Recuerdos del barrio y la niñez, carta a Alejandra Cañoni.

Recuerdos, querida Ale, de esa infancia que andábamos en bicicleta, por el barrio verde y el aire puro, y el aire puro... Hace tantos años ya, pero cómo se graban para siempre los momentos en los que la inocencia nos daba alas. Después llegaron ellos, los cobardes, a prohibirnos El Principito, y algo verde se transformó en miedo, y hambre, y otras injustas prohibiciones, pero más en miedo. Cuando salir implicaba muchas veces el riesgo de morir. Éramos demasiado chicas para comprender el alcance del horror, y ese barrio nos cobijaba un poco con su naturaleza de caracoles milenarios, sin embargo los vimos finalmente...
Vinieron varias veces vestidos de verde, con ametralladoras gigantes a llevarse gente inocente y nos dejaron agujereados los sueños.
Agradezco que estemos vivas, y que de la infancia nos hayan quedado la música y la poesía.
Te agradezco tanto, Ale, que hayas rescatado aquél momento y lo hayas hecho canción, para demostrar que no pudieron con lo más hermoso de la verdad, la virtud y la belleza que nuestros viejos nos dieron como alimento.
Aquí estamos, cantando, cantando siempre, que es nuestro modo de decirles hasta nunca, y nunca más, nunca más los asesinos cobardes.
Abrazo emocionado amiga.