1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Los rotos ojos de maíz
    enferman del amarillo difteria
    que el arrebol confecciona
    en la acuarela de la tarde.
    Allí se calcan los pulmones
    de fumadores en radiografías del dolor y la inconsciencia .
    Carpeteando los mustios silencios
    de tus muslos con brillo plata, el desesperado gen del deseo ,canela
    amplia del dolor intacto y nada.



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  2. Arañazo, perdiendo la sequedad
    en una silla, casi el sitio que crea
    este vaivén de suburbios
    orillas de metálica bienvenida.
    Tú creaste mi corazón
    cuando lo rompiste
    yo de seleccioné la infección de tu huida, en parches de memoria cálida
    y despedida, con juncos como flautas llenas de silencio y morriña,
    también los pasos van rompiendo
    las olas moribundas dejan ecos de lágrimas recolectadas en timones
    de brevedad, contando de una en una
    su camino hasta la asombrosa clara y llano tropiezo.
    Cohabito así con imperfecciones
    de bóvedas de cristal.
    Picoteadas en el cielo.



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  3. Tengo la amarillez del campo
    antes de recolectar, lo que la velocidad
    sembró,
    tengo la sorpresa dañina del búho
    cuando amanece en la jaula de los días,
    tampoco supe de tu traición
    mientras tejía una funda para mi pecho, maltratado, como una diana de tiro , ya crepitando bombeos
    hacia el mundo de venas, difusiones del urbanismo del amor, que construía rascacielos ( tubos, chimeneas de cristal removiendo,
    el humo de la ambición).
    Para rasgar la entraña del olvido
    pidiendo memoria.
    En la espírica razón de mirlos
    que doliente el trino balbucea,
    en su vejez, el cuerpo des unido
    de toda la urdimbre hilvanada
    de la rueca.



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  4. Los solsticios no preguntan
    la flama de tu interior
    se hace cómplice de la línea de fuego
    que en el horizonte intermitente
    en tu parpadeo, te copia.
    Hay algo que se va siempre en cada anochecer
    algo que nace en el alba, y
    muere en tu interior, revelándote
    la edad de los silencios, cronologías
    de imágenes que aparecen y desaparecen furtivas llenas de lo que fue tu presencia.
    Como en un crono la película de tu vida
    pasa cada día,
    la sala nunca está vacía.




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  5. Fin

    La perrera del adiós,
    deja una huella,
    cilíndrica en la frente
    horadando en tu mente
    la imagen de los perros del olvido,
    mirándote en el interior,
    preguntando, si es mejor
    vagar, que esperar en la jaula
    tu fin.





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  6. Llana la luna chata
    averigua mezquindad
    en la punta de los dedos
    un brillo de reventón
    pule la cana en el abrigo y
    se alimenta de miradas
    edulcorando el ocaso
    de diluvios de lágrimas
    parcheadas en su insolidaria razón
    de acuños.
    Cánticos y aplausos se vuelven vibrantes
    melodías,
    pero ella sigue allí limpiando
    con su pureza
    el blanco nupcial casi virgen,
    depuradora de silos de oro
    y plata.
    mineros cubistas en lienzo,
    época picoteada por el tiempo y
    su agujero de soledad.
    Palidecida en obra su cuna
    jamás muere.


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  7. La vida pendiente de un hilo,
    ha brillado insatisfecha , precoz duna de heroicidades comidos asilos de disturbios y hienas.
    La insensatez coronaba el lloro del
    trino, perder el norte en lujo fue la candidez del aventurero, pisando hilos.
    La canción del pájaro,
    voluntad del destino de dos, que
    el accidente separado, en el alicatado
    del turbio recelo de la des unión, múltiplo de vos, la fiebre canalla
    gritó un orgullo casi desprotegido paladeó la savia de la nada en la última palabra.



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  8. Hay hormigas en mi cama,
    buscando suerte en el blanco crudo
    de la sábana,
    mi boca tal vez el hormiguero, se sella capítulo de nadie,
    usurpada quizás cadáver empieza,
    la laguna a secar la orilla. Ellas buscan carnaza en el pueblo de mi almohada, casi el discípulo del destierro no ha manipulado la usura de la
    lejanía, sólo desdeñó el sabor de migas de pan perseguidas por la liturgia
    procesionaria de su disciplina que en la ciudad del estómago, pronuncian ecos en el metro de intestinos infectado de ellas.
    Mi cuerpo empieza a claudicar a entregarse en su sueño casi paradero
    de astucias y ejemplo.
    Paladar de mirlos picoteando en las
    fronteras un ángel distópico borrada la lealtad del pastor, hiere
    la mancha humana su utopía.



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  9. Mundo de aullidos,
    bajo la lona del circo.
    Payasos llorando
    chorros de huidas y nidos.
    Campanadas sin cuartos.
    No hay goma en las invernales
    miradas de auxilio. Canjeando el rumbo misterioso del azar,
    los dados trucando la suerte inventan
    nuevas puertas de absolución,
    para tahúres del cielo caídos en la
    vulnerable charca del dolor.
    Y vientos de arcángeles respirando,
    canela blanca.



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  10. Y debemos cortejarnos, más si cabe
    en este laúd de soledades, que se piden precoces infundios de llama en párpado llorado , en un anclar de misma música que la que te trae
    el viento.
    También pensaré salitre dudoso
    con la virtud deshojándose
    en mi palma de la mano erosionada,
    por mi anclaje al puerto donde ya no volvería ningún barco.



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  11. Un puñal en la frontera
    libro de espectros difusos, encadenan
    aullidos de ilógica gratitud.
    La marea trae desolación, un recuerdo
    de llamas hirviendo en los estómagos
    de la suerte. Vacíos como colegios después de la nevada.
    Allí el inmaterial teatro de penas, esclaviza al títere que se convierte
    en protagonista de dramas cotejados
    en mi última ilusión,
    debemos cortejar las bambalinas
    de polichinela en su cuento de seres
    abstractos, rompiéndose el calibre
    de la memoria como balas de ahogo
    palidecido en un tiroteo de prontitud
    mentirá desnudo su precaria obsesión.
    La sifilítica razón de mirlos.




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  12. Mi memoria pierde velocidad,pero aun recuerdo la absolución del médico cuando nos dio el diagnóstico.
    El alzhéimer es la barrera llena de ausencia que come neuronas y el estar diluyéndose los recuerdos de toda una vida en una cuenta atrás,
    es como un azucarillo mojado deslizándose en una efervescencia casi terminal, como entropía disuelta
    en los pensamientos del peregrino.





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  13. La flauta de los campos,
    trina veleidad insospechada,
    entre muros de silencio,
    las goteras casi pronunciadas
    entre el rubio del campo diluido,
    sabe a sangre tu olvido.
    Y así el lastrado anuncio del vello en punta se rasura noche en diluvio, hasta la nuca, Tu boca te sella el mandato, ligero compás del pellizco de ansiedad y miedo.




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  14. La brevedad del sino auspiciado por
    el recodo de un camino, con llama anunciando valientes murmullos del orador, una cabriola del viento
    me trajo el acerado gesto del adiós.
    Mientras la nube muerta rasurada,
    inventaba en su vibrante laurel,
    la comba de los días del parque,
    de los días del silencio grapando los labios generadores de bulos y envidias.
    Ahí comenzó la madurez de un niño,
    maltratado, que dispararía hacia cualquier lado, el veneno fermentado
    de la vanidad. Triste huella de toda norma, malheridos los buques del trovador cantan como delfines, su amarga ilusión.



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  15. Ahora temblando como un timbre de bicicleta,
    entro yo en el poema,
    buscando la tinta de mis versos,
    con los que me encuentro
    lleno de vulgaridad, porque no soy
    de una importancia tal,
    que merezca un verso y sin embargo
    a veces pienso, que merezco, los laureles comidos como el silencio
    del turbio océano que rodea la tierra que da hombres sembrados , como la antigua semilla del adiós,aunque mimemos el descarrilamiento de la
    autoridad. Y compremos nuestra utopía llena de versos cabalgando
    la lírica.




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