El blog de Víctor Mileo

Preámbulos de insomnio palideciendo las espaldas del nuevo
ayer.
Desde el camino pinto el almuerzo
llegando al solar del disturbio
que cohabita en la indigencia
de mi mentira,
la coartada
me hace inocente, aun
llena de la ausencia
de mi relieve,
oculta la sinrazón
entre meridianos
simetrías del trance
al atravesar al otro lado.




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Trémulo sollozo que me ingresa
en esa perrera de la ironía
para descubrir el anhelo acariciando el ecuador del punto G
de tu sonrisa
donde explota mi vida en el
bulevar de la taxidermia una matrícula etiquetada para
todo infeliz que una vez amó
y no fue correspondido.
Perdedores sin orgullo.




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Arlequinados besos donde
los rombos del traje son como los diamantes de una baraja de cartas.
Amplia deserción
del mutismo canjeando la insondable corona de la noche. Regular papiro
de la cara en inexacta dermatitis del monte que te miente plañidera desolación
e incubación del trance
así sabremos
cómo buscan imperfecciones,
los delatores de la imagen.
Que la fotografían, la revelan
le quitan el color y preparan adulteradas metáforas visuales.
Parálisis del momento en instantes
filmados.



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El solsticio bañado en la charca
de la sangre es el tamiz del involuntario gusto de las hebras
por acariciar la mutua pérdida
del destino, que se adereza capitular.
En el prófugo desdén del mito.




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Las ruinas de las sombras
se perfilan en un jeroglífico
llenas de la necesidad de discusión
de empujones y cosechas de imágenes que se cuelgan de la pared.
como fotogramas de realidades mundanas.
Llenas de absolutamente toda
irracional presencia del alfarero
que modeló las piezas del bramido construido en mi interior,
y que se diserta y diluye en la natalidad de los besos.



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Baila con tus miedos
acaricia el peligro
doma la ausencia del ridículo
paridad del tumulto que se
agranda en la gatera de esta ciudad.
donde gatos de insomnio
procuran lamer los sueños de la llegada.
Las miradas encogidas
con las pupilas temblando
en solitarios complots.

la vida mata,
en un desenlace
que arbitra la senda
en el camino de vuelta
a la matriz del silencio....
Y ahí el balance de toda tu vida
te llenará de orgullo.




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Busco ese instante en el que
perdimos las miradas y la traición,
ensució el manto de los placeres
antes de la ceguera total del amor.
Después de ese preludio del engaño.
Nos miro y somos dos rencores afilados y en punta, que pueden herir
mortalmente la presencia de cualquiera que pretenda reconstruir
lo sepultado, ese primer amor,
ese primer espadazo a tu corazón.
De ese no te recuperas., lo tapas como sea,
lo entierras en lo más profundo de tu ser en esa última habitación de la escalera y tiras la llave.




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Pedaladas de insomnio acuden
al rescate por un silencio cómplice.
Toda la tortura grabada a fuego
con la palabra idiota, recreando
mi mundo en un juego rol
se llama como destruir a un amigo.
Es muy real.
Lo practican muchos grupos
de whatsapp.


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Pétalo de hoja tersa que en mi horario rompe
en el camino, la pisada dueña
de un reloj que produce la cuenta atrás,
en mi mano hojas como trozos de piel del árbol, casi piel de papel
Se escriben solas con la agudeza
del ojo mirando cada letra
con la llama aguda del resplandor
y así en el filo maquilla la hoja que cae y corta la piel del corazón.


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Su desnudo del cuello, ligero guiño erótico
del cuerpo a mis deseos.
Ese pavor minucioso que sostiene en una danza con clavel rojo en la boca
su desliz de miga casi vaporosa.
Su cerviz.... su piel de ocaso unta el almíbar de sus piernas, con un leve delito sobre mis labios que se muerden en indultos
todas las vidas sentenciadas , libradas de esa ingratitud, que el mundo provoca en las primeras decepciones a la sensibilidad de los artistas, tan solo
sentir lo mismo.
Una vez más, disfrutar del elixir,
tan selectivo, de su esencia.
De libar de esa flor la fragancia
que del cielo su diosa una vez sollozó
por mi nombre.




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Di complicidad del corredor de pasillos
pernoctando binomios en las ecuaciones del amor.
Ausencias trémulas en cánticos
de lujo que en cautelas
del trance vibra por tu cuerpo el gemido de la noche con
tintineo de dientes y deseo.






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El dorso del retrato no ensucia la espalda del sol.
La taxidermia del beso, acude a mi visión con velocidad.
Y el sincero dormitorio de la luna
tiene el testero escondido bajo el velo
entre pezones de lácteos relámpagos
la sencilla oscilación del péndulo anima a la noche del color a estallar
como fuegos de artificio.
e izadas las voluntades, no compito con deseos rotos, si no con reflejos
de ausencias ,de mapas de tristezas
y caricias de pincel.




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El sueño acude en busca del trance
polariza incordios de bufanda suelta
dentro de mi imperfección, difiero
el solsticio que acude al olfato de
la llamada en la sustancia del precoz
sigilo adulto, cuando en la depresión
musita añejos imperdibles la edad
caducada.




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Jaula transparente, vacía y colmada
al asilo cotejado del nervio
prolongando la viveza el auspicio
del dolmen ciego.
La ignorancia nos encierra en celdas
sumidas en la mentira,
casi hablamos solos con la cautela del insomnio pregonando la usura del tiempo,
cuando nos roba la estación
de la transigencia y la vuelta de las
sucias envidias. Castran la moldura
de las preguntas.


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Los fuegos antorchados del mutismo
gangrenan la sutileza del ardor copulativo.
Acuna las canciones del pájaro que
impiden que la paranoia vuele por las copas de los árboles.
Rozando sutilezas en la impermeabilidad del recuerdo, ausencia que cuando se rasga
la caricia se hace arañazo
sobre una piel que parece madera.



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