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Sweet remains.

Publicado por Dark_Fairy en el blog Monster.. Vistas: 738

Traía puesta una pechera color azul pistache, con su corte clásico de los french poodle y lo mejor de todo es que todavía me recuerda.

Han pasado dos febreros ya, desde que se la entregué a alguien más que no tuviera reparo en gastos y que tuviera el dinero y que tuviera la casa propia y todo lo demás que sigo sin tener, luego vino el accidente y comenzamos a ver otras caras extrañas y quemadas por los veranos tan ingratos del desierto.

Luego vino ese noviembre muy amargo y triste donde los viejos amigos se rompieron y sus intestinos de cartón y papel duraron días manchando el piso y también mi reputación, luego volvimos a la modernidad de ésto del internet y la tele inteligente y las llamadas ilimitadas y quien sabe que más, la navidad y el chocomilk fantoche y barato del alsuper y el regalo de mi buen amigo.

En febrero -el primero sin ella- Andaba yo por colonias lejanas tratando de emular viejas jefaturas, riéndome del invierno y pretendiendo que podía, después llegó la primavera y una ola de calor que no podría describir pero era infame, vivir en un lugar a más de cuarenta y tres grados, sin agua y sin un sistema de ventilación es algo muy desgraciado, pero ella ya no estaba conmigo, porque ella vive en una terraza adentro de su casa de muñecas, como siempre debió haber sido, si me hubiera esperanzado a aquella bruja de Griselda, aún estaría pasando hambres y decepciones o quien sabe que hubiera hecho la prima gritona con ella, ahí la tendría toda flaca, porque se la pasa pidiendo comida o la tendría arrecholada por ahí toda greñuda, Griselda nunca fue un buen candidato aunque pareciera que si.

Hoy me vio y sacó su lenguilla de suela de zapato, y me lamió la mano y me olía por todas partes, como recordando viejas cosas, viejos aromas a otros perros que fueron sus amigos, todas las noches nos dormíamos juntas en la cama, se salía caminando como podía porque cuando la encontré la atropelló un camión y quedó inválida, en los buenos tiempos de Miguel y yo, él la arreglaba, la peinaba y a veces le pintábamos las orejas de colores rosas o morado, tampoco Miguel está más conmigo.

Ella sigue caminando como experimento ruso, sigue creyéndose la muy muy, sigue siendo la perra que agarré ese día de septiembre hace tres años con todo y mis siete meses y medio de embarazo, ya no conocío aquel barrio feo y sucio, ya no vio el cerro hacerse chiquito, ya no vio los rosales ni vio de nuevo el árbol de navidad color de rosa, ella siguió aquí, en el Santo Niño, de donde somos todos los que andamos por la ciudad repartidos entre colonias que apestan, entre colonias que no pueden sobresalir, entre colonias que están alejadas de lo que conocía y que, aún así sigo viendo reflejada cada noche que miro desde la lejanía esa, el cerro que ahorita es grande y en dos horas chiquito.

Charline sigue acordándose de mi y nuestra vieja amistad la miro y en sus ojos encuentro a Ferris y a Álvaro, encuentro a Nené y a Ginty, a Valo, porque ella es recuerdo de todos, ella es parte de un hermoso pasado que está intacto, cada visita al médico y cada cosa.

Gracias a la Señora que la adoptó y puede ser feliz...
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