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Katia N. Barillas, escritor - Antología "Desierto y Oasis" * Poema: Hecatombe

Publicado por Katia N. Barillas en el blog EfÍmera ilusión. Vistas: 436

La Poesía
Evento: Planeta Tierra - Concientización

Poema: "Hecatombe"
©Katia N. Barillas
Antología “Desierto y Oasis”

¡Algas inocuas han invadido el océano!
El mar se ha cubierto de tinta roja…
parece teñido de sangre.
Es una inmensa plaga acercándose
[con el reventar de las olas…
es un velo de angustia que esconde
[la faz cadavérica y sonriente de la muerte.

¡Hecatombe!

Un eclipse de sol ha obscurecido el día.
Los peces son arrojados inertes por la corriente.
Hambruna y desamor son el pan que, permanente,
nos hará sucumbir en el vacío incólume
[que existe ya, en esta nada inminente.

Y, el estómago se lamenta; el espíritu palidece;
con ellos, La Tierra que, reseca de angustia,
-cual novia abandonada- de tristeza se enloquece.

¡Pobre de nosotros…!

En el futuro cercano a pasos agigantados
[llega el deceso del planeta;
la profecía infalible, el anuncio del cometa,
hacen su aparición en un presente aciago
[de vidas que se lamentan.

El mundo se ha convertido en un árido desierto…
volcanes eructando, lagos desapareciendo;
se han derretido los polos;
los rayos del astro rey,
son espadas flamígeras blandiéndose impetuosas,
hendiéndose con furia en la fragilidad del aura
de esta casa nuestra, que está por colapsar.
Y, los hombres ya no saben qué más hacer
[ante tanta fatalidad.

Tsunamis, terremotos; huracanes, tornados;
han hecho del paisaje un mausoleo tenebroso;
ni magos, ni brujos, ni hechiceros, ni chamanes,
podrán dilucidar lo que traerán futuros años
a la ingrata humanidad que,
-en “reverie” profundo- no logra dilucidar,
que tan sólo está a un paso de la fatalidad.

La marea roja avanza… ¡cuánta mortandad!,
el veneno está corriendo…
no hay antídoto que contrarreste
[el dolor de este duelo;
sólo buenas intenciones que, andariegas
se han perdido, entre los abrojos secos
que pueblan los andurriales,
y el lodo putrefacto que alimenta pantanales.

Pero… ¿Qué puede hacer el hombre
ante la inclemencia mundana?

Ahora no queda nada, sólo discursos al viento,
politiqueros y demagogos que, en sus decires,
entorpecen con su diatriba la savia del intelecto.

¡Pobre gente!, y… ¿por qué?

La respuesta es tan sencilla que está demás explicar…
o cuidamos con ahínco esta tierra que es de todos,
o desaparecemos juntos en los brazos incólumes
de tan terrible catástrofe...
¡visión apocalíptica!, ¡vorágine siniestra!

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