Poema CXCII: Ebrio

Ojos enamorados cosen el huerto,
cabeza de ostentoso pensamiento;
las lágrimas rebosan la amarga copa
y se embriaga de amor quien lo toma...

Presionando su engañoso corazón,
bombeando hasta sacarle el jugo
aquel diamante hereje que bota el flujo
que es como la cicuta hecha licor...

la jumera por ese vicio del desamor,
amando y parchando en su hastío,
donde los ojos de cristal pierden el brillo
y de una vez beber el despiadado licor...

la chica de la alcurnia y el bucle,
la tonta, la despistada y absurda,
la que agrega el veneno que curda
que en el precipicio no cae y sube...

¿y si ese es el mal congénito?,
ese de embriagarse por amor,
como el engreído primogénito,
que hereda el vicio por licor...

por huertos de sangre,
las plaquetas son semillas,
y siempre así cada día;
estar embriagado de amor,
embriago por ese licor,
y la culpable: ella es responsable...