1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Pellizcos del ser
    como palomitas de polen
    brinca la nube deslizada
    por un sendero de aullidos
    los brillos del mundo
    sortean paladares de ausencias
    sabor a tierra mojada por la malva
    de la mañana escrita en la doblez de un cuello ligeramente doblado,
    por el peso de un collar de diamantes
    que hace que las gargantas se deshagan en piropos
    agasajando el gozo
    de la vista.




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  2. Diluirse en la charca de tus caderas
    es mojarse en la mar unida asomándose con suaves caricias entregadas a sus palabras de seda
    en la orilla
    donde escribimos sin ausencia
    la sinfonía del placer entregada
    con sus cerraduras abiertas de par en par
    y llevándose con su vaivén
    el andamio donde construimos
    el deseo
    delicado sostén del tiempo.



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  3. Mi rostro rastrea la doble cara de los días.
    Y etiqueta con gestos el trato diario
    en su interlocución.
    Mi sorpresa es el maltrato agudo de
    toda su polarización en la afirmación
    que dice la gente que me conoce bien,
    pero que en el fondo repite lo que las brújulas de la fama marcan anunciando bulos de egos con envidia y malicia.
    Porque no hay mejor leyenda que la exageración del ritual
    ir y venir de los ríos de las palabras, de las voces
    y de sus nombres.
    Tan solo jugar con los días pares e ignorar los impares.
    Toda construcción deja escombro
    yo también al crecer dejo mil nidos
    de piel
    abiertos como rosas regadas
    por la experiencia.




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  4. Trasteros del rostro, guardan pieles
    y restos de la auténtica flor habitando en su interior, flor que perdía pétalos por
    la vejez.
    Y que estirándose la cara los pómulos
    se le marcaban como una terraza de látex desde donde se podían ver los reflejos a los que ella adoraba y a la
    matriz del sueño mecanizada de angustia y mentira. Yo no supe de ella hasta que su tallo me pinchó y una gota cayó al suelo y selló el contrato.
    Su lento disfrute del camino
    heló el tiempo de su angustia insatisfecha. Que se rellenaba una y otra vez de deseo y engaño.
    Se hizo labios, pómulos, patas de gallo. Se transformó en piel ajena
    alguien extraño incluso para ella
    la dulce estudiante del dolor. Que había firmado con su sangre el contrato de la juventud. Compraba ramos de flores y se los enviaba a ella misma para rajar como a una tela
    el velo de la realidad.



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  5. Te perdiste infiel en la neblina del dolor
    acusado
    en la tenaz burbuja del desaliento,
    tú, escultural guiaste la mano que te perfilaba llena de lirismo y comba.
    La nutrición del destino brotó inflamable ante la erudición del
    compás de la creación.
    Tu pausa y vibrante artesanía confluyó como la inmaculada
    Campaniflor desflorándose en imberbes nidos de nacimiento.



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  6. Ese drenaje del dolor
    escurre como una esponja
    el corazón y empieza a crear olas que no se ven
    difusa y malherida la ola que nos hace
    navegar en mares revueltos nos crea.
    Una brava búsqueda de tu intencionada doma del turbión
    del vasto furor que te pudre por dentro en la calma mansa de después.
    Mientras en la orilla el roce de su fragua anegando voluntades siempre estará la estrella mar adentro esperando que incline la balanza
    el propio dolor cicatrizado de tu ego.
    Tu propio ser rebozado de altivez y suerte.
    Fuera de ahí el anonimato seca los fuegos de la egolatría. Y la fama es. Como siempre tuvo que ser, una bruma de niebla arremolinada y
    disipándose por el viento de una voz.





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  7. Fragmentos de ruido acompasan
    la tregua de la música ,
    La malherida cautela sexual desnuda a destiempo la celosía del deseo clavijero en marioneta en desuso.
    Las puertas se abren con cerrojos antiguos, testeros de hierro para llaves largas y mohosas que de cancelas del turbión pellizcan largas melenas
    de heno y rubor.
    Tú Blanca encendiste la mecha y el trino
    del periquito, musitó un acerado bozal que impidió la clara serenata
    del júbilo y pestaña en los altos goznes del duermevela.
    Para, retroceder 80 pasos negándose al cuerpo lo que la mente encendió.





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  8. Próximo otoño de candor el bronce
    amarillo de vértigos de ausencia,pide
    ocres del mundo en tu copa.
    Anclaje del estío pronunciàndose
    deleite y rezumo del jugoso atardecer
    que te copia de insalubre necedad.
    Naces satisfecha claridad del verso y te pincha clamor del destino
    en los dedos una punta de sangre sellando el acto con tinta de antihéroe, pálida la cara muestra en el espejo un reflejo de lujoso disfrute que te miente y adivina la velocidad
    del curso amor de viñedos cálidos.
    Y supura la virtud en su anhelado protagonismo.




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  9. Modelar la madera del cuerpo
    con caricias de anís, brillo de claridades y parcos disimulos como anchas caderas de madre
    libres campando en sueños de orujo.
    Cabizbaja la duna pide auxilio templanza mutilada en el desnudar
    de la arena, brío de petición calca leprosos los gritos del adiós se van pelando con las pieles tras el sol de agosto, que broncea la plata del cuerpo, oxidando la tez de blanco dominó.




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  10. Cántico de azul infancia
    los sorbos del miedo dejan un regusto
    a cobardía, borracheras de pasivos drenajes del llorado despertar.
    Aun siendo cazadores de oportunidades, complejos de taxidermistas nos disecan las horas
    con la cirugía del tiempo, extirpando
    un quiste de soberbia que anula la salvación de los redentores confundiendo el sacrificio con la insumisión.
    Voluntad depreciada asiste a una caída de deseos en la lonja de los
    delatores, una etiquetada solemnidad
    de arbitrarias desilusiones dispara ahora la negación que agarra con ventosas de pulpo, su prejuicio envuelto en un recipiente que pudre
    la vida.





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  11. Sirocos preguntando por la lija de la mañana, por vientos que despiertan la identidad de las laceraciones
    unos párpados se escarchan lentamente
    mientras la película avanza, abriendo
    caminos de voluntad,
    primero los sueños detectan virtudes
    no deseadas aparecen sin rastro de huella y de personalidad.
    Campos de otoño con centinelas de cuervos comiéndose el alba delgada.
    En otra habitación nace un hombre,
    el niño se refugia en heridas cicatrizando la inocencia al crecer
    el hombre entierra todo ese pasaje,
    para enfrentarse al mundo. El niño espera agazapado en su interior.
    El momento coagula como las heridas
    de la lucha. Hasta poner a salvo al niño que encerrados en el cuarto
    habita su claudicación.
    espera la obsolescencia de la soledad,y cuando crece también protegerá su infancia haya sido como haya sido.




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  12. Una bruma rompiéndose
    alterada en la lejanía,
    arremolina su precoz nacimiento
    que se oculta con rabia languidez.
    La presencia se arrulla mentalmente
    en la agonía de un candil de digestión,
    que entre dispersa nieve niega su
    pureza de interrogatorios diabólicamente susurrado en la natal
    huella del diagnóstico imaginario,
    la llama des obturada tiembla como
    los iris tocados por la imberbe pupila
    y nos llama ante la imagen con una caprichosa preñez auditada en la escena del dolor cuando dos se despiden.






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  13. Péndulo de migración marcas horas
    desesperadas, los lobos guarecidos en fronteras tallan memorias inhumanas, con la voluntad del marginado mirando en los extremos
    auspicios de defenestración con el ente social, poniendo tiritas en una herida que se desangra cuando él mismo ha creado la necesidad.
    Piel de aullido ahogando cronologías
    en mareas que descansan en orillas
    liberadas llegando al destino.
    Del turbio mundo occidental que les espera como una pantera de dolor
    lamiéndose las heridas.




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  14. Embrión del sueño mereces
    una vida mejor que la que
    aulló entre sierpes de telones
    abriéndose en bares ocultos
    del camino que encontraron
    nuestros pies.
    En la onírica demencia de la edad
    mutila el ángel de semillas
    la recolección de frutos sembrados
    en el adiós, la ancianidad solo es fachada, la juventud tendría que llegar con toda la experiencia de la vida.
    Salir del mapa establecido
    es el precio por no obedecer.
    La idea te llena de rebeldía
    y te acerca a lo utópico
    del sistema, que te culpa
    que te dice que no puede ser.
    Cuando tus sueños no germinen
    en la sociedad.
    Cambia de sociedad.
    Cuando la sociedad prostituya tus sueños,
    cambia de sueños.





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  15. Se me adueña en un silencio un deseo de dolor
    una memoria candente en suicidios
    d paritorios
    Un lujoso drenaje de pulmón.
    La lengua del desertor no vale nada
    para ellos
    yo digo que el submundo que vive
    de las migajas de la sociedad elitista
    tendrá su momento de gloria y otro
    de defenestración.
    Multiplico la tarde doblando y redoblando el haz del sol que sale
    del espesor de las nubes y que
    aviva la vida desertada.
    La crisis educa estómagos
    retorciéndose en el hambre
    del mundo.
    Ternura del poso que dejó
    tu paso por este barrio.



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