1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Perdidos lloros del hombre
    paja combustionan en la militancia entre fósforos
    ignífugos, la mutilación de llamas
    en los brazos y en las piernas
    andamiaje del todo construido de semillas diabólicas.
    Germina el término de angustia
    dorando con dulzura, las paperas
    del indulto.
    Son sombrías y metálicas las canciones del viento roto.
    Que traen niñeras volando con
    caricias de los pétalos prohibidos
    en la delicia del beso, imantados
    todos los alfileres, la reconstrución
    del espantapájaros llamea la voluntad con descansos de frutas
    y llanto de lirios sedados por el brillo
    de la locura y drenaje del mundo
    como si fuera una naranja exprimida.


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  2. Los péndulos de la muerte eligen el balanceo perdido
    del equilibrio donde trapecios y cuerdas entrelazadas alimentan
    dosis de fármacos adulterados.
    Las campanas tramitan
    el tanteo, terminando con voces
    de amarillas miradas, cuando
    el insulto desenvuelve lo
    atroz de la maquinaria asesina.


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  3. Rumbo desconocido
    arterias vigiladas, en el solar
    del miedo.
    Por sargentos desarmados y
    trastornados.
    Un vicio derivado por la
    fatiga mental, del combate.
    En la talla humana los destinos
    se entremezclan, por un ansioso
    delirio.
    Donde hemos de buscar la virtud
    para perfeccionar el desaliento
    de un coro de Abril en dolientes
    mundos antiguos.
    Salud dispón tú alergias del recorrido
    de la roza, que se convierte en el surco del mundo,
    arañando las preguntas de siempre y las respuestas del viento trayendo
    una y otra vez las estaciones.
    Paradas por un vestido caduco
    renovando, el fogueo de las
    trémulas lloviznas del dolor.




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  4. El disfraz del cuerpo, acompaña con
    disimulo la comedia del ser humano
    cada piel que se cambia,es como un
    uniforme recién planchado, de gala.
    La hipocresía baila como un vals
    desnudo.
    En el pavimento de astucias se regalan
    caminos
    transitables,
    cuando el interés manipula toda
    la llama pudriendo el ente
    social, clarea una esperanza
    también podrida.
    Otra piel. Otra sin oportunidades
    de otro color.Otra que nos urge ponérnosla, para dignificar a la persona y sostener las cuatro
    paredes de la celda, donde habita
    incrédulo el mecedor de la suerte.




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  5. Nostalgia del marco donde atrapa
    el riachuelo, las estrías pariendo
    el lloro tambaleante del ruido,
    canallas de segundas pieles,
    en el dolor de muecas yacidas
    entre algodones de tránsito.
    Nos piden la paciencia decolorada
    entre tumultos de higiénicos
    lazos.
    Y trinos de hielo, no logran extirpar
    la locura ni el miedo.




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  6. El silencio corretea como un avestruz
    huyendo del desamor. Sobre un tablero de ajedrez.
    Cautiva la noche se miente carnívora
    Hurgando en el día su puesta de largo.
    La premura aniquila la sin razón, como
    toda madeja de hilo ovillando
    la urdimbre de solsticios desvistiéndose lentamente,
    copulando en la inocencia del correo
    les brotan entonces alas , como arcángeles castrados en suburbios
    del nuevo cielo.
    Entonces alguien pregunta ¿ y el demonio, no ha venido a recibiros?
    cayendo al pozo del delator
    que traiciona, al agujero de la angustia, que se endurece craneal
    como cráter del aullido.
    Y alguien responde, demasiados, competidores.




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  7. La manta de la mañana no cubre
    aun los tobillos de la nocturnidad,
    éstos siguen andando la oscura pista
    de los márgenes del río interno, claudicando ante las bisectrices
    de la corriente, que inunda la paralizada imagen de los cursos
    de lirios y girasoles. En asideros de nombres sin rostro.
    El pañal de la luna brilla fluorescente
    en el migrar de la jauría casi pre ambular la prisa decora con horizontes cristalinos, el amanecer cuando la
    sosegada paciencia pinta los cerebros
    del espectador comulgando en la preñez, un sigiloso destino no buscado, ni elegido.





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  8. Vi mustias sonrisas hibernando
    en el hojaldre del tiempo.
    Sus decapadas alturas, lloraban
    entre pisos, la región de los nudos
    donde habita la dulzura perdida.
    En ese ojal de las chaquetas, se adornan con
    sus flores hilvanadas en la diplomática velada, hastiada de sin sabores, procreando una proximidad
    de llana locura vegetal, inflada por el
    encuentro de los egos, boxeamos contra palabras irónicas,
    golpes bajos a la línea de flotación
    que sólo encuentran malicia y vergüenza.
    Aunque el destino fabrique marionetas enredadas en sus hilos
    nunca dejarán de volar raso los grajos dibujando cabriolas y mareas
    en el cielo con olas que bautizadas
    llegan a resolver la mística del dolor
    ajeno.


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  9. Manicomios de astucia,
    hilvanan torpezas, de aullidos
    carenciales, di mercurio desayunando en las terrazas de la noche, la verbalización del río
    desangrándose en la silla como
    un tajo, pestañea, casi convirtiéndose en un ojo lagrimando
    la pereza del sonido, que procrea en los
    avisperos de buhardillas alicatadas con la música y sus trucos.




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  10. Un disfraz de mecedor,
    cantina en la hoz rasgando
    el neopreno del insulto
    cabizbajo, el mullido preambular
    del bocado se entumece de dolor
    por la amnesia recorriendo la
    galería del ilustrador de imágenes,
    casi te me vas antes del tiempo
    Segregado por el insomnio de la
    culpabilidad, con cercos de añejos
    y dados truco, amparándose en las leyendas del delirio casi mudo
    duermo la sumisión del chota.
    Avalando la pereza de la huida.
    Antes de quemar los disfraces
    del copulador, vivo la lejanía del recodo donde la farola estropeada
    hace en intermitencias la ayuda de iluminar el último recorrido del
    orador. Del castrador al chivato
    el surco del giro, maquilla aduanero
    el morbo entumecido de la rueda.




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  11. El lienzo de mi vida,
    aún está en talleres, dibujado por
    alumnos. Una temática, del desnudo
    surrealista y metafóricamente
    del ser humano.
    Quizás la levedad del aullido,
    de la gran incógnita, cuando uno
    se encuentra consigo mismo
    y empieza a construir alrededor de sí
    los muros del corazón
    que tiene más grietas que el muro.
    Donde alguien dejó un grafiti.
    Un pellizco de arte, en una pared
    que demolerán seguro.



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  12. Yace imberbe la adolescencia,
    parentesiada en la mesa del tiempo,
    crápulas del cielo hibernando
    en los adioses cicatrizados en el rostro,
    que erosiona sin permiso, el haz
    del rumbo.
    Pioneros del ruido,
    añascando sucios recodos del patíbulo, para adolecer implorando
    perdón, un perdón que se hincha como un pez globo con el veneno
    del que ya no volverás a recibir
    nada más que silencio
    lo demás son posturas de farsas monoblocks, alzando la lepra de los edificios, cuarteándose, como pergaminos amarillentos, donde
    la luz preña los silos de simiente
    cuando los luceros procrean con el malva de los pétalos abiertos en terrazas nocturnas, donde el abismo
    clarea la historia del viento.




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  13. Las grietas del viento
    coloreando la amnesia en segmentos
    del dolor, construyen un mecano
    de astucia aunque endeble.
    La mirada mira analgésica llena de vicio, un sonido sin sombra,
    capitulando, en el resorte del ímpetu.
    Llana acumula diversión la resaca del miedo, cobrándose, la papiroflexia
    del mundo, antes de que arda, el recuerdo de los culpables.




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  14. Infartos del sur,
    cabalgan en el tiempo
    preñándose de vacío, cuando los silencios mutilan el deseo.
    Ahí, no querría estar yo
    pronunciando la delicia del compás
    altamente culpable. Los candados
    en la lengua, cremallera de los labios
    que encajan anónimos, privaciones
    de la común deserción, aullando múltiple la incógnita de tu frecuencia.



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  15. Los escrutinios de la palabra
    enfocan la llanura
    parpadeando el rostro del traidor.
    En esa flama del amanecer
    no quiebra ya las pupilas del fotograma. Revelándose
    en la necedad de la imagen,
    voladora y destructiva razón de mirlos.
    En contra la sustancia que chispea
    orín sobre cuadros minimalistas
    y desnudez del altruismo destrucción
    del amigo, y de la senda hacia la amistad.




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