El blog de Víctor Mileo

Las balanzas del ruido
se ajustan como sinfonías de llanto
en batalla recíproca, los días, capturan esos tonos en pellizcos de
mirlos blancos, gran justa del día
la pregunta insiste en esa llama. Incendiario rencor de múltiplos
gran rueda del surco alimentado,
por vos, capturado y sereno despertar, del baile que nos unió.





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Sol viejo perfumado de soledad
tus hebras me arruinan la llegada
al contorno de las ilusiones, cántico
sereno de pura bondad.
Enamorado de la luna y su silencio. Cerrojos de llanto, grumoso balance
de una ceguera capturada
En su solsticio de llamas credulidad
del pacífico, invadido, por una avenida de besos sin el plomo
del ayer con zapatitos de barro.




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Ser en esta voluminosa escarcha
como arañazos de nieve, la rutilante
empresa me acoge en el silencio del
pulcro deshuesar, pidiendo en el lejano oscila miento del balcón de la luna
donde ella se come el régimen paritorio alicatando las dunas.
Un abstemio devorador de hojaldres
de vino, con la huella inerte fluctuaron los astros del peñasco
en luz petrificada y ruido.


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Desquiciada voluntad
te me acuestas insípida dentro
de los signos, mascullando
la hilaridad del trino en tronos
de amnesia, color de un pómulo
palpitante en la iridiscencia
del niño cromado de llanura
volver en la inmaculada y perimetral
huella para estar preparado
mi longeva esperanza atril de volúmenes de miniaturas
y nubes de peregrinaje, que seguiré
buscando, en el pan del camino.


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El desértico nombre sin apellido. Provoca
Las moscas atendidas por soplos de calor.
Minucia de llaga en la hora
colgados todos del minutero,
la precoz llamada del fundado
miedo, es tu peor enemigo en las hojas del dolor.
Desdichas del rocoso deambular
de la farsa del dinero.
Y su desamor clandestino
repleta los simulacros
entre la vejez del mundo.
y el descenso de paredes verticales
me quedo contigo.



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Los husos horarios giran voluptuosos
todos buscando la llegada en la inmunidad de su tiempo, un minuto de silencio.
Hay aquí soplidos de corazones destruidos en esqueletos,
pan y fraccionarios silencios
de un aullido que ingresa en los túneles subterráneos de psiquiatría.
Y que memorizan la ociosa duna del
grito para alzar la voz sin nombre.



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Los nichos del agua
inundan conciencias patriarcales
cuando llueve la mentira cala
en el difuso mezclador del invierno
el alojamiento de la mezquina resolución palpitando como venas
de, las cópulas doradas en el abovedado palacio del callejón
como todos esperan la elección
de las borrachas, llevarse a alguno
a la cama, Putos con buen olor y
damiselas desencajadas, enemigos
todos de la mañana.


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Y descubro una belleza animal
que escondía el cierre del lacrado
mensaje, adherido a ella un perfume
de desdicha, buscada o no, que
enajenado el tamiz del albero
me preguntó.....
Y yo no supe que responder
tan solo la carnal pregunta
del reloj midiendo mi tiempo.
Y mi deseo.



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Las voluntades del rojizo arrebol
mimetizan la llama entre candiles de deserción, se preña la absoluta mirada, del dorsal, que en maratones
agudiza las frases unidas al desertor,
que no es chota, si no la captura envejecida por el salitre de la meridiana cercanía.
Noche en la mirada del espectador
aplaudiendo la transición del ángel
a niño, de niño a adolescente y de imberbe hombre diablo
perturbado anciano. A
Majadero de lo insólito.





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Las trampas se ciñen al código
irregular del deseo y codicia
amputación de la palabra decimal,
cansancio de una bruma dislocada
como vertebras de una unión pereza
del sonido clavándose en el sextante
del ritmo no nacido.
Hacia la desdicha de la nada
que habita la sonrisas del mundo
con la dislocada solución del sueño
que se acerca despacio, despacio.
Por la avenida de la fiebre.




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Candilejas en las pupilas
los toldos del miedo purifican
los ojos tránsitos de llanura girando,
en el dorso la pelea con la luz y su fuga.
de ese giro plañidero, la amputación
pernocta pulida las historias mínimas
de la noche, en el simple combate
del día yo me acuesto
tú te despiertas.





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Los ojos tienen un toldo,
pálida ausencia del grano
las pestañas son plantas carnívoras
que atrapan procesionarias orugas
de crema anti maquillaje
el dorso funámbulo de los días, y la plácida captura del interrogatorio.
Nos hace ir más seguros en tendencias arbitrarias del dolor
confuso y gajes de aullidos ,que mienten
en el vapor la sangre frita del mundo.





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Hoy es un ayer que oculta su verdadera cara.
Desea capturar el sonido del viento
en una jaula donde trina la ausencia y veraz recompensa del giro del mundo. Qué pálido se te ve lustroso
porvenir disyuntivo casi en callejones de miedo corruptos.
Ante la lisiada voluntad del mimo.





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La tentativa del dorso del mundo
asquea el sentido común,
la sinceridad, no es camino de veleros ,trayectoria amplia del coro
global, que de forma ratera nos manipula,
por eso siempre tiene uno la intención , en su juventud, de comérselo
y cambiarlo, pero sigue igual
la planetaria redondez, está llena
de mordiscos falsos.



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Temo la injuria creciendo
en la hoguera como arde el ayer
en las flamas eternas de la crepitación.
Siempre de lo verdadero cuelgan
nudos de cabos recién apretados
y espolones que lideran las dos
caras de la memoria, cuando actúa
la pregunta de la decisión,
enganchándose a esos espolones
y ser seducido por la mentira, que
es el camino más rápido para encender cualquier fuego.




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