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Solar poético
Publicado por malco en el blog El blog de Malco / El solar de la palabra.. Vistas: 838
Gioconda Belli
Gioconda Belli es una escritora nicaragüense que ha cultivado varios géneros; nació en Nicaragua el 9 de diciembre de 1948. En su juventud cursó estudios universitarios de Publicidad y Periodismo en Estados Unidos, país al cual viaja con mucha frecuencia desde hace más de veinte años. Durante la dictadura del general Somoza, su postura opuesta le trajo como consecuencia el exilio para evitar ser encarcelada; sus destinos fueron México y Costa Rica. Su lucha por derrocar al régimen opresivo no terminó ahí, ya que más tarde se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional, al igual que otros tantos intelectuales de la época. Esto la llevó a participar de una larga serie de actividades clandestinas, que fueron desde la entrega de correspondencia al transporte de armas.
Su producción literaria se suele divide en tres etapas, en las que abordó desde la poesía revolucionaria hasta la novela y el cuento infantil. A grandes rasgos, algunas de sus obras más renombradas son "Sobre la grama", con la que obtuvo el premio de poesía Mariano Fiallos Gil, "Línea de fuego", "Truenos y Arco Iris" y "De la costilla de Eva". Contamos con una larga lista de poemas de su autoría, entre los que se encuentran "Huellas" y "Es larga la tarde".
Ahuyentemos el tiempo, amor
Ahuyentemos el tiempo, amor,
Que ya no exista;
Esos minutos largos que desfilan pesados
Cuando no estás conmigo
Y estás en todas partes
Sin estar pero estando.
Me dolés en el cuerpo,
Me acariciás el pelo
Y no estás
Y estás cerca,
Te siento levantarte
Desde el aire llenarme
Pero estoy sola, amor,
Y este estarte viendo
Sin que estés,
Me hace sentirme a veces
Como una leona herida,
Me retuerzo
Doy vueltas
Te busco
Y no estás
Y estás
Allí
Tan cerca.
Áspera textura del viento
Nacida de la selva me tomaste
Arisca yegua para estribos y albardas.
Durante muchas noches
Nada se oyó
Sino el chasquido del látigo
El rumor del forcejeo
Las maldiciones
Y el roce de los cuerpos
Midiéndose la fuerza en el espacio.
Cabalgamos por días sin parar
Desbocados corceles del amor
Dando y quitando,
Riendo y llorando
-El tiempo de la doma
El celo de los tigres-
No pudimos con la áspera textura de los vientos.
Nos rendimos ante el cansancio
A pocos metros de la pradera
Donde hubiéramos realizado
Todos nuestros encendidos sueños.
Cómo pesa el amor
Noche cerrada
Ciega en el tiempo
Verde como luna
Apenas clara entre las luciérnagas.
Sigo la huella de mis pasos,
El doloroso retorno a la sonrisa,
Me invento en la cumbre adivinada
Entre árboles retorcidos.
Sé que algún día
Se alzarán de nuevo
Las yemas recién nacidas
De mi rojo corazón,
Entonces, quizás,
Oirás mi voz enceguecedora
Como el canto de las sirenas;
Te darás cuenta
De la soledad;
Juntarás mi arcilla,
El lodo que te ofrecí,
Entonces tal vez sabrás
Cómo pesa el amor
Endurecido.
Conjuros de la memoria
No sé si un sol desmedido y burlón
Me atravesará de punta a punta
Cuando salten de mi pecho todos los gritos guardados
Cuando se rompan las oscuridades
De mi perfecta catedral secreta
Con el sostenido sonido del órgano medieval
Ululando su voz de parto,
Su alarido de queja y de tristeza.
Estoy como nací-desnuda-
Mojada de lágrimas con el pelo chorreándome nostalgia
Y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
Y mientras me dejo ir en el humo,
Viene su mano y me sostiene
Y me levanta y me hace tronar de júbilo,
Me zarandea las ganas de vivir,
Me dice verde con ojos de monte
Azul con el pelo espumoso de mar
Estrella con las uñas brillantes
Viento y sopla mi angustia y la desperdiga
Y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
Romper los relojes del tiempo,
Borrar la huella de mis pequeños pecados
Vueltos trascendentes por los oscuros designios
De su otro yo iracundo hermano de este duende iluminado
Que me persigue en el sueño
En el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
Juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
Y la risa y volvemos a ser amantes helechos hojas atrapadas
En las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
Cuando cruzamos lavados y nuevos
El umbral del paraíso.
Es larga la tarde
Como el camino curvo hasta tu casa
Por donde regreso arrastrando los pies
Hasta mi cama sola
A dormir con tu olor engarzado en mi piel,
A dormir con tu sombra.
Es larga la tarde
Y el amor redondo como el gatillo de una pistola
Me rodea de frente, de lado, de perfil.
El sueño pesa sobre mis hombros
Y me acerca de nuevo a vos,
Al huequito de tu brazo,
A tu respiración,
A una continuación infinita de la batalla
De sábanas y almohadas que empezamos
Y que pone risa
Y energía
A nuestro cansancio.
Mayo
No se marchitan los besos
Como los malinches,
Ni me crecen vainas en los brazos;
Siempre florezco
Con esta lluvia interna,
Como los patios verdes de mayo
Y río porque amo el viento y las nubes
Y el paso del los pájaros cantores,
Aunque ande enredada en recuerdos,
Cubierta de hiedra como las viejas paredes,
Sigo creyendo en los susurros guardados,
La fuerza de los caballos salvajes,
El alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto.
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