Prisioneros de la eternidad

Tripulantes de barcos fantasmas
navegando por mares prohibidos...

Seguidores de ritos absurdos,
creadores de mitos vacíos...

Inventores de cultos sagrados
y traidores a sus contenidos...

Marcas en la arena somos,
tan sólo éso.
Huellas endebles
que el más leve soplo
habrá de borrar.

Prisioneros de la eternidad,
de ese infinito instante hecho de siempres,
el abrasivo tiempo nos desvanece.

Marcas en la arena,
nada más...


​

 

Interesante pensar, un gusto leer.

 

Pues vaya marca te has marcado, difícil olvidar... Te dejo reputación. Un abrazo

 

hay prisiones que arropan el alma, abrazos

 

Gracias por el comentario y la visita Abraham.
Saludos desde la Patagonia.
Hugo

 

Tripulantes que no saben a donde van, muy cierto cuando no vemos ni el principio del porvenir, me gusta este recorrido por tus letras, muy bello, saludos cordiales.

 

Estimado amigo, gracias por la visita y los generosos conceptos.
Saludos desde Argentina.
Hugo

 

¡Vaya si a veces nos hace falta que nos arropen con un poco de cariño, estimada Marián!
Saludos fraternos desde la Patagonia.
Hugo

 

Yo sentí tu poema muy mental. La idea de los barcos fantasmas y de los mares prohibidos me lleva a pensar que algo tiene esa nave de pasado pues es fantasma. Nave de otros tiempos, yo comprendo como esa nave las culturas ancestrales, las olvidadas que se revelan como meros fantasmas en el imaginario del hombre modernos. Mares prohibidos como pensamientos que el colectivo humano considera un tabú, que los hay sin duda, a estas alturas del partido.

Seguidores de ritos absurdos,
creadores de mitos vacíos...
Inventores de cultos sagrados
y traidores a sus contenidos...

muestras al hombre en su tinta, con sus crisis de fe y su persistente búsqueda de lo sagrado. Esa búsqueda es una especie de reflejo costumbrista heredado, eso pienso, que solo sabe pensar como siempre se ha pensado, y la vida, lo real:

Marcas en la arena somos,
tan sólo éso.
Huellas endebles
que el más leve soplo
habrá de borrar.


Este que sigue me parece muy interesante pues maneja conceptos opuestos. A la primera lectura( después de haber leído la estrofa anterior) se antoja contradictorio: prisioneros de la eternidad...
¡Cómo!, si estamos más que conscientes de nuestra mortalidad. Lo hemos mostrado antes.
Resuelve: de esos infinitos instantes hecho de siempres, y en el siempres queda el ser humano gerundiado como un verbo perfecto: en repetición de generaciones, en los que los muchos instantes no han dejado de estar presentes en el intelecto del hombre.

el abrasivo tiempo nos desvanece, (pero solo como individuos o como generaciones, mas la cualidad pensante del humano permanece integra entregada a su obsesión por lo eterno). Y a Gasset cómo le disgustaban las masas jajaja, cuando que, sin masas nada es posible.


Prisioneros de la eternidad,
de ese infinito instante hecho de siempres,
el abrasivo tiempo nos desvanece.



Marcas en la arena,
nada más...

Pienso en la escritura, en sus inicios. Creo que Moorhouse en su historia del alfabeto, o Cobbett Press decía, que talvez fue la huella de un ave petrificada en arcilla lo que inició el primer alfabeto. Desde ahí la tradición oral tuvo en la escritura a un gran auxiliar y también a un poderoso competidor para transmitir las ideas. "Nada más"
Bueno, de todos los que te he leído creo que este es el que me ha gustado más. Encuentro algún deleite en temas así. Abrazos.

 

Una auténtica belleza de poema Hugo, además de una reflexión muy honda. Mis felicitaciones.

 

Gracias por tu visita, es un placer recibirla. y también por el generoso comentario.
Hugo

 

Estimado Maestro, siempre es un honor recibir su generosa y didáctica visita. Gracias.
Saludos
Hugo

 

Gracias querido amigo, como siempre, eres sumamente generoso.
Un abrazo
Hugo