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  1. Paolo llegó con la serenidad que lo caracteriza, con aquel semblante de amabilidad, de hombre que conoce sus capacidades y nunca ha prestado atención a sus limitaciones como ser humano.

    - Buenos días, Paolo, ¿cómo le va?, vamos hablando al suave.

    - Hola doctora, acá estoy apagando incendios del día de ayer, usted dispare y yo voy contestando.

    Tomó asiento, puso sus manos en las rodillas y respiró calmado.

    - Paolo, a usted le tocó algo complicado, que fue cambiar lo que conocía por un país donde imagino no sabía qué iba a encontrarse. ¿Cuánto lo ayudó a crecer ese cambio?

    - Yo creo que en otra vida era costarricense, jaja, fue muy fácil adaptarme y querer este país. Fue como pez en el agua mi adaptación acá, claro tuve momentos complicados porque era joven y no venía con tanta plata, pero gracias a Dios encontré oportunidades. Luego vino llegando familia a vivir acá y eso por supuesto es algo de lo que soy afortunado, ya que por los temas de migración en el común denominador las familias se separan, en mi caso pues, fueron llegando poco a poco a Costa Rica, al punto que para celebrar un cumpleaños somos mínimo 25 personas. Y obvio, me ayudó a crecer como persona ese cambio, en Venezuela era un muchacho que lo tenía todo, me lo hacían todo… acá tuve que aprender a ser responsable de otro ser humano, de darle prioridad y tener otra realidad económica donde mis caprichos pasaron a un tercer plano, encontré muy buenas amistades que me tendieron la mano y me enseñaron sobre solidaridad, aprendí a ser resiliente… y sobre todo, aprendí a comer gallo pinto, cosa que cuando llegué me parecía inconcebible, demasiado pesado.

    Paolo tiene la mirada de quien le ha ganado varias batallas a la vida, y a él mismo.

    - Qué dicha, hay gente que vive cambios y nunca logran adaptarse, pero usted se nota que es una persona que lucha por salir adelante y creo que no acepta tener límites, sus límites se los impone usted mismo.

    - Pues sí, doctora, los límites realmente nos los ponemos nosotros mismos.

    - De usted me gusta que sea una persona que jala a las demás personas, disfruta empujarlos hacia adelante.

    - ¡Me encanta ver el crecimiento de las personas!, la inexperiencia nos hace creer muchas veces que no somos capaces o la inseguridad nos limita a dar el salto, y tal vez, a veces solo hace falta escuchar una palabra que nos haga creer en que sí se puede… por eso lo hago. Siempre que pueda le diré a otros que se manden, que lo intenten.

    Recordé otra charla que tuve, con gente que agradecen lo que el planeta les da, en vez de disgustarse por lo que creen que debe darles.

    - Tuvo buenos guías, y el contagiar a los demás, es un don, que usted aprovecha al máximo.

    - Yo de pequeño fui bastante solitario, tuve que aprender y ser responsable de muchas cosas, desde muy pequeño eso me hizo ser bueno para unas cosas, así como tuve desventaja en otras, como todos.

    - ¿Qué tan complicado es ser usted?

    - No lo veo complicado, pero cada uno es experto en lo que conoce.

    - Voy a regalarle tres palabras, para que escoja la que usted siente que se relaciona con usted, no me diga su selección.

    - Ok.

    - Incontrolable, empoderamiento, alucinaciones.

    - Listo

    Me miró con esa sonrisa de que la cosa estaba bien.

    - Espero que mantenga siempre esas ganas de luchar y de creerse capaz de cualquier cosa. Gracias por venir y le deseo un lindo día.

    - No siempre me creo capaz de… y tengo inseguridades, más, mis cuarenta años sí me enseñaron que hay que mandarse, e intentarlo, no siempre se logra, pero por lo menos uno puede comprobar por sí mismo.

    - Si lo intenta, es más fácil que lo consiga.

    - ¡Correcto! eso he aprendido con los años y de muchas veces, que a pesar de no creerlo posible, lo logré, pero hubo veces que no lo intenté y bue… eso ya es historia.

    Yo también había agradecido la sesión con Paolo, la gente agradecida y positiva, te contagia.
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  2. Entraba con la risa característica de quien sabe que las cosas, siempre pintan a nuestro favor si lo planeamos o si tenemos el don divino de la paciencia, de la cual, yo carezco, lastimosamente, pero ella, en cambio, hace alarde con su personalidad.

    - Buenos días, Isabel, ¿cómo le ha ido?

    - Todo bien.

    - Gracias, no voy a robarle mucho tiempo, igual, tómese el tiempo que ocupe. Quería felicitarla, primero, por ese don que tiene de la observación, es como un perro de caza, al mejor estilo de Sherlock.

    Me lanzó una mirada, que, si la hubiese hecho el mismísimo Maradona, hubiera sido un regate mejor del que hizo contra los ingleses, allá en México 86.

    - Pero dígame una cosa, ¿qué verían los demás si aplicaran ese mismo método de observación en usted?

    El mediocampo pierde el control del balón, el rival retrocede, el balón cruza los linderos del área, remate a media altura, y sale desviado por muy poco. Se le opacaba un poco la sonrisa.

    - Pregunta difícil... nunca me veo yo misma.

    - Y, sin embargo, yo tengo algunas anotaciones sobre usted.

    - Me imagino. Tal vez, diría que veo a alguien que ve la vida con alegría, y hasta cierto punto un poco burlista, pero nunca tratando de faltar el respeto a nadie.

    - No la considero descortés, aunque mide muy bien los pasos que da. Como, por ejemplo, nunca asiste con blusa de botones, siempre prefiere las camisetas, el color negro escasea dentro de su vestimenta, no destaca el uso de zapatos formales, ni siquiera en actividades de la empresa, eso como rasgos de vestimenta.

    - En realidad, la vestimenta, priorizo siempre la comodidad... sinceramente creo que es lo más importante sin llegar a lo impresentable, los tenis son mis zapatos preferidos... sí tengo más casuales y formales pero rara vez los uso... y el color negro me gusta, de echo tengo varias camisetas... y sí he venido a la oficina con ellas... pero realmente me gustan los colores más vivos.

    El mediocampo vuelve a recuperar el control del balón, los laterales empiezan a marcar la pauta de la jugada, el conjunto casa ha vuelto a controlar las acciones y lleva la pelota a la otra mitad del terreno de juego.

    - Tampoco tiene la costumbre de socializar de más, elige los momentos y aun así, ha cambiado sus hábitos durante el almuerzo, ya no baja a refrescar la vista con tanta frecuencia.

    - He encontrado ratos divertidos sin necesidad de bajar... y a veces llueve, entonces tampoco es una buena opción bajar.

    - Usted es de las personas menos complicadas que hay en la oficina, va por lo práctico, sin debilitarse mentalmente, se apoya en el deporte para eso.

    - Mi filosofía es esa... tratar de no complicarse por cosas que no valen la pena, ser práctico y tratar siempre ver el lado bueno de las cosas. No le voy a decir que no, a veces salen cosillas que no las tiene uno presupuestadas, pero en realidad siempre trato de ver algo positivo. Creo que en eso salí a mi papá.

    Remate fuerte, el portero sale mal, cabezazo al centro y ¡Goooool!

    - Mantenga esa filosofía y nunca envejecerá. No voy a robarle tiempo valioso, tengo tres palabras para regalarle, solo una la identifica a usted, las otras dos, son virus. Tome una, sin decirme la que eligió: simpatía, recelo, timidez.

    Me hizo una seña con sus dedos, en muestra de que ya había seleccionado la palabra, sin más ni más.

    - Gracias por venir y que disfrute el resto del día.

    - ¡Pura vida!, doc.

    No recuerdo si alguna vez me molesté con Isabel, no creo tener ningún recuerdo parecido a ello. Porque como dije anteriormente, se toma la vida, como si la vida misma lucrara a su favor.
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  3. Se aproximó a paso lento, con la mirada alta, con el mismo paso relajado de siempre, con la camiseta de anime, posiblemente con los pensamientos sobre las cosas paranormales que viven entre nosotros y que la Divina Providencia revela únicamente a algunos cuantos afortunados.

    - Hola, tengo disponibilidad en este momento.

    - Buenos días, Regina, ¿cómo le va?, es relativamente poco el tiempo que hemos conversado, pero noto que usted es buena amiga y confidente.

    - Trato de serlo, todos necesitan apoyo en algún momento. Por lo menos alguien que los escuche.

    - Y usted, ¿tiene a ese alguien que lo escuche?, porque también es humana.

    Miró detenidamente la colección de libros que estaba a mis espaldas, algunas novelas, otros libros médicos, y ninguno de ayuda personal. No me gustan los libros que nos hacen sentir mal, que nos deprimen.

    - Por lo general no, aprendí a escucharme a mí misma.

    - La felicito, la voz interior es la guía que ocupamos muchas veces. Me da curiosidad que siento que usted cree mucho en las auras, en las relaciones que tenemos con la naturaleza en general, no solo con las personas.

    - La energía nos conecta a todos, las cosas, las personas, los animales, y las almas.

    Le ofrecí una taza de café, pero me contestó que hacía poco había tomado el café de la tarde. A veces, entre pasillos, la he escuchado decir que hay cosas que ya no hace por su edad, que tiende a dormirse con el atardecer, que no asiste a reuniones nocturnas. ¡Dios!, aún sigue joven, pero el pensamiento le encapsula la edad.

    - No todos lo ven así. Y por eso se lo hago notar, porque usted es callada, pero sabe ver cosas que no todos miran.

    - No a todos les gusta ver, o han abierto los ojos.

    - ¿Usted siempre los tuvo abiertos o aprendió con el tiempo?

    - Siempre los tuve abiertos, creo que, con el tiempo, he aprendido a cerrarlos.

    - Hay cosas que vemos mejor con los ojos cerrados. Sabe por qué tardé en incluirla en la consulta, porque usted tiende a aislarse y no quería despegarla de lo que creo que es un modo de respiro para usted.

    - A veces no me doy cuenta de que me aíslo.

    - Porque ya no lo ve como un escape, lo ve como parte suya, de su personalidad. Y hay cosas que solo vemos a través de los demás.

    - A veces sí necesito aislarme para aliviarme del exceso de trabajo y las dificultades del mundo. Como taparse los oídos en un lugar con mucho ruido... Otras veces tal vez lo hago porque es parte de mi naturaleza.

    - Y eso está bien. Significa que usted ha llegado a conocerse de tal manera que sabe las cosas que la perjudican y eso le ayuda a no trastabillar en suelo resbaladizo. Con el resto, he hecho un juego que quisiera repetir con usted.

    - Está bien.

    - Tres palabras, una la asocio con usted y las otras dos, son intrusa. Empatía, alucinaciones, delirio. Tome una, sin decirme cual.

    Parecía que le daban a escoger un dulce a un niño.

    - ¿Cualquiera?

    - A su elección.

    - Listo.

    - ¿Por qué escogió esa y no las otras?

    - Me pareció más divertida.

    - Ok. Es su palabra. Estúdiela, investigue por qué esa palabra es parte de usted. Espero verla pronto, gracias por el tiempo, Regina.

    - Con gusto.

    Las personas educadas no pierden el estilo, ni, aunque la vida les aviente un balde con agua fría, van a su paso, sin despeinarse. Con la seguridad de que la vida misma los va a guiar.
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  4. Ahí venía, con aquellos ojos encendidos, con las manos en la cintura, cerrando los ojos, como si aquello le sirviera para ver más allá de las personas. Siendo él.

    - Buenos días, Vinicio, ¿cómo le ha ido?

    - Aquí, sobreviviendo, ¿y usted? -él tan simpático como siempre-.

    - Bien, gracias, me pidió que usted no fuera el primero y cumplí la palabra, ¿hay algo de lo que quiera quejarse?

    - De momento no, ando pacífico hoy

    - ¿En serio? junto con Sandra, usted fue de los más esperó este espacio.

    - Ah sí, pero usted debería tener preguntas para desarrollar la conversación.

    Ahí estaba el Vinicio que yo conocía, el que no soportaba que le insinuaran las cosas, porque las cosas con él tenían que ser directas, sin quitarse los tiros.

    - Tiene razón, ¿ha logrado avanzar con sus teorías conspirativas?, esas teorías que sostienen que usted sale perjudicado, cuando lo menciono.

    - No, yo me mantengo y sostengo que así es, me deja en mal con toda la oficina, como si fuera un alcohólico (cosa que no es cierta), yo ni tomo ya, ya no tomo.

    - Me parece bien, la abstinencia nos lleva a ser mejores y a controlarnos de mejor manera. Pero usted se equivoca, no lo considero un hombre alcohólico, lo considero un hombre que disfruta la etapa de la vida en que se encuentra, y le recuerdo, que no lo he dejado mal en la oficina, dado que mis escritos son totalmente confidenciales.

    - Eso sí, recién aprendí que voy a disfrutar todo lo que pueda, sin importar lo que los demás digan, así digan que por eso no creo en Dios.

    - No hay que creer en un dios para sentirnos plenos, cada uno tiene una imagen diferente de él, y con respecto a la opinión de los demás, no la necesita, su opinión es la única que debería prevalecer para usted, dado que solo usted se conoce a plenitud. Lo que sí le debo reconocer, es que usted es de las personas más alegres que hay en la oficina, aunque se sonroja con más facilidad de la que debería.

    - Sí, por eso ahora soy más feliz, hago lo que yo quiero. Yo alegro el departamento de reconciliaciones.

    Seguramente solté una risa, pero supe disimularla, ya no quedaba nada de aquél bronceado color café con leche que había adquirido durante aquellas afrodisíacas mañanas en Cartagena.

    - Es uno sí en esa lista, pero también es enérgico, por eso se enoja con facilidad.

    - ¡Noo!, yo no me enojo, jaja, no me han visto enojado ahí y ojalá no me vean.

    - Entonces en ese caso, tal vez nos parecemos un poco, con la diferencia de que yo dejé de creer en los ataques, tal vez si usted los usa a su favor, pueda sacar provecho. ¿Sabe lo que me preocupa?, que usted quiera darse de alta, sabiendo que es uno de los pilares en los que se sustenta la consulta.

    - Yo no volví con la psicóloga anterior, porque me mandaba a quedar como payaso, todo humillado.

    - Y ¿aplicó alguno de los conceptos que le dieron o simplemente decidió ignorarlos?

    - Sí, apliqué muchos, o sea sí me ayudó, pero ya no quería que me preguntara de mi ex cada vez que llegaba. Además de mí, ella tampoco lo superaba, sólo de eso me hablaba.

    - Cuando uno inicia un proceso, hay un motivo, un trasfondo por el cual decidimos actuar, en su caso, hubo un motivo para empezar consulta. Tal vez simplemente la otra parte, necesitaba que usted la fuera guiando.

    Su semblante fue cambiando a poco, como si le sirviera lo que estábamos hablando.

    - Yo quería ir hace mucho tiempo, pero cuando me dejaron valiendo nada, ahí sí, mejor fui.

    - Nunca lo dejaron valiendo nada, porque como usted dice, aprendió que la opinión de los demás no debe restarle importancia, quizás sin darse cuenta aprendió algo que solo, le habría costado más aprender.

    - Pues sí, pero como ya aprendí, ya me puedo dar de alta.

    - Tal vez lo daría de alta, si usted aprendiera a relajarse un poco más, a ser un poco menos impulsivo, a divertirse sin tener que explicar. Dice una canción "que al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver", ¿sabe la razón?

    - ¿Por qué?, siempre hay que volver.

    - Porque nosotros vamos cambiando, vamos madurando y de repente, el lugar donde fuimos feliz solo fue una etapa y podemos darnos la oportunidad de encontrar un nuevo sitio, para nuevas alegrías. ¿Quiere que juguemos algo para terminar?

    - Bueno.

    - Voy a regalarle tres palabras, una de ellas la asocio con usted, las otras dos no tienen relación alguna, avíseme cuando escoja una, pero no me diga cuál escogió: lascivia, incontrolable, empoderamiento.

    - Pero me mandó la definición de Sandra.

    - Le dije que solo una, se asocia con usted. ¿Ya la escogió?

    - Sí.

    - Perfecto, gracias por el tiempo, espero que disfrute todo y le dejo de tarea que no me quite a Vinicio.

    Aunque me pidió darle de alta, estoy segura de que Vinicio aprende algo de sí mismo cuando charlamos. Con suerte se mira desde otro punto de vista.
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  5. Tocó la puerta, se paró frente a ella y me preguntó el horario en que iba a atenderlo. Cerré mi libreta de apuntes, tomé un poco de café y lo invité a sentarse.

    - ¡Qué emoción y nervios!

    - La última vez que hablamos, me dijo que estaba en tiempos de cambio, cuénteme ¿cómo sigue con el proceso de renacer?

    - Pues bien, tengo mucha paz conmigo mismo, disfrutando la soledad, no deja de dar miedo, cuando uno siente que se le va el tren para muchas cosas.

    Había llegado con pantalón blanco y camiseta negra.

    - Sabe lo que le admiro, que usted es un hombre que no muestra su tristeza en público, ¿lleva la cuenta de la cantidad de veces que le ha tocado rehacerse a usted mismo?, porque siento que usted es como el Ave Fénix.

    - ¿No llevo mi tristeza al público?, jaja, vieras qué interesante, porque solía hacerlo mucho... ya no me pongo triste por las mismas cosas, pero soy bien llorón y emocional con todo. Depende en qué tema se refiera específicamente, en la vida amorosa, me he visto atrapado en relaciones muy largas que no llegan a nada... a nivel personal mis 20's fueron años de muchos esfuerzos y sacrificios para poder romper patrones familiares.

    - Pero usted lleva la marca de que aprendió, sigue siendo joven y ha aprendido a no tropezar con las mismas piedras, le estoy diciendo, lo que refleja, usted refleja seguridad, alegría, un sentimiento de disfrute; dice que siente que el tren se va, pero hay muchas estaciones, y todas llevan a destinos diferentes, tal vez usted cree que usted no sabe buscar el tren, quizás son los demás que lo buscan a usted creyendo que es destino para vacacionar y usted es un destino para quedarse.

    Hay gente que te invita a tomar tiempo para conversar, son como una taza de café, disfrutas la conversación.

    - Bueno qué bonito saber que eso trasmito... porque me suelen encasillar con adjetivos más feos, como odioso, y así... Bueno eso nunca lo había visto así, pero sí definitivamente he invertido mucho tiempo en cosas que no van encaminadas al mismo camino.

    - Usted es más que la opinión de los demás, la gente a veces no acepta como es, y vemos en los demás, cosas que quisiéramos ser, hay mucha gente que quisiera ser como usted, tal vez usted inspira a alguien y no lo sabe.

    - Bueeno, dudo que inspire a muchos, pero no dejo de estar orgulloso de en quien me he convertido a lo largo de los años.

    - Qué pasa si llegado el día, alguien llega y le dice, “gracias a usted y ver como se supera, yo cambié mi forma de ser”.

    - Bueno qué bonito sería, obvio... me sentiría muy halagado y feliz de poder ayudar a alguien.

    - Si usted fuera una canción, ¿qué cantante le gustaría que lo interpretara?

    - ¡Romeo Santos!! jaja, me da mucha risa mi nombre porque soy ¡FAN! de Romeo Santos.

    - No sé de dónde lo sacarían sus padres, porque Romeo Santos es muy reciente. Ya se lo había dicho antes, debería limpiar el espejo de su casa, siento que no lo deja ver lo maravilloso que hay en usted y eso es una lástima, porque si nosotros no nos vemos a nosotros, los demás tampoco pueden hacerlo.

    - Bueeeno, fueron muchos años de muchas inseguridades, y a la par de alguien que solo veía defectos en uno, creo que cuesta salirse de ese mind set.

    Es complicado cambiar la portada del CD, cuando siempre escuchamos la misma música.

    - Sí, cuesta, pero es hora de que vea lo bueno que hay, se va a distraer mucho descubriendo sus cualidades. Sólo por aquello, el color amarillo significa armonía.

    - ¿Por qué lo dices?

    - Lo digo, porque tal vez lo pueda usar en algo, usarlo un poco más, los colores nos ayudan. No voy a quitarle más tiempo, imagino que usted tiene una palabra clave que lo identifica, hagamos algo, yo le voy a regalar tres palabras, una es usted, las otras dos, son irrelevantes. Cuando escoja una, avíseme, pero no me diga la que ha escogido: empoderamiento, simpatía, dualidad.

    - Listo, ya escogí una.

    - Guárdela para usted. Su tarea es descubrirse, usted es un mapa, y en un mapa hay rincones escondidos que nunca visitamos, descúbrase, usted es un sitio para vivir, vívase. Después nos vemos, hasta luego.

    - Bueno, te tomo la palabra.

    Entonces salió, no me había dado cuenta de que el café se había enfriado, el rato fue ameno, la compañía se agradecía.
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  6. Últimamente llegaba con un sexapil más relajado al trabajo, sin detallar mucho sus peinados, pero con la misma sonrisa con la que saludaba a todos, sin excepción.

    - Buenos días, Amalia, ¿cómo le va?

    - Como me vi en la reunión, ¿o uno no es como se ve?

    - Uno es como uno mismo se ve, los demás solo miran lo que nosotros dejamos ver.

    - Ah la pucha, me limpió.

    Algo me ha enseñado el tiempo que llevo de conocerla.

    - Amalia, usted es la que más aplica la filosofía en su lugar de trabajo, ¿cuál es su filosofía de vida?

    - Diay… no sé, ¿cuál es el parámetro?

    - El que usted misma se imponga.

    - Mi filosofía de vida es la conversación, porque uno no se lleva nada de esta vida, tampoco las conversaciones, pero al menos pasa uno el rato… además de eso intentar ser uno mismo sin dañar (esto resulta difícil hoy en día) mucha susceptibilidad.

    - Sí, la susceptibilidad, pero a veces veo y me corrige si me equivoco... que usted mismo se retracta de cosas que dice, antes de que las demás personas lo hagan, ¿por qué?

    - Diay, por lo mismo para no dañar a la gente. Cuando uno es muy natural no tiene filtros y es mejor hacer "correcciones" jajaja, bueno según yo funcionan para que no se ofendan, quizás solo sea mi forma de comunicarme.

    - Y si corrigiera a los demás, ¿qué cree que pasaría?

    - Intento no corregir a los demás, ¿usted ha percibido ese comportamiento en mí doctora?, cada quién es como es y ya... intento respetar las formas de ser porque sé que la mía es particular, particular como mi huella dactilar.

    Y tiene razón, la particularidad y Amalia son uno mismo, como la canción de Timbiriche.

    - Y lo respeto, sólo me entra la curiosidad de si alguna vez quiso corregir a los demás y se detuvo de hacerlo.

    - Creo que eso nos ha pasado a todos.

    - Pero no todos se retractan.

    - Yo solo doy mis opiniones, aunque hay peleas que prefiero perderlas, es difícil retractarse, requiere valentía.

    - El sabio se retira cuando ve que la batalla no tiene necesidad de ser, no es bueno hacerse enemigos que no estén a la altura del conflicto.

    - Correcto.

    - No voy a quitarle más tiempo, una consulta más, ¿acepta un juego pequeño?

    - ¿Cuál es el premio?

    - Conocimiento personal.

    - Buen premio, dale.

    “Dale”, ese vocabulario tan Milenial, o tan yo no sé de qué generación es.

    - En mi opinión, una de estas tres palabras la definen a usted, dígame cuando haya escogido, pero no me diga la palabra que escogió: dualidad, empatía, alucinaciones.

    - Ya.

    Tampoco precisó de mucho tiempo, es como un cuarto de motel, a lo que vinimos y punto.

    - Gracias por su tiempo, déjese la palabra, su filosofía es su yo interno, si está contenta con usted, su filosofía funciona. Hasta luego.

    - Hasta luego, doctora.

    Salió con ese paso medido, con su caminado relajado, con la filosofía de disfrutar y seguir siendo ella, porque hay quienes no necesitan siempre los días soleados, la claridad también les llega en los días de lluvia.
  7. En otras circunstancias, hubiera consumido dos analgésicos antes de atenderla, media botella de güisqui y un tranquilizante, pero me había sorprendido. Lejos de llegar con una enagua tallada a la cintura y mostrar sus piernas, había cruzado aquella puerta con un pantalón negro, blusa con manga de tres cuartos y delicadamente maquillada.

    - Buenos días, Sandra, ¿cómo está?

    - ¡Hola!, jaja, amanecí bien, con dolor de espalda por la vejez, jajaja.

    Creo que al menos el güisqui me hubiera servido de algo.

    - Usted es de las que más pidió este mini proyecto, ¿tiene algo que quiera decir?

    - En mi defensa, al estar próximamente casada, hay puntos importantes que aclarar doctora.

    Al menos hubiera encendido un incienso o una velita a la Virgen de Guadalupe.

    - Tengo la leve impresión de que usted cree que la veo como la puta de la oficina, ¿cierto?

    - ¡La leve impresión no!, es la impresión completa, jaja, pero en mi defensa, cabe aclarar que soy todo lo contrario, me ha costado un poco ser más sociable, por lo general siempre he sido tímida. Lo que pasa es que ahora como ya sabrás estoy muy feliz con mi prometido y eso me hace ser más expresiva y poder hablar más temas. No todos los hombres son atractivos, unos a nivel físico, otros a nivel sexual, y el que más me interesa, uno que sea capaz de mantener una conversación, a lo mejor es por eso que se piense que soy o que fui muy puti, al final yo no andaba buscando a nadie, sin embargo, lamentablemente como dice mi amigo Enrique, la gente es clasificable.

    No recuerdo si dejé la casa cerrada con doble candado, creo que al menos, a Nerón sí le dejé la comida y el agua, listas. ¡Ya me acordé!, estoy con Sandra, por eso divago.

    - Pero Sandra, si yo le dijera a usted, que está equivocada y que en realidad la veo como una mujer empoderada, segura de sí misma y satisfecha con su sexualidad, ¿cambia en algo su perspectiva?

    - Por supuesto, eso es lo que soy ahora.

    - La opinión que debe primar en nosotros es la propia, las demás personas se dejan llevar por el cascarón, pero la verdadera naturaleza del fruto es interna.

    - A lo mejor por eso nunca aclaro nada, estoy tan segura de mi realidad que no hay necesitad de especificar y decir que soy una santa. Las personas deben conocerla a una a profundidad para dar su propio criterio, sin embargo, aprovecho su pregunta para contárselo.

    - Muy bien Sandra, hay gente que pasa su vida tratando de que la gente nunca la conozca, el amor propio es lo que nos impulsa a sentirnos vivos.

    - Eso es muy cierto, justo por eso es importante tratar las personas, además cabe mencionar que soy muy sensible a las energías, créame que sabré perfectamente cuando las vibraciones cambian –como si hiciera falta que me dijera que conoce sobre el cambio de vibraciones- eso es lo mejor que se pueda hacer, aunque he aprendido a tener cuidado, prefiero hacerle caso a mi intuición que al pensamiento. El pensamiento muchas veces me sabotea, solo que ya he aprendido a dominarlo poco a poco.

    - Usted es la persona que más aplica el doble sentido en la oficina, hay gente que no entiende, pero cada uno tiene sus mecanismos para adaptarse, como un camaleón. De nosotros depende el que la gente nos visualice como lo que realmente somos.

    - El doble sentido hace una conversación de amigos más divertida, siempre y cuando no caiga siempre en lo sexual y lo vulgar –yo jamás creería que Sandra pudiera caer en lo vulgar- lo que pasa es que cuando yo me expreso, lo hago de una manera pausada, siempre trato de tener el cuidado de decir las cosas, el doble sentido no siempre viene por mí.

    - En este momento de su vida, si usted fuera un libro, ¿de qué género sería ese libro? -la respuesta que espero es un libro para adultos-.

    - El género de mi libro sería sin duda una novela de desarrollo espiritual, y aclarando, no me refiero a las religiones porque no creo en ellas, un desarrollo de quien soy yo en el universo, sé que soy especial, desarrollando mis habilidades intuitivas, etc.

    - Yo lo vería más como una novela autodidacta, porque usted ha aprendido mucho sobre usted misma durante los últimos años y eso la ha llevado a un crecimiento personal.

    - Doctora, actualmente hay algo que no le he contado. Al cumplir 30, Sandra se prometió a sí misma, dejar todo lo vivido a en los 20s, estoy en una etapa de felicidad quiero vivirla. Es momento de disfrutar todo por lo que he trabajo desde niña. Es el momento de pasar tiempo conmigo y tener la libertad de enamorarme sin represiones desde mi adolescencia, el no poder sentirme segura, por el qué dirán. Llego una nueva era para mí.

    ¿Será muy mal visto si me río?

    - De eso se trata el crecimiento, dejamos etapas, pero no las olvidamos, porque son las que van formando la persona en que nos convertimos.

    - A los 29, tenía muchas ganas de no llegar a los 30, deseaba con toda mi existencia no cumplir más años.

    - Los treinta le van a devolver la vitalidad que una vez dio por perdida. Para ir terminando, ¿le gustaría que jugáramos a algo? voy a regalarle tres palabras, una de ellas la asocio con usted, las otras no se relacionan. Avíseme cuando haya escogido una, pero no me diga cuál escogió.

    - De acuerdo.

    - Cobardía, lascivia, análisis.

    - Listo.

    - Perfecto. Sandra como siempre, gracias por su tiempo, su tarea es aprender que el escritor de su vida es usted misma, nadie marca nuestras páginas sin el derecho de autor. Que le vaya bien.

    - Doctora, pero no me puede dejar así, que el siguiente paciente se espere, jaja, ¿y que hago con la palabra que escogí?

    - La guarda para sí, yo nunca voy a saber la palabra que escogió, es suya, no mía.

    Sandra, te aseguro que yo trato de salvaguardar tu reputación, pero la mayoría de las veces tú no me colaboras.
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  8. Si yo estuviera en medio de una escena de película, me gustaría estar no sé, tal vez en alguna de fantasía, como el Mago de Oz, tampoco estaría mal ser parte en un slasher. Pero bueno, para todos hay gustos.

    - Buenos días, Evangeline, ¿cómo le va?, usted me pidió hablar de zombis y la voy a complacer.

    - Jaja, bueno.

    Debió pensar que no iba a tomar en cuenta sus recomendaciones.

    - Cuénteme, ¿cómo se imagina esa escena épica donde usted es la heroína en un apocalipsis zombi?

    - Bueno teniendo en cuenta que todo gira en la oficina, diría que sería ese el escenario, un día por la mañana, al servirme café, por las paredes de vidrio veo como algunas personas caminan torpemente por el pasillo, chocando entre sí, pero no pongo mucha atención, en la oficina todos siguen con su trabajo, el tiempo corre y la fecha de cierre se acerca.

    Voy a tratar de llevar mi propio café a la oficina, tal vez le colocan algún tipo de alucinógeno que desconozco y esta muchacha es afectada por ello.

    - Es eso que escucho a veces, de que cierran el mes, digamos que usted entra en una tienda y le ofrecen un Super Mario moreno y atlético, o un Kratos con cabello negro, ¿qué piensa usted?

    - ¡El Kratos, obvio!

    Yo quisiera haber sido Wonder Woman, rubia, con un traje negro de latex y un tatuaje en la parte alta de mis pechos que dijera “To my love”, pero me alejaría mucho de la esencia del personaje.

    - ¿Así aparece en los videojuegos?, ¿esa es su visión del personaje?

    - Pensaría más como en un Spartan III, o el Doom Slayer.

    - Evangeline, le digo esto porque cuando adquirimos una personalidad, conseguimos un paquete completo, los héroes de apocalipsis zombis son personas solitarias, sin pareja (la mayoría), personas traicionadas por sus allegados, por sus amigos, aun así, ¿usted quisiera ese papel?

    - Obligados a hacer cosas que nunca pensarían en hacer, sí lo entiendo, mucha gente dice ''yo jamás haría algo así'' esos son los primeros en hacer dichas cosas, solo que no han tenido la oportunidad, diferencia conmigo, soy humano, todo humano haría lo necesario para sobrevivir o salvar a un ser querido.

    - Correcto, a veces elegimos cosas, pero no vemos el todo, vemos cosas separadas, y si la conozco un poco, usted es una persona que aprecia a sus seres queridos.

    - Así es.

    De Evangeline tengo buenas impresiones, es una chica normal, tan normal como es posible y en el fondo aún conserva algo de sus años de adolescencia.

    - No todos harían lo mismo, pero lo que tachamos como normalidad, sí, la gente normal antepone a los demás, porque entendemos que nuestro entorno necesita nutrirse de acontecimientos que no podemos conllevar solos, todo lo que vivimos, es un proceso que va formando nuestra personalidad, nuestra forma de ser y difiere con respecto a los hechos de los demás.

    - Nuestra personalidad se forma de errores, la vida es un acierto y error, donde aprendemos de nuestras acciones, y de las que nos rodean, si es que sabes observar.

    - No esperaba menos de usted, no quiero quitarle mucho tiempo, ¿quiere que juguemos a algo?, es rápido.

    - Dale.

    - Voy a regalarle tres palabras, una la asocio con usted y las otras dos, no se relacionan para nada.

    - Ok.

    - Avíseme cuando escoja una, pero no me diga la palabra que escogió: simpatía, dualidad, sexualidad

    - ¡Sexualidad!

    Siempre hay alguien que no comprende las cosas que le decimos.

    - Evangeline, le dije que no me dijera la palabra.

    - Ah, jaja. No entendí entonces.

    - Pero está bien, que tenga un buen día, gracias por el tiempo. Espero que se de cuenta de que nuestra personalidad no se define solamente por nosotros, también la define nuestro entorno. Hasta luego.

    - Con gusto.

    Hay gente que trata de encontrar el lado divertido de las cosas, esa es la Evangeline que conozco.
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  9. Los ojos sumidos en la desolación, en el pensar sobre las cosas desgraciadas que pasan una vez y hacen que las sigamos esperando, como si eso nos ayudara en algo en el diario vivir.


    - Buenas tardes, Fabián, ¿cómo está?

    - Todo bien, gracias a Dios y ¿usted doctora?

    - Bien. Gracias por aceptar. Dígame, ¿por qué aceptó la invitación?

    Tardó un momento mientras pensaba la respuesta, tal vez no tenía tan claros los motivos por los que había aceptado, podía ser que el diseño de los pisos fuera muy llamativo, quizás, los ruidos de la calle lo entretenían.

    - Siento que es una forma linda de autoayuda, tanto para mí como para los demás.

    - Antes no creía poder ayudarse a sí mismo. ¿Qué ha hecho para mejorar?

    - Es más fácil cuando uno se ve a través de otra persona reflejada, ya sea algo ficticio o real. Creo que aún me queda mucho por mejorar.

    - Nadie mejora en un día, a algunos les lleva una vida, si intenta mejorar a la carrera, no va a entender el verdadero proceso que lo llevó a ser mejor. Hace una semana, me preguntó si yo lo había visto feliz alguna vez y esa respuesta no puedo dársela yo, usted debe responderse, ¿alguna vez fue feliz?

    Volvió a mirar los pisos, pensativo, trataba de mejorar él. Fabián es de las personas que ocupan espacio para ellos, porque hay cosas que los complican, los perjudican, aunque en ellos estén las soluciones para sus propios problemas.

    - He tratado de hacer pequeños cambios, ir con usted que me deja tareas, meditar por las noches, subir las escaleras para llegar a mi oficina de trabajo. Pero el secreto es la constancia –tomó un poco de agua- también me he alejado de personas y cosas, no porque no las aprecie, sino para estar más solo y encontrarme con mi verdadero yo. Realmente todos sabemos qué nos pasa, simplemente no lo aceptamos.

    - Y por qué no acepta que usted no tiene superpoderes, es un hombre normal. Nadie tiene superpoderes –me detuve un momento- no me contestó, ¿alguna vez fue feliz?

    - Sí, claro que alguna vez fui feliz.

    - Y si fue capaz de serlo, ¿qué le impide volver ahí?

    - Tal vez que ya uno no vive en un mundo de fantasía. Y salir al mundo real es lo que a uno le da miedo.

    - Siempre ha vivido en un mundo real. Recuerda la última vez que ocupó hablar con alguien y no tenía a nadie ¿Cómo lo resolvió?

    - Llorando solo.

    - Su búsqueda de la felicidad termina el día en que usted se entere de que usted siempre fue capaz y que salió de muchas cosas sin darse cuenta

    Se acomodó el cabello, volvió a servirse un poco de agua y continuamos.

    - Contrario a lo que usted cree, usted no empezó sus males aquella tarde, esa tarde simplemente se graduaron sus miedos, y está bien, el ser humano siempre ha tenido miedo, pero aun así conseguimos muchas cosas. Su tarea es hacer una lista de aquellas cosas que consiguió hacer, sin darse cuenta de que las lograba.

    - Esa tarde no se olvida.

    - Y no la olvide, porque ahí empezó a hacerse más fuerte, después se dará cuenta. ¿Le parece si jugamos algo, para ir terminando?

    - Está bien.

    - Voy a regalarle tres palabras, una la identifico con usted, las otras dos, no. Escoja una, me avisa cuando la haya elegido, pero no me diga la palabra que escogió. Las palabras son: timidez, cobardía, lascivia.

    Nuevamente tendió a quedarse en el limbo, pensativo, como si se complicara el escoger la palabra adecuada para él. Cuesta definirnos a nosotros mismos y yo no pretendo definirlo, solamente ayudarlo a darse cuenta de que el principal problema de él radica en su cabeza y ahí él es rey soberano.

    - Listo.

    - Perfecto, gracias por el tiempo. Espero que mañana amanezca dándose cuenta de que su superpoder es seguir adelante, sin darse por vencido, porque confía en que un día va a superar todo.

    Luego, me puse de pie, me dio la mano con un fuerte apretón y nos despedimos. Hay cosas que quedan como pactos entre caballeros.
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  10. Lo que inicio, lo hago con el permiso de mis queridos chicos, quienes, para mi sorpresa, lo propusieron y aceptaron en su totalidad formar parte de este mini proyecto. Voy a registrar parte de una sesión privada con cada uno de ellos, de manera que podamos hablar de forma algo natural, uno por uno. ¡Qué emoción! Iniciemos, espero que al final, la experiencia sea del agrado para todos y sirva de algo este pequeño ejercicio.

    Había entrado a la consulta con cara de inocencia, con la misma cara inocente con que llegó en su primer día de trabajo, hace un par de meses. Pero la inocencia es una capucha que sirve para esconder quienes somos en realidad. Debe ser esa mirada que esconde, o el cuerpo que lo delata como el más joven de todo el equipo.

    - Buenos días, Nicolás, ¿cómo le ha ido?

    - Buenos días, muy bien, ¿y usted?

    - Bien, gracias por querer participar en este mini proyecto, me encantó el gif con el que aceptó, me encanta que usted sea una persona ganadora, ¿siempre fue así?

    Cuando le propuse la idea de dar a conocer una sesión, Nicolás no había mostrado la menor duda, parecía que, en el fondo, estaba esperando una oportunidad, me había enviado un gif sobre la película Ted (no precisamente una película sobre los pasos de la inocencia), en el fondo todos queremos que nos conozcan un poco.

    - La actitud siempre, pero no siempre se puede ganar.

    - Por supuesto, nadie en el mundo gana siempre, ocupamos perder para forjar nuestro carácter, ¿recuerda la última vez que perdió? estoy segura de que eso le ayudó a reaccionar con respecto a alguna situación.

    Acomodó su cabello, su chaqueta de mezclilla y puso cara de disgusto.

    - Justo ayer, jugando Nintendo -y lo sé, yo también estuve jugando, además, pude comprobar que tiene tendencias suicidas en los videojuegos-.

    - Y, aun así, yo que estuve ahí envidié su determinación y concentración, pero en la vida, no siempre jugamos, se nos presentan momentos complicados, si usted asume todos sus retos con esa determinación, vivir se hace más fácil.

    - Yo soy más, de que pase lo que tenga que pasar.

    En sus ojos intuí que decía la verdad, que este chico era fiel amigo de la determinación, de las cosas que se consiguen luchando, aunque también pude notar que es un poco más abierto de lo que regularmente parece durante sus horas de labores. ¡Sabrá Dios como es en la intimidad de su vida personal!

    - ¿Cree en el destino?

    - Yo creo que sí, pero también soy de la idea que uno forja su propio destino con cada acción buena o mala.

    El destino no es lo mío, nunca he tenido creencias en él, lo mío es dejar que los días avancen, sin la sensación de que exista algo o alguien que sepa todo lo que nos pasará. Entonces traté de sacarlo de su zona de confort.

    - Hay un pajarito que dice que usted, es más terrible de lo que parece, todos somos terribles en algo, lo importante es trabajar en ello para ser mejores, ¿hay alguna versión suya, que quiera y que aún no ha logrado?

    - Dicen eso por ahí, -se sonrió- parte de eso que dicen es cierto, pero en el trabajo hay que comportarse. Ahorita me siento bien con la persona que soy, claro que, siempre hay cosas por mejorar.

    - El día que no nos quede nada por mejorar, vamos a dejar de apreciar el mundo, no voy a robarle mucho tiempo, ¿le parece si le regalo algo?

    - Sí, claro.

    Es contagioso el entusiasmo de este muchacho. Sin embargo, es de pocas palabras.

    - De estas tres palabras, una la relaciono con lo que conozco de usted, y las otras dos, son trampa, avíseme cuando escoja una, no me diga la que escoge: recelo, timidez, delirio.

    No ocupó pensarlo mucho.

    - Listo.

    - Gracias, siga con el empeño que le noto, el que se esfuerza está siempre más cerca de lograr sus metas. Hasta luego.

    - Gracias a usted.

    Salió por la puerta con un estado de relajación que envidio, en lo poco que lo conozco no he visto que el tiempo lo altere, la juventud tiene sus propios privilegios.
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  11. Contextos, justo lo que me faltaba. Dice Vinicio (y siento un no sé ni qué, pero sí sé dónde), que, ahora resulta que yo distorsiono los contextos en los que él dirige sus comentarios. No logro describir lo increíble que me ha parecido este punto de vista y el apoyo de Sandra y Nicolás para esta observación. Sandra, bueno, en dos semanas que vaya de viaje a Cartagena con Vinicio, sé que me dará material de sobra para establecer mi propia enciclopedia. Ya me la puedo imaginar, llenando su maleta con perfumes afrodisíacos y con lencería fina, atrincherada de encajes y transparencias para que el Río Amazonas bañe el imaginario colectivo.

    - ¡No, doc!, vieras el material que le tengo, como para diez sesiones - me dice Isabel, señalando a Sandra con su dedo índice.

    - ¡Ella juró!

    El viaje a Cartagena es conversación de abolengo, al final Enrique no se ha sumado a la aventura, parece que un cruce de fechas dio al traste con su oportunidad de ir a darse un taco de ojo con las reinas de la belleza colombiana y pasará esas fechas en compañía de sus labores diarias, fuera de las tentaciones de la carne sudamericana.

    - Doctora, si espera quince días, puedo traerle todos los chismes de lo que Vinicio haga allá en Cartagena.

    - Lo siento Sandrita, pero yo ya negocié con la doctora - se apresura a aclarar Vinicio.

    - Cierto Sandra - le aclaro yo - Vinicio va a ser mis ojos y oídos en Cartagena.

    - Pero doc..

    - Lo siento Sandra.

    Enrique anda muy risueño, el viernes tenemos sesión y se lo recordé, para que vaya preparando el estimulante para beberlo cuando hablemos a solas.

    Y no pensaba escribir hoy, estaba yo tratando de canalizar mis energías, de acomodar mis focos de tensión, pero esa esquina ha estado terrible el día de hoy. Parecen muchachos de colegio, héroes del rock después de una fiesta en deshoras de la noche. Isabel celebrando aquellas locuras con risas multiusonidos, Sandra esperando que yo mejore su reputación, como si yo fuese un alquimista capaz de convertir el plomo en oro, ¡qué ingenuidad!

    Y Fabián, demasiado silencio, demasiado callado, tanto mensaje en el celular no puede ser con su madre. Pronto averiguaré si las tentaciones o las zonas bajas del amor, están haciendo trecho en Fabián. Nadie pasa tanto tiempo sin pensar en alguien más.

    En tres días, se despide Rebeca de la oficina y si esto no fueran observaciones serias de carácter profesional, yo la habría despedido con una escena épica. Como Thelma y Louise, saltando por un barranco a toda velocidad, tal vez la hubiera puesto en las vías de un tren, atada, clamando piedad mientras su amor trata inútilmente de liberarla, o encerrada en un edificio donde se ha colocado una bomba que explotará en diez minutos. Algo sencillo y romántico. Pero dado el carácter serio de lo que escribo, sólo la despido con aplausos, con la gratificación de haber hecho bien su labor y quién sabe, tal vez en una dimensión muy, muy lejana, vuelva yo a encontrarla para recordarle que formó parte de este humilde universo.
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  12. - Me contaron aquello y vine a corroborarlo con usted – le dijo Mateo a Paolo, mientras este se encontraba almorzando. Paolo lo miró, asintiendo con la mirada.

    Mateo calentó el almuerzo en el microondas y luego se dirigió a Amalia.

    - No entendí el chisme.

    A mí me sorprendió el comentario, dado que la capacidad intelectual de Mateo se acentúa cuando de chisme se trata, es un don innato con el que nació y del que hace alarde a diestra y siniestra. También había llegado Romeo, con ropa más casual, porque un día que le hice un comentario sobre su ropa, consideró que yo le había puesto la meta muy alta. Así son los hombres.

    - Menos mal que no había otros presentes, porque el comentario puede darse para mal entendidos – y luego rio Isabel ante su propio comentario, venido luego de que Amalia dijese que aún conservaba un pedacito para su disfrute personal (de pastel), hay gente que ve el doble sentido en todo, ¡Dios se apiade de ellos!

    A los videojuegos se nos había unido Nicolás, pero ese muchacho no respeta las canas, luego de jugar el primer nivel, se concentró de una manera que nos mandaba a silenciar a Evangeline y a mí, tratando de sincronizar sus manos con el cerebro y el televisor. Un par de risas se le escapaban a Isabel, quien estaba como espectadora de aquella escena, recostada en un sillón, con su teléfono en una mano y los ojos en la tarde de videojuegos.

    Evangeline se había indignado con los noticieros, luego de que pasara otro bloque deportivo sin que hicieran alusión a su querida arquería, o al rugby, deporte que seguía con afán, pero que los medios televisivos ticos, no conocen, puesto que sus periodistas son fanáticos al deporte de Maradona y Pelé.

    Al almuerzo no se unió Fabián, decidió almorzar solo, cuando todos habían regresado a sus lugares de trabajo, ocupaba estar en paz, en armonía consigo mismo y prefería almorzar sin nadie, cuando todos estuvieran trabajando, almorzaría él. Ya llevaba un par de semanas de realizar la práctica de almorzar acompañado de sus pensamientos. El amor no se sintió en el aire, el día no había querido que saliera el sol y el mes está por llegar a la mitad de su ciclo de vida.

    Se viene el ‘Employment Day” en la empresa, y para el juego de buscar tesoros, estábamos de acuerdo en hacer equipo, Amalia, Evangeline y mi persona. Invitamos a Nicolás, pero se volvió con aires de realeza y nos preguntó si nosotros éramos personas ganadoras, porque él no se apuntaba a jugar con perdedores, su ADN no le permite denigrarse de esa manera. A Fabián no le consultamos, dado que solo se une con personas guapas y no quisimos preguntar nuestro estatus, para no desalentarnos como Evangeline.

    Hoy no llegaron Vinicio, Enrique ni Sandra, el fin de semana o el simple gusto por presentarse en la oficina en días intermedios de la semana, no les permitieron llegar a trabajar un lunes, que estaba tan lleno de lluvia como el firmamento de estrellas. Los lunes que ni las gallinas ponen, los lunes que son el preámbulo de lo que nos espera durante los siguientes días.
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  13. - ¡Chiquillas, me muero! – les dijo Sandra a Vinicio y Nicolás, cuando Nicolás le habló de una aplicación para ver películas y series, de la cual Sandra desconocía su existencia, aunque le tardó tres o cuatro intentos a Sandra entenderle el nombre de dicha aplicación a Nicolás, aun no agarraba las fuerzas del desayuno. Ya antes habían discutido Sandra y Vinicio sobre si lo importante es el tamaño o el uso, Vinicio dijo que lo importante era saberlo usar, pero Sandra hizo hincapié en la necesidad del grosor, la experiencia conoce cosas de más.

    Fabián había vuelto a sus escapes emocionales, a sus frustraciones. El intento de libertad le había durado un par de semanas, mucho más tiempo del que él mismo pudo imaginarse, ya tenía recaídas otra vez, pensamientos que llegaban al amanecer y no se iban hasta entrada la noche, cuando el alma es más frágil.

    Llegó Amalia con cara de felicidad, como quien empieza a escalar su propio Everest, se paró a mi lado, me dio una palmadita suave en el hombro derecho y con las manos en los bolsillos me dijo:

    - Lo logré, ya me di de alta de mis problemas psicológicos.
    - Me parece muy sano – le respondí con el rostro lleno de serenidad, luego se dio media vuelta y volvió a su asiento. Por dentro no supe qué responderme, no la veo dándose de alta, si es posible que alguien se dé de alta por sí mismo.

    Hoy, Sandra tuvo visitas en el trabajo, sin que la alzaran a ver, sin siquiera un saludo, una visita que le alivió un poco el cimbronazo que se llevó en la boca cuando se rompió una de sus ligas, un cimbronazo distinto al que hubiera querido para sí.

    El Virreinato de Nueva España empezaba a derrumbarse, las guerras de independencia se instalaban en las colonias inglesas, pero pasaba algo más grande, más importante. Los chicos empezaban a ir de manera independiente al baño, de uno en uno, sin acudir a la misma hora. Era noticia de primera plana en el New York Times, bueno, quizás no, pero podría haber sido (me ilusioné en balde, volvieron a la normalidad durante la tarde). Y Vinicio, pobrecito, el sonrojo le llegó cuando supo que las altas esferas podían darse cuenta de Cartagena, como si el bronceado, las carcajadas y el conversar, no bastasen para delatar la “Livin la vida loca” que vivió allá y que Sandra anhela disfrutar, si como parece, viajan juntos. La soltería es un logro del que se gratifican por igual Vinicio y Sandra, otros también en este lugar, pero ellos lo llevan al siguiente nivel.

    Haciendo un comentario con Vinicio, se sonrojó y me dijo que él no manosea mucho, sólo lo necesario, y al verle la sonrisa que lo traicionaba, le dije que mi pregunta iba por cuestiones técnicas, nada personal ni íntimo, que pareció ser lo que entendía al respecto.

    Para fortuna de Vinicio y el resto de mi equipo, estas letras nunca van a salir a la luz pública, no tengo la intención de que alguien que no sea yo, se entere de las cosas que llevo relatadas para mi exclusividad.

    Ya habían caído el Imperio Romano y el Otomano, los incas, los aztecas… también caía la imagen de timidez que tuvo Vinicio cuando ingresó en la oficina, se había quedado en el letargo, dando paso a una imagen más liberada, más él, recargada con las figuras de Sandra y de Enrique, que le servían de guía en medio de las luces de neón.

    A la salida, cuando fui a lavarme los dientes, estaban Vinicio y Sandra junto al escritorio del pobre Paolo, Sandra hincada como pidiendo a La Virgen y Vinicio en posición de futbolista que pone atención a su entrenador y Paolo, dichoso que tiene el don de la paciencia.
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  14. - ¿Usted cree eso, doctora?
    - Sí, pero no se preocupe, la verdad es que varios acá tienen la misma impresión sobre ellos mismos y así se los he hecho saber – le pedí disculpas a Romeo, me acababan de llamar y tomé mi teléfono para ponerlo en silencio.
    - Es que me parece que usted ve cosas sobre mí, que yo no veo, posibilidades de algo que yo no tengo claro. Todos tenemos demonios.
    - Y de eso se trata – le di una palmada en el hombro izquierdo y lo dejé irse. Luego tomé mis auriculares, quedaban diez minutos antes de que entrara Enrique, me daba tiempo de escuchar dos canciones, y sonaron ‘Mentiras piadosas” de Joaquín Sabina y “Tu silencio” de Bebe. Era mi primera sesión oficial con Romeo, y sí, también presenta síntomas infundados de problemas con su autoestima (lo cual parece una plaga en este sitio).

    Entonces entró Enrique, con cara de entierro, con espasmos, con agravios por esas cosas que se salen de control en su vida, por los fantasmas a los que teme enfrentarse cara a cara, porque hay quienes tratan de escapar del amor y el deseo, como si ser humano fuera un delito. Como si acaso Dios pudiera juzgarnos, ya había prometido no volver a acabar con la humanidad (Génesis 9,11) y es por su nombre, que se han cometido la mayor cantidad de crímenes (pregúntale a la Santa Inquisición). Enrique dice que le doy bofetadas de realidad y tiene razón, lo hago con plena conciencia, porque las cosas a veces necesitan entrar sí o sí.

    - Sandra, ese reporte suyo, es pequeño, pero complicado.
    - Por eso no me gustan las cosas chiquitas, nunca funcionan – le dijo Sandra a Isabel, quien desertó de la conversación antes de meterse en cosas de adultos.

    El pobre Nicolás hizo acto de presencia de manera solitaria en la esquina, junto al silencio imperialista. Sandra, Vinicio y Enrique, decidieron cambiar sus días, Vinicio vino ayer, Sandra y Enrique vendrán en días posteriores de la semana. Nicolás acudió como abanderado de una fracción que parece destinada a caer, como un viejo partido político. Con Fabián como legionario, acompañando a Evangeline e Isabel, en un área menos ruidosa, no por eso, más normal. Anoche mientras terminaba de acomodar mis cobijas, me escribió Amalia, consultando por una opinión que extendí y le dio curiosidad, dichosa que aún la impulsa la voluntad de acostarse a deshoras de la noche.

    Evangeline había llegado con un corte nuevo de cabello y guapa o no, Fabián se sentó junto a ella, para aprender las enseñanzas atrasadas, como un pupilo que acepta que hay cosas que no se pueden aprender en soledad. Lo bonito y lo feo, no tienen cabida cuando la realidad nos toca la puerta de la habitación.

    Vinicio también había recordado algo, a la alemana y la venezolana de Cartagena, monumentos dignos de mención, que aquella mañana habían vuelto a su cabeza, en medio de los números que no le cerraban por ningún lado, sentado frente a su computadora desde la comodidad de su casa, hoy tocaba teletrabajo.

    Isabel y Evangeline, le recomendaron a Fabián el ejercicio, sacarle sudor al cuerpo, después de los treinta, el cuerpo requiere ciertos cuidados, años atrás Fabián asistía a spinning, pero esos tiempos ahora se miraban remotos, con esperanzas muy leves de volver. Y comenzó luego Fabián a ver el paso del tiempo a través de fotografías, tan ingratas como alentadoras consigo mismo.

    Así, en dos días, tuve cuatro consultas virtuales, con Amalia, Enrique, Romeo y Sandra, siendo las más profundas, emocionalmente hablando, con Romeo y Enrique.

    También recibí una noticia que me entristeció. Rebeca puso la renuncia, se irá al cabo de dos semanas. Si no te veo en estos días, espero que lo que hagas en la vida, te salga bien, gente como tú, da gusto conocerla.
  15. Si de algo me puedo sentir orgullosa, es de que hasta el momento no he obligado a ninguno de mis chicos a decir las cosas, cada uno me ha contado sus cosas por propia voluntad, por la necesidad humana de sacar eso que nos pesa en el alma y que nos aflige el corazón.

    Decía mi bisabuela, que la gente que siempre sonríe ocupa algo, o a alguien, - mira a Cantinflas y a Chaplin – me decía mientras preparaba las tortillas. Pero no creo que sea el caso de Romeo, aunque, a diferencia del resto, no le conozco pareja, nunca lo he escuchado mencionar a alguien, mantiene ciertos enigmas para sí, esa ambigüedad, ese hermetismo, esa picardía para saber esconder los detalles, me atrae de las personas, porque te pone en la cabeza pensamientos, y entonces tratas de ver las cosas mínimas, son gente que sabe guardar sus secretos, esa gente, tiende a guardar muchas cosas, como si de un tesoro se tratara, pero también tienen flaquezas, cosas que a ojos de un buen espectador, no se le escapan, aunque del mismísimo Houdini se tratara (como la adrenalina, el coqueteo, y algunas emociones palpables).

    - Evangeline, podría enseñarme a hacer los reportes.
    - ¿Ahora sí me ve guapa? – le contestó Evangeline a Fabián, con cierta ironía.
    - ¡No!, pero igual podría enseñarme – y aunque Fabián sonrió al responder, Evangeline se colocó los auriculares, a volumen alto, para escuchar a Black Sabbath y a Iron Maiden.

    Hoy se celebró el “Engagement Day”, y contrario a lo que creí, no hubo mariachis, ni anillos, ni serenata. Se trataba de una serie de actividades para unificar los lazos en la oficina. Y empezó de buena manera, con una presentación, video motivacional y luego un divertido juego de “Stop”. La encargada de la actividad nos pidió presentarnos y mencionar una palabra que nos describiera, Fabián se describió con la palabra “ansiedad’, Enrique se definió a sí mismo como “reservado”, y así fuimos haciéndolo cada uno de los presentes, algunas definiciones me parecieron más acorde que otras, pero no estoy para dar opinión personal al respecto.

    Donato se encargó de dividir a todos en grupos de cinco o seis personas, yo aterricé en el grupo cinco, junto a Enrique, Paolo y otros dos chicos. Luego de agruparnos, repartió hojas blancas, lapiceros y comenzamos el juego de “Stop”. Empezamos con fuerza hasta que Rebeca, afligida porque su equipo andaba de capa caída, inició una serie de ataques sin fundamento, reclamando todo, demostrando su tendencia a emociones negativas cuando saborea el amargo sabor de la derrota. ¡Qué mal te queda eso Rebe!... el colmo llegó cuando se paró sobre uno de los sillones y acusó a mi equipo llamándonos “tramposos”, sentí pena ajena.

    Isabel también notó la ausencia de Fabián en la esquina caliente durante las últimas dos semanas, antes de escuchar mi historia sobre el mensaje con Evangeline, de boca de ambas... “ese programa de contabilidad es tan malo como aquél equipo de futbol”, soltó la risa y comentó para nosotras, otras anécdotas sobre mensajes que le vinieron a la mente, en tanto Nicolás, Vinicio y Sandra hacían fiesta de chismología en la esquina, sosteniendo sus estómagos al momento de reír.

    Tenía una lista de mis chicos en la mesa de comedor de mi casa, con una palabra que los describía a cada uno, pero temo que la perdí, luego de que por accidente le cayera un trago de brandy encima, cuando caí dormida, aun así, logré recuperar su información, la cual mal detallo de la siguiente manera. Lista de los Capuleto: Enrique, Fabián, Vinicio, Sandra, Nicolás, Evangeline, Isabel, Rebeca, Amalia, Donato, Romeo, Paolo, Mateo y Regina (aunque no la he atendido, decidí incluirla en lista, dada su tendencia a estar en modo somnoliento en la oficina). Lista de los Montesco: simpatía, lascivia, timidez, cobardía, análisis, empatía, empoderamiento, dualidad, sexualidad, recelo, dependencia, incontrolable, delirio, alucinaciones.

    Nota personal: la lista de Capuletos y Montescos no presenta ningún orden específico, y cada Montesco define a un Capuleto.
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