Volar no me hizo pájaro.

La vírgenes pecadoras
aún son santas,
el cielo que arde
aún es verano.
Pero volar, a mi no,
a mi no me hizo pájaro.

Cómo salir,
si vivo en un cuadro de Hopper,
sin ninguna hope.

Hay diurnos y nocturnos
pero tu habitas en las horas muertas.
Yo seré la que fuma,
tú el que menstruas.
Mi fantástica estrella muerta,
con conciencia lunática.
Vaya por Dios.
Naúsea en espiral,
cléptomana de sombras,
ahí está mi nombre.

La costumbre me ha hecho a mi misma,
como afluente de la pérdida.
Qué lastimosa y mimosa
de funerales,
del no parar del columpio.

Donde comenzaste tu juego de cicatrices,
están naciendo mantos florales.
Pronto podré ser tu lugar de descanso.

Renuncio, sí, renuncio,
pero ¿a qué?

 

Que fuerte. Que bello...Que delish.

Saludos

 

Muchísimas gracias, Sofía.

 

Puedes renunciar a vivir de esa manera, que podemos llamar torpe.
Sin embargo, también es torpe quien se atreve a llamar torpe, a un ser humano.
¡ Oh, Humanidad, cuánta inteligencia rezuman tus versos !

 

Jajaja, me encanta tu comentario.

 

La idea de habitar en un cuadro me parece fantástica, no por el hecho de vivir ahí naturalmente sino, por la opresión que expresa. Como decir que volar no implica ser pájaro o que nacen mantos florares donde se engendraron cicatrices...
El cierre deja una respuesta en el aire porque toda pregunta contiene su respuesta, eso es al menos lo que a mi me enseñaron...
Disfruto mucho tus poemas, gracias por compartirlos.

Un abrazo,

Palmira