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De: "Libaciones del Intelecto" - Antología * Reflexión

Publicado por Katia N. Barillas en el blog EfÍmera ilusión. Vistas: 330

ELEGÍA

Con azadón y hacha en mano hacia la sierra va el campesino. El sol le acompaña somnoliento, mientras su mirada se distrae en las sacras tonalidades que va soltando la aurora boreal, para con ellas, ruborizar al horizonte.

Así, diariamente, cruza el manantial de aguas puras; escucha las tonadas arrastradas por el viento desde las gargantas privilegiadas de los gansos contratenores, que a viva voz tararean: “¡Amarfiladas y sacramentadas son las mañanas nuestras!”.

Y, las mariposas coloridas, animan el momento encantador. Las ramas de los árboles aplauden con estrépito aquel recorrido atemporal; las flores botan sus pétalos y estos, tupen el suelo de madera del viejo y crujiente puente que él debe de atravesar -a la ida y al regreso-. Es en ese viaducto en donde las Hadas friolentas pernoctan y se cobijan con los trozos de terciopelo que desprenden los lirios níveos.

Mas, quien trabaja con hacha y azadón, debe llegar a la cima de la cordillera y cortar la leña para cocinar y calentar su hogar.

Llega -al fin- al sendero que conduce al frondoso bosque de las coníferas. En todo el trayecto andado escuchó a la corriente del río, como un bebé recién nacido… llorar. Sintió el espionaje de los espíritus del bosque -rogando a Dios para que no le permitiera mutilar- a los espigados conos verdes y blanquecinos creados para dar a la humanidad, vida e ilusión. Pero, no hubo remedio, ¡no! Las necesidades originadas por los hombres para desorganizar el orden mundial, lo llevó nuevamente a pecar. Asesinó a varios abetos y pinos y cipreses, y, a ellos, nadie escuchó llorar… solamente los Elfos y los Gnomos y las Ninfas; también las Hadas escucharon acongojadas -tras la niebla- el tránsito que llevaban los ecos de sus lamentaciones ante el odio y la maldad. Aún las Sílfides y las Salamandras no logran consensuar y se preguntan: ¿por qué?... ¿por qué si el “homo sapiens” se debe de calentar, no busca calor en el sentimiento y la emoción?; cansados de cavilar, creen que esta otra especie de la “creación divina” debiera de allanar los sentires de sus almas y aprender bien los conceptos: del respeto, de la fe, de la humildad y el perdón.

Todos los elementales: los del aire, los de la tierra, los del fuego y los del agua, quedaron estupefactos ante tanta barbaridad.

Hoy, el canto matinal… enmudecido está. Todo el entorno perdió brillo y color. El criminal llegó a su casa, cargando a su espalda: los cuerpos mutilados y sangrantes de los dadores de sombra, de oxígeno y de vida.

Y, el susodicho, tranquilamente llegó a su choza. Se bañó, cenó y se echó a dormir. Yo, lo estoy imaginando… ¡lo estoy viendo!, así, colocando en una esquina el hacha asesina y durmiendo en la misma cama con la cadavérica… con la “Supay”. Y a un lado de la yacija, donde yace en los brazos de Morfeo, boca arriba, se ven arder con furor chisporroteante -dentro del boquete abierto simulando una chimenea en la pared- a los leños jóvenes que estaban por parir: piñas, gálbulos y arcéstidas, los que, con inclemencia fue consumiendo -uno a uno- la voracidad del fuego abrasador.

El recinto pequeñito fue impregnado con la exquisita combinación de aquellas esencias florales que se evaporaron junto con el sueño eterno que circulaba dentro del longevo y frío cuarto del desdichado leñador.

©Katia N. Barillas
www.katianbarillas.com
https://www.youtube.com/c/NOCHESBOHEMIASdePURAPOESÍA
https://www.spreaker.com/user/katianbarillas

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