Casi llegando a la luz del túnel

Aquí, casi llegando a la luz del túnel,
casi al cruzar el límite del espejo,
casi con un pie a fuera de las resquebrajadas sombras,
de los ángeles crucificados por la historia y sus templos
pienso en volverme hacia atrás,
en la confabulada mentira del sueño,
en las caricias de sal y arena de los dedos del tiempo,
pero no hay vuelta atrás;
bajo los ojos…,
se halla la Magnum sobre la mesa
con una sola bala
puesta en el casquillo,
lista para salir
y despedazar los segundos.

Y aquí la luz en el túnel,
y los recuerdos como cortinas reveladas por la noche,
y las cigarras cantando la despedida,
invocando a la sabiduría de los muertos
con sus tumbas de paz,
de infinito silencio.

Miro la hora, casi es la medianoche,
casi es la cita con la muerte.
Yo la hacía de túnica larga y negra
como la misma cabellera de Ofelia,
pero tiene una lencería de encaje
que quema como el mismísimo infierno.

La tengo delante de mí
dispuesta a jugar el juego de la tierra y el cielo,
dispuesta a besarme con sus labios de plomo
y a acariciar cada latido hasta cobijarlo en su seno.

Y casi llegando a la luz del túnel...
me encuentro con un estruendo,
con un olor a pólvora rancia
y una oscuridad que atemoriza hasta los huesos.