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  1. Me buscan entre relieves de almendra lunar.
    Me persiguen por estímulos no dañinos, si desesperados
    auscultando paredes de discordia social.
    Tentando caprichos de renuncia
    malheridas y sigilosas, con anzuelos
    tendiendo trampas al silencio.
    Los turbiones de la edad se apagan en frondoso desgaste palpitando
    en el insonoro tartamudear que la envidia practica, cuando se ve vencida.
    La parca aumenta nerviosa el número de centinelas,
    guardando tenencia de sabueso sobre
    montes de luna caer y averigua el pestañeo practicidad de sabor a jactancia y cana.






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  2. Veo la necesidad en el reflejo de los demás,
    es un espejo fragmentado lleno de acordes
    de destino inconcluso.
    Veo la innecesaria discordia acumularse
    en los privilegios como calor azul
    que soporta la gangrena del discurso no merecido.
    Veo las soluciones tan desoladas,
    que un ejemplo no apadrina otro ejemplo.
    Solo lo maquilla con una careta de intromisión.
    Balbuceando la peregrinación del iluso.




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  3. El vuelo intruso desciende en ráfagas
    de auxilios,pintándole a las ortigas la cabeza de miel,
    las soledades adhieren un socorro
    malherido, se venda con cánticos de seda, la propia piel.
    soñar los diluvios del héroe defenestrado.
    Ya nunca más oiría la misma canción
    los algodones están manchados de salpicaduras de sangre
    como una ráfaga de escupido tabaco
    los látigos son precoces cuerdas del cuero anudadas en la infancia del horror.




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  4. Me temo el oleaje fiero como el hambre de las hienas.
    Me temo el dolor de los públicos
    sonrosados, en la tez del iluso.
    Capricho de mi circunstancia
    no dañada.
    Me espero todo el tiempo del recodo
    todo carne en los júbilos del andamiaje tembloroso
    como gelatina.
    llama adherida en la invención del ocaso , sal ya de tu sonrisa
    carnal, que pinta cerebros en el orgullo
    de los implacables tentar la inconquistable depresión del mundo
    que el hambre preña en esquinas de aguja tapiando la soledad de los años.
    desinflados.
    cántico de la luz volátil
    parda precocidad del hambriento.




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  5. Miro por la ventana, y veo
    todavía flotando el aullido del fuego sobre la laguna,
    es como un aliento de dragón
    dormitando en la irascibilidad de la mañana, que ha aparecido requemada como un esqueleto de un bonzo abrazado por la niebla.
    Nadie puede saber como los hilos se entrecruzan en mi ser,
    pero una cosa segura es la laboriosa mezquindad del enrejado dactilar del brío, que cabizbajo se une a un desazón de nudos y destellos alimentando el fúnebre desenlace,
    de la vanidad donde los egos luchan como masas de harina frescas desenredándose del molde preconcebido y hallar la laguna muerta, en el ocaso de los reflejos tardíos.



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  6. La larga ausencia pide auxilio
    pide demolición del trato no conocido
    ví atroces mundos paralelos
    que se querían absorber,
    dinamitar desde dentro la larga
    y palidecida comunión del gesto tembladeras del canto de sirenas
    hacia la paladeada ingestión de la rota ausencia. Y vi abuso de autoridad
    de gerifaltes con corbatín,añadas
    desamores de un temor que te obligaba a retorcer la pintura del ensueño hasta moldear las lágrimas.
    Que hicieron puzles para ti.


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  7. No te me pierdas en la búsqueda
    del jazmín y la piedra
    en los surcos de gotas del néctar
    resbalando por todo el contorno
    de tu floral paciencia.
    En ese carente descubrimiento
    que pide el anclaje llanura amada
    sobre nube de sal , constancia
    del retorno a la carencia mustia del sabor no fechado.
    Miraré destruido por tus vicios
    Inmaculado, fuera del contorno
    averiguamos, el hostil llamamiento
    del insomnio de los dos
    sin tremenda dilación nos habitamos en nuestros hogares con los ceños fruncidos averiguamos perdición,
    Un socorro como un renglón
    torcido por la infancia.


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  8. No creo que sea un buen lugar
    la ratonera del dolor.
    Allí cada sentimiento se guarda con el cuello partido
    esa razón es el único ejemplo de mi
    reticencia a des ovillar la urdimbre de sentimientos no correspondidos.
    Pienso que cada hilo muere enredado
    en otro hilo, pero cuando quiero desenredarlo me lîo más y descubro,
    descubrimos, que somos marionetas dentro de una caja.
    Entre funciones nos intentamos liberar, pero al llegar el momento
    actuamos, sin conocer nuestro destino, y por eso queremos liberarnos para saber cuál es el de cada uno. Aunque esto deshaga la compañía.


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  9. Patrulleros del tajo, que en el vaivén
    mutilan el gozo
    de seducir a la muerte con el tango
    para tres.
    La llave que abre las piernas de las mujeres, no está bajo el mar.
    Está atada a un collarín de un perro rabioso.
    Abandona toda idea de redención
    preñeces deambulando por un sendero de abanicos y flores de loto.
    No te encuentro ya en mis versos.
    Te has diluido como la infusión del orador, que con su versar no alcanza
    a que sus renglones se claven alguno
    en la mazmorra del pecho, donde el búho sigue despierto, buscando la razón de todos estos despropósitos.
    Que mantienen tu ensueño cerca del éxito.






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  10. La soberbia de encerrar el cielo
    como un paraíso individual es
    el ciego orgullo del constructor que,
    se gana el inmerecido cortijo celestial
    arriba,
    donde el ego no contesta la frecuencia
    del hombre mundano
    llegan los guetos de los ricos
    a inflarse por encima del hombro
    arquitectónico,
    a rascarle el ombligo al arcángel
    depredador.
    Negociando el encierro de parcelas
    donde la nube se hace nube
    en la idiosincrasia del pensamiento
    recalifican el inmaterial cielo protector, los surferos del racheado
    horizonal donde flamas de hogueras desnudan el esqueleto imberbe del rascacielos.
    Allí perecen las palomas con ramas
    de olivo en sus picos.
    El halcón avaricioso mide su rapiña
    indolencia con termómetros de ego.




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  11. Los soliloquios cuajan en el abismo
    de las soledades,
    en el anclaje taxidérmico de los sueños
    que miden los orgullos y las paciencias tardíamente,
    en el sonido de los adioses,
    las carencias y taras dibujan un contorno de piel con piel.
    Aullidos que se quedan grabados
    en los columpios pescadores del óxido.
    Tan solo reconocer la pureza de los ópalos, que en tus ojos hicieron lágrimas de miel.




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  12. La parca deambula enferma por un tablero de ajedrez, cuando
    los siete sellos derivan en una nostalgia capitular
    el deudor milita sin precaución
    en aceras del cansado sueño, porque
    la realidad se confecciona con retazos de ficción, y su sastre anuncia
    preñez palidecida con la harina del pastel, el mundo se infla con la levadura de la guerra , en el mismo horno donde se cocina el pan del misionero.




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  13. Las cicatrices tienen arena del tiempo, que miden las soledades
    hundiéndolas en su desierto agreste
    sazón del miedo que exige mentiras
    en papelitos de extensa pulcritud.
    La arena sigue cayendo, y se puede ver como cicatrizan los volcanes
    desde mi soledad,
    canina absolución del chantaje
    que exige la nada a sus amantes
    primarios vehículos de traslación
    en el agujero del cielo,
    las recompensas se consiguen
    con dados trucados,
    Cayendo al vacío de la ludopatía.



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  14. En el ajar del tiempo,
    la lectura blanquea la duda
    con un sinuoso despertar,
    que remueve insospechado
    la ingravidez de las miradas
    que persiguen sombras por el bosque
    materno.
    Allí siempre florece la virtud
    amparada con el sigilo inocente
    la pereza acude al balcón donde recita Cyrano el desenredar de su estómago indigesto por la fealdad.
    El amor de sus entrañas sube por las hiedras ocultas para que Cristián recoja la dulzura de la boca de Roxana,
    la mascarada del dolor, del rechazo
    del verso hilvanando la jauría de siervos,
    que se ocultan tras las sombras de traición.
    Vulnera la metáfora arcillosa voluble
    montón de letras cosidas como perlas del tesoro de la añada,críos como versos desnudando la compasión.


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  15. El aire de tu tubo de escape,
    deja el surco de la huella infectada.
    Que el progreso domaba en celdas de inflación,
    ahora descontrolada mutila la respiración del planeta desnudo
    de tanto rigor mortis abanicados con ese mismo humo, de tal gravedad que el enfisema será para muchos su segundo apellido. O quizás ninguno.
    Con tu pala de ventilador, juega a vibrar el viento a cántico de luna que macera con el tiempo, las mareas de tu suerte. Ha todos nos han de matar.



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