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Katia N. Barillas, escritor - Revelaciones de Vida en Poesía

Publicado por Katia N. Barillas en el blog EfÍmera ilusión. Vistas: 248

DOS ALMAS
©Katia N. Barillas
Antología “Revelaciones de Vida en Poesía”

La niebla perdura al caer la tarde,
y con ella el frío del gélido invierno;
allá en la guarida se avistan por dentro,
a dos lobos blancos moviendo sus rabos,
dándose cariño... así, juntando sus hocicos
en ósculos tiernos, los que, a lengüetazos
[se dan diario en público.

Llega sigiloso el anochecer.
Al fondo yace la montaña cubierta de nieve.
Contrasta con el manto negro nocturno
[y da vida al paisaje.

Dos luces anaranjadas, de avivado color,
creo divisar…
Es una carreta que trae consigo
[dos almas que se aman y buscan abrigo.

Yo aquí en mi posada de paja y de palma,
enciendo las llamas de la chimenea.
Al rojo vivo ya chisporrotean los trozos de leña;
el café caliente y el vino tinto han sido servidos
[en la mesa dura de cemento hecha.

Saco las frazadas, los gorros y abrigos
[que estaban guardados debajo de la cama…
Arrecia la lluvia y cae granizo;
la carreta arriba frente al hostal;
las dos almas entran enamoradizas,
-llenas de furor-
entre besos y abrazos dándose calor;
no beben café y no quieren vino,
no usan frazadas, ni gorros, ni abrigos,
ellas dos solitas, en un solo cuerpo,
combaten el frío.

Sólo un corazón en llamas ardiendo,
de espíritu alegre, lleno de pasión,
arrastra en su invierno a un ánima amada
y le da calor, quitándole el frío.

Ha amanecido en mi humilde choza…
los trozos de leña yacen apagados,
tazas de café y copas de vino, aun siguen llenas.
Afuera, el viento resopla con fuerza,
y, en la carreta,
lucen cenicientas aquellas antorchas.

El sol no ha salido…
sus rayos candentes siguen escondidos,
[tras de la montaña de níveo vestida.
Pero, aun así,
llega esplendoroso otro nuevo día,
cargado de vida.

Los dos lobos blancos dejan su guarida…
Trenzando sus rabos,
corren a la par el uno del otro;
se enrumban al lago cristalino que hay
[en el seno profundo del boscaje;
en una sola voz aúllan y luego se besan,
muestran libremente su afable sonrisa,
sus blancos colmillos muestran ufanos.

Y, en este mi albergue de palma y de paja,
almas clandestinas de humanos y lobos,
se encuentran, se juntan, se aman,
así, sin temor a nada;
en un solo cuerpo se enfrentan al orbe
[y sus movimientos…
primavera, otoño, verano o invierno;
y, en la nueva era que madura al viento,
el amor perdura en todos los tiempos.

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