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En aquella noche diáfana

Publicado por Luis Prieto en el blog El blog de Luis Prieto. Vistas: 720

En aquella noche diáfana

Era un ocaso de invierno,
tarde de oro y aromada
languideciendo en un parque
que caía en la nostalgia.

De aquel ocaso tan límpido
y cristalino cual agua,
tenues besos plateados
se asomaban por las ramas.

Sobre el parque adormecido,
el sosiego caminaba
y era un sosiego encantado
en aquella noche diáfana

donde los sueños vivían
entre ráfagas de plata
y los suspiros guardados
escapaban de las almas

como el río en su alegría
escapa hacia la mar brava
entre brillos y canciones
dejando la tierra amarga.

Del parque se desprendían
embriagadoras fragancias,
enmudecían las sendas
y dormían las pisadas,

no había murmullo alguno
que al silencio perturbara,
ni se percibía al viento
caminar entre las ramas,

todo mudo y tan extraño
en aquella noche diáfana
y sin embargo era dulce
el mutismo que guardaba.

Ella, vestida de blanco
tan radiante y toda blanca,
descendía suavemente
esparciendo su elegancia

llevándome desde entonces
hasta el parque y sus fragancias
a pasear a su lado
susurrándonos palabras.

¿Qué fuerza vino a llevarme
en aquella noche diáfana
hasta el parque que dormía
entre ósculos de plata?

Todo una inmensa quietud,
ni un pájaro murmuraba,
todo eran misterios en
el parque de las fragancias

y ella misma era misterio
en aquella noche mágica,
tan cerca la tenía y
sin embargo tan lejana.

En medio del sortilegio
sólo estaba su mirada
deslizándose entre sombras
tan brillante, pura y clara,

era una lluvia de besos
de los que abren esperanzas,
de los que ocultan al día
de los que guardan las almas,

éramos ella y yo, solos,
hablando con las miradas
entre las dormidas hojas
en aquella noche diáfana.

Era una historia de amor
en una noche encantada
y era una noche divina
de las que nunca se apagan

porque daba sentido a
mí vida, porque alumbraban
a mí corazón dormido
aquellas pupilas cándidas...

y me embriagué desde entonces
de su blanquecina gracia
aquella noche satén,
en aquella noche diáfana.

Mas en todo amor hay pena
y se refugia en las brasas
cuando al horizonte asoma
sigilosa la mañana

y sientes que en todas partes
de repente todo cambia
sobre la longeva tierra
y te hace llorar de lástima.

Entre polvo y sol envuelto,
por el parque caminaba
con la triste soledad
que manifiestan las almas

marcando espacios y tiempos
por quemar la mirra amarga
y no perderse en las sombras
que esparcía la alborada.

Y ella misma era misterio
en aquella noche diáfana,
tan cerca la tenía y
sin embargo... tan lejana.

Luis

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Queda prohibida la reproducción total o parcial de la obra por cualquier medio.[​IMG]
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