El blog de Víctor Mileo

Añoro los días de lumbre
cauterizada, de pliegos volubles
antes de la amnesia,
antes del cáncer.
La semilla del triunfo
El empaque del solar del sol
que lo ataca, lo quema y lo agrieta
y lo mata.
La quimioterapia densidad del columpio que se mece
en la vida pendular
raspadura del limón
en la herida, precoz vicio
del niño maltratado.





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Un dolor con hebillas cerradas en el
descanso del guerrero, entre lienzos
de angustia, de locura y de brillo
espontáneo, plural desvío del surco
por donde luego crecerá la semilla.
Pinceladas de genio con pelo rojo
absenta que baña el delirio de los
cuervos, la noche también en su fulgor es alimentada por la iridiscencia llena de éxtasis.
Paliar el desborde de genialidad
descamar el pez rotulado por hebras
llenas de alimento y sembrar sin dudas la antología del miedo.
Así sí que se abrirá el camino de los nervios y tendones del pensamiento.





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Las hojas se persiguen unas a otras
haciendo con el viento cabriolas reviviendo con ellas, el movimiento,
la viveza otoñal del circuito que la mirada lubrica con su compás.
El frío vive en la bocanada de aire
en la piel erizada del espejismo
nevado del dorso que alimenta la llaga total.
Los respiradores de los volcanes
emiten un calor perpetuo que explota
con agua fría, un chorro de vapor,escupido con fuerza, como si respirara un monstruo dormitando
en la vigilia de su letargo.
Frío, calor ,viento, lluvia
Hielo, fuego ,aire y agua.





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Dados de embriones enseñan
la tortura del pensamiento negativo
cantautores y boleros siempre se llevaron como harina y agua.
Los capullos en flor tienen
melenas de vidrio, con colores
del planeta en roto desazón
de la pelea de gallos, que aúllan
el amanecer roto por la salinidad
que a borbotones de sólidos pinceles
dibujan, el añorado descarrilamiento
del infinito.





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Para siempre son los modelados
por alfareros de pellizcos de vidrio.
Los majaderos de la burla, del bulo
nunca sabrán mezclar humanidad
con altruismo.
Para siempre son los guiños, en los dulces estíos caprichosos, la pelea que juega animal la caída al abismo
del drogadicto,
La fuerza perimetral del dulce campo
sembrado, el pálpito del mar
que cada latido suyo, borra del tamiz
de la playa donde los dibujos y castillos de los niños.
Marcan memorias de traumáticos insultos. Para siempre es la voraz hambre, que tiene la sociedad en engullirnos a todos los minusválidos
Para siempre es la estatua del único
beso que me diste.






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Muerdo los látigos del tiempo
que van rasgando mi cuerpo, arenado en nostalgias de dunas.
Entre el mirlo bautizado en precipicios de aullidos donde no hay
ni brazos, ni barrotes, ni escaleras.
Es ahora donde el tiempo abre las alas en orzuelos de lágrimas fosilizadas, estalactitas de enervados
índices punteros señalando la victoria, del dominio águila de un
risco dormido.





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El dorso del corazón,es como el
lado oscuro de la luna.
Una gran piñata vuelve a seducir
la ceguera cuando al romperla
salen de allí cartuchos de dinamita
preludio de una revolución que si que fue
que existió.
Una corteza del lirio blanco
que llevaba una linda muchacha
en el pliego de una oreja, allí también.
Toda la pólvora que había esparcido con un reguero desde una distancia
salvadora, y la piñata depositada con delicadeza en la puerta del fuerte blindado, sacando de la oreja del lirio
una cerilla. Para prenderla.

Tributo a dos mulas y una mujer.




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La guitarra rasgada como la voz sin nombre ternura que te pide memoria
en la estación parlante ahuecando alas de miedo vacunado.
Así es imposible carecer de desiertos
que te rodean, dentro del único oasis
que hay entre tú y mi sexo.
Bebamos de la gloria cópulas de oro
tamizado, de sinsentido.
La absurda delicadeza nos pupila
en la sin razón del corazón, dañado
por la espera y la desesperanza, cada una de ellas tiene sacado un, número
en la sala de los psicóticos, una sala de espera que parece un precipicio.




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Los lugares que pisamos adquirieron
después la manipulación del intransigente estadio de conformismo.
Noches enteras raspaba pieles de jabalíes, para poder después abrigarnos en el
incendio de la tarde, cuando llegaba el invierno
lleno de toda la mutilación que la propia estación permitía, nos guarecíamos de la crudeza y de la infatigable sed de victoria.
Pero solo encontramos
una derrota hecha a nuestra medida
nuestros egos inflaban globos de aullidos de aire caliente, cerca de las flamas, ascendíamos, y recobrabamos insultos precoces.
Que hinchaban mas el globo.
Un viaje de ida, no de vuelta
todo lo que hizo raíz, fue arrancado
por la intransigencia y tozudez de los mismos de siempre. Aquellas intocables Bestias del sur salvaje.


Tributo a la película de Bestias de sur salvaje.



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Sin ti, soy la presa lleno del turbio
consuelo del apestado.
Sin ti los auspicios de las venas
recorren todo el circuito, renovando
las pasiones, por las que fuimos destino, no elegido
sino los peones de un arcaico juego de seducción, que lo han convertido en una Política sexual. Llena de toda la atracción, que en sus labios sonaran
a desprecio.




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La suscripción a tu desgana
polariza toda invención de ser anónimo.
Pellizcos en la sangre vaivén que susurra
la vertebración del destino
y sabe romper el mutismo de la impotencia
con los dedos pegajosos en la miel de tu sollozo.
Amputa la delicadeza los nervios de yugulares
tensadas de misterio,
hasta la conjunción del ponente arbitrario
cuando el hombre es un lobo para el hombre.






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Nos devuelven sedosa tarea de cepillar caballos de blanco marfil.
Los miembros edulcorados
llenos del ruido anclado a memorias
sin abrigo. Palidecen de absurda
y penosa huella.
Es un circo de mentiras y reproches
olvidadas por el hambre que rota
en la densidad del orgullo.
Temblando de astucia.




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Al amparo de diálogos de cortejo
brilla maternal la cúspide de nuestro
fiel elenco , final y principio del dorso en cautiverio que hacen a las personas
sin miedo avanzar por el filo de una
cuchilla, cuando asoma clandestino
el cortejo, de pajarracos mutilados por los besos
Una feroz correspondencia
y anima al lector a presenciar
la muerte en su estado más alegre
o sea más sanguinaria.




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Ya voy cogiendo la forma
estoy nadando en líquido amniótico
todavía faltan meses mis manos
son dos globos con cinco especies
de granitos que los recorren alrededor de ellas.
Estoy en contacto con la matriz
que me rodea. Por un tubo o una manguera conectada a mí
me alimentan
los pies los tengo igual que las manos
Y entre las piernas tengo un apéndice
que no sé para que es, pero va agrandándose como todo mi cuerpo
mi cabeza se ha desarrollado antes
de tiempo, por eso puedo explicar mi
presente a patadas y mi presente es que soy un feto.




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La lluvia recrea la inmensa soledad
del horizonte escupido por nubes
rotas,
la frustración se lava también quebrada de ultimàtum siempre
pegajosa como melosa nostalgia
curtiendo el cuero de los hallazgos.
Nadie se realiza entre aguijones
de envidia, sólo se desinfecta de su
pegajoso orgullo, perpetrado por
la rabia angustiosa de la realización que es resbaladiza como una anguila.
La defenestración del entorno
es atacado por un enjambre de devotos que asiste preñándose
del miedo a la novedad.
Ataca directo al orgullo del sumiso.
Que se auto convence de la vida esclava del advenedizo.




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