A Ángela...

Como especie divina
abres tus alas a este pueblo roto.
Bálsamo en las palmas
donde la luz de los cielos
silban el mensaje en carrera.
¡Espacio para la esperanza!
Sueños de piedras
se transformen en ansias a la vida
disueltas en nuestras almas,
allí perdimos signos y palabras.
Como hijos vagabundos acongojados
llegamos a tu vera,
sin edad feliz nos llamaste a beber de la fuente,
sorbo a sorbo como una madre...
nos enseñas a sembrar
Alucinada buscas en la niebla
esa cosecha creciente.
¡Oh, noble gesto!
Será el aroma insoluble
que permanecerá en nuestros corazones
por siempre.
Sin deuda ni derrota, somos tu tesoro.
Nuestra gratitud por lo que has sido, eres y serás.
Innumerable.



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