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SONETOS RAROS Y CURIOSOS DE LOPE A JULIO CORTÁZAR

Publicado por malco en el blog El blog de Malco / El solar de la palabra.. Vistas: 960


Sonetos raros y curiosos de Lope a Julio Cortázar


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La ingeniosidad versificadora ha sido siempre una inclinación de poetas y aficionados a las musas. Conocido de todos es el famoso soneto de Lope de Vega, que dio lugar a secuelas de «sonetos sonetiles»[1] o sonetos del soneto, donde se describe el modo de construir este tipo de poema en el mismo poema —o metapoema o metasoneto—, y de los que recogió cumplidos ejemplos el erudito Francisco Rodríguez Marín, a quien tanto deben las letras españolas (desde su magistral edición delQuijote): ahí va el texto lopiano, de la comedia La niña de plata:

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce y está hecho.


No puedo recoger en estas notas aleatorias todos los ejemplos engendrados por semejante ocurrencia. Baste ofrecer algunos a la curiosidad del hipotético interesado, como el soneto del argentino Alberto Vacarezza (1888-1959)[2], quien arrancando del verso primero de Lope, construye «Un sainete en un soneto» (Cantos de la vida y de la tierra, 1944):

Un soneto me manda hacer Castillo

y yo, para zafarme de tal brete,

en lugar de un soneto haré un sainete,

que para mí es trabajo más sencillo.
La escena representa un conventillo.

Personajes: un grébano amarrete,

un gallego que en todo se entromete,

dos guapos, una paica y un vivillo.
Se levanta el telón. Una disputa

se entabla entre el gallego y el goruta,

de la que saca el vivo su completo.
El guapo que pretende a la garaba

se arremanga al final, viene la biaba

y aquí acaba el sainete y el soneto.

En Colombia hay dignos representantes del gremio, comentados por Vicente Pérez Silva, de cuyo artículo «Sonetos sonetiles en Colombia»[3], extraigo los ejemplos siguientes, como el de Ricardo Carrasquilla, que inventa las diluciones o extractos del soneto lopiano, con sucesivas versiones diluidas, como esta en octosílabos:

Soneto pide Violante:
nunca me vi en tal aprieto;
son los versos del soneto
catorce, y van tres adelante.
No pensé hallar consonante,
tengo uno y medio cuarteto.
Si llego al primer terceto
no habrá cosa que me espante.
Al primer terceto entrando
voy, tal vez con el pie derecho,
pues que ya fin le voy dando.
Llegué al segundo, y sospecho
que ya lo estoy acabando:
contad catorce, está hecho.

Más dilución: ahora hexasilábica:

Soneto, Violante,
me pides? Qué aprieto!
Ya van del soneto
tres versos delante.
Hallé consonante,
hay medio cuarteto;
si llego al terceto
no habrá quien me espante.
Al terceto entrando
voy con pie derecho,
pues fin le voy dando.
Amiga, sospecho,
que estoy acabando.
Caramba!, está hecho.


Por diluciones sucesivas puede llegarse al monosilabismo sonetil, cosa que llevó a cabo otro poeta colombiano, Víctor Sánchez Montenegro:

Qué!
So ............... No
ne- .:.............. lo
to? ................ ves?
Yo
me ................. Ya
me-. ............... es
to. ................. tá.

Otra versión reducida debida al mismo vate es el soneto (?) de seis palabras y 17 letras que debe leerse fonéticamente y que se titula —ya que el poema es corto sea el título largo— Historia de un águila caudal que en su soberbia jupiterina quiso conquistar el sol, y con toda la fuerza de sus remos de acero surcó el espacio y llegó a tanta altura que los rayos del astro quemaron sus alas. Entonces, el ave orgullosa cayó a tierra, pagando en esa forma su atrevimiento, como ejemplo para todos los audaces que sin mérito alguno pretenden conquistar un imposible:

K-
b-............... C
c-................k
a!............... e!
A
le ................ Oh!
t- ................ K
a!................ yó!

(Es decir: Cabecea, aletea, ce [ceceo] cae, oh, cayó)

Otro tipo de ingeniosidades abundan en los géneros jocosos del Siglo de Oro. Quevedo explora las rimas ridículas y efectos fonéticos grotescos:

Con testa gacha toda charla escucho;
dejo la chanza y sigo mi provecho;
para vivir, escóndome y acecho,
y visto de paloma lo avechucho.
Para tener, doy poco y pido mucho;
si tengo pleito, arrímome al cohecho;
ni sorbo angosto ni me calzo estrecho,
y cátame que soy hombre machucho.
Niego el antaño, píntome el mostacho;
pago a Silvia el pecado, no el capricho;
prometo y niego, y cátame muchacho.
Vivo pajizo, no visito nicho;
en lo que ahorro está mi buen despacho,
y cátame dichoso, hecho y dicho.

En la comedia burlesca los personajes se complacen en disparatar en verso: así, en la comediaAmor, ingenio y mujer, de Suárez de Deza, Aquel y Hola protagonizan un dueto sonetil, que integra comentarios metalingüísticos sobre la ingeniosidad
del recurso:

Dice Aquel:

Desde el día en que vite y que mirete,
ciego quedé por ti a nativitate,
y mi vida quedó tan de remate
que poco le faltó para cohete.
Del Argel de tus ojos soy Hamete
y de sus bellas niñas soy orate;
por ti estoy hecho todo ya un tomate,
para que tú me comas por sainete.
Quiéreme pues, pues eres tan discreta,
y para mí no seas tan ingrata,
pues me tienes a cabe de paleta.
Que si me quieres, yo, sin patarata,
de amor te escribiré por la estafeta
en ete siempre, en ate, en eta, en ata.

Y Hola replica:

Yo, Aquel mío, te quiero y tan quierote,
que te estoy adorando de hito en hito,
y cuando miro el dulce garabito
de tus ojuelos, toda me hago achiote.
Por ti me pienso hacer un almodrote,
para obligar con él a tu apetito,
tuyo es de cara, en fin, este palmito,
conque ya está mi amor de bote en bote.
Solo tú mi consorte has de ser, bruto,
y yo tuya he de ser, sin más disputa,
porque lo que yo digo lo ejecuto.
Págame pues, que yo del que tributa
amor, te escribiré por darte fruto,
también en ote, en ito, en uto, en uta.


Viniendo más cerca de nuestra época, valga para cerrar los casos este Zipper Sonet de Cortázar, recordado por Javier Mardel[4], que no tiene más secreto que desligar los versos de modo que se puedan leer en los dos sentidos, de arriba abajo o viceversa, cosa de la que se reirían los artífices que en el Siglo de Oro practicaban el arte del poema que se podía leer en millones de formas diferentes:


De arriba abajo o bien de abajo arriba
este camino lleva hacia sí mismo
simulacro de cima ante el abismo
árbol que se levanta o se derriba
quien en la alterna imagen lo conciba
será el poeta de este paroxismo
en un amanecer de cataclismo
náufrago que a la arena al fin arriba
vanamente eludiendo su reflejo
antagonista de la simetría
para llegar hasta el dorado gajo
visionario amarrándose a un espejo
obstinado hacedor de la poesía
de abajo arriba o bien de arriba abajo.

Referencia:

[1] Sonetos sonetiles ajenos y propios ensartados en el hilo pelliquero de su clara prosilla castellana, Madrid, Bermejo, 1941.
[2] Tomo los datos y el texto de Fernando Sorrentino, Tres descendientes argentinos de Lope y Violante, en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero24/violante.html. Sorrentino anota que grébano y goruta (= tarugo al vesre) son términos despectivos parea apuntar al italiano; paica y garaba ‘muchacha’. También que el Castillo mencionado es el dramaturgo José González Castillo (1885-1937).
[3] Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 142, Octubre de 2001.
[4] http://javiermardel.blogspot.de/2011/04/enigmas-y-peculiaridades-del-soneto.html


Publicado 9th October 2013 por Ignacio Arellano Ayuso
Etiquetas: bromas literarias Cortázar experimentos poéticos ingenio Lope de Vega metapoesía poesía burlescasonetos sonetiles

  1. El Jardín de los Clásicos


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