1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Claros de espuma brillando
    en el jardín,
    la mitómana parálisis del miedo
    enraizada en la ignorancia, sepulta
    los recuerdos sumisos y desenvuelve
    los insumisos.
    Mientras espero llegar la cometa del sueño y llevarse la somnolencia de las venas, que arrinconan los regadíos en huertas de tramo humillando la mentira de los días
    que anochecen en viñas de rubios
    dolores cuando crece el día novato.
    Y se acuesta la noche anciana.





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  2. Después de trazar en los mapas los rumbos de alpiste, los
    abnegados viajeros descorchan el
    champán cuando consiguen juntar
    los caminos paralelos.
    Anhelada virtud del amor.
    Sospechando la vida en rincones
    con pelusa, donde matriarcal
    el premio del camino se hiere de esperanza brillo de una pequeña lágrima uniendo puentes de desamor.





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  3. En los atriles del yo ignífugo
    las palabras arden y saltan
    como palomitas cosidas en
    un hilo invisible.
    La teatralidad domada por
    gaviotas, hambrientas
    amaneciendo en los relieves
    del litoral, descubriendo las
    manos mágicas del rumbo dormido,
    cuando llega el adiós a suturar
    apagándose la llama en el domingo
    la verbalización de la fuga resuelve
    tu último destino, frente a la pantalla
    del cine.



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  4. El corrosivo volumen del tallo de la vida exige que lo rieguen de necesidad y de ambición.
    Así todo se asienta en una amable maceta, enraizada de silbidos de una triste canción de cuna, que se adhiere a la piel como el barro pegajoso rodeando la cepa de la valentía.
    Ya que plagas de insectos se comerán
    tu vida. Hasta que por insumisa decepciones te hagan algún día salirte del tiesto.





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  5. La crianza del dolor, musita cegueras
    en pinacotecas malheridas por los simulacros de crepúsculos, desangrándose entre el mito dormido
    del miedo, con inercias taconeadas
    en el insulto de los días.





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  6. Entre voces sin rostro la desgana,
    abre crueles lisonjas de añadidura,
    un pilar matriarcal que aumenta
    ante la ofensa, un minúsculo
    trazo en el boceto del insomnio
    que se enreda en los hilos del dibujo
    como afluentes y destellos estirándose,
    sobre el papel.
    Un mapa geográfico del tiempo amarillo.


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  7. Y me perderé en esa llaga del tiempo
    bramando sutilezas entre arenas
    desmigadas,
    un conjuro de palabras
    sustitutas que preñan la moldura del párpado,
    colocando terrazas en la playa sideral.




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    A LunahSwarovsky le gusta esto.
  8. La órbita, desgana de roer el surco
    como el destierro incluyendo prisas
    en el molde acuático.
    Cada vía en el brazo se ilumina
    llena de áspera inquietud,
    por un lugar donde jugar sin juguetes
    y un amor lleno de aduanas.
    Castrando el cielo progenitor
    que nos llora el café del trino
    amparo de legalidades y sinfonías
    quedan pellizcos de hebras e imágenes, en el desahucio del
    sur desmoronando la quietud
    de la sanguínea circulación.
    Río la brevedad del enfermo
    en cautela.









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  9. Desde los sueños rotos, el camino
    dolor del canto o suceso, se va abriendo, como rabia del acoso
    al temprano vello hirsuto, como
    nombre de la lira y fondo de armario.
    Un camino de llanto de cobre y de nervios.
    No dañados, si simulacros de erosiones de rostro como andar la Luna sin ser un lunático.






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  10. Los focos emergen del narcisismo.
    Tu egolatría remarca la austera desidia del común denominador
    que se retuerce como pacato en la salsa de la fama, que agria el sueño
    del iluso trasgrediendo la mutilación
    del espíritu, entre recovecos del ilustrador de jactancia y rebosante
    soberbia, con pequeñas virutas de engreimiento.





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  11. Los testeros son cómplices del daño
    capitulado del mirón,
    miradas cómplices se asoman por la historia del júbilo que va royendo
    como ardillas la mustia cacería del
    novato.
    Casi cada paladar ha degustado el ansia de devorar la preñez y por esa mirilla, la indiscreción del turbio
    amanecer, rotura del contorno del miedo.
    Que con pausada diplomacia añora la virtud del desfile de ingratitudes
    que convierten en sorpresa la élite
    del cansancio y la paz de los cachorros.






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  12. El rocoso diluir del tiempo
    se mete por rendijas de ásperas
    arrugas,
    el bricolaje del espesor pone patas
    a la insondable, premura del contorno
    en la insuficiencia nadan poliedros
    y cilindros llamando a la velocidad
    del vagón que se aleja en el cristal
    fracturado en lanzadas de besos abocetados en una última postal.




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  13. Arroja cadenas de múltiples anclajes
    que quieren soñar con luces negras.
    Terciopelos del sueño que complace
    el fervor docente del insomnio
    que abriga las lealtades oníricas.
    Cuando se desmenuzan en terrones
    de memorias , y van erosionando las máscaras que la vida hace ponerse, ante el dolor capicúa
    del tiempo.





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  14. Ileso y dormido el eco de la infancia
    golpea las paredes que se estrechan
    como prensadoras del mundo,
    distinta noción del dolor.
    Que roto se hace escala del sol y sus
    hebras.
    Sosteniendo un vibrar en la punta de los dedos, casi algoritmo del peligro
    que sustrae la mendicidad de la noche esclava de las sombras.
    Y sus vírgenes helechos de la niñez
    crecidos al amparo del miedo.




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  15. Desde el enconado suspiro del germen
    que brota como un esqueje subiendo
    en la abierta tierra de la nada.
    Un reclamo de veloz desgana
    se abre como flor al insulto, medicado de la noche,
    que se pavonea desliz implante de belleza cautelar.
    En la sombra de los nombres que se pusieron
    a cada ola del mar.






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