¡La luz verde! ¡la luz verde! ¡la luz verde! ... ¡la luz ver...

-¿Es éste su informe, doctora?

Repasó con la mirada absorta el angelical semblante de su interlocutora, liviano para un cronista de las mentes retorcidas como él era, un investigador a sueldo de las miasmas del intelecto, de las brumas de los pacientes de aquel pabellón escasamente presupuestado por el Gobierno.

-¿Es éste su informe, doctora, le pregunto a usted? - repitió, reclamando la atención de la doctora titular de aquel caso del que sus manos volteaban ahora de atrás adelante y viceversa sus pobladas páginas.

-Le advertí, mi querido doctor Machuca, que no había ningún resultado concluyente obtenido por mi equipo, ni en cuanto a la praxis ni en cuanto al tratamiento medicamentoso que pudiera avanzar resultados. Las terapias utilizadas, las puede repasar ahí, han sido respetadas en todas las convenciones médicas y estipulaciones, pero...

-Pero el resultado veo que ha sido cero... o peor, porque el tiempo invertido también cuenta - se le arrugó la frente - Verá, doctora Castro, yo no he venido desde la capital para estampar una firmita, cobrarme las dietas y volver con las manos vacías. Soy experto en casos clínicos complejos y no me iré de este sanatorio sin resultados. No me diga que han hecho todo lo posible, porque de ese modo yo no estaría aquí, ¿comprende?

-No estamos autorizados, doctor Machuca, a actuar más allá de nuestras limitaciones personales y morales...

- ¡Déjese de tonterías! Si la moralidad guiara mis pasos, muchos de mis pacientes todavía llevarían el grillete al cuello y contarían las hebrillas del zurcido de los colchones en las paredes de sus habitaciones en malnutridos pabellones de psiquiatría como éste. Pienso resolver este caso a mi manera. Para empezar, ¿dónde está el paciente, cómo se llama...

- Sólo tenemos de él su extraño nombre Ángel37, es el nombre de usuario de...

- ¡Oh, no me repita el grueso de este informe desbocado! Lo he leído ya una vez y es suficiente. Déme la llave de la habitación y no me cuente más... - Salió impertérrito de aquel despacho dejando a la jefa del equipo de psiquiatría con la palabra en la boca.

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El circulito vacío parecía saltar de la pantalla. Su mudo testigo, su vigilante impenetrable, en cambio, era la fiel metáfora de la lasitud humana. Con el apuntar de sus pupilas en la dirección apropiada, titilaba y se ocultaba como una luna vacua abochornada por los infundios de un amante celoso o borracho; el cerillo absorto y el color ausente de aquel márchamo de la nada, herradura completa de la ausencia, del hilo telefónico interceptado pero sin comunicante al otro lado, se desnutría mirándole, sin poder ayudarle.

El doctor Machuca entró de sopetón en la habitación despidiendo la puerta contra el zócalo y arrancando de la madera del rodapié los escasos tintes de barniz que allí restaban, tal era el número de veces que aquella habitación del psiquiátrico había recibido la furia de los trabajadores del centro.

- Buenos días, señor Cero. -le espetó al encararse a aquella figura que no le devolvió la mirada- Así le voy a llamar yo a usted, aquí le llaman Ángel37, lo le llamaré Cero. Cero respuestas, cero identidades, cero huellas, cero palabras, pero eso lo vamos a cambiar en breve. ¿no cree, amigo Cero? - se plantó a un paso de él - No responde, ¿verdad? Cuando terminemos, rezará usted padrenuestros para no volverme a ver, ¿sabe?

Y se rió ufanamente de su condición de juez y moderador de aquella sombra humana, sombra que buscaba el verde en el centro del anillo sin cromar.

El círculo escudriñaba a ambos testigos. Miraba a uno y al otro; invariablemente. Se limitó a mostrarse como siempre, vacuo, tangencial, risible. Eterno.

A la izquierda de aquel círculo figuraba un enigmático "Espera12312", otro nombre de usuario.

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El doctor Machuca firmó y rubricó su carta de cese para amontonarla a continuación encima de los legajos y vademécums apilados en la mesa del Director General de su Ministerio.

Sin lágrimas, abandonó el cuartucho limpiando el polvo de sus zapatos contra la lujosa alfombra que cubría los listones de parquet de la sala. La puerta quedó abierta tras él, escaleras abajo.

Aquel hombre ya estaba en la calle, cruzando raudo la vía en busca de su automóvil mal estacionado. Atrás quedaba un expediente personal, inacabado; y otro profesional, tachado. Ambos sobre la mesa del Director General de Salud Pública.

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- Doctora Castro, traen a la nueva paciente, ya sabe...

- No me cuente más, otro como el que tenemos abajo - le espetó la doctora a su ordenanza, reprendiéndole ligeramente su atisbo de sapiencia.

- Pues llega el furgón en unos minutos, creo que este caso es ligeramente diferente al famoso Angel37, el rarito del sótano.

-¿Ah, sí? ¡No me diga! ¿Qué cambia esta vez? Duerme por las noches, tal vez. ¿Da las gracias cuando le sirven el café? - ironizó la doctora.

- No creo, - se reía el ordenanza - esta paciente estaba igual de aturdida que el nuestro, me han dicho los compañeros que la han recogido, pero la pantalla que observaba estaba encendida y únicamente mostraba el Windows, en el escritorio, no parecía "navegar" ni tenía abierta ninguna otra aplicación.

- Le voy a decir una cosa. Para este nuevo caso voy a copiar todo el expediente que ya teníamos y se lo pego. Se lo juro, me quedo tan ancha. Cuando llegue, ubíquenla en la habitación contigua. Ya probaremos alguna terapia conjunta, a ver si "despiertan" a la vez - se reía casi iracunda la doctora.

- Descuide, doctora. Voy a recibir el furgón. ¿ya sabe cómo le va a llamar? Lo digo por nombrar en el expediente...

- El otro era ángel37, no me voy a complicar nada, ésta será ángel38 - Y se fue riendo a tomar un café bien cargado, le hacía mucha falta la cafeína. Quizás necesitaría también algunas de aquellas pastillitas mágicas que tanto recetaba a sus pacientes. La azul o la amarilla... ya lo vería.

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El círculo vacío seguía creciendo y decreciendo, retenía la consciencia de aquel ángel sin alas, como un pterodáctilo del triásico tardío o del jurásico, llegaba desde la atmósfera para morder, arrastrar y depredar la mirada del espectador inerte, laxo, vidente pero ciego. Alga mojigata al vaivén de las olas hertzianas por el refresco del desusado monitor enfrente.

Y el hombre lo observaba, dilatando y compungiendo sus propias pupilas por el cansancio eximio al que sometía toda la tensión de sus capilares, todo el caudal del torrente sanguíneo, la respiración, los latidos, el entretejido celular, el hábitat de las neuronas y sus enzimas más recónditas, todas sus fuerzas y componentes vitales, todas sus variables y constantes se supeditaban a lo que veían sus ojos. O, mejor dicho, a lo que no veían. Y esperaban órdenes. Y las órdenes dependían de aquel marcial círculo avergonzado de existir. Y avergonzado de no exhibir el verde color de meses atrás.

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En la habitación contigua, la otra figura, femenina, se aletargaba en la comodidad de una silla con brazos. Delante de ella, un ordenador del pasado con una campiña verde por fondo de escritorio.

Tal así era como la habían encontrado. Tal era la orden de la doctora Castro de mantener recreado el mismo atrezzo hasta el momento de la intervención de su equipo con los últimos intentos de terapia. Técnicas psicomotrices, incentivadoras de la reacción muscular y similares.

La doctora Castro, sentada a su lado, sin mirarla ni por un momento, releía el informe médico recibido esa misma mañana con la rúbrica "URGENTE" en el sobre ya abierto en recepción.

"... la neurodegeneración provoca la inercia muscular y la apoptosis muestra un patrón de avance radical... terapia paliativa... esperanza de vida aproximada no mayor de ... meses" - Neurodegeneración, nena, eso es lo que te pasa - exclamó la indecente doctora jactándose de no ser oída por nadie en la habitación.

Tosió e ingirió rápidamente otra pastilla blancuzca, la tensión recrecía en sus músculos cuasi acostumbrados a esa suerte de drogas tranquilizantes.

No observó cómo se rompía por un instante la rigidez de la mano derecha de la paciente y su dedo atrofiado por la enfermedad dibujaba un imaginario vuelo hasta el ratón que nadie había colocado junto a aquel monitor con la campiña reverdecida de Windows XP.

La doctora tosió, escupió y enmudeció. Salió a toda prisa a vomitar en el baño dejando la puerta abierta y tras ella el cuerpo de una mujer que escuchaba en rigidez la sentencia de un final que no podía palpar.

El dedo se relajaba definitivamente junto al resto de una mano que exhalaba como un suspiro patrio su tremolar de despedida, su último adiós frente a la inconturbable gravedad.

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En el silencio de los sótanos y en la habitación contigua, una puerta cerrada escondía el cuerpo desmadejado y yaciente de un etiquetado Angel37 que seguía observando, desconocedor, la lenta muerte de Espera12312.

Inmóvil, acurrucado en un bucle infinito, bloqueado en la impasibilidad de un evento irrepetible, obedeciendo sumisamente el mandamiento tácito de aquel nombre de usuario sugerente pero dramático, se extasiaba el hombre sencillo por el universo acromático que el ojo de ella, antes verde inmenso, ahora se cerraba para él.

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Una gran prosa Pablo, genial narrativa, intrigante historia y personajes, derroche de creatividad !!!
Cuantos ángeles sin alas habrá en los siquiátricos !!!!!
Un abrazo amigo.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX universos a tu arte

 

Una interesante prosa amigo. Esa singular inspiración que te caracteriza nos hace reflexionar una y otra vez...Quizas porque nos proyectamos en alguno de tus personajes, o tal vez en un poquito de todos, pero, sin duda mereces un aplauso inmenso, te aplaudo...ya puedo articular mis dedos. Un abrazo y un beso.

 

Iaginación y mucha es lo que yo veo en este relato, bien llevado y hay episodios que francamente me dan risa, tan ocurrido Pablo, espero que no estes como alguno de los pacientes, jajajajaj(la doctora rie) Neurodegeneración, nena, eso es lo que te pasa -(risas) me imagine la voz, y la pobre paciente escuchando todo.
Me encanto esa que el paciente se ha quedado fijo mirando el monitor, jajajajaja me mate con eso.
Es que un día le hicimos eso a un amigo.
Mi hermano y yo veiamos tele, llega un amigo y nos pregunta y que hacen? y al unísono respondemos: Viendo la tele, para esto ya la habiamos apagado y la pantalla estaba en gris, jajajaja. mi amigo se quedó como loco, hasta que soltamos la risotada.
me hiciste recordar esa broma...

la he disfrutado mi querido Pablo, recuerde tomar la pastillita, umh...cuál era? amarilla o blanca?


besosssssssssssssss....

 

PABLO, PABLO, PABLO.....me creerias si te digo que me volví mas loca con tu relato ::jos1:::
¡encerio! hasta me introduje en ella y formé parte del sanatorio jajajajaj
TÚ ME VUELVES MAS LOCA CADA DÍA,
vaya pablito excelente escrito, no cabe duda estas más loco que yo....
Besos desde mi BOLIVIA.....te quiero mucho loquito :::hug:::

 

Un abrazo, estimado poeta, al final retoqué un pokito el final, más dramático ja ja. Me alegro de verte en este pasillo oscuro del psiquiátrico, por lo menos, alguien conocido ¿verdad? JAJAJAJA
Saludos

 

Muchas gracias por pasarte y no quedarte dentro del sanatorio, había sin embargo una habitación libre y "acomodada" para ti, querida amiga. Me alegro de que los dedos funcionen todavía, te estrecho una mano... y no la suelto, jaja
Saludos y abrazos

 

¡Ante la duda... la más tet---! jaja, toma las dos, mujer, la amarilla y la blanca, cero efectos secundarios, todos los efectos serán primarios y deseados, me alegra que cuentes en mi espacio tus bromillas a al infortunado amigo, la tele apagada y ahí los dos, fijamente... Pero hay una versión que lo supera... Si estuvierais viendo la pantalla encendida sin sintonización ninguna, lo que llamamos "estática" y, cuando el amigo objete ¿pero qué estáis haciendo...? Entonces: "ssssssssshhhhhhh, calla, calla, que ahora viene lo bueno, ssssshhhhhh" ambos con los dedos índice marcando vertical en los labios apretados. SSSSSSSSSSSSSSSSSSSShhhhhhhhhhhhhheila!

 

jajajaaja... me he reído con las fotos, no veas, jajajajjaj.... la prosa que no he entendido mucho, a no ser que seamos medios muertos, jajajajajaj hasta ahí me gusta, jajajaja... lo siento, pero tengo un ataque de risa... gracias por el rato que me estas haciendo pasar, jajajaj . Un placer Pablo7972

 

Lo que más disfruto cuando te leo es el momento en que me detengo, busco un café y comienzo desde el principio a ver donde me he perdido jajaja. Primero lo veo todo en el psiquiátrico y me llega a la mente el doctor House, no sé porque, pero de repente digo jolín, el loco es quien lee la prosa, andamos enganchados como locos.... me detengo y otra duda... no, es una pc dañada con la pantalla frisada jajaja. Es cuando me tomo un sorbito de café y me descubro una pastilla amarilla en la mano, intento abrir los últimos temas iniciados por Ángel 37 pero no se abre, así que la pastilla blanca se la doy al pc por si las moscas jajaja... Me encanta lo y como escribes. Me haces leer más de una vez, a darle la vuelta y al final es lo mismo, lo interpreto como mejor me cuadra, entro a la oscuridad de los sótanos y en ellos apago el circulo verde. Gracias por tu entrega querido amigo y bendiciones.
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Hermosa locura de prosa nos dejas hoy Poeta ....una se deja llevar a ese mundo de escritos . felicidades Pablo me gusto mucho .
Estrellas para tan maravillosa pluma .

Cariños

 

¡Que le vamos a hacer! Me sentía como en casa dentro de esas paredes, siendo el narrador, estrechándole la mano al hombro varado de Ángel37, a la propia Espera12312, esto es así, uno empieza a jugar... y no sabe cómo acaba la historia, a veces, encerrado. Ja ja Gracias, Verónica, me alegro de verte leyendo prosas. Un beso fuerte

 

Nooooo, todos estaban vivos, muy vivos, enganchados, eso sí. Me alegro de tus risas, son contagiosasssssssss jajajajaja
Además me imagino en qué escenitas te reías, me encanta eso. Un saludo, compañera, para ti y los demás, Pablo a secas.

 

ufff pablito un relato un poco.. nada mas que un poquin largo.....la verdad me perdi..si no hubiera sido por las imagenes me hubiera perdido totalmente ....mmmm sera algo relacionado a doctor house o csi ?? pense ..o linterna verde muerto talvez.....pero no!! era un hospital de poetas agonizando ..q tragico!!!! y tu alado.. fue como una epidemia o una maldicion jejej
Espero q sea como lo entendi y no sea como no lo entendi
Un relato verdaderamente exquisto y muuy creativo.
Un gusto leerte Pablito.un abrazo fuerte a la distncia :::hug:::

 

me volviste loca con esa luz grrr
mi windows tiene una vista del espacio es todo azul ,en que habitacion me toca?:::lengua1:::
me atrapo tu relato quiero mas :::gafas1:::

 

Muchas gracias por pasar, voy a cambiar una foto final al relato que espero lo aclare TODO TODO, je je, un abrazo compañera

 

Muchas gracias por tu paso, un saludo

 

Mil gracias por tu paso, te comparto mis cariños, compañera

 

Mil gracias por tu paso, amiga, un abrazo

 

Gracias, Princesa, me alegro de que haya sido así, un abrazo

 

me temo que has dejado un poquito lokos a todos, con tu luz verde, jajajaj...
pobre de mí, si lo leo diez veces, jajajaja, estaría igualita.
aunque igual quedé media confucia::jos2:::

abracitos:::banana:::

 

Cuentan los vecinos del lugar que se oyen sus carcajadas a diario en la casa vacía, de vez en cuando algún grito lastimero, y así la encontraron sus hijos, murió joven, esbozaba una leve sonrisa, había un paquete de tabaco sobre la mesa, hacía años sin embargo que había dejado de fumar, si bien es cierto que ahora ya definitivamente, y una taza de café sin acabar, de fondo música de Maná, sonaba en la casa. “No debió de ser una muerte desagradable”, pensaron los que la encontraron.

El Dr. Machuca poco pudo hacer, huyó; abandonando la profesión, y durante años deambuló por las calles de Madrid. Le encontraron una gélida noche de un 25 de diciembre, no estaba sólo, murió con sus amigos, los cartones, dos bien grandes pa taparse y otro en brik, su preferido.
Dicen que era un tipo huraño que no se relacionaba con nadie; solo cuando había abierto muchos briks, se le oía decir: Qué hija puta la Goya!

La doctora Castro, también abandonó, pero corrió mejor suerte, afortunadamente para ella, aunque algunas secuelas quedaron. Se fue a América y se casó con un leñador canadiense, Olaf. Y allí mismo, en Canadá, fue una feliz esposa, en su linda cabañita de madera canadiense, junto a su marido y sus dos hijos, para los que fue la mejor madre, tan sólo una cosa les prohibió en la vida, estudiar siquiatría.



JAJAJAJA....JAJAJA...JA

 

Elena, eres muy creativa al comentarrrrrr, me sacaste una risa, jajaaajajajjaa, muy bueno...me meti por aqui, solo porque me he divertido al leerte.

abrazos y bienvenida,

 

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa JAJAJAJAA NO PARO DE RIERMEEEEEEE.....

 

Como siempre amigo Pablo tus letras hacen leer tu relato de principio a fin,
mucho talento y nos dejas para que se reflexione sobre tu escrito que está
lleno de creatividad, te felicito.
Todas las estrellas y merecida reputación.
Un beso y un abrazo de tu amiga Tere.

 

Gracias por regresar, ¿enganchada a la luz... doctora? jaja
Un beso, amiga

 

HA DEBIDO SER LA REPUTACIÓN MÁS RÁPIDA DE MP. En el primer mensaje ya la has merecido, por idear una continuación tan surrealista, original, atractiva, cómica, burlesca y nada aburrida del relato. Gracias a ti, ahora la luz verde titilea más luminosa que antes, ya pueden despertar ambos pacientes de sus locuras y enfermedades que debes estar tú en el medio de los electrodos con la luz verde bien entonada y haciendo tierra con los pies en el suelo para alumbrar del glauco color el fondo y final del relato. Te has prendido, amiga Elena (jaja), no olvides seguir iluminándonos con tu mordaz y sugerente estilo de buscar finales imposibles y abyectos para las felices historias del foro.

Enhorabuena, rep. para ti, y saludos, abrazos y una colleja cuando te vea, loka loka

 

Muchísimas gracias por todo, amiga, me encanta que te haya gustado, leete también el sugerente final de Elena Morado si tienes ocasión akí mismo, un poco más arriba. jaja Saludos y un beso

 

Muchas, muchas gracias. Encantada de conocerte, algún día de estos me presentaré, cuando se me pase la verguenza. Y colgaré algo, más que nada porque da pena eso que está a la izquierda donde pone el nombre que está más sólo que la una. Poeta recién llegadoMensajes: 1Poemas: 0Prosa: 0Presentación: no existe

 

No quería contestar este post por irrelevante, pero ya me veo obligado a recordarte que tus números siguen a cero, jaja, ¿y la presentación para cuándo? El foro se está perdiendo seguro a una original cómica y prosaica irónica. Un abrazo de domingo y cuélate de una vez, no amenaces, mete la jeta directa.