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SAN JUAN DE LA CRUZ

Publicado por Paco Valiente en el blog El blog de Paco Valiente. Vistas: 990

Un poeta cumbre del renacimiento español, San Juan de la Cruz, su reseña biográfica: (extraída de http://www.poemas-del-alma.com/san-juan-de-la-cruz.htm)
San Juan de la Cruz nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, un pequeño pueblo de la provincia de Castilla y León (España). A los 17 años ingresó en un Colegio de Jesuitas y, cuatro años más tarde, tomó los hábitos de la orden de las Carmelitas y adoptó el nombre de fray Juan de san Matías. Posteriormente se ordenó sacerdote y adquirió su nombre definitivo, Juan de la Cruz.
Tuvo una profunda amistad con Teresa de Ávila y junto a ella fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos, una orden de monjes que practicaban la contemplación y la austeridad. Debido a su intento de modificar las bases monásticas de las órdenes consagradas, fue acusado de apóstata y condenado a 9 meses de cárcel en Toledo; donde se dedicó a escribir poesía.
En su obra nos encontramos con un profundo sentimiento religioso, que roza lo místico; además, si se lee con atención, puede notarse una sensualidad y un erotismo encubierto detrás de una profunda vocación religiosa.
Entre sus obras podemos mencionar "Cántico espiritual", "Noche oscura" y "Llama de amor viva". Este es el poema que he seleccionado…

CANCIONES DEL ALMA

I

En una noche oscura
con ansias en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada,


a oscuras y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras y en celada
estando ya mi casa sosegada.


En la noche dichosa
en secreto que nadie me veía
ni yo miraba cosa
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.


Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía
en sitio donde nadie aparecía.


¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!


En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba
allí quedó dormido
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.


El aire de la almena
cuando yo sus cabellos esparcía
con su mano serena
y en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.


Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


II

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.


¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la has trocado.


¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!


¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz
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