Poema III: Lejos te encuentras

Lejos, amor mío estás,
alas plateadas abrillantan,
espejos envidiosos que nos odia,
yo estoy acá y por mientras
consternado y tu herida jamás sana,
estás lejos del amor, de la gloria.

Como piscina no visible
tan azul, tan lerdo, tan inspirador,
tan tenue, colérico y sensible;
alegría mía, mi dolor,
yo muero en tus caricias
Solo tú, lo demás ¿Qué importa?,
eres tu fuente de luz, de delicias
acaso tu luz es ¿negra y corta?.

Lejos te encuentras,
acá te veo en mi glaucoma,
el destino te adora, ya no mientas:
palabras, canciones y versos
son lujos de mi pobrecita mente,
al escribirlas es tan hiriente;
acaso tú, ¿lejos te encuentras?


Lejos, lejos te encuentras,
al despertar entre las sábanas
viene el recuerdo de tu rostro
esa belleza, esas oscuras sendas,
y pensando en noches tempranas,
lejos estás, en otras ciudades.

Gorrión, paloma y tú:
son signos de ti misma,
una sonrisa, acaso un aplauso,
debilidad y el ímpetu
son abuso de quien eres tú.

Lejos te encuentras,
la muerte ha cantado al oído
y nota a nota sin piedad lo dice;
lejos estás y eso ha dolido,
la oscuridad y la muerte son:
hermanos silenciosos y tímidos,
y tu vida, a gritos lo pide.

Un espejismo de viento
y pensar: lejos te encuentras,
la nostalgia aprieta el pecho
y el corazón ha muerto,
o sino vive en mareas, y tormentas

Emerges amor con hechos…
como todo está coloreado de tu color
el mundo gira a tu perspectiva,
cada día es tuyo, "magia del pudor",
qué bueno que corras, qué aún vivas…


Mujer de un retrato,
mujer del eterno sueño,
tu fragancia pasea en mi olfato,
mujer de desdicha, mujer de empeño,
tal vez no eres para este insensato.

Lejos, muy lejos te hallas,
pétalos de rosas marchitas,
mujer calurosa cubierta en llamas,
mujer te vas y todo me quitas,
lejos… lejos te hallas,
mujer del quebrantar de mi furia
mujer de alma bendita.

Lejos, lejos te hallas
te esfumas al abrir los ojos,
mujer, mujer… ¡no te vayas!
¡cómo lloro!.. Mira mis retinas color rojo,
y sin resignación… pienso:
y aún muy tenso, lejos te hallas.