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La casa

Publicado por Manuel Bast en el blog Manuel Bast. Vistas: 591

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Una alfombra oscura viste la soledad de la calle y hace tropezar mis pasos en las aceras que la bordean, consumo mi temor y sigo, allí aparece, en mis pensamientos, en mis sueños, en mi memoria inactiva. Una casa con un hermoso frente de piedra a la mitad de las paredes, la otra mitad, superior, vestida del blanco de la tiza, al contraste, un portón negro con columnas de piedra, dos ventanas de cristal y un puerta entreabierta, a través de esas ventanas y de esa puerta se ve su interior, allí hay luz y vida.
Oigo movimientos que no logro definir, ¿niños corriendo?, ¿música? no sé, no logro describirlo, ni en ese momento ni en este, en que plasmo el recuerdo sobre las hojas de mi diario; pero es vida y está a solo un paso de esta calle de ausencia desde la cual observo apertrechado.
Es una lástima que no pueda acceder a ella —me dije— sería prudente dejar de mirar desde este sitio, trato de hacerlo, debo hacerlo, pero quiero ver, quiero entrar a esa casa de luz y me encamino a su puerta. Allí está ella, la que fue y ya no es, la que existió y ya no existe. Hoy me pregunto: ¿cómo pudo salir de su tumba?, ¿cómo pudo vestir ropas que no están en su armario, que las regalé cuando ella dejó de ser?, ¿cómo se hizo de todo cuanto perdió al partir: una chaqueta negra, un pantalón oscuro, una sonrisa, unos labios pintados de carmesí, un cabello azabache, ondulado, abundante y bien cuidado, y una sonrisa, sobre todo una sonrisa?
Me interrumpe el pensamiento esa sonrisa y con la voz que calló hace mucho, altiva y autoritaria, me pregunta: ¿qué haces aquí?, no respondo, solo observo y callo, dice otras mil palabras, hace otras mil preguntas: ¿hiciste esto, hiciste aquello? no recuerdo con exactitud, no le presté atención a su voz,solo a su rostro, a su cuerpo, a sus ropas y a su sonrisa.
En un último momento me dice que no debo estar allí, ¿y dónde debo estar?, ¿cuál es mi sitio, cuál el de ella? Ambos estamos a las puertas de la casa pero ambos estamos fuera de ella, en las sombras, desde allí observamos un hermoso frente de piedra a la mitad de las paredes, vemos de cerca las dos ventanas de cristal y la puerta entreabierta, vemos y sentimos la luz y vida, pero estamos fuera de ella, en las sombras, sobre la alfombra oscura que viste la soledad de la calle.
A Guadalupe Cisneros-Villa y malco les gusta esto.
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