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Isabella

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 548

Nos habíamos separado tres meses atrás, la verdad era que ya no podíamos estar juntos, peleábamos casi a diario, al final ella se quedó en casa con Isabella, nuestra única hija, de 12 años ya, yo me había largado de casa, me fui a vivir a un apartamento, hace dos meses lo comparto con Hilda, mi nuevo amor, si es que uno puede enamorarse dos veces.

Un sábado en la mañana me llamó, ocupaba hablar conmigo, accedí y fuimos en la tarde a tomar algo, llevaba un sobre blanco en la mano, el cual luego de tomar un café, me extendió:

- ¿Qué es esto Lorena? ¿quieres que te firme el divorcio?.
- Podrías leerlo al menos, Carlos.

Lo tomé con una sonrisa, lo abrí de la misma manera y comencé a leer.

- Voy otra vez... ¿qué demonios es esto Lorena? - yo ya no tenía ninguna sonrisa.
- ¿No sabes leer?.
- Por eso mismo lo pregunto, porque sé leer.
- Te estoy cediendo la custodia de Isabella, la custodia legal de Isabella, sólo ocupo tu firma.
- Barájame las cartas más despacio porque me perdí.
- Ok, a lo que vinimos, supongo... me estoy muriendo.

Nos miramos un par de segundos sin decir palabra y luego pedí otros dos cafés.

- Repíteme lo último.
- Tengo cáncer Carlos, tengo dos o tres meses a lo mucho.
- ¡Ese café!.
- Isabella está de acuerdo.
- ¿Cuándo pasó esto?.
- Lo sé desde hace cinco meses.
- ¿Cinco meses? ¡vivíamos juntos hace cinco meses! ¿por qué diablos no lo supe?.
- ¿Quieres que te haga un resumen detallado de los últimos meses que pasamos juntos?.
- ¿Por qué no me dijiste?.
- ¿Para qué?, veníamos mal, no quería que te quedaras por lástima, ni lo quiero ahora, sólo quiero hacer las cosas bien, Isabella tiene listas las maletas, yo sé que tienes pareja, pero tal vez puedes arreglar algo, ya por mí no, pero al menos por ella.

Seguimos conversando cerca de una hora, un rato hablábamos, otro rato lloraba ella, otro más lloraba yo.

- Te dejo el sobre, el licenciado Guzmán está esperando que lo lleves firmado, ya está arreglado todo.

Luego se despidió, se secó los ojos para contestar una llamada y yo quedé sentado junto al tercer café.

Tardaba 15 minutos desde la cafetería a mi apartamento, ese día hice el recorrido en dos horas, los pies no se movían. Por fin llegué, dentro me esperaba Hilda, no me preguntó nada cuando llegué, asumo que mi rostro no dejaba espacio para conversar. Me metí en la ducha, simplemente dejé que el agua me cayera, tuve visiones de episodios pasados, de cosas que creí haber olvidado y no sé el momento en que la memoria los cargó.

- ¿Va a cenar?.
- No, no tengo hambre.
- ¿Puedo saber lo que pasó?, o sea... creo que pasó algo.
- Sí, pasaron muchas cosas en realidad, muchas.
- Ok, imagino que la pasó bien con Lorena... digo, no habla, se fue directo a la ducha, no va a comer... ¿estoy pintada?.
- Ocupo algo Hilda.
- ¿Qué?.
- Hablar.
- Oigo.
- Quiero terminar esto, quiero que nos separemos, ya no quiero seguir con usted.

Me gritó de todo, lanzó la comida al piso, yo no dije nada, simplemente la dejé que se desahogara de su ira. Luego de un rato se enteró que la decisión estaba tomada.

- Ojalá esa vieja lo deje botado, a mí no me venga a llorar después, ¿oyó?.

Luego fue a recoger sus cosas y me pegó una cachetada antes de salir por la puerta. Yo me senté en la cocina, con la mente revuelta, no tenía idea por dónde iniciar. Hice lo que se me ocurrió, empecé a recoger lo mío. La tarde siguiente entregué el apartamento y me fui con las maletas a la que había sido mi casa.

- Alguien toca a la puerta.
- Yo voy mamá...
- Hola.
- ¿Papá? ¿y esa maleta?.
- ¿Quién es, Isabella?.

Pasé dentro.

- Yo.
- ¿Carlos? - soltó el vaso de vidrio que tenía en la mano.
- Yo lo recojo mamá.
- ¿Qué hace aquí a esta hora?.
- Vengo a pedir posada, si las mujeres de esta casa me aceptan - puse las dos maletas en el piso, Isabella vino y me abrazó, me besó en la mejilla y con una seña le pidió a Lorena que viniera, yo la miré y con la vista le pedí lo mismo.

El último mes de vida de Lorena vivimos como una familia, recuerdo que dos días antes de morir nos besamos, después de años volví a decirle que la amaba y ella me devolvió la frase, Isabella vive conmigo, en nuestra casa, siempre que servimos la comida invitamos a Lorena, y siempre la siento donde nos acompaña.
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