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El atolón

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 44

Entonces, a la distancia, vi dos ángeles que descendían de lo alto, cada uno con un arco, flechas con fuego en la espalda y sandalias doradas. Cada uno de ellos se posó a un lado del atolón, tomó una flecha y luego de mover sus rostros en señal de afirmación, lanzaron las flechas hacia arriba, se abrieron las nubes que estaban sobre ellos y las dos flechas se convirtieron en mil, cada una cayó en medio del atolón, sacudiendo el agua con tal fuerza que empezó a formarse un remolino.

- Eh aquí, que quien te ha dado el sueño, solicita que despiertes – dijo el que estaba a la derecha desde mi punto de observación, y vi salir del remolino un espanto.

Se elevó ante ellos una serpiente, de tres cabezas, y en cada cabeza había dos cabezas más pequeñas, y entonces, solo cuando hubo sacado poco más de cuarenta metros de cuerpo, pude apreciar aquel horrible espectáculo, su cuerpo deforme, estaba formado por rostros, rostros que gemían y lloraban, retorciéndose cada uno de ellos de manera tan siniestra que el más valiente de los hombres habría caído ante aquello. Se arrodillaron ambos ángeles y uno de ellos hizo un dibujo en la arena, imperceptible para mí, la serpiente se erigió en su grandeza y se elevó por el aire, debía alcanzar los doscientos metros de longitud, volvieron a disparar una flecha cada uno y el remolino se cerró.

Bajé un poco la montaña donde me encontraba, aturdido por las cosas que mi mente estaba presagiando y que debían ser tan terribles como las que estaban sucediendo. Empecé a correr desesperado sin tener sitio seguro donde ir, tropecé contra una roca, decidí seguir de rodillas previniendo que de esa manera me mantendría a salvo. Titubeando alcé la vista, sólo para ver como aquellos ángeles terminaban de acomodarse sobre la serpiente, los rostros gemían con más fuerza y en mi agobio, me pareció escuchar el llanto de un bebé.

Tapé mis oídos, la distancia entre la montaña y el atolón debía ser la suficiente como para tener tiempo de escapar a sitio seguro, entonces, como si de una carrera de jinetes se tratara, escuché retumbar el mar, ser golpeado con fiereza, escuché a la serpiente arremeter en carrera acelerada por las aguas, venía hacia la montaña, mi terror estaba a punto de colapsar, corriendo cabalgada por aquellos dos seres, entró en la playa, se desvió en mi dirección y yo, en mi estupidez, me escondí detrás de un arbusto.

Cuando la criatura me alcanzó, no me tomó por sus fauces, aquellos rostros que lloraban y gemían desconsoladamente, me devoraban lentamente, yo estaba pegado a su cuerpo sin hallar manera de soltarme, volvió a meterse en el mar, camino al atolón, yo iba sintiendo como mi piel era devorada sin remordimiento, cruzamos sobre el atolón y sin saber el motivo, bajé la vista y pude ver el dibujo que había hecho el ángel anteriormente, era la serpiente devorando a la humanidad. Conmigo empezaba el apocalipsis.
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