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  1. Mi mapa me canta direcciones
    infranqueables, caminos de rumiados
    destellos que calibran el miedo
    cuando, éste aparece sin forma pero
    con voz.
    Es un sendero que se abre al instante
    la pálida desmesura tiene caretas
    que informan precoces anillos de destinos y de emoción.
    Pero y si.....
    El roto del dolor acompaña corazas
    en las orillas de los buzones
    partiendo el viaje memorial
    en un simulacro de esperanzas
    efervescentes que replican
    a las voces.
    ¿Cúal será entonces la persona dueña
    de esa voz?
    La que traza con decisión
    la pereza de los insomnios.
    O la doblez de las dualidades
    creando múltiples caretas y enemistades.





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  2. Navego el surco del mar de la vida
    desgranando la simiente que me pide
    invadir,y perseguir el horizonte,
    que no llego nunca a encontrar.
    Y así la psicología del movimiento
    me revela la única verdad.
    vivir es movimiento
    sentir es paralizar ese movimiento
    en esencias temporales
    grabadas en el hallazgo
    de la desenvoltura de los secretos
    que la vida nos susurra para movernos y hallar motivos
    por los que sentir
    el vaivén del deseo.




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    A MARISOL PÉREZ le gusta esto.
  3. Dormir en los rincones del desprecio
    con cautela del dolor infecto,
    primera nostalgia del duerme velas
    en consciencia del velo cayendo.
    Esta visual transparencia
    nos mutila con el mundo horadado
    en pliegos de lloro convicto.
    Desde la primera luz del dorso
    el sol candente de primeras leguas
    camina sólo entre las sombras que engullen los acordes del mimbre roto
    del confeso amanecer
    limpiándolo paterno en la arista trémula del decorado y de su indigestión.




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  4. Catedrales de niebla me dan la bienvenida, solo el surco del barco
    horada en el río la fe de seguir camino.
    La sal quema los días entre mezcolanzas de azur clavijeros
    del mustio compromiso con la nada.
    Pero no siempre mutilan los lloros
    las cavidades del vacío.
    Sólo la plañidera del cortejo alumbra
    la serena vitoreada sonrisa del ayer.
    Desde ese cumplido que hace reverencias al otoño, se inclina
    la estría del hueso, en un rumor
    de tácitos nenúfares y clandestina
    soledad.



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  5. No sigo tus simulacros tan vivamente
    aderezados.
    No busco silencios de añadas uvas para el vino que duerma la lencería
    del jugo cautela.
    Te busco a ti
    siempre merecida en un hilo temprano.
    Dime que el turbio consuelo tabulado
    se traga el mimo del agua
    su huella cimbrea como las olas del
    naftaleno cajón del mundo
    que guarda calcetines roídos por los dedos.




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  6. Los laureles del mustio candor
    que el norte brilla en su búsqueda
    campan en hilarantes
    sollozos casi rotos raciocinios
    abrigando sienes
    la estrella se persigue involuntaria
    con el cuenco del todo habitando
    las pieles rotas del desamor.
    Muchos se equivocan y amplían
    baremos de salitre ignífugo a una suerte de héroes,
    como cortinas de humo, en la crédula sociedad del ingenuo mercader de zorras y añiles
    turbios del deshuesar, los restos del mimbre que nos hace soñar.
    Son charadas del mundo germinando
    soledades en sendas con paréntesis.





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    A Maramin le gusta esto.
  7. Solar de añicos nombre
    unos que apellidan los vagones del vacío, casi sin hermandades
    se involucran los horrores
    en un simulacro de crueles paciencias.
    La voz arbitra esta especie de show
    sin un empuje visceral que impida
    que el clamor de la fama orille
    un agujero en la maceta vacía de mi ventana.
    Plantando allí la desesperación
    del cobijo que anhela la muerte
    en su despliegue floral.
    Una semilla que germina la pared
    del mundo sin enraizar.






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  8. El dolor de tu ausencia hace meditar
    la eléctrica mama del lloro,
    esa ingratitud de crecer juntos
    palidece astro del calor
    chispa inmediata de trémulo gozo
    del premio,
    candente sabor a fe de insumisos
    nos dice que los recuerdos tiran de mí con el sabor a jameos del agua
    pronunciarse deleite silencio de la cuna mecida en la canción del pájaro.





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  9. Desnudo de aguijones el avispón
    se come el abdomen de las abejas
    invadiendo el crepúsculo de la comunidad, una mudez de sanatorio
    asceta en el ingobernable redil
    del solitario.
    Peñasco de lirio rezuma el polen cántico premura del soñar.
    Sabes a hierbabuena en un trébol de cuatro
    hojas dibujadas por preámbulos del
    dictamen, gula del ángel indemne.
    Candado en la suerte y coro global.



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  10. El arañazo en la pupila del fotógrafo
    no cicatriza jamás,
    la penumbra de la herida se come
    las imágenes trasnochando en su
    infección.
    La rara vida encadenando historias
    mínimas afronta des colchones
    ramificados en el anhelo protagonista de su objetivo.
    Que engulle miserias pálidas en performance del trino cúbico
    de su andamiaje construido en la
    delgadez del mundo y en la piel de su fotograma.


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  11. Un triste recuerdo vuelve
    como lo hace la botella del náufrago
    a una playa que se erosiona de un rostro lleno de dolor.
    Ese rostro es el de todos
    buscando, respuestas que son
    memorias de una vida que no
    se quiere recordar.
    Y así ejecuta la edad
    lo que el tiempo entierra.
    Mimosa edulcorada tenencia
    que logra no mirar atrás.




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  12. El pegamento de los silencios
    recobra un umbilicado resquemor
    del sonido y de su división
    cuando la sordera diminuta tus
    percepciones,
    o simplemente no oyes el canto
    de sirenas, los pliegos de la comunicación se ajan como lepra en la madera desilusionada ante las manos en voltaje irradiando energía.
    Dejaran un legado de absoluta pureza, cuando el papel en blanco
    nazca brotando de su elaboración
    entre silencios, el poeta y el músico
    hablan del espacio común, que procrea en la delgadez del lirismo
    con savia sanguínea, la peonza del arte gira sin púa saliéndose del círculo de tiza marcado por las reglas del delator que ha reescrito en los vacíos la plástica del mutismo.



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  13. Un camino entre la ceguera
    abre coloquios entre recuerdos de imagen.
    a los dos lados del camino el fuego crea un túnel de flamas,
    como si se abrieran las puertas del infierno.
    Esos recuerdos penan como ciegos
    entes , espectros dulcificando la negación que se hace
    la sílaba del dictado,
    en Braille.
    La imagen se pierde
    entre metáforas
    con un significado desnudo con puntos y rayas
    ramas de un seto recortado como una
    boina y que caídas en el suelo,
    son las pieles de la estatua
    cincelando así. Hasta que la forma queda pulcra, purificada, al dar
    el aspecto del arte que ya habitaba
    el todo, la poda fue su nacimiento.





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  14. Nubes de roto ángel en la
    irradiación de su vuelo suicida.
    Desdén del trino ámbar
    miel del turbio cantor de la
    noche cama, del ruiseñor con
    afonía, en los vítores ansiosos, la vastedad del mundo negándose en la caída
    y un beso del dolor cuando florece la pálida tiniebla,
    que se cose a un peto de orfandad
    múltiplo de una ansiosa ráfaga
    caminando entre la ceguera.
    No vuelvas a mirar.
    Tu vida se enhebra en el ocaso de una germinación de la parva
    sal del arrullo con cánticos cuando fuiste expulsado
    de la casa de los mil mocasines.




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  15. El destierro de la emoción,
    acompaña la irascible cautela
    del interesado,
    solo el molde que se deshabita
    cae como un harapo de piel
    en el nido de toalla nueva
    que remienda pulcritud
    oscilando batuta en mano
    la dirección del velero,
    antes de abandonarlo,
    por un cascarón.
    Y descubrir que esos sentimientos
    ya estaban ahí, misteriosos
    llenos del lloro de la lírica
    fermentando en las bodegas del barco
    un vino de gran reserva,
    imposible de repetir.





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