hoy ya me contaron de dos casos que también se llevaron la rifa, así que hubo repartición de medallas, al parecer.

    - Ni en eso tuve suerte – fue la triste frase de Evangeline mientras escuchaba los rumores.

    De entrada, debo decir con un saco de tristeza en medio de lo profundo del corazón, que esta vez la asistencia fue mucho menor a la vez anterior, porque la vez pasada se dejaron convocar veinticinco almas puras como las trompetas de San Gabriel, esta vez solamente asistimos doce personas. En segundo lugar, debo reconocer que la charlista asistió en esta ocasión con ropa más juvenil, probablemente el Santo Niño de Atocha la iluminó y declinó venir con aquellos trajes tan de señora. Pero la juventud le jugó una mala pasada y confundió el control de la televisión, dos minutos después se rindió y Donato le aclaró la confusión que se tenía con los controles, ¡qué haríamos sin Donato!

    La sesión espiritista, digo… la charla la iniciamos con una partida de Kahoot!, misma donde nunca tuve las de ganar. Nicolás comandó la tabla toda la partida pero al final el triunfo fue para Regina, yo tuve que conformarme con el tercer puesto, al menos quedé en el podio final, Regina se ganó un chocolate y además, fue la seleccionada para servir de actriz en el primer ejemplo.

    - Hay que motivar la tos – dijo la señora, entonces Donato alzó sus brazos y desde donde estaba sentado comenzó a gritar “Regina” “Regina”, pero no, la señora no hablaba sobre motivar de esa forma.

    Entonces el siguiente comentario me hizo pensar, una de las chicas preguntó lo que debía hacerse cuando alguien se atragantaba con agua.

    - Uno no puede fallecer de esa manera – fue la respuesta de la charlista, esto me lleva a pensar sobre el por qué decimos que hay gente que se ahoga en un vaso de agua, ¡gente ignorante! Nadie puede morirse de esa forma, ¡aprendan a nadar!

    Otra vez fue Regina la Julia Roberts de la oficina, esta vez para ejemplificar los golpes que se dan en las escrápulas para ayudar a alguien, sabrá Dios lo que son las escrápulas porque yo no me junto con esas señoras.

    - No es como San Blas, San Blas… - dijo Regina.

    - Correcto, no es de esa forma – y a continuación la señora explicó los conceptos - ¿usted es el más bajito de aquí, cierto? – le dijo a Nicolás cuando hubo terminado el ejemplo con Regina – es que necesito explicar cómo hacer la maniobra en niños, ocupo que se ponga de rodillas – lo que son las cosas, yo creí que Nicolás ya estaba de rodillas, pero no, estaba de pie cuando le pidieron que se arrodillara.

    Aquí llegamos a la parte más emocionante “La maniobra Heimlich”, que consiste en colocarse detrás de la persona que está a punto de sufrir un patatús, rodearla con los brazos y estrujarle la parte entre el esternón y el ombligo. Paolo se quedó mirando como se acercaban a él hasta extenderle el brazo.

    - ¿Es conmigo? – preguntó confuso.

    - Sí, necesito que me ayude en este ejemplo.

    - Pero no me va a apretar.

    - No, tranquilo.

    Entonces Paolo se levantó con dudas en sus ojos, se colocó delante de la instructora y acto seguido esta lo rodeó con ambos brazos.

    - Esto debe hacerse de manera dura y grosera – “como el sexo”, me pensé. Porque a mí esas cosas de que ‘mami es que quiero tratarla con amor, como usted se merece”, esas cosas no son para mí, a mí que me escupan, que me jalen el pelo, que me nalgueen… como un carro de esa marca que no me paga propaganda pero que dice “no lo maneje, maltrátelo”. “Como usted se merece” … yo me merezco que me revuelquen, para que me acaricien tengo mascota.

    - ¿Me va a hacer eso? - volvió a preguntar Paolo.

    - No, pero ocupo que te desmayes, desmáyate – y Paolo dejó caer sus fuerzas, pero como estaba sujeto por los brazos no se fue al piso.

    Había que comprobar si el resto de la clase comprendía aquello, entonces se llamó a Donato y a Evangeline a escena. Donato se colocó frente a Evangeline, porque claramente, de haber sido al revés, Donato jamás habría conseguido rodear con sus brazos a Evangeline.

    - Recuerde, tiene que ser duro y grosero, si no, no sirve – imaginé a Sandra, así le gustan los hombres, duros y groseros.

    Aquí surgió un inconveniente, porque Evangeline no encontraba el ombligo de Donato, tardó cerca de un minuto en encontrárselo, el tiempo suficiente para que este se hubiera ahogado.

    - Rodéelo y la técnica es dura y grosera – le reiteraron a Evangeline.

    - ¿Y si me quiebra una costilla? – preguntó Donato angustiado.

    - No, es solo simulación – en caso de haber sido cierto, Evangeline habría alzado a Donato sin ninguna dificultad.

    Quedaban tres ejemplos aún, la maniobra de Heimlich en niños y sí, de nuevo el elegido fue Nicolás, con la aclaración de que era la última vez que serviría de ejemplo, al menos por hoy. La misma técnica, pero en infantes, en este caso se ocupaba un muñeco y Catalina fue quien debió realizar el ejercicio, tuvo algunas lagunas mentales al inicio, pero sacó la tarea. Finalmente, la técnica en mujeres embarazadas y aquí fue Regina quien fingió estar en ese estado, al menos por dos minutos, Regina supo lo que era estar encinta.

    Notas post créditos. Tengo varias:

    Cuatro personas me han preguntado por besos que ocurrieron durante la fiesta del pasado sábado, incluyendo un beso entre tres, que al parecer no terminó de ser.

    Tadeo no participó de la charla, aunque estuvo en la oficina. Algo le pasó a este muchacho, porque todo el día estuvo acongojado por algo, sus pensamientos lo sumieron en el silencio.

    Mañana hay tamaleada en la oficina para el almuerzo y hay que asistir con vestimenta alusiva a la Navidad, además se celebrará a los cumpleañeros de noviembre y diciembre.

    Y la más importante, comienzo a cerrar este ciclo de borradores, por lo menos por lo que resta de este año, puesto que la otra semana es Navidad y ya no veré a mis muchachos. Esta es la edición de fin de año para mis propios adentros, porque si todo sale como lo planeo, mucho antes de la próxima navidad ya habrán concluido estos escritos. Felices fiestas y que estas fechas traigan todas las alegrías y milagros que ansían nuestros corazones.
  12. Génesis 18, 23-26.

    Abraham se le acercó y dijo: —¿Destruirás tanto al justo como al malvado? Supongamos que encuentras cincuenta personas justas en la ciudad, ¿aun así la destruirás y no la perdonarás por amor a los justos? Seguro que tú no harías semejante cosa: destruir al justo junto con el malvado. ¡Pues estarías tratando al justo y al malvado exactamente de la misma manera! ¡Sin duda, tú no harías eso! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no haría lo que es correcto? Y el Señor contestó: —Si encuentro cincuenta personas justas en Sodoma, perdonaré a toda la ciudad por amor de ellos.

    Llegué al lugar cuando el reloj marcaba las cinco y dieciséis minutos de la tarde, sí, lo sé, el evento comenzaba a las cuatro y treinta, pero cuándo se ha visto que una mujer llegue puntual a un sitio. Nosotras tenemos que embellecernos, hay que alinearse las cejas, tenía que colocarme las pestañas que compré, dudé entre dos pares de botas, verificar si la enagua quedaba muy corta o muy larga, que el maquillaje se viera natural, que el brasier no me tallara demasiado los pechos, que mi trasero resaltara, en fin… los hombres solamente se pasan la mano por el cabello y se cambian de ropa, eso lo hago yo en tres minutos, jamás entenderían lo que las mujeres tenemos que sacrificar para vernos como reinas.

    Vinicio, Nicolás y Sandra llegaron a las tres y media, me imagino que llegaron a abrir, Nicolás iba con el atuendo más atrevido de los tres, Vinicio iba recatado, de acuerdo con su nueva forma de vida que no incluye licor y en este punto voy a defenderlo porque, aunque lo vi con un trago en la mano, debo confesar que no conté más licor entre sus dedos, lo que me alegra porque veo que es hombre de palabra. Sandra vestía de negro, pero creo que a ella sí le dieron más fuerte los tragos.

    No más entrar estaba Paolo recibiendo a la gente del equipo con una foto sobre cartón de Romeo, debo confesar que la fotografía le favoreció mucho, lo vi incluso más joven, no, es joda, me alegra ver que Paolo anduvo con Romeo toda la noche, no lo abandonó ni cinco minutos y eso es de amigos. Acto seguido me topé con Donato que tenía unas mesas apartadas para la muchachada, dejé mi bolso y me puse a caminar, a los dos minutos venían Mateo y Evangeline con un trago en la mano y con ellos venían Nicolás, Sandra, Tadeo y Vinicio.

    Quise ir a que me hicieran una caricatura, sé que no soy Lady Gaga, pero es bonito que la dibujen a uno y además tampoco iban a retratarme como Jack lo hizo con Rose, aunque también confieso que hubo un chico con botines blancos que, si me hubiera pedido ir al purgatorio con él, yo hubiera ido hasta el Infierno… ¡qué bárbaro!, mientras hacía fila para el retrato los chicos me llamaron para que nos tomáramos algunas fotografías con sombreros divertidos, le pedí al señor que seguía tras de mí que me guardara el campo y fui con ellos. Parecíamos un grupo de locos dentro de un manicomio, cambiando de poses y riendo a más no poder, ¡los amo! Volví a mi lugar en la fila y Nicolás y Mateo siguieron mis pasos, aunque no miré ninguno de sus retratos, cierto, sí vi el retrato de Mateo, muy acorde con él, el mío lo tengo bien guardado, espero que dure hasta mi vejez.

    Luego fuimos cerca del escenario principal, llovía la música reggaetón y aquí salió Sodoma. Con unos tragos dentro y otros en la mano, entre Vinicio y Nicolás hicieron un sándwich con Sandra en medio, luego Nicolás le pasó el trasero a Sandra y luego hicieron movimientos varios entre él y Vinicio, Tadeo estaba haciendo ronda junto con Evangeline, pero esta estaba más preocupada por ver las escenas casi porno que por bailar, Tadeo en cambio dio rienda suelta a su yo fiestero y con un trago en la mano se puso a bailar lo más sensual que pudo, no desmeritó el show que sucedía frente a mis inocentes ojos. De pronto giré a mi derecha, Donato estaba bailando sobre una pierna, había llegado cerca y también se unió al baile.

    Luego llegó Regina, y entonces volvimos a fotografiarnos, para quedar en una bella escena grupal, para el recuerdo.

    - Yo no ocupo guaro para verme guapa – fue la respuesta de Regina cuando alguien le sugirió un primer trago para ensalzar su hermosura.

    Caminó un rato con nosotros y luego fue a saludar al resto de compañeros que se encontraban en medio de las lujurias musicales de aquel lugar.

    - Evangeline, hoy todo puede pasar.

    - ¿Todo? – fue la respuesta de Evangeline a Mateo que ya comenzaba a sucumbir ante los efectos del alcohol y aquellos tragos que disimulaba con efímeros gramos de gaseosa.

    Anduvimos de aquí a allá, unos pasos andábamos pocos, otros en cambio, sumábamos más gente, llegó Enrique, pero él es un ser de luz y así se comportó en la fiesta (no sé por qué mi subconsciente suelta una risa), bueno, tampoco es que fuera un ángel, !Enrique, por Dios!

    - Es un travesti – me dijo Tadeo de manera callada sobre aquel vestuario que llevaba Evangeline, pero esta, en cambio se sentía cómoda y esa era la idea, “vayan como se sientan guapos” había dicho Donato días antes en la oficina y Evangeline se sentía guapa así, no había nada que discutirle.

    - Este hijueputa trago está fuerte – no sé cuántos llevaba Mateo dentro, pero la manera en que movía sus caderas delata que a ese momento debía llevar al menos dos… bueno, tal vez no es mucho, pero considerando que en años anteriores Mateo se emborrachó a punta de café, todo es entendible.

    - Doc, mueva las caderas – me gritaban, pero el baile y yo no somos compatibles.

    - Solamente bailo salsa y merengue.

    - ¿En serio? – y entonces moví una o dos veces el cuerpo, nada sexy.

    Allí estuvimos un buen rato y cuando por fin me dio hambre, me fui con Evangeline, Mateo y Tadeo a buscar comida, el resto quedaron demostrando sus dotes de baile. Hubo nachos, hamburguesa, hot dog, galleta suiza, churros, granizados (no los probé, regalé mi tiquete). La comida salía a distintas horas, por ejemplo, los nachos y las papas empezaron a darlos hasta las diez de la noche, pero de eso hablaré luego. Amalia estaba allá, tranquilamente sentada en una de las mesas, acompañada por dos compañeros, comiendo relajada, la oficina estaba repartida en varios grupos.

    Fuimos a probar los hot dogs, creo que el pan estaba un poco maltrecho, no tan fresco como yo hubiera querido, pero estaba grande, bien surtido “como debe ser” diría Sandra.

    - Este hot dog se me está deshaciendo – Evangeline estaba peleando con aquella comida.

    - Es que usted tiene la salchicha suave – le dije.

    - Así no le gusta a Sandra – replicó Mateo.

    - ¡Gente! ¡por Dios! – gritó Tadeo – estamos comiendo - pero con el volumen que tenía la música, era complicado escucharlo – doc, esta salchicha es mucho para mí, le comparto mi salchicha.

    - ¡Cómo!

    - Sí, tenga – entonces Tadeo compartió la mitad de su salchicha conmigo y debo decir que la salchicha de Tadeo tenía buen sabor.

    Paolo seguía bailando con la fotografía de Romeo, de manera ceremonial y festiva, la imagen de Romeo recorrió toda aquella finca sin que le faltara un centímetro por cubrir. Siempre me burlo de que los chicos de la esquina tienen las vejigas cronometradas, pero esta noche su espíritu nos poseyó y al mismo tiempo, Evangeline, Tadeo y yo sincronizamos las nuestras luego de la primera tanda de comidas.

    Entonces Amalia se sumó a nosotros, conversamos, tomó varios refrescos, a ella la defiendo, porque Amalia no ingirió una gota de licor, se sabe mucha mujer para eso. El grupo quedó dividido, la juventud se fue a bailar música urbana y el resto nos fuimos a escuchar a una banda de rock que se apropió de varios covers con total autoridad. Sonaron bandas como Guns N’ Roses, AC/DC, Enanitos Verdes, Héroes del Silencio. Cuando comenzó a sonar “Basket Cage” de Green Day, las melenas de Evangeline, Leandro, Enrique (que hasta el momento había pasado desapercibido) y Alfonso comenzaron a salirse de lugar, aquellas almas se entregaron por completo a los demonios del rock and roll y sus cabezas giraron trescientos sesenta grados con cada acorde musical. Alfonso estaba estremecido, Leandro pidió alguna canción de Rage Against The Machine y cuando lo vi, tiró al piso su bolso y varias cosas que llevaba encima para que su cuerpo fuera aun más ligero. En eso apareció Amalia simulando que tocaba la guitarra, se paró sobre un poco de barro y agitó sus manos justo cuando Sandra y Vinicio se sumaban a rockear.

    - ¿Por qué se va tan atrás, tan sola? – me dijo el espíritu de Sandra.

    - Es para apreciar mejor algunos detalles.

    - Mmm… - Sandra miró frente a mí y entendió aquellos detalles que yo quería apreciar.

    Ahí estuvimos saltando, coreando, moviendo las piernas, las manos, gritando a más no poder. Cuando terminó el tiempo de la banda se anunciaron las rifas, iban acomodadas por compañía y la nuestra era la última.

    - Hoy me voy con premio – me dijo Amalia eufórica.

    - Yo no tengo expectativas.

    - Hay que ser positiva.

    El animador empezó su trabajo, en aquella ruleta no se distinguía ningún nombre.

    - No se distinguen los nombres en esa ruleta – me dijo Catalina, una de las chicas de la oficina que estaba junto a mí y que creo, da la casualidad de ser cuñada de Donato y quien también había estado presente en los bailes calientes al inicio de la fiesta.

    - Esto es como ganar la lotería – le contesté.

    Pero entonces comenzó el desfile de Finance. Dos compañeros ganaron premios de cien dólores en efectivo cada uno, luego dijeron el nombre de Amalia, los que estábamos ahí explotamos en aplausos, ganaba ciento cincuenta dólares. Amalia fue, recibió el certificado y luego comenzó a tocar mi pecho y espalda.

    - Es para darle suerte, hoy usted se va con premio – e hizo lo mismo con Evangeline y Sandra.

    Subieron los premios a doscientos dólares y entonces apareció un nombre en la pantalla “Bianca Luengo Baeza”, no lo creí, había funcionado el ritual manual de Amalia, me abrí paso en medio de Tadeo, Vinicio y Donato, recibí el certificado y cuando volví a mi lugar, llegó Paolo.

    - ¡Se lo dije, se lo dije! – me gritaba a la cara – le dije que usted iba a pegar algo hoy.

    - Y yo no iba a venir – le grité a menos de veinte centímetros de su cara.

    - Se lo dije – y con sus dedos señaló sus ojos y luego los míos – tenía que venir – yo me reí, Paolo llevaba quince días convenciéndome de asistir a la fiesta.

    - Le dije que viniera, usted sabe lo que es que la llamen y usted no hubiera venido – me dijo Donato cuando Paolo dio media vuelta.

    - Y todavía hoy en la mañana dudé en venir – fue mi respuesta.

    Aún quedaban por salir favorecidos, Sandra con un premio de trescientos dólares y otro par de chicos que fueron también vitoreados por todos los que asistimos de la oficina.

    Cuando las rifas terminaron, me marché con Tadeo y Amalia a buscar algo de comida, era poco más de las nueve de la noche.

    - Hoy hubo alguien más con premio – nos dijo Amalia - ¿usted lo vio?

    - No, ¿a quién?

    - No puedo decirlo, pero alguien se fue con un buen premio, porque en río revuelto hay ganancia de pescadores, se fue con un beso.

    - Yo sí lo vi – confirmó Tadeo.

    Estábamos los tres ahí, sentados tranquilamente a la luz de la Luna, hablando como personas civilizadas, hasta que a Tadeo lo atacó el hambre.

    - ¿Todavía no hay nachos?.

    - Dicen que dentro de veinte minutos.

    - Hijueputas más lerdos, yo tengo hambre.

    Amalia se disculpó, tenía un pendiente que hacer y yo quedé sola con Tadeo, hablamos de muchas cosas, cosas de familia, de gente, cuando Tadeo se enamore, ojalá que sea de una mujer que valga la pena, como la que él se merece. Yo me levanté, aún no estaban los nachos, traje dos gaseosas, una para mí y otra para él.

    - ¿Me trajo gaseosa?

    - Sí, para que le eche algo al estómago mientras sale la comida.

    - Gracias, pero yo no tomo gaseosas.

    - ¿Cómo? ¿por qué?

    - Yo se lo había dicho ya, me hace daño.

    Cerca de quince minutos después nos percatamos de que Amalia no había vuelto, nos había dejado solos.

    - Amalia no volvió.

    - No – le dije – debe estar entretenida con algo – entonces fui a buscar la comida, pedí dos platos y llevé a la mesa un plato para mí y otro para Tadeo.

    Todavía quedaba por canjear el tiquete de las papas fritas y poco después de terminar los nachos, fuimos a hacer fila. Cuando llegó mi turno, yo tenía cinco tiquetes en la mano, el de Donato, el de Amalia, el de Tadeo, otro que ahorita no recuerdo y el mío propio.

    - No puedo darle las cinco de una vez, puedo darle dos y luego las otras.

    - ¿En serio?

    - Bueno – aquel hombre miró a sus compañeros y luego siguió – a no ser que las cinco personas estén aquí.

    - Lo están – me apuré a decirle – y entonces como acto de magia fueron apareciendo uno a uno a retirar sus órdenes. Tadeo y yo las pedimos para llevar, ninguno de los dos tenía campo en el estómago para algo más.

    - Ocupo ir al baño – me dijo cuando guardó las papas.

    - Creo que yo también.

    Al salir ambos, Amalia estaba cerca y siguió con nosotros sin separarse.

    - Me dicen la Pitonisa – me dijo Paolo cuando lo topamos cerca de la entrada y soltó una risa.

    Nosotros seguimos y así llegamos frente a la tarima principal donde había bastante gente bailando y encontramos una mesa con cuatro sillas disponibles. El muchacho que animaba ofreció una botella de licor a quienes bailaran.

    - Eso es pura mierda – dijo Tadeo.

    - Sí – le secundó Amalia – nosotros fuimos antes a perrear y no nos dieron nada.

    - No, no nos dieron nada, es pura hablada.

    - ¿Ustedes fueron dónde?

    - Ahí – me señaló Amalia – a la tarima principal a bailar.

    Yo me froté la frente con ambas manos imaginando la escena del perreo intenso al que debieron someterse aquellas dos almas, de Amalia espero muchas cosas, de Tadeo no.

    - Hay que ir a entregar esto antes de que se llene de gente – Tadeo se refería al brazalete que nos dieron en la entrada y que debíamos entregar para que nos devolvieran los documentos de identidad.

    En la entrada estaba Leandro, venía con un paquete de nueve cervezas en la mano.

    - Es que fui por una, pero como ya esto va terminando, me dijeron que si quería traerme el paquete y me lo traje.

    Yo me despedí de quienes quedaban en el lugar, el reloj marcaba poco más de las once de la noche, venía con muchas sonrisas en el alma, con doscientos dólares de premio, y con muchos pensamientos (no todos cristianos, hay que aclarar). Salí de aquel sitio preocupada sobre cómo harían Mateo y Evangeline para llegar a sus casas. Principalmente Evangeline que era chofer, pero luego supe por un mensaje que puso en el grupo de trabajo, que llegó sin ningún contratiempo. A una de nuestras compañeras la sacaron en hombros, la fiesta había sido demasiado para su frágil cuerpo, había caído contra una de las mesas y no fue capaz de levantarse por sus propios medios. Donato llevó a Tadeo a su casa, no quiso enviarlo con Evangeline, le dio miedo. Amalia miró su teléfono, la separaban veinte minutos de ahí a su casa.

    - Voy a quedarme un poco más, hasta que termine.

    De buena fuente supe que la fiesta concluía a medianoche, yo llegué a mi casa cerca de las doce y veinte, guardé unas cervezas que llevaba, me cambié la blusa, estuve por ponerme pijama, pero siendo como es, que duermo sola, me fui a acostar sin pijama, por debajo de la cintura solo llevaba una tanga negra, dejé el teléfono en la cocina y no me di cuenta de nada más hasta que me desperté casi a las ocho de la mañana con la tranquilidad de que apenas es domingo y los espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras no se asoman aún por aquí.
  13. “All I want for Christmas is you…”, decidí colocar el árbol de Navidad entusiasmada con buena música, acorde con las festividades que están por venir, aunque exista en el planeta tanta gente que se fastidia a sí misma con estas cosas. Esa gente no merece que le den ni un dulce, olvidan que las festividades son para recordar las cosas que nos han sido dadas para nuestro propio confort. Yo misma estuve disgustada algunos años con las celebraciones, de hecho, aun continúo enfadada con mi cumpleaños, pero esa leña es de otro saco. Durante la Navidad aprovecho para reflexionar las emociones que ha dejado el año que está a punto de acabar, la nostalgia por los momentos vividos.



    Este veinte veinticuatro lo recordaré por tantas cosas que han llegado a mi vida y que no quiero que acaben. Por ejemplo, me permitió entrar a laborar a la Oficina Sunshine, allí he tenido la oportunidad de conocer a gente maravillosa, gente que se esmera por hacer un mundo mejor, algunos con tornillos menos o tornillos de más, pero de ninguno en ese sitio tengo queja alguna. De todos he aprendido tanto con su forma de ser. La fortuna también me sonrió con salud, que es tan necesaria para salir avante, nada que sufrir en cuanto a salud, el dinero no flota en mi cuenta bancaria, pero cada día tuve comida y abrigo, ¡qué más ocupa la gente!

    Este año me regaló la fortuna del abogado, que, aunque no es mío, porque legalmente tiene dueña, lo siento propio, por lo que hicimos, los moteles donde estuvimos, los sudores que nos bañaron, los besos de tornillo y de sádicos que nos entregamos con y sin ropa, la visita que me hizo al parqueo de la oficina, las videollamadas en pleno trabajo, aquellas por las que tuve que salir al pasillo con una sonrisa en el rostro… en fin…

    Mi casa no la decoro con mayor pomposidad, eso se lo dejo a Donato y Evageline que decoran sus casas con tanta fanfarria que desde el espacio pueden verse sus iluminaciones, lo mío es callado como mi espíritu. Sin embargo, he de admitir que entre las cosas que tengo aquí, guardo varios sobres de colores varios. Sí, los colores definen y acompañan nuestra vida, cada color tiene un significado propio, por eso he puesto en cada sobre alguna petición que me gustaría hacer por mis chicos, para que distintas bendiciones caigan sobre ellos en el año venidero. Los colores no fueron dados porque sí, hay un motivo para que el sobre de Mateo sea de un color y el de Regina de otro, no todos ocupan lo mismo, eso lo tengo clarísimo, si no, ¿para qué soy psicóloga? Solamente yo conozco los regalos que espero que el universo le entregue a cada uno, pero basado en el color espero que le sea más sencillo a Santa Claus el saber qué hacer con ellos.

    De esta manera, esta es la elección de sobre para cada uno:

    Mateo: Verde

    Paolo: Naranja

    Romeo: Rojo

    Leandro: Verde

    Alfonso: Negro

    Amalia: Blanco

    Evangeline: Azul

    Isabel: Rojo

    Regina: Naranja

    Donato: Morado

    Enrique: Rosado

    Sandra: Blanco

    Vinicio: Gris

    Nicolás: Amarillo

    Tadeo: Gris

    ¡Feliz Navidad!
  14. Me despertaron aquellos sonidos de ambulancias y patrullas que últimamente rondan en mi cabeza más de lo que debiera ser habitual en una persona. Amanecí con algo de jaqueca por el fin de semana, con la esperanza puesta en el lunes, algo que nadie hace en su sano juicio.

    Con Isabel disfrutando junto a Romeo de las bellezas de Uruguay mientras trabajan allá un par de semanas, toca ver si Enrique es capaz de madrugar lo suficiente para abrir la oficina a las seis de la mañana y para mi sorpresa lo consigue.

    Yo llegué antes y aquella figura de Leandro estaba maltrecha, como dolorida, con la cintura casi dislocada.

    - Es que subí por las escaleras – estaba algo agitado aún, tenía las manos en su cintura tratando de agarrar algo de aire para sus pulmones.

    Los chicos necesitaban un reporte, mismo que no llegó durante el fin de semana y por el que Sandra preguntó a otra oficina poco después de entrar a trabajar.

    - Voy a preguntar por ese reporte, para saber a qué hora lo entregan.

    - Ve – me dijo Evangeline – esa es una mujer decidida.

    - Así deberían buscarlas Vinicio y Nicolás – ambos se voltearon a verme.

    - ¿Cómo deberíamos buscarlas? – preguntó Vinicio frunciéndome las cejas.

    - Como Sandra – le contestó Evangeline.

    Entonces ambos se voltearon a mirar a aquella mujer que en la esquina comenzaba un mensaje con un “Buenos días” para consultar sobre aquel reporte que necesitaban con carácter de urgencia.

    - Así soy yo, una mujer decidida.

    - Sí – le afirmé – ahora, otra cosa es ver si las decisiones son buenas o malas – pero el mensaje de Sandra tuvo efecto y en cuestión de minutos recibieron lo que necesitaban.

    Entre los ajetreos típicos para comenzar a trabajar ordenadamente un lunes, pasaron varias cosas: a Enrique se le perdió su taza de tomar café (posiblemente algún fantasma la usó durante el fin de semana), a Evangeline le faltaba el mouse de su computadora (alguien se lo había cambiado) y yo, yo solamente esperaba que la virginidad de Sandra no se hubiera perdido entre tantas cosas.

    - No – me dijo Sandra – mi virginidad sigue intacta, como debe ser – entonces pude respirar algo tranquila, sabiendo que ella aún se preservaba por si algún día contraía el santo matrimonio.

    Comienza la segunda semana de diciembre, con los aires navideños en las calles, con el viento enfriando la temperatura y con los empleados a la espera del aguinaldo.

    - Hoy nos vemos todos guapos – nos dijo Alfonso mientras se servía el café, recordando que, en nuestro caso, el aguinaldo se entregaba justo ese día.

    Entonces hizo su aparición aquella hembra, vestida completamente de morado, con su sonrisa habitual, se sentó en el campo donde usualmente se ubica Isabel, a la derecha de Evangeline, saludó a todos y cerca de media mañana se unió a la conversación que sosteníamos sobre los hombres.

    - Apunte, doc, apunte – estaba segura de sí misma – no ha nacido el hombre que me domine, yo soy indomable.

    - Voy a apuntarlo en Excel, Amalia, para que no se me olvide – le dijo Evangeline sin despegar la mirada de la computadora.

    - Apunte – le contestó Amalia – y mi esposo sabe, así lo expliqué desde el primer día, conmigo las cuentas son claras, a mí ningún hombre me domina.

    Debo reconocer el gesto de Amalia de sentarse a la mesa a compartir el almuerzo con Evangeline y conmigo, a pesar de que Mateo la reclamaba para sí.

    - Hoy voy a sentarme con ellas para compartirles de mi sabiduría.

    Ya eran cinco las veces que Amalia saludaba durante el día a Tadeo y cuando vio que este llegaba a almorzar le dijo:

    - Buenos días, Tadeo.

    - Amalia, ya me ha saludado como cinco veces hoy.

    - Perdón, no recordaba si ya lo había saludado.

    Todavía en la sala de juegos, cuando Tadeo jugaba una partida, llegó Amalia.

    - Ya viene a darme malas vibras – dijo Tadeo apenas la vio entrar.

    - Tadeo, ¿ya lo saludé?

    - Amalia, es en serio, ya cálmese – y en eso perdía Tadeo una vida en el juego y la calma con aquella pobre mujer.

    Luego del almuerzo, llegó la médico general a buscar a Sandra a su escritorio, para que fuera a la cita que estaba programada.

    - Mídase, metro setenta - le gritó Vinicio, que estaba a medio metro de distancia – como sos tan alta.

    - Más alta que usted sí soy.

    - ¡Jodás!

    Quince minutos después volvía Sandra a su campo.

    - ¿Midió el metro setenta? – fue el recibimiento de Vinicio.

    - Metro sesenta y ocho – le respondió Sandra de manera calmada.

    - Dos centímetros más alta ¡qué bárbara! – Sandra puso rostro de indignada y se colocó los auriculares.

    Ese martes cuando fui a despedirme estaba Alfonso de rodillas delante de Enrique.

    - Es que me fue infiel, doc.

    - Sí – dijo Alfonso levantándose, con mirada de angustia – le fui infiel con un hombre más guapo.

    - Más guapo no creo, porque no conozco hombres más guapos que los de esta oficina.

    - Bien dicho, doc – me contestaron ambos al unísono.

    El martes cerró así y el miércoles pasó con la gracia de quienes viven esperando que llegue el sábado, que será la fiesta de la empresa. Sin embargo, para ser justos con el miércoles recuerdo principalmente dos cosas: el masaje que recibí en los hombros por parte de Donato, él es el segundo muchacho que me masajea los hombros en cuestión de dos semanas, el anterior fue Enrique y debo decir con toda ley que ambos podrían especializarse en eso, tienen unas manos poderosas. La otra cosa que recuerdo es a Sandra y a Vinicio bailando cada uno sentado. Sandra con las manos arriba y Vinicio moviendo la silla al compás de sus caderas. Mientras ellos bailaban, yo limpiaba una lágrima que me corría por el ojo izquierdo mientras escuchaba “María Luna” de Bernardo Quesada, un recuerdo quiso llegar y me vi forzada a arrancarlo. Un rato antes había reído para mis adentros escuchando “Bailando” de Frankie Ruiz, curiosamente también por un recuerdo (ver Perfiles Psicológicos: BENVENUTO IN PARADISO).
  15. - Se lo voy a decir en frente de Regina – y esta se detuvo junto al escritorio donde se hallaba Tadeo.

    - Dime.

    - Hay tres maníes colocados en la fuente de snacks, si no toma uno es por lerda.

    - ¡Tres! – me reiteró Regina.

    - Pensé que uno de los chicos de la oficina del fondo había preguntado por mí.

    - ¡Qué lindo! – aplaudió Tadeo – comenzamos una conversación sobre snacks y la termina sobre hombres.

    - Los maníes le trajeron recuerdos de los hombres – opinó Regina.

    En lo que va del año es la segunda vez que vengo un jueves a la oficina, la vez anterior fue hace poco más de un mes, en Halloween. Por mi presencia un jueves me consultaron Mateo, Tadeo y los chicos de limpieza cuando fui a lavar los platos del desayuno.

    - Es que esta isla de escritorios siempre está vacía los jueves, si no recuerdo mal – Mateo no estaba seguro de que yo viniera los jueves, así que lo dudó cuando le comenté que yo frecuentaba la oficina ese día de la semana.

    Enrique estaba en la esquina bien acompañado junto al cuerpo femenino mejor tonificado de la oficina, hay que decir la verdad de vez en cuando.

    En ocasiones la cordura invade la mente de aquellos que parecen destinados a nunca encontrarla y por algún motivo eso sucedió ayer con Vinicio cuando Nicolás le hizo aquel comentario que parecía sacado de alguna película cómica, pero que Nicolás había formulado con completa autenticidad y realismo. No sé por qué se me vino a la cabeza este episodio, voy a considerarlo en los apuntes del jueves, a pesar de saber que sucedió el miércoles, pero aprovecho antes de que se me olvide.

    - ¿Y si hacemos un intercambio de tangas? – la cara de Vinicio fue de absoluta incredulidad en el momento en que escuchó aquella pregunta.

    - ¿Cómo? ¿con quién?

    - Con las muchachas – Nicolás parecía encantado con la idea que se le acababa de ocurrir – para Navidad.

    El alter ego de Vinicio apareció por un breve espacio, por unos minutos el Vinicio fiestero le cedió su campo a la versión de él que conocía sus límites, a la versión sensata. Me pregunto qué dirían Amalia e Isabel, dos mujeres que son tan serias, qué dirían si escucharan aquellos descarrilamientos de la juventud que se hacían presentes en la figura de Nicolás. ¡Un intercambio de tangas! Eso era lo último que el mundo necesitaba, con esa propuesta se demostraba que necesitábamos la segunda venida de Jesucristo.

    Aquel jueves me vio ser bendita entre los hombres al momento del almuerzo. Sentados a la mesa estaban Paolo, Mateo y Tadeo, charlamos sobre la fiesta de Navidad que se realizaría la siguiente semana en Santo Domingo de Heredia, los horarios, conciertos, Mateo buscó música salsa para almorzar con buen ambiente y Paolo rememoró sus años de adolescente en su querida Venezuela, recordando las fiestas a las que asistía bailando con la música de Los Amigos Invisibles, banda que hasta ese momento Mateo creyó que solo yo conocía en la oficina y Paolo terminó contando luego cómo una de sus amigas se había casado con uno de los miembros de Salserín. En vista de que Evangeline no asiste a la oficina los jueves, desayuné sola y a la hora del almuerzo comencé una partida de videojuegos en solitario, hasta que Tadeo entró a la sala y tomó uno de los controles, entonces jugamos hasta completar la hora de descanso tratando de no hacer ruido, porque Regina tomaba una siesta justo a la par nuestra, envuelta en una sábana. Después del almuerzo, Paolo anduvo la oficina por todas las esquinas, llevaba a la mano una lista con los nombres de los empleados, un lapicero azul y una buena cantidad de sobres blancos sellados con cinta. Cada sobre llevaba el nombre de un empleado y dentro de él estaba la entrada para la fiesta, con los vales intercambiables por bebidas y alimentos.

    Ahora me tocará buscar un vestido bonito, porque no quiero que digan que la psicóloga lleva los problemas mentales en su vestimenta.