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Cruz María Salmerón Acosta

Publicado por spring en el blog Inventándome primaveras.... Vistas: 379

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Cruz María Salmerón Acosta. Biografía.

Nació en El Guarataro de Manicuare el 3 de enero de 1892 y murió el 30 de julio de 1929. Fue un escritor y poeta venezolano conocido como el «poeta del martirio» y «solitario de la cima de Manicuare». Su obra –la mayoría sonetos– estuvo influenciada por la corriente del modernismo.

Con 18 años de edad se va a la Universidad Central de Venezuela a estudiar la carrera de Derecho. Una vez en la capital, Cruz María se hospeda en una residencia de estudiantes. Con él dos compañeros, uno de éstos su amigo Ramos Sucre, quien es compañero de promoción.

Conocido como “el poeta del martirio”, Cruz María Salmerón Acosta sufrió la penuria de una terrible enfermedad, el mal de Hansen o lepra, que afectó su vida desde temprana juventud. El poeta vivió un aislamiento voluntario en la desolada playa de Manicuare. Allí se refugió en una pequeña casa construida en lo alto de una colina, en donde pasó los diez últimos años de su vida. La habitación, de una cama sencilla, también tenía una bañera de cemento para que el poeta pudiera bañarse cuando la invalidez le impidiera hacerlo en las aguas del mar. Allí, postrado, sin poder levantarse del lecho, escribió –dictó– hermosos poemas que transitan desde el amor más intenso y sublime hasta la más profunda tristeza y soledad.


En el año 1911 escribió su primer poema dedicado a su inseparable amigo, el también poeta, José Antonio Ramos Sucre. La enfermedad lo destinó a la soledad. Ser leproso en aquellos tiempos era exponerse al más absoluto desprecio por temor al contagio. Comienza entonces su aislamiento, y con él, la renuncia a todo lo que amaba. Su vida estuvo signada por la desgracia, el diagnóstico de su enfermedad, la muerte de una hermana y el asesinato –ordenado por el jefe civil de la localidad- de un hermano, marcaron para siempre la vida del poeta. El pueblo tomó la venganza del crimen y muchos fueron perseguidos y enjuiciados. En consecuencia, Salmerón Acosta sufrió también los rigores de la prisión. Fundó en 1913, en colaboración con José Antonio Ramos Sucre, la revista literaria Broche de oro, y allí publicó la mayor parte de su poesía, cuyo contenido y rasgos formales se enmarcan en la etapa de transición entre el clasicismo, el modernismo y el romanticismo.

Los temas predominantes en sus poemas son el tormento, la esperanza, el amor, el pesimismo y la muerte, tópicos que acercan su escritura a la corriente romanticista venezolana. Fue un poeta de sentimiento profundo, que cantó en sonetos bellísimos a la amargura del amor restringido por las penurias, pero también al azul eterno y al inmenso mar de su limitado paisaje. Para el año de 1923 otro poeta cumanés regresa a su terruño de regreso de Madrid. Se trata de Andrés Eloy Blanco, quien llega triunfante con su Canto a España en un buque que se aproxima por el golfo de Cariaco. Desde su solitaria ribera, Cruz Salmerón le declama el poema Bienvenida, el cual escribe y se lo envía con un pescador de la localidad.

Hoy en día, la casa donde pasó su destierro el poeta Cruz Salmerón Acosta y la casa donde vivieron sus padres se conservan como testimonio de una vida excepcional, que supo inmortalizar su desamparo en la palabra, inmensa y serena como el eterno azul del mar. Fue colaborador en publicaciones como: Satiricón, La U, Claros del Alba, Élite y Renacimiento, de Cumaná. También escribió para El Universal y El Nuevo Diario, de Caracas. Escribir poesía, para este intenso poeta, fue anhelar amor y elevar una plegaria. Su vida estuvo signada por una fuerte energía creadora y una profunda espiritualidad.

Muestra de su obra literaria:

Advenimiento

Vierte entre las florestas silenciosas
un resplandor, su aparición de estrella,
y acariciando va todas las cosas
su mirada que la hace ser más bella.

A su paso deshójanse las rosas,
la luz del sol baja a besar su huella,
y hasta las mismas flores olorosas
quedan por algún tiempo oliendo a ella.

Yo la miro perderse entre las flores,
y con la voz de todos los amores
voy a llamarla, pero me da miedo

verla venir hacia la angustia mía,
porque yo, que la sueño todavía,
quiero amarla como antes y no puedo.



Caricia postrera

Su balandra arriba a mi ribera
lirios de espuma sobre el mar deshoja,
y luce al sol la tricolor bandera
cual una llama gualda, azul y roja.

Soy feliz cuando me habla la viajera
a pesar del pesar que me acongoja,
y del llanto que ayer vertí en su espera
y que hoy aún mis ojos moja.

La tarde abrió sus múltiples pendones,
y ante el adiós de nuestros corazones
lloramos juntos como dos hermanos;

¡mas, me alivié al notar que ella tan mía,
era al fin la mujer que recibía
la última caricia de mis manos!

A Anamer, MARISOL PÉREZ y bristy les gusta esto.
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