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La divinidad de la venganza

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 425

Lo vi de frente a los ojos, su lengua había sido una víbora toda su vida, había sido un charlatán, un hombre dedicado a confundir a todos con sus maneras, con su doble vida, con su obsesión de sentirse bendecido por la mismísima Virgen María, por su colección de altares, porque ante los ojos de los demás, siempre era el bueno, el sabio, el digno de besarle los pies a Jesús.

Ahí estaba, sin decir nada, esta vez no le salían las palabras de la boca, y yo estaba ahí, en el momento justo, en el segundo exacto, deseando decirle todas las verdades a la cara, desnudarlo ante el mundo, decirle que a Dios le daba asco la gente así, esos que le hacen altares con rosas y girasoles y que hablan y chismean sobre todos los demás, escudándose en la oscuridad, en la falta de hombría para dar la cara, que le faltaba eso que ponen las gallinas... y que los demonios lo iban a esperar en el Infierno.

Y entonces lo hice. Le dije todo lo que se me ocurrió y todo aquello que pude recordar, le dije que siempre lo había odiado, que mis “buenos días” no eran sinceros, que era la peor persona que había conocido, se lo dije en frente de todos los que estaban ahí, las veces que, por no hacer pleito, me quedaba callado, le dije que siempre supe que fue su culpa que hubiera distanciamientos y problemas entre los demás, no quise dejarme nada dentro, era mi momento, seguía sin decirme nada, sin contestarme.

Entonces sentí que me agarraban, me sujetaban por ambos brazos y mientras tanto, yo le escupía en la cara.

- ¡Respete, hombre! – me dijo uno de los tipos que me sujetaba - ¡Deje que los muertos descansen en paz!

Volví a ver el ataúd, una señora limpiaba mi saliva del vidrio, me solté de quienes me tenían agarrado, y me retiré del lugar riendo a carcajadas.
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